Capítulo I: Aún no me conoces.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Japón actual.

No soy alguien muy expresivo, me es difícil comunicarme con otras personas, todos piensan que soy agresivo e insolente. Probablemente lo soy. No tengo demasiados amigos, aunque es claro que más de uno desea estar cerca de mí. La única persona que me interesa eres tú, me haces actuar de forma diferente, por eso estoy escribiendo esta carta.

He intentado que me notes, porque quiero ser más que un compañero, siendo un amigo me conformo.

No, te mentiría si digo eso.

Aún no me conoces, pero quiero que lo hagas.

¿Por qué no me buscas hoy a la salida?, Estaré en el árbol más lindo del jardín.

U.

Hinata leyó la nota, tomando de nueva cuenta la rosa que había aparecido ese día en su escritorio. Su corazón latía fuertemente, provocando que su sangre suba y que pronto sus mejillas se sintieran calientes. No esperaba un detalle así, y como normalmente era su amiga Ino la que se llenaba de admiradores, creía que se trataba de un error.

—¡Es un enamorado!— chilló Ino fascinada, juntando sus manos y brincando de un lado a otro, por fin su amiga tenía un pretendiente que se atrevía a citarla. Normalmente todos huían de Neji.

—Es muy romántico que te regale una rosa, además está pidiendo una cita— Sakura cubrió sus propias mejillas, fantaseando con la idea de que su pequeña amiga pudiera tener un novio. Las tres tenían en dieciocho años, y en toda su vida, Hinata jamás había salido con alguien, a diferencia de Ino o ella.

—N-no, debe estar equivocado, quizá quería elegir el escritorio de Ino— Hinata dejó la carta y la rosa sobre el cuaderno en que las encontró, trató de imitar la primera imagen que llegó a su mente del recuerdo de hace unos momentos, porque si era un regalo para Ino, se avergonzaba de haberlo tomado.

—Para nada, el cuaderno que dejaste aquí claramente dice tu nombre— Ino dió ligeros golpes sobre la etiqueta con sus datos personales, Hinata se avergonzó más al notar que sus compañeros dejaban de trabajar en el taller para ver con interés la escena.

—Es verdad, Hinata-chan. Yo he visto a quién dejó la nota, incluso le dije cuál es tu asiento— interrumpió Naruto animado, de ser otra cosa lo que dijo, Sakura e Ino le hubieran reprendido por entrometerse, pero al escuchar que Naruto conocía la identidad del admirador, ambas chicas se emocionaron.

—Ah, tú sabes quién es— afirmó Ino cruzando sus brazos y acercándose al rubio, que retrocedió asustado al sentir la mirada hostil de su mejor amigo.

—No puedo decir su nombre, es secreto— el Uzumaki levantó ambos brazos, como cualquier persona que se rendía. Sakura también se acercó a Naruto, dispuesta a no dejarlo ir fácilmente.

—¿Crees que puedes decir que lo conoces y arrepentirte?— Sakura lo tomó por el cuello de su camiseta y lo acerco a ellas, el rubio cubrió su rostro en un intento por evitar un golpe.

—Prometimos no decir su nombre— habló por fin Sasuke, y como solía ser costumbre, las chicas se detuvieron solamente por ser un pedido de él. En esas ocasiones es cuando Naruto amaba que fuera su mejor amigo.

—Lo entiendo— murmuró Hinata sonriendo amablemente para ambos chicos, así como ella cubría a sus amigas, Naruto y Sasuke hacían lo mismo con sus compañeros.

El Uchiha apartó la mirada cuando los ojos perla de Hinata lo vieron, nunca quiso involucrarse en esa conversación, sino fuera por el idiota de Naruto...

—¿No escribió su nombre?— se mordió la lengua después de hacer esa pregunta, ahora el también estaba mostrando interés en el pretendiente de la Hyūga.

—Uh— Hinata se sobresalto por su comentario, se avergonzó por no pensarlo antes, así que de inmediato volvió a revisar la hoja en busca del remitente —Sólo tiene la letra u— dijo ella desanimada.

—Debe ser la inicial de su nombre— Ino mordió su dedo pulgar como señal de frustración, no quería mandar a Hinata a una cita a ciegas, prefería saber quién sería la persona que estaba enamorado de ella.

—No, es de su apellido— les corrigió Naruto, razón por la que recibió un golpe en su costado por parte de Sasuke. Su mirada y gestos corporales decían lo que su boca no profesaba, Naruto se obligó entonces a guardar silencio.

—Apellido con u— reflexionó Sakura para sí misma, ella no estaba en la universidad de Hinata como para saber el nombre de los alumnos, estaba ahí solamente de visita. Sus ojos se abrieron más cuando una idea cruzó su cabeza, no podía ser cierto...

