Capítulo II: Aún hay tiempo.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Japón antiguo.
Hinata nació siendo la primera hija de Hiashi Hyūga, el líder de un clan respetable y una familia de gran poder, estando sólo por debajo de otros más grandes como los Uchiha, mismos con los que mantenía una buena relación por conveniencia. Desde que Hinata sólo tenía un año, Madara Uchiha enviaba a sus dos hijos con regalos caros que logren impresionar a sus padres, Hiashi entendía que Madara los estaba ofreciendo como candidatos para ser el futuro esposo de su hija. Siendo Hinata una princesa para su clan, era natural que varios se interesen en ser su prometido.
Al principio prefería que su hija se una a alguien de su familia, así ella podría ser la futura líder del clan, la reina de todos sus territorios, como su orden de nacimiento lo exigía. Después fue descartando su idea, Hinata era demasiado inocente y bondadosa, su hija necesitaba de un guía que le enseñe que el mundo no sería amable con ella.
—Hinata es muy inteligente para su edad— la voz de Inoichi interrumpió los pensamientos de Hiashi, quien dejó de prestar atención a sus hijas para ver a su amigo. El comienzo fue difícil, pero ahora admitía que las alianzas con Inoichi y otros de sus conocidos fueron de gran beneficio.
—Lo es, aunque sigue siendo una niña— el Hyūga movió una de sus piezas del tablero de juego, Inoichi debió tomarse unos minutos para elegir su siguiente movimiento.
—Deberías permitirle salir de tu castillo, sólo así conocerá el mundo— le dijo Inoichi para después dirigir su atención a su hija, Ino era demasiado inquieta, lo que siempre le funcionó para obtener respuestas a todas sus dudas. Sabía que su pequeña se escapaba en ocasiones para conocer la situación de otras familias, y él lo permitía para que Ino sienta verdadero amor por su gente.
—Es muy inocente, terminará siendo engañada de alguna manera— suspiró pesadamente y tocó su sien, era frustrante ese juego al igual que la situación con su hija. Todos tenían razón al decir que era demasiado sobreprotector con ella, y eso no le hacía bien a Hinata.
—Yo considero que es capaz de enfrentar algunas dificultades— el Yamanaka señaló en dirección al jardín, dónde una pequeña Hinata manejaba de manera casi perfecta una katana, su contrincante era claramente superior, aunque eso no impidió que ella presente un problema para él.
Sakura corrió junto a ambos hombres llevando en manos algunas toallas, que ofreció a su mejor amiga cuando ella terminó la práctica de ese día con Obito y Shisui. Como si se tratara de una madre preocupada por su hija, Sakura revisaba a Hinata en busca de algún rasguño y limpiaba las gotas de sudor que cubrían su rostro.
—Frente de marquesina, ¿Por qué tenías que aparecer?— se quejó Ino en voz alta, no odiaba a Sakura, pero le molestaba que nunca se despegaba de su mejor amiga, no podía tener un tiempo a solas con Hinata porque la Haruno siempre estorbaba.
—Cállate, cerda— Sakura se giró para mostrar su lengua a Ino, la rubia estuvo cerca de ir a hacerle frente, empero, rápidamente fue detenida por Shisui —Hinata-sama, debe tener más cuidado. Casi la lastiman— lo decía a su amiga, sin embargo, su mirada molesta estaba puesta en Shisui, que reía nervioso.
—Puedo hacerlo— le restó importancia la Hyūga, Sakura no estuvo de acuerdo, pero lo dejó pasar por ese día. Hinata tomó las manos de Sakura, haciéndole saber en silencio que era suficiente de sus cuidados.
—Vamos, Ino. Dejemos a Hinata-sama un momento— sin esperar respuesta, Sakura tomó a Ino del brazo y la arrebató de Shisui, fue caminando a lado de su mejor amiga soportando las quejas de ella.
—¿Por qué debemos dejarlos?, Yo vine hasta aquí para jugar con Hinata— Ino se removía inquieta, detestaba que desde que llegó Obito y Shisui ya estaban ahí, siempre que ellos dos aparecían, el padre de Hinata los dejaba convivir con su amiga y a ella la apartaba junto con Sakura.
