Capítulo 2

Entramos a un restaurant y Joey le preguntó a uno de los señores donde quedaba el centro para hospedarnos y el buen tipo le dijo que a unas cuantas calles más se podía llegar.

Salimos del restaurant y no pude contenerme más y lo detuve.

_ ¿Quién realmente eres tú? ¿Por qué esos periodistas te venían persiguiendo, y huiste de ellos?

Sentí su enfado.

_ Te dije que no me hicieras preguntas...

_ Es que si no me dices que es lo que está pasando, yo llegó hasta aquí y tú seguirás solo – sentí un poco de temor en mi corazón. Realmente no quería eso.

_ ¿Eso quieres entonces?

_ No me dejas otra opción, Joey.

_ Bien. Acompáñame...

Tomó mi mano y me llevó con él...

_ ¿A dónde vamos?

_ ¿No quieres saber la verdad?

_Claro. Claro que quiero saberla, pero...

_ Iremos a un lugar más discreto y te contaré lo que ocurre...

Llegamos a un aislado lugar, (pero no alejado) nos sentamos en unas rocas, Joey me miró y se sacó las gafas de sol...

_ Pasa que yo soy alguien importante...

_ ¿Alguien importante?

_ Sí. Soy un cantante y líder de una banda de rock.

_...

Deseaba descansar por algún tiempo, y quise tomar unas vacaciones, aunque no pensé que este año sería tan difícil. Periodistas malvados – la impresión me abordó.

_ ¿Eres un cantante? No puedo creerlo. Que fantástico.

_ No linda, no lo es. En ocasiones me agradaría ser alguien normal, con una vida que a nadie le importara.

_ Pero ¿De qué hablas? Eres un famoso. Deberías sentirte feliz por eso, tienes mucho dinero, y la gente te quiere por quién eres y por lo que haces.

_ El dinero no siempre lo es todo. Los periodistas no me dejan en paz, ni a la luz de mi sombra. A veces me gustaría mandarlo todo por la borda...

Lo miré, sentí su frustración y me provocó un poco de lástima.

_ Lo siento. No creí que esto de ser famoso fuera tan difícil – me miró.

_ Yo tampoco lo creí en un principio, pero ya ves... Al final nunca nada puede ser perfecto en esta vida – ambos dimos un suspiro.

_ Tienes razón...Aunque...

_ ¿Aunque qué? – sonreí.

_ No todos los días conozco a un cantante como tú y me cuenta un poco de su vida y lo que le ocurre – sonrió con ternura.

_ Eres la primera y eso te hace convertirte en alguien muy especial para mí.

_... – sentí que mis mejillas se ruborizaron, y sin evitarlo, le hice otra pregunta Y ¿Estás con alguien?

_ ¿Te refieres a una relación? – volvió a sonreírme.

_ Bueno, sí... Discúlpame si soy entrometida en preguntarte eso.

_ No tranquila, no pasa nada. Pero la verdad, no he tenido tiempo para tener una relación estable, además de que no he encontrado a la mujer indicada.

_ ¿En serio, Joey? – me asombró su respuesta.

_ Si. Hasta ahora...

Me miró con destellos y el corazón casi se me salió del pecho. Le sonreí, y él se puso nervioso y apenado.

_... Bien, debemos llegar al centro...

_ Tienes razón – se giró y me miró en seco.

_ Pero antes, quiero que me prometas que todo lo que te conté quedará entre ambos.

_ De acuerdo, te lo prometo. Será un secreto.

_ Muchas gracias.

Me agradeció, y luego sin esperármelo, besó mi mejilla y mi piel se puso de gallina. Mi alma se regocijó.

Joey pensaba que podíamos pasar la noche en un hotel, para mañana en la tarde ir a la estación de trenes y finalizar este inesperado viaje, y bello sueño, en el que ambos nos embaucamos.

Llegamos al centro y recorrimos sus calles. Contemplé cada sitio y Joey observándome, sin que yo me diera cuenta, tomó mi mano para no separarla de la suya por un rato y yo lo miré nerviosa.