—¡Uchiha!— Ino de nuevo dió saltos de alegría, Sakura permaneció en silencio, ambas habían llegado a la misma conclusión, aunque solo una estuvo dispuesta a decirlo justo frente al principal sospechoso.

—¡Exacto!— Naruto dió una gran palmada a su propio muslo, por fin era hora de que el secreto mejor guardado de su amigo saliera a la luz. El rubio ahogó un quejido de dolor cuando Sasuke le golpeó discretamente —Es decir, no se trata de Sasuke— se apresuró a aclarar para intentar salvar un poco la dignidad del Uchiha.

Hinata evitó suspirar de alivio, no quería verse involucrada de alguna manera con su compañero, todos sabían que Ino y Sakura gustaban de él, ella no pensaba interferir con sus deseos de salir con Sasuke.

—Yo no hablaba de Sasuke, él sólo siente amor por sí mismo— habló Ino riendo, Sasuke entrecerró los ojos, molesto con ella por lo que consideró una falta de respeto —Un detalle tan lindo sólo puede ser obra de otro chico, Obito-senpai— la rubia miró de reojo a Hinata, que presionó la carta contra su pecho y sonrió tímidamente.

—Ah, claro. Seguro es él— les dijo Naruto, estaba agradecido de estar desviando la atención de Sasuke, aunque su amigo no parecía feliz con eso. Sabían que era un problema que Hinata piense que es alguien más, puesto que se podía decepcionar, aunque salvarse por ahora les parecía mejor.

—Vamos, Hinata-chan— la animó Sakura entusiasmada, Naruto acababa de confirmar la sospecha de Ino, y si era cierto, el gran amor de su amiga resultaba ser también su admirador secreto.

—¿Obito-senpai...?, ¿Obito-senpai enamorado de mí?— la mirada llena de ilusión de Hinata fue suficiente para borrar las sonrisas de Sasuke y Naruto, ambos entendían lo que estaba sucediendo.

Se creó todo un malentendido, uno del que probablemente Hinata saldría herida.

—¡Ve a buscarlo!, ¡Tienes que verlo!— le dijo Sakura contagiada de la gran felicidad de sus amigas, conocía a Obito, y estaba segura de que él sería muy bueno con su amiga. Los imaginaba juntos y moría de ternura.

—Ahora entiendo, sabía que la musa de Obito-senpai era igual a ti— Ino festejó con varios saltos, tomando las manos de Hinata, que seguía ida, imaginando cómo sería toda su vida a lado del Uchiha.

—¿La musa de Obito?— preguntó Sasuke frunciendo el ceño, no entendía de que hablaban ahora las tres jóvenes, ¿De verdad se estaban creyendo que ese mensaje lo dejó Obito?

—Hace unos días le ayudé a Sai con su escultura del proyecto final, ahí miré a Obito-senpai haciendo la figura de una joven sin rostro, aunque su cabello era el mismo estilo que Hinata-chan— comenzó a relatar Ino al mismo tiempo que subía su dedo índice, Sakura, Hinata y Naruto la escuchaban con atención, Sasuke rodaba los ojos con fastidio —Le pregunté, él dijo que tenía una nueva musa— cruzando sus brazos y cerrando ambos ojos, Ino dió por finalizado su discurso, que trajo varias reacciones diferentes de parte de sus espectadores.

—Vamos, Hinata-chan— Sakura tomó la mano de Hinata para correr con ella hacia la salida del salón, Ino no tardó en seguirlas.

—Frente de marquesina, tú no sabes que salón es— gritó Ino enfadada, dando un portazo al salir del taller de pintura, razón por la que varios compañeros se quejaron.

Sasuke quiso ir tras ellas, explicar que el dueño de esa carta no era Obito, pero como siempre no se atrevió a hacerlo. Había visto lo ilusionada que estaba Hinata, y sería un golpe a su orgullo que verla decepcionada. Prefirió esperar como se lo dijo, lejos de todos podrían hablar correctamente.

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Obito limpio el sudor de su frente antes de que éste siguiera avanzando a sus cejas, con un pequeño instrumento y sus propias manos trataba de darle mejores detalles al rostro de su escultura, quería plasmar casa facción de la joven que recordaba, tratando de hacerla ligeramente diferente con la intención de no ser descubierto. Quizá debió elegir hacer una escultura de cuerpo completo, así las miradas se concentrarían en todo menos en su rostro. Suspiró, no sabía cómo reaccionaría su musa al ver su creación, admitía para sí mismo que el resultado no le estaba gustando.

