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El pequeño Chuura miraba aquel gran manantial de agua cristalina, el resplandor del sol era reflejado en las calmadas aguas, podía incluso verse los colores de las piedras dentro del agua, un paisaje natural imponente e hermoso la cascada frente a él, tan magnífica donde el agua caia tan calmadamente uniendose al arrolló formando pequeñas hondas en el agua, la brisa suave mesia sus cabellos dejando una pequeña caricia, el aroma tan característico a las flores, árboles frutales e incluso del agua tibia de aquel manantial.
Todo eso daba un toque mágico a ese lugar, jamás había ido allí, aunque bueno, tampoco es como si habría salido del castillo con libertad, las veces que lo hacía era cuando Sora le pedía ser acompañado, giro su cabeza centrado su atención en el pelirrojo mayor quien sonrió dulcemente mientras alborotaba sus cabellos, había sido una caricia muy tierna, este era demasiado gentil y tierno con su persona, su trato era igual al de un hermano mayor —¿te gusta?
— si.. Es muy lindo..
— podremos nadar todo lo que queramos, es tu recompensa por esforzarte mucho con tus estudios Chuy
El menor Ladeo la cabeza ante sus palabras, ¿recompensado?, era extraño ese sentimiento pero simplemente intento ignorarlo. Decidió entrar al agua no sin antes retirar sus ropas de su cuerpo, era un poco vergonzoso tal vez más por que su cuerpo portaba alguna qué otra cicatriz correspondiente a su pasado.
Chuya miraba la timidez del más pequeño y simplemente negó con la cabeza abrazandole tiernamente notando como este tenía sus orejitas caídas — ¿qué pasa? – preguntó mojando un poco sus cabellos masajeando sus orejitas notando aquella expresión del menor
— ¿como conociste este lugar?
— ah, siempre venía aqui, es mi lugar favorito las aguas termales me relajan
— entiendo
Un silencio algo agradable se formó entre los dos, Chuya buscaba la completa atención del más pequeño manteníendo una charla amena y entretenida, este hacia demasiadas preguntas acerca de su vida, de sus padres, las vio normales así que respondía en un tono lleno de tranquilidad. El acercamiento que había obtenido con el más pequeño se volvió incluso más fuerte gracias a las palabras de aliento que le había dado al más chico, podía entender perfectamente los sentimientos del rey
No quería que Chuy gastará toda su vida con una manera de pensar tan poca, deseaba que fuera libre de experimentar, de descubrir que es lo realmente deseaba en esa vida, aun si sentía que no lo merecía, desde ese día el y Chuura se volvieron incluso más cercanos, este iba con el para enseñarle su mejoría en sus clases, aquel brillo en sus ojos era tan encantador, aquel rayo de admiración hacia su persona le hizo derretir su corazón.
Veía al niño como un hermanito menor, aun si no lo eran, le consentía, le mimiaba e incluso en algunas veces solían dormir juntos, jugaban en el jardín, preparaban algunos postres los dos, incluso muchos solían decir lo mismo, que parecían hermanos por su manera de tratarse
—Oye, Chuchu
—¿si? – su mirada se centro en el menor quien le ayudaba a lavar su cabello, este bajo levemente sus orejitas al obtener su mirada sobre el
— ¿siempre as estado solo?
El pelirrojo mayor no sabía de donde venía aquella pregunta, más tampoco evitó responder, solto un largo suspiro mientras su mirada viajaba por aquel cielo nublado — si, aunque antes tuve unos padres que me querían pero supongo que murieron.. Lo último que recuedo es que estábamos escapando del reino hubo un gran incendio y luego ellos desaperecieron, hubieron muchas muertes y desde entonces, siempre e estado solo..
El menor frotó levemente su carita contra la mejilla del pelirrojo quien sonrió ante ese noble gesto de cariño y consuelo — ¿y no as tenido miedo estando sólito?
— puede que si, pero se que mis padres me cuidan desde el cielo..
— supongo que es lindo.. Oh al menos eso creo
— ¿donde están tus padres Chuura? – indago teniendo al menor sobre su regazo donde era su turno de lavar su cabello, este ante la mension de sus padres apartó la mirada
— ellos, ellos jamás me quisieron, siempre me trataban mal, ni siquiera me daban comida.. Tenía que robar mi propia comida o incluso tomarla de la basura, mi madre solía decirme que solo era un mero reemplazo temporal
—¿temporal? –preguntó lleno de confusión, ¿a que se refería con reemplazo temporal?
— mis padres tuvieron un hijo, y este había muerto antes de que yo naciera, así que dijeron que sería su reemplazo.. Pero siempre me trataban mal, ni siquiera me dieron un nombre o celebraban mi cumpleaños
— ¿es por eso que tienes demasiadas marcas? – volvió a indagar sintiendo como el menor se removia con incomodidad, mostrar sus marcas no era algo que le gustara un vivo y asqueroso recordatorio de lo que tuvo que pasar en vida, recuerdos que le atormentaban convertidos en pesadillas
— cuando cumplí cinco, ellos me vendieron a un hombre noble en el reino del sol – respondió con un tono más apagado, recordar aquellos momentos llenos de desesperación y terror era algo que aún seguía doliendo, seguía asustado, jamás había sentido amor, ni cariño menos protección hasta que había sido rescatado por el rey quien intercedio por el – me convertí en su esclavo favorito por ser un niño híbrido, me trataba como una mascota, y era maltratado por todos en aquella casa, ese hombre me hacia cosas horribles, siempre me dejaban sin comer si no obedecia
Chuya sintiendo un pesar enorme en su corazón lo acercó hasta su pecho para darle consuelo, el pequeño temblaba mientras relataba esa historia, no debió ser nada fácil para el estar en ese entorno — ¿como conociste al rey?