_ ¿Por qué estás tomándome la mano?

_Lo siento, es tan solo que... Me dejé llevar por tu evidente alegría y asombro. Es todo...

Con vergüenza, desvié la mirada, y él nervioso y apenado, yo me reí discreta.

Hice la reserva para una habitación. Nos hospedaríamos en tal hotel y Joey esperándome, se cubrió con sus gafas de sol y se amarró otra vez su cabello. Miraba el transcurrir de los autos y movía con frecuencia una pequeña roca con el pie.

Me giré y lo miré con nervios al querer llamarlo por su verdadero nombre.

_... ¿Joakim?¿Pido una habitación con una, o dos camas?... – sonrió.

_ Pide solo con una...

_...

Pensé de inmediato que dormiríamos juntos en aquella cama, esa noche, y lo miré aún más nerviosa y regresé tensa a la recepción.

Pedí una habitación con una sola cama, tal como él me lo había indicado, aparentando que éramos una pareja.

Salimos a caminar por el centro y terminamos por conocernos, más de lo que ambos esperábamos.

Joey me llevó a una cafetería y me demostró ser más que un famoso cantante...

_ ¿Puedo preguntarte algo yo ahora, linda?

_ Si claro. Siempre que no sean preguntas que no te pueda responder – sonreí nerviosa y él rio.

_ No, por supuesto ¿Alguien espera por ti en casa?

_ Bueno, la verdad, no mucho.

_ ¿Cómo es eso?

_ Vivo con mi madrina. No es gran cosa ¿Por qué?

_ No por nada, simple curiosidad. Eso quiere decir que no te espera dentro de unas horas.

_ Así es...

_ ¿Te gustaría pasear conmigo entonces por unas interminables horas?

Lo miré con mi perdura sonrisa y sentí que el corazón palpitó fuerte y contento en mi pecho.

_ Si Joey. Me gustaría mucho...

Caminamos por el centro, entramos a tiendas, y corrimos por las plazas, invadidas por parejas. Nos miramos y desviamos la mirada y sonreímos con pudor.

Nos sentamos junto a una pileta y yo lo miré fijamente. Deseé verlo sin esas gafas.

_ ¿Puedes sacarte las gafas un momento por favor?

Él me miró y se las sacó. Al fin pude contemplarle sus profundos ojos celestes y ambos mirándonos, Joey acarició mi mejilla.

_ ¿Estás sola o con alguien?

_ Sola, porque pienso al igual que tú...

_ ¿De verdad? – sonrió - No entiendo como una mujer tan linda como tú, no tiene novio – creo que eso fue un cumplido.

_ Cuando te vi, por primera vez está mañana, pensé que tenías novia, pero ya sé también que estaba equivocada...

En silencio, miramos a nuestro alrededor. Di un suspiro y lo observé de reojo. Sentí el dulce aroma de su chaqueta, e inconsciente, solté otro suspiro.

Notó que nadie lo reconocía quien era realmente y guardó las gafas y se soltó el cabello. Yo sin evitarlo lo miré abducida, deseando hacer algo, que nunca me había atrevido a hacer con otro hombre, y sin resistirlo, mis labios hablaron...

_ Haré que te olvides, al menos por algunas horas, de quien eres por fama y que seas el encantador chico tierno que hoy conocí en aquel tren.

Joey me miró perdidamente y sonrió con destellos.

_ ¿Te digo algo? Creo que ya lo estás consiguiendo. Nunca nadie se había fijado en mí más porque canto y soy famoso, pero tú si has visto a través de mí, al igual que yo también te he visto Stephanie.

_ Joey...

Recorrimos casi todo el centro de esa ciudad. Joey quiso llevarme a otra tienda, para regalarme un cintillo, que, para él, me combinara con mi solera calipso.

Me miré el cintillo en mi largo cabello, frente a un espejo y a Joey le agradó.

Luego, quiso llevarme a otro lugar, que no era en esa ciudad, y felices, los dos, nos fuimos en un autobús para otra ciudad.

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