—¿De verdad no lo entiendes?— Sakura se detuvo cuando llegaron a uno de sus árboles favoritos del jardín —Obito-san y Shisui-san son los pretendientes de Hinata-sama, su padre planea que ella se convierta en la esposa de uno de ellos, por eso no debemos intervenir— explicó Sakura, y su tono mostró preocupación. Amaba a Hinata por ser su media hermana, y le preocupaba que su padre se arrepienta después de su decisión. A su corta edad solía ser muy observadora, así descubrió que Hinata y Obito se amaban, Shisui parecía más interesado en no perder la atención de su hermano mayor, y su padre... A él no le agradaba la idea de que Hinata esté con dos chicos que le llevaban ocho o nueve años de diferencia
—Que fastidio, sólo tenemos once años y ya se están preocupando por esposos— Ino se cruzó de brazos, molesta porque los adultos siempre decidían por sus hijos sin tomar en cuenta sus sentimientos. Era claro que Hinata estaba muy encariñada con los Uchiha, pero de ahí a casarse con uno de ellos era muy diferente.
—Es normal, supongo. Hinata-sama algún día será la líder— Sakura observó en dirección a su amiga, confiaba en que Hinata si le daría una mejor vida a su madre y a ella, a diferencia de su padre, que ni siquiera la reconocía como una de su familia. Sus bonitos ojos verdes dejaron de moverse cuando conectaron con los de Shisui, que le sonrió y guiñó como siempre solía hacer, Sakura se ruborizó, pero se obligó a girar su rostro hacia Ino.
—¿Y él quién es?— Ino interrumpió el encuentro de miradas de su amiga, sin importarle no ser educada, la rubia señaló con su dedo índice al joven de coleta que veía el entrenamiento de Hinata y dibujaba en un papel.
—¿Hum?— Sakura se inclinó y apoyó sus manos en los hombros de Ino para poder ver sobre su cabeza, la rubia la apartó después de unos segundos —Es Itachi Uchiha— dijo la Haruno al reconocerlo, normalmente Itachi pasaba desapercibido al no hablar demasiado.
—Parece más grande que nosotras— resaltó lo obvio, esperando que Sakura capte la indirecta y comience a hablar sobre todo lo que sabe respecto a él.
—Lo es, pero no es tan mayor como Obito-san y Shisui-san. Itachi tiene dieciséis años— le informó la pelirosa, que tras unos minutos de silencio, creyó comprender lo que le sucedía a su amiga.
—Sólo cinco años mayor que yo— habló Ino para sí misma, admitía que era un tipo bien parecido, así que no perdería la oportunidad de presentarse y pedirle a su padre como próximo regalo. Si Ino deseaba algo, ella siempre lo obtenía.
—El padre de Itachi-san desea que su hijo también sea el prometido de Hinata-sama, pero ellos dos tienen más una relación de hermanos. Ya sabes, a Hinata-sama le gusta Obito-san— y con esa pequeña explicación de Sakura, Ino sonrió ampliamente, eso quería decir que tenía el camino libre con él —Espera, ¿A dónde te diriges?— Sakura alzó la voz, y aún así, Ino no le respondió.
Itachi saludo de nueva cuenta a Shisui, que constantemente movía su mano y lo invitaba a unirse a su entrenamiento, aunque quizá le gustaría estar con ellos, prefería quedarse a dibujar para regalar su obra a Obito y Hinata, no hacía falta ser demasiado inteligente como para comprender que Hinata lo escogería a él. Su padre estaría muy decepcionado de que su gran hijo no consiguió conquistar a la princesa de los Hyūga, pero si Itachi era honesto, él nunca intentó impresionar a Hinata, desde que ella era una niña pequeña siempre prefería estar a lado de Obito, así que Itachi al igual que Shisui, prefirieron dedicarse a ser sus amigos. Todo era más sencillo de esa manera, ya no habría corazones rotos en el futuro.
—Hey, tú— Ino se posicionó frente al Uchiha, cubriendo su campo de visión e impidiendo que le sea posible seguir dibujando —Ten una cita conmigo, sé preparar un té delicioso— la niña tenía ambas manos en su cadera, se inclinó lo suficiente para acercar su rostro a Itachi, que retrocedió asustado y se golpeó la cabeza con el árbol en qué estaba recargado.
—Siempre que conoces a alguien es bueno presentarse— le dijo Itachi mientras frotaba su cabeza, el golpe dolió más de lo que estaba dispuesto a admitir.