—Obito-senpai— Ino entró al salón del brazo de Hinata, quién parecía estar siendo llevada a la fuerza, las risitas de Ino y Sakura le obligaron a separar sus ojos de su trabajo y centrarse en ellas.

—¿Sucede algo, señoritas?— Hinata le miró nerviosa por su pregunta, no se atrevía a decirle que leyó su carta y que se sentía casi de la misma manera, ella si lo amaba con locura.

—Ven, les dije que la escultura de Obito-senpai es de una linda chica— Ino señaló el trabajo de Obito, que se trataba del cuerpo de una mujer de los hombros hacia arriba, su largo cabello caía y daba la impresión de ser muy real. Algunas mariposas adornaban como si se trataran de broches o sujetadores, lo que a vista de la Yamanaka le hacía lucir más inocente.

—Ah, ¿Han venido a observar?— Obito sonrió ampliamente, le avergonzaba que Hinata estuviera justo ahí pasa ver su trabajo, sentía que si la Hyūga se acercaba y veía el rostro de su escultura se daría cuenta de que la estaba haciendo a ella.

—Su sonrisa brilla más que el sol— habló Hinata sin pensar, su rostro se sonrojó fuertemente al descubrir que lo dijo en vos alta. Cubrió su boca avergonzada y retrocedió para esconderse detrás de sus amigas.

El Uchiha también se ruborizó por su cumplido, tocó sus labios preguntándose porque ella veía de esa manera su sonrisa, y se descubrió volviendo a hacerlo —Gracias, ojos de ángel— Obito le guiñó con su ojo izquierdo, lo que provocó que Sakura lo encuentre ligeramente familiar.

—Obito-senpai, ¿Ella es su musa?— preguntó Sakura mientras se acercaba hacia la mesa en qué Obito trabajaba, Ino siguió su ejemplo, llevando a Hinata consigo para evitar que intente escapar por culpa de la vergüenza.

Obito asintió feliz —Es más que eso, es la mujer que robó mi corazón— los ojos oscuros del Uchiha se detuvieron en los blancos de Hinata, quién se sonrojó por sus palabras, pensando que nuevamente buscaba la forma de declarar sus sentimientos.

—Ino, me encantaría quedarme con ustedes pero necesito que me ayudes con esa tarea que te comenté— interrumpió Sakura sin querer hacerlo, no deseaba desviar el tema de la conversación, aunque Obito y Hinata estaban tan perdidos el uno en el otro que prácticamente no lo notaron.

—Es verdad, esa tarea... Nos vemos después— se despidió rápidamente, tomando la mano de Sakura y huyendo del taller con pasos veloces. Ninguna miró hacia atrás o espero a que los otros dos respondieran, ambas chicas corrían como si su vida dependiera de ello, no les importó siquiera casi tropezar con Sasuke en el camino.

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Observó por décima ocasión su reloj, comprobó la hora y se sintió molesto al comprender que ella no asistiría a su cita. Llevaba más de media hora esperando en el sitio que le dijo, incluso obligó a Naruto a marcharse porque no deseaba que alguien sea una distracción, o incluso hacer otro malentendido como el de la mañana. Sabía que Hinata parecía muy feliz con la idea de que sea Obito quien le escribió, la miró en la clase de pintura, dibujando la rosa que eligió para ella en las manos de otro que no era él. Hinata no lo dibujaba, ella parecía sólo tener cabeza para su primo.

Sasuke nunca fue una persona que envidie a otros, porque se creía superior a la mayoría, con sus primos la situación no era muy diferente, estaba seguro de encontrarse a la altura de su familia, y la buena relación que llevaba con ellos hacía prácticamente imposible que los envidie. A decir verdad, él tenía más que Obito, su madre vivía y su padre no buscaba evitarlo. Madara todavía no perdonaba que su primogénito eligiera estudiar sobre el arte en lugar de una carrera que le ayude a manejar la empresa familiar. Fugaku a diferencia, aunque no estaba feliz con su elección, lo dejaba pasar porque siempre prefirió que Itachi sea su sucesor.

Justo ahora, Sasuke estaba demasiado celoso, no de la difícil vida de Obito, sino de lo único bueno que su primo tenía y él tanto anhelaba, la atención de Hinata.

Caminó de nuevo a la facultad, si regresaba a casa con su primo, podría traer el tema de Hinata por casualidad y confesar su interés por la ojiperla, así estaría asegurando de que Obito no se acerque o fije en ella. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Sakura e Ino casi tropiezan con él, las maldijo en voz baja y continuó avanzando por el pasillo. El taller donde Obito solía trabajar hasta tarde era uno de los salones más grandes de la facultad, algo digno de los alumnos de último grado, siempre le sorprendía que su primo era el último en irse, los maestros confiaban tanto en él que solían dejarle la llave para el cierre final.