— el había ido a visitar a ese hombre, cosas de líderes supongo, pero yo estaba siendo castigado en el patio del castillo, estaba amarrado, encadenado tenía un bosal como el que usan los caballos, mientras los sirvientes me golpeaban con látigos y se burlaban
Un quejido lastimero escapó de sus labios, era como si sus viejas heridas quemaran y ardían causando le mayor dolor, como si recordar aquella denigrante situación reavivara aquella asfixiante situación — el les obligó a que me soltaran incluso le pago a ese hombre una fortuna por mi, tenía once años cuando eso pasó.. Hubiera muerto si no fuera por el.. Desde entonces vivo en el castillo con Sora y ellos, pero me da miedo sabes, tengo miedo a que a veces esto no sea verdad y realmente sea un sueño. En mis pesadillas las torturas se sienten tan reales que me aterra dormir, ver la cara asquerosa de ese hombre mientras me tocaba, por eso no me gusta dormir solo por las noches, siento que alguien entrará y me hará lo mismo que el.. Y-y me da miedo..
Su pecho se apretó ante las confesiones del menor, su llanto por fin había salido de sus labios escuchando como este era tan desgarrador qué le partía el alma, jamás habría imaginado todo ese dolor y desolación qué habia sentido el menor, por su lado no vivió maltratos como tal ya que siempre estuvo solo, la soledad a la cual se acostumbro le hizo afilar sus dientes a muy temprana edad, en cambio el menor era un caso diferente, su confianza fue corrompida desde muy temprana edad, su aptitud tan reservada y obediente se debía a ese gran trauma, el miedo a nunca salir por que se sentía como una pequeña presa en medio de animales hambrientos
—ya no estarás solito, lo prometo– Murmuró estrechandolo contra su cuerpo con más fuerza, su mano se aferro a su cabello donde acariciaba delicadamente tratando de darle consuelo –estas a salvo pequeño.. No volverás a pasar por algo así
— ¿lo prometes?
Ver aquellos ojitos brillar por las lágrimas le partió el corazón, delicadamente limpio sus lágrimas y dejó un beso en su frente de manera muy maternal cubriendo lo con su cola como una madre a su cachorro en una noche de tormenta — te lo prometo, jamás te dejaré sólito ni dejaré que pases por algo así..
— sabes chuchu, el otro día dijiste que tu mayor deseo era tener una familia, yo puedo convertirme en tu familia, si tu también quieres
La ternura y la dulzura de su tono le derritieron, con una calma delicadeza como temiendo a lastimarlo sobaba su espalda deseando apaciguar aquellos sentimientos de dolor y angustia, queriendo reemplazarlos por unos más reconfortantes — por supuesto que me gustaría pequeño.. Yo te veo como mi hermanito, un hermnito muy lindo y tierno al que debo cuidar, mimar y consentir..
— ¿enserio?
— ¡claro!
Frotaba su mejilla contra la del menor escuchando sus tiernos y suaves ronroneos eso le sacó una pequeña risita — ¡yo también te quiero mucho mucho Chuchu!
— yo más, mi lindo pequeño..
El menor se acurrucaba en su pecho sintiendo su calidez los masajes en su cabello comenzaban a calmarlo, ahora que lo pensaba, Ango tenía razón, Chuya si sabía usar magia y una increíblemente buena, no solo tenía el poder de curar, si no que también de escuchar, de hablar, de consolar y reconfortar, el poder más grande e invencible de todos, uno que ni si quiera el rey podría remover — sabes Chuchu, El señor Ango tenía razón
— ¿eh?, ¿en que pequeño?
— tu si puedes usar magia – le dijo con una sonrisa tierna frotando su nariz con la suya buscando sus mimos y su cariño, enterneciendo al mayor
—¿así? – Nakahara Ladeo su cabeza ante las respuesta que le estaba dando el menor, no pudiendo comprender a lo que se estaba refiriendo, hasta donde el sabia no tenía buen manejo de la magia
— ¡si!, tienes el don de reparar y restaurar los corazones, por eso Sora te ve como su madre, El rey le agrada tu presencia y le haces sentir paz y a mi das tu amor y protección como el de un hermano mayor.. Esa es tu magia, ese es tu verdadero poder.. Y uno muy poderoso, ni siquiera el Rey podría deshacer el efecto que haces en nuestras vidas..
Sus ojos se cristalizaron ante las palabras tan sinceras del menor, fue demasiado conmovedor aquel pequeño discurso sentía su corazón latir con prisa sintiendo ganas inmensas de llorar — prometeme que jamás nos dejaras..
— jamás podría dejarlos.. Siempre estaré a su lado..
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