Capitulo II
---ꈊ---
Marzo. 1993.
Baekhyun.
Ya habían pasado algunas semanas desde que Soo propuso irnos de la Villa, luego de eso ninguno dijo nada. Al final no había nada que decir, yo, al pensar más a fondo sobre el tema me dí cuenta que no había pensado en mi madre, solo en mi, la culpa me invadió gracias a mi egoísmo y narcisismo.
Soo no volvió a mencionar el tema, creo que también sintió la culpa, recorrer su mente, al no pensar en sus dos frágiles mujercitas que siempre lo esperan con un tazón de arroz en casa, hubiera o no dinero, ellas se las apañaban para conseguir arroz.
Dejé mi labor de regar mis zanahorias y me levanté del suelo. El calor del sol me hacía sudar bastante, mi boca estaba demasiado seca y sentía un poco de mareo al levantarme.
Sacudí mis ropas y me encaminé a casa, nada más al entrar sentí alivio por la sombra que me brindaba, tome un vaso y lo llené a tope con agua.
Mientras bebía miré a mi madre, ella yacía recostada boca arriba, la manta apenas le cubría el torso. Debía suponerse, el día estaba muy caluroso y las láminas junto con las lonas hacían la casita un horno para nosotros.
Tomé otro vaso y también lo llené de agua, me acerqué a mi madre y la moví un poco para despertarla, pero la frialdad de su cuerpo me asustó al instante, no era normal estar tan frío en un día así.
Tiré el vaso y toqué el rostro de mi madre, ella apenas abría los ojos y su respiración era demasiado pesada, me acomodé y la abracé, mientras daba pequeños y desesperados toques en su mejilla.
–¡Mamá!, ¿Qué te pasa?, ¡Mamá contesta!– la sacudí un poco, me miró con esos ojos tristones y cansados, trato de acercar su mano a mi rostro pero se quedó en el aire, cambió el destino y tocó mi pecho.
–Baek–. Tomó aire y continúo. – Te. Te Amo–. Apenas y pudo decirme todo eso en un murmullo, sus ojos se cerraron y su mano se desplomó, entonces caí en cuenta que estaba perdiendo a mamá.
La tomé con más fuerza, su cuerpo seguía frío aún entre mis brazos, esa calidez que alguna vez sentí cuando ella me tomaba entre sus brazos cuando era niño, no estaba.
Estaba asustado, no sabía que hacer, todo se sentía como un sueño, como esas pesadillas que a veces te atacan por las noches.
–Ma-mamá. Mamá. M-mamá. Oye, abre tus ojos–. Mis ojos se empañaron con las lágrimas y mi cuerpo comenzó a temblar de tanto miedo que tenía. Mi pecho se oprimió y el aire comenzó a faltarme, sentía como si en cualquier momento fuese a desmayarme.
–¡Oye!. ¡Mamá, despierta¡–. Sacudí con más desespero el cuerpo de mi madre, esperando, pidiendo y suplicando que abriera sus ojos, negué una y otra vez, no podía perder a mi madre, no podía perder a la única persona que me acompañaba, a mi única familia, a mi todo.
Aún con toda la bruma en mi cabeza y pese a mi tembloroso cuerpo, tomé entre mis brazos a mi madre y salí de casa. El mal estado del camino me dificultaba andar libremente.
–¡Baek!–. El llamado de Soo me detuvo, mire en su dirección y al verme se acercó a ayudarme. –¿Qué sucedió?.
–No hay tiempo, debo llevar a mi madre a un hospital. Creo que ella se desmayó, no lo sé. Debo irme–. Hablé demasiado rápido, dudé que Soo me haya entendido pero lo dejé atrás, volví a caminar con más velocidad, a la entrada a la villa me tomaba menos de cinco minutos llegar pero aún tenía que caminar hasta la entrada de la ciudad más cercana, debía apurarme o mi madre terminaría muriendo.
–¡BAEK!–. Me detuve nuevamente y miré a Soo, el se acercaba corriendo lo más rápido que pudo, al llegar a mi lado, miró a mi madre y haciéndole una reverencia, pidió permiso para tocarla. No entendía a que iba con eso hasta que tocó su cuello. Retiró su mano como si la piel de mi madre lo quemara, me miró preocupado y luego de algunos minutos lo soltó.