—Soy Ino Yamanaka, tú eres Itachi Uchiha. No hay demasiado que decir sobre eso, no me importa tu apellido— la menor cruzó sus brazos, creyendo por un instante que Itachi sería de esos chicos que se creía superior a todos por tener una buena familia.
—Me alegra oír eso— Itachi le sonrió, tomando por sorpresa a la Yamanaka, quien se sonrojó al ver lo lindo que se veía él estando feliz. A Itachi siempre le gustaba que lo traten como a otra persona normal, no como a un chico que necesite tener todos los cuidados solamente por ser Uchiha, le gustó que alguien no le diera importancia a su apellido.
—Ten una cita conmigo— volvió a pedir ella, en esta ocasión más convencida de su elección. Itachi no era un chico como otros que sois conocer, él al igual que Obito y Shisui, parecía ser sincero y tenía linda sonrisa.
—De acuerdo— aceptó, dejando de lado su lápiz para dar suaves caricias en el cabello de Ino. Sin saberlo, los dos estaban sellando su destino.
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Un mes después del cumpleaños número dieciocho de Hinata, la relación entre la familia Uchiha y los Hyūga se volvió más tensa, Hiashi había prometido desde que Hinata cumplió dieciséis años, que elegiría a un candidato para que sea su esposo y le ayude a manejar el territorio de la familia cuando sea requerido, empero, habían pasado dos años y Hiashi continuaba retrasando el matrimonio. Madara se sentía el triunfador de esa partida, puesto que sabía por Shisui que Hinata y Obito se veían incluso a escondidas, su hijo todavía no tomaba a Hinata, aunque parecía ser cuestión de tiempo. Fugaku, a diferencia de él, solamente tenía un hijo que ofrecer como candidato, Itachi se había comprometido con Ino Yamanaka aún en contra de su padre, escapando al clan de la joven para poder ayudarle en su futuro reinado. Ahora el príncipe heredero de Fugaku era Sasuke, quien nunca conoció a Hinata, porque como siempre, su padre prefería a Itachi.
—¿Y bien?— Madara estaba sentado a la cabeza de la mesa, Hiashi se encontraba a dos asientos de él, y Fugaku de pie caminaba para tratar de aparentar calma. El Uchiha mayor golpeó la mesa, fastidiado del silencio del castaño.
—Lo siento, he pensado esto tanto tiempo... Me es difícil elegir al correcto, sus hijos no cometen errores— reconoció Hiashi luego de otros minutos de silencio, no quería llegar a ese día, para él Hinata continuaba siendo la pequeña niña que le seguía a todas partes y le pedía un beso en la frente antes de dormir.
—Sólo dilo ya, y si elegiste a alguien de tu clan, también lo entenderemos— le dijo Fugaku tratando de ser ma paciente que Madara, le convenía más que la hija de Hiashi esté con otro Hyūga a que pase a ser familia política de Madara. No planeaba permitirlo.
—Creo que es mejor si mi hija está con alguien de su edad— confesó Hiashi viendo por un instante a Fugaku, sabía que Hinata se llevaba demasiado bien con Obito y Shisui, pero seguía sin parecerle correcto emparejar a su hija con un hombre que casi le llevaba diez años. Hinata no se sentiría cómoda y como siempre sería engañada, (o quizá era él quién no se sentiría cómodo).
—¿Qué estás diciendo?— Madara lo observó con incredulidad, ¿Desde cuándo Hiashi era un idiota?, ¿No se percataba de que su hija moría de amor por Obito?, A Hinata le rompería el corazón enterarse de que él no sería su esposo.
—Hinata se casará con Sasuke— Hiashi se mantuvo firme, impidiendo que la mirada furiosa de Madara lo intimide. Ya había elegido lo que creía mejor para su hija, no daría marcha atrás.
—No vas a arrepentirte— prometió Fugaku haciendo una reverencia, nunca espero que Hiashi elegiría a su hijo, para él no era desconocido que sus probabilidades de ganar esa partida eran prácticamente de cero.
—¿Estás completamente seguro?— Madara dejó de lado rápidamente la sorpresa inicial para dar paso a una expresión más seria, cuando Hinata se entere de quién sería su esposo, aún si ella terminaba casada, no tardaría en escapar a los brazos de su verdadero amor. Madara estaría más que dispuesto a ayudarla con eso.