Su mano derecha se quedó cerca de tomar la perilla de la puerta, miró por la ventanilla y se encontró con la imagen de Obito siendo acompañado por Hinata, apretó molesto el pomo, ella lo había dejado plantado para estar con Obito.

—Me gustó su carta y la rosa— confesó Hinata tímidamente, la flor la había guardado en su mochila por temor a que su primo Neji la vea, la carta todavía la llevaba en las manos, porque no dejaba de pensar en él y en qué probablemente Obito también sentía algo por ella.

—¿Mi carta?— la ojiperla asintió, y al notar su confusión, extendió la pequeña nota que encontró esa mañana en su asiento. Obito leyó la carta y su expresión cambió, no le gustó saber que tenía competencia, aunque era algo natural siendo que Hinata era muy linda —Lo lamento, Hinata. Yo no he escrito esto— confesó, no se aprovecharía de un detalle que alguien más hizo.

La Hyūga se avergonzó con su respuesta, Sakura e Ino se equivocaron, y ahora ella estaba haciendo el ridículo frente al chico que le gustaba —Yo... De-debo ir-irme...—.

—Espera— Obito tomó su mano antes de que ella se fuera, soltando la carta y dejándola caer al suelo —Eso no significa que no me gustes— sus palabras la tomaron por sorpresa, y el hecho de que él escondiera un mechón de su cabello detrás de su oreja y se acercara tanto a su rostro, provocó que su corazón dé un gran salto.

—¿Yo le gusto?—

—Sí, me gustas demasiado. Tú eres mi musa, Hinata— avanzó los pocos centímetros que le faltaban para unir sus labios a los de ella, el toque fue suave y delicado, el primero de varios con los que llevaban tiempo fantaseando.

Obito tomaba sus mejillas con ambas manos, acariciando su piel y deteniendo su beso sólo para volver a sus labios después de tomar aire. Hinata se aferraba al torso del Uchiha, apretaba tanto su ropa que no le sorprendía si le dejaba arrugas a la tela. Se separaron sólo unos segundos, mismos que Hinata aprovechó para armarse de valor y confesar lo que su corazón tanto había guardado.

—Obito-senpai también me gusta, me gusta mucho— le sostuvo la mirada, disfrutando del suave contacto de su amado y la combinación de sus respiraciones. Ambos seguían tan juntos que Hinata estaba dispuesta a dar todo lo que tenía para permanecer de esa manera el resto de su vida.

—Creo que al fin conseguí la inspiración para hacer una nueva escultura— le dijo Obito sonriendo, una vez más se inclinó para depositar un corto beso sobre sus labios, sosteniendo su cintura con una mano y con la otra cerca de su rostro.

—¿Hará una nueva escultura?— indagó ella con curiosidad, no había visto bien la que Obito ya tenía, pero desde que sus amigas y ella llegaron pudieron notar que el Uchiha no se encontraba satisfecho con su trabajo. 

—Sí, quiero capturar casa detalle, mereces ser plasmada como el bello ángel que eres— la besó de nuevo, con tanta intensidad que Hinata sentía que perdía el aliento, Obito estaba encendiendo una llama dentro de su cuerpo, un fuego que empezaba a consumirla por dentro y pedía con urgencia más de su cercanía.

—Obito-senpai debe ver todos los detalles— susurró Hinata sin apartar sus ojos de él, sus manos temblaron cuando intento desabotonar su camiseta para luego deslizar las mangas por sus brazos. Obito la detuvo antes de que se pueda quitar el sujetador también.

—No debes hacerlo si no quieres— le sonrió, esperando que Hinata comprendiera que no por confesar su amor debía entregar su cuerpo. Por amor se comerían locuras, y no deseaba que eso fuera algo de lo que Hinata se arrepienta a la mañana siguiente.

—Yo deseo estar con Obito-senpai— fueron las palabras que le hicieron perder la cordura.

Esa tarde, en el taller de último grado de la universidad de artes de Konoha, Hinata Hyūga se entregó por completo a Obito Uchiha, que por fin conocía a su musa en cuerpo y esencia. Ninguno se percató del lar de ojos extra que veían con enfado y repulsión la escena de amor que los dos estaban dando.

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Notas de la autora:

• Puede contener errores ortográficos.

• Espero que no se confundan, este fic tratara dos historias a la vez 👀 el pasado donde todo comienza y el futuro, cuando la historia surge de nuevo

• Dudas y comentarios van a irse aclarando.

Dejen sus votos y comentarios 💖

Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️

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