–Baek, ya no tiene caso ir a la cuidad, ella se ha ido.
Ella se ha ido. Ella se ha ido. Ella se ha ido.
Esas palabras resonaron con ímpetu en mi cabeza, la voz de Soo aún retumbaba en mis oídos, mis piernas perdieron fuerza y caí de rodillas al suelo, con mi madre en brazos me desplomé, el aire acabó saliendo de mis pulmones, mi cabeza punzaba, mi pecho dolía, mis ojos me ardían. Traté de inhalar aire pero la tarea se hacía cada vez más imposible para mí, sentí mi cara caliente y las manos de Soo en mis hombros.
Lo miré, decía algo pero no entendía qué, se veía preocupado, de sus ojos caían lágrimas y seguía gritando, detrás de él comencé a ver más gente. Mi cuerpo comenzó a hormiguear y entonces sentí un mareo tan fuerte que ví a Soo moverse de un lado a otro, las cosas se distorsionaron ante mis ojos y luego simplemente cerré los ojos.
La oscuridad me acechó, el dolor que sentía en el pecho se intensificó, sentía una pequeña ventisca fría por mi nuca y frente, abrí los ojos y a lo lejos ví a mi madre. Tan bella como la recordaba, su rostro alegre y radiante ya no estaba, al contrario me miraba con tristeza, se acercó a mi y tocó mi mejilla, su tacto frío me preocupó, pues solo tenía un vestido gris de tirantes.
–Mamá, debes abrigarte, estás helada–. El eco sonaba cada vez que hablaba, solo en ese momento me dí cuenta en dónde estábamos, la vieja casa de los abuelos, esa donde vivíamos antes de llegar a la villa, todo estaba igual a como la recordaba, incluso estaba mi caballo de madera en donde siempre lo dejaba.
–Baek–. Miré a mi madre en cuanto me habló. Su rostro aún mostraba la tristeza que tenía. ¿Por qué estaba así?. –Baek te amo mucho pero por favor, despierta, aún no es tu tiempo.
¿Despertar?, Ya estaba despierto. Qué no era mi tiempo, ¿Mi tiempo para qué?. Estaba dispuesto a preguntarle pero entonces ella me dió la espalda y se quitó el collar que siempre cargaba, ese que le fue heredado de la abuela. Me lo tendió y lo tomé entre mis manos.
–Baek despierta–. Volví a escuchar la voz de mi madre dándome esa orden, pero no entendía, ya estaba despierto, no entendía a lo que se refería, quería quedarme así con ella, en la casa de los abuelos, viviendo una buena vida a su lado. Viviendo como siempre debimos vivir.
Sentí como un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y después sentí como si el suelo se abriera y cayera en un profundo abismo. Entonces abrí los ojos.
Me encontré con el rostro de Soo, el de su madre y hermana, me miraron con el ceño fruncido en viva preocupación. Recordé a mi madre y entonces me levanté de dónde estaba tendido.
Estábamos cerca de la entrada a la villa, miré a todas partes y no encontré a mi madre, solo a Soo y su familia.
–¿Dónde está mi madre?
Le pregunté a Soo y el simplemente bajó la mirada, miré a su madre pero ella también rehuyó a mi mirada, su pequeña hermana era mi esperanza pero ella simplemente me miró, volteó a ver a su madre, después a su hermano y regresó su mirada a mi persona, entonces me lo soltó, con una inocencia e indiferencia propia de una niña de siete años.
–Mi mamá dice que está muerta.
La madre de Soo rápidamente le tapó la boca a la pobre niña pero las palabras ya estaban dichas, la realidad ya estaba golpeando con fuerza en mi cuerpo, en mi mente y mi corazón.
Ya todo estaba perdido. Así lo sentía.
Ya nada importaba.
Ya nada valía para mí.
Ni siquiera mi vida.
Ni siquiera mi vida.
---ꈊ---
Segunda actualización pero es segura jdjjs..
Debido a mi trabajo estaré actualizando un poco más tarde de lo que había imaginado, así que espero que sigan esperando los capítulos y sigan apoyando la historia porfis 🥺 jsjjs..
Sin más, nos leemos en otro capítulo. Se les quiere <3
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