—Lo estoy— mintió, pero nadie pareció percatarse de ello.
—Entonces daré por finalizada esta reunión— el Uchiha señaló con su cabeza la puerta de salida, Fugaku estuvo dispuesto a irse, sin embargo, se quedó en vista de que Hiashi no se movía de su sitio.
—No terminé, quiero mantener una buena relación con ambas familias, por eso te daré a mi segunda hija— el Hyūga miró directamente a Madara, que sintió cierta repulsión con su propuesta, sin duda Hiashi se estaba volviendo loco.
—¿A Hanabi?, Ni hablar— cortó el tema con esa frase, al menos eso esperaba, Hanabi era solamente una niña, no la casaría ni con Shisui que era menor que Obito. No podía aceptar un matrimonio de una niña de trece con un hombre de veintiséis años.
—No me refería a Hanabi, sino a Sakura. Me he percatado de como la mira tu hijo, él está interesado en ella— también le habían llegado rumores de que Sakura dejaba entrar a su habitación a Shisui, así que para conservar el honor de su hija, prefería comprometerla. Esa era otra razón de no elegir a los hijos de Madara para Hinata, Shisui no la amaba, y Obito se convirtió en todo un guerrero que no mostraba piedad a sus adversarios, Hiashi lo consideraba un hombre violento, nada apropiado para su primogénita.
—Quise hacer esto de buena manera, pero este ofrecimiento me parece una burla— el Uchiha apretó sus manos enfadado, Hiashi lo estaba irritando tanto que incluso se veía tentado a pedirle a Obito y Shisui que tomen ese territorio por la fuerza —Dar a Sakura parece más un premio de consolación— le dijo fríamente, no tenía nada en contra de esa chica, pero si ni siquiera su padre la reconocía, él tampoco tenía porque hacerlo.
—¿Disculpa?— ahora el ofendido era Hiashi, a quien no le gustaba el tono con que Madara hablaba de su hija, tampoco la "risa discreta" de Fugaku.
—¿Ella realmente es tu hija?, Y si la respuesta es sí, ¿Por qué nunca la has reconocido como tal?— el Uchiha fue directo, como solamente él sabía ser, Fugaku pareció prestar más atención a la conversación. Interesado en comprender a qué familia apoyaría más Hiashi.
—No es hija de mi esposa, sino de una concubina. Es mayor que Hinata, no podía reconocer a Sakura porque tendría que quitarle su lugar a Hinata— se sincero con ellos, eran pocas las personas que sabían que Sakura era su hija, ni la propia Hinata conocía esa información. Sakura prefería que Hinata no se decepcionen de su padre y continúe siendo su mejor amiga, a la que consideraba casi una hermana.
—Me estás ofendiendo, Hiashi— soltó Madara con desprecio, ¿Cómo tenía el atrevimiento de ofrecerle la hija de una concubina?
—Pregunta a tu hijo si acepta mi propuesta— insistió Hiashi.
—Si Shisui no acepta, debes prepararte entonces para sufrir las consecuencias. Todo está en manos de mis hijos— le advirtió Madara, y en esa ocasión no fue tan cortés al despedirlos, los guardias del Uchiha llevaron a Fugaku y Hiashi con empujones y amenazas.
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La sonrisa de Hinata se había borrado. Su hija no recibió de buena manera la noticia de que su esposo no sería uno de los Uchiha del que era amiga, incluso sucedió algo que Hiashi creyó prácticamente imposible, su hija parecía odiarlo. No le hablaba más que para lo estrictamente necesario, no le permitía abrazarla, lo evitaba siempre que podía y prefería estar encerrada en su habitación. Hinata no comía ni bebía agua, Sakura debía insistir por horas para después obligarla a probar un bocado de los alimentos que le preparaba, sabía que la noticia la afectaría, pero no imaginó que sería de esa forma. Al pasar unas semanas, su hija bajó de peso, y ahora su cintura se veía más estrecha, razón por la que debieron hacerle más arreglos a su kimono para la ceremonia del matrimonio, no fue hasta que los hijos de Madara llegaron de su última misión, que Hinata mostró una mejoría.
