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Habían llegado al palacio no había tiempo para pensar en cambiarse o cojer calor, la preocupación por la seguridad del pelirrojo era mayor, el tiempo era crucial.
La tos empeoraba y aunque su mago curativa logró aliviar lo un poco sabía que no poseía curarlo por completo, el miedo de no volver a ver aquellos ojos azules brillar causaba estragos en su alma, solo pensaba en una manera de curarlo. Su mirada se poso en el hombre azabache quien se acercaba a él con demasiada prisa —Mori-san, ¿cree que puede curarlo?
— no lo se, jamás e visto algo como esto – expreso el, sin apartar su mirada del cuerpo del pelirrojo, sus mejillas inundadas en un color carmin gracias a la fiebre, sus pequeños quejidos de dolor junto a esa horrible tos
— debe haber algo que podemos hacer – expreso el mirando como su hijo se iba en compañía del pequeño pelirrojo
— pueda que si, pero no lo se – expreso el médico posando su mano sobre la frente del pelirrojo, estaba hirviendo – necesitamos bajar la fiebre llevele a su habitación
Asintió con la cabeza encaminandose con prisa hacia la habitación del pelirrojo, sintió como su mano se aferro a su ropa mojada le escuchaba hablar pero realmente no podía entenderle con claridad simplemente le acercó a su cuerpo cubriendole con su cola buscaba darle calor. Recostó a Nakahara sobre la cama y encendió la chimenea asegurandose de que estuviera lo suficientemente calentito para el, busco cambiarle de ropa, aquellas prendas empapadas fueron retiradas de su cuerpo con delicadeza con pequeños paños húmedos limpiaba su cuerpo tratando de bajar la fiebre
Su piel era suave, tan tersa, tan delicada al tacto, en cada uno de sus movimientos era suave no queriendo empeorar su malestar, su corazón palpitando con fuerza solo aumentaba aquella ansiedad latente qué le abrumada en ese momento de desesperación. La puerta de la habitación se abrió, su mirada se centro en el doctor quien venía junto a su hijo este tenía una bandeja en sus manos — ve a cambiarte por favor Sora – pidió, aunque su propia desesperación le impedía hacer lo mismo.
—¿se recuperará? – preguntó el menor, dejo la bandeja en la mesita de noche sin apartar la vista del pelirrojo quien estaba recostado con demasiada fiebre
— no lo sabemos – expreso Osamu, su mirada en un punto fijo de aquella habitación – esperemos que si
— ¿y-y si no se recupera? ¿Morirá?
Su tono, uno cargado de miedo y desesperación, su mirada se centro en su padre quien guardo silencio sin querer verle a la cara, ¿por que no decía nada? ¿Por que no le miraba? Ni siquiera el médico allí decía algo para refutar — ¿papá?
Osamu suspiro pesadamente, ¿para que mentir?, si la magia no hacía efecto, y si Chuya no mejoraba este moriría, no es como si hubiera algo que pudieran hacer y eso le dolía, odiaba el tono quebradizo de su hijo, el saber que causaría su dolor, ¿qué tanto Chuya se había colado en la vida de su hijo? ¿Cuanto significaba el, para su hijo?, incluso si sabía la respuesta no disminuia el peso que ahora estaba sobre sus hombros — ¡dime algo! – suplico el menor encarandole su mirada cristalizandose cada vez más ante el miedo de perder al pelirrojo
— lo siento cachorro, si la magia no funciona no podemos hacer nada – expreso por fin, su tono fue uno realmente amargo y aquella opresión en su pecho le hacia sentir asfixia
— tiene que haber algo que podamos hacer – su desesperación comenzaba hacer evidente, Osamu poso su mano sobre sus cabellos o eso quiso más el menor le dio un manotazo evitando su tacto – ¡no me toques! – le grito apartandose de su lado.
Dazai suspiro, Sora salió de la habitación con la promesa de que si el pelirrojo moría y no hacía nada para intentar salvarlo lo odiaría. El sentimiento abrumador que invadia su ser en ese momento era horrible, tan asfixiante, podría compararlo con el golpe de una espada atravesandole y realmente eso sería más soportable que esto — no creo que haya nada en nuestro poder que pueda curarlo – le escucho decir al azabache quien tenía un mirada amarga
— tiene que ver algo – suspiro sentándose en la orilla de la cama, su mano se cerró al rededor de su piel, admirando el tono carmin qué estas tenían
— la magia convencional no le será de mucha ayuda – expresó el azabache su mirada se poso en la ventana – pero la magia oscura
— no.. – expresó sin titubear, no podía usar la magia demoníaca
— no puede rechazar su naturaleza por siempre – le escucho decir al contrario quien poso su mano sobre su hombro – su magia es lo único que podrá curarlo completamente, la decisión recae en usted
Dazai soltó un suspiro pesado se inclino un poco chocando suavemente contra la frente del pelirrojo sin dejar de acariciarlo con su pulgar. Mierda, hace mucho habia dejado de usar la magia oscura, no estaba completamente seguro de hacerlo. El suave tacto en sus cabellos lo desconcentro, abrió sus ojos con timidez encontrandose con aquellos zafiros tan hermosos, sus ojos tenían un brillo tan intenso que le aceleró el corazón
— voy a morir ¿verdad?.