Cómo lo esperaba Hiashi, Shisui aceptó casarse con Sakura, la única condición que pedía es que ella viviera en la mansión de Madara, como su prometida, Sakura en cambio, pidió no apartarse de Hinata hasta que ella mejore su estado de ánimo. Hiashi comprendió entonces el error que cometió, su hija se había enamorado de uno de los Uchiha con que siempre la obligó a convivir, y afortunadamente no fue Shisui, sino el estado emocional de su hija sería peor, al enterarse de que se casaba con su doncella. Con las pruebas justo frente a sus ojos, Hiashi descubrió que su hija vivía perdidamente enamorada del primogénito de Madara, aunque para su mala suerte, no podía cancelar el matrimonio con el hijo de Fugaku si estaban a solo una semana de la ceremonia, no iniciaría una guerra o pondría en contra a la familia Uchiha entre sí, Hinata sólo tenía que hacer un pequeño sacrificio.
—Yo no quiero casarme con otro que no sea Obito-san— Hinata sollozaba entre los brazos de su amado, que con un pañuelo trataba de limpiar sus ojos y con otro su nariz. Al regresar de una misión, se encontró con una Hinata más apagada.
—Tranquila, dame un poco de tiempo. Le pediré a mi padre que me ayude a disolver ese matrimonio sin que tu integridad se vea afectada— le prometió Obito mientras seguía atendiendo a la joven por su llanto, Hinata estaba sentada sobre sus piernas, apoyando su cara en su torso y sujetando su ropa con fuerza.
—¿Lo promete, Obito-san?— la Hyūga se apartó un momento de su acompañante para fijar sus ojos perla en él, lo veía directamente en busca de una respuesta, quería saber que su promesa era real.
Obito asintió sintiendo —Lo prometo— se acercó a ella para besar suavemente sus labios, las mejillas de Hinata por fin volvieron a adquirir ese tono rojo que la caracterizaba.
—No estaré con él, quizá pueda ser su amiga, pero mi corazón siempre pertenecerá a Obito-san— Hinata se permitió sonreír cuando Obito le robó otro beso, quien siempre fue su amigo, era paciente y esperó hasta que ella se sintió lista para pasar de los besos en la mejilla o tomar su mano, a poder besar finalmente sus labios. Obito nunca la había tocado de otra manera porque ambos prometieron esperar hasta su matrimonio, pero su padre había arruinado todos sus planes y sueños.
—Mi corazón también te pertenece, siempre— en esta ocasión, fue Hinata quién lo sorprendió con el beso que le dio, se sentía diferente, como si ella necesitara más. Posicionó sus manos sobre su cintura y la ayudó a sentarse sobre él, los dos se miraron por varios minutos al finalizar su toque, juntando sus frentes y tratando de controlar su respiración.
—¿Puede quedarse conmigo esta noche?, Sólo dormiremos— tímidamente, Hinata fue bajando la mirada. Desde hace un tiempo solía dormir acompañada de Obito, él siempre se arriesgaba para estar con ella y cumplía su objetivo de no ser descubierto, aunque sabía que no era correcto tener a un hombre en su habitación, Hinata no se preocupaba por eso, confiaba en Obito porque él siempre la respetaba.
—Si tú lo pides, ojos de ángel. No me puedo negar— el Uchiha depositó un corto beso en su frente antes de levantarse con ella en brazos, Hinata se sintió feliz y avergonzada de que él la estuviera arropando.
—¿Estará en la ceremonia?, Sé que es cruel pedirlo, pero quiero verlo e imaginar que es mi boda con Obito-san— tembló sólo de imaginar a quién sería su esposo, aunque sea sólo por ese día, deseaba engañar a su mente y corazón con el recuerdo de Obito, fantasear que en realidad era él la persona que la tomaría como su esposa.
—Estaré contigo, no te dejaré sola— una vez más, Obito besó sus labios y la abrazó estando debajo de las sábanas, Hinata se permitió sentirse segura junto a él.
Esa noche, después de tanto tiempo separados, ambos lograron dormir tranquilos. Probablemente, aún hay tiempo.
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Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• Para evitarles confusiones, estaré escribiendo al principio del capítulo la época en que se encuentra situado, así sabrán si es el presente o el pasado.
• ¿Les gusta ver los capítulos mezclados o prefieren primero toda una historia y después la otra? 👀 Cuéntenme sus opiniones
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Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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