Su tono de voz tan suave y a la vez tan rotó, no podía dejarlo morir, más tampoco podía usar magia oscura, mierda, estaba entre la espada y la pared no sabía que decisión tomar — no, no lo harás
— qué linda manera de calmarme.. No necesitas mentir, yo lo se – Murmuró levemente acariciando sus cabellos dándole una sonrisa tan hermosa – tu cabello es tan suave y esponjoso.. Me hubiera gustado jamás haber venido, lamento haberme acercado a Sora, sabía que alguien como yo jamás podría tener una familia verdadera, y aun así no quiero dejarlos.. No quiero morir, no quiero alejarme de ti.
Su corazón dio un vuelco ante sus palabras, tomo entre sus manos las mejillas del pelirrojo y le beso, un beso dulce y suave qué el contrario intentaba seguir con esfuerzo — descansa mi chuchu, yo no te dejaré morir te lo prometo
Nakahara cerraba sus ojos aunque quería hacer un esfuerzo por quedarse dormido, pero sus párpados se sentían cada vez más pesados lo último que vieron sus ojos fue como aquella mirada avellana se volvía carmin, Osamu apartó poso su mirada en en el azabache quien atisaba el fuego de la chimenea, este le dio una pequeña sonrisa – bien, ¿que debo hacer? – no iba a dejarlo morir, sus dudas se habían disipado en aquel beso que le dio, maldición, deseaba poder besarlo más, poder tocarlo permanecer a su lado
— será un proceso tardado – expresó el acercándose nuevamente al castaño quien estaba más dispuesto a cooperar
— no me importa, empecemos ahora..
Suspiro pesadamente asintiendo con la cabeza su mirada centrandose en el pelirrojo quien dormitaba seguramente por la magia implementada por el rey — de acuerdo.. Veamos si su nivel de poder sera suficiente para curar al joven Chuya
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Abrió sus ojos forzosamente tratando de acostumbrarse a la oscuridad en esa habitación, su mirada viajaba por todos los puntos posibles quiso moverse un poco más un agarre en su mano se lo impidió. Bajo su cabeza encontrándose con la figura del rey completamente dormido mientras sostenía su mano con fuerza
¿Como es posible que siguiera con vida?, ¿o acaso si había muerto y era un sueño?, estaba demasiado confundido en ese momento tratando obtener las respuestas a sus preguntas silenciosas. La puerta se abrió lo que captó su atención, el joven castaño quien ingresó al verle por fin despierto se acercó, tenía una bandeja entre sus manos — por fin despertaste –le escucho decir en un tono lleno de alivio, luego este dirigió su mirada hasta su padre quien dormiaba – estaba muy preocupado por ti
— ¿qué me paso? – tenía pequeños recuerdos borrosos, pero solo incrementaban sus dudas
— bueno, estuviste apunto de morir, papá uso su magia demoníaca para curarte, y as estado dormido desde entonces.
— ¿qué?
— si bueno, yo tampoco sabia que podía usar ese tipo de magia, eso explica por qué no representó una amenaza para el – empezó a contar con una pequeña sonrisa dejando la bandeja en la mesita de noche – has estado inconciente por dos semanas y papá no se a apartado de tu lado
Nakahara se mantuvo en silencio ante sus palabras, sintiendo su propio corazón latir desesperadamente, saber que el rey a estado preocupado por su persona causó demasiados estragos en su corazón, más de lo que cualquiera podría imaginar. El menor le abrazo con ternura ocultando su cara en su pecho le escucho sollozar silenciosamente — ¿por que no me dijiste lo de tu enfermedad?
— no era importante, y a demás no había cura para ello, no queria que sintieras lastima de mi
— jamás sentiría lastima, eres mi madre te quiero mucho y pensé que no volvería a verte..
Chuya apoyo su cabeza sobre sus cabellos dejando suaves caricias sobre su espalda en un intento de consolarle con total suavidad — lo siento mi pequeño, no quise preocuparte.. Pero, ya estoy bien
— te quiero mucho
— y yo a ti
El menor se apartó de él no sin antes darle un pequeño y tierno beso en su mejilla, sonrió con ternura frotando su mejilla contra sus cabellos de manera afectiva — ve a descansar ¿si?
— de acuerdo.. Descansa también
Quedando a solas en la tranquilidad de su habitación con su otra mano acariciaba delicadamente los cabellos del castaño quien se veía tan pacifico al dormir, su expresión era relajada su respiración tan pausada y suave, su mano delineaba muy suavemente sus orejas sintiendo como estas se movían, parecía un gatito buscando mimos ese tierno pensamiento le hizo sonreír
Se inclino un poco apartando suavemente aquellos mechones de cabello de su frente, donde dejó aquel pequeño beso, su piel era tan suave como la porcelana, delicada, tal vez por los diversos cuidados que tenia, el aroma del mayor le inundado su nariz, uno más fuerte y pronunciado a su vez agradable, disfrutaba de sentir su aroma uno que le causaba tranquilidad y protección
— gracias mi rey – Murmuró soltando una pequeña risilla su mirada se enfocó en el amanecer, aquel tan hermoso espectáculo con sus colores cálidos. Un leve recuerdo atravesó su mente, el siendo besado por el rey aunque sus mejillas se pintaron de un color carmin y su corazón empezó a golpear su pecho fuertemente – gracias por salvarme mi amado Samu..
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