Capitulo 8
Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Madara salió a correr como lo hacía a diario y cuando regresó, se dirigió a la cocina para beber agua e inesperadamente se encontró de frente con el perro, sin embargo, no sólo el animal se hallaba en ese lugar, dado que al dirigirse hacia el refrigerador, miró a la ojiperla preparando un par de bentos.
Ella aún no lo notaba y eso le permitió mirarla sin pudor. Se veía preciosa, luciendo elegante y sofisticada, como toda una ejecutiva, luego recordó que quién la vería así serían sus nuevos compañeros de trabajo, entre ellos, el engreído de Tobirama y ante ese pensamiento, bufo molestó, llamando la atención de la joven.
Hinata levantó el rostro y lo miró recargado en el marco de la puerta. Trago saliva ante la imagen... él vestía pantalón de entrenamiento, que a pesar de ser amplio, destacaba las musculosas y largas piernas. El cabello fue atado en una coleta y lo que fue mas impresionante sin duda alguna, fue la camiseta negra colgada en su hombro, dejando expuesto el músculo torso y como si la escena no pudiera ser mas pecaminosa, el brillo sobre la piel a causa del sudor, le dio el toque extra convirtiéndolo en un espectáculo difícil de ignorar. Reaccionó de su embobamiento completamente sonrojada.
—¡Buenos días! No lo sentí llegar—evitó verlo y se dispuso a cerrar los bentos. Cualquier cosa era mejor que volver a quedarse hipnotizada por su imponente apariencia.
—Regresé de correr como lo hago a diario—trató de verse indiferente, sin embargo, se sintió complacido al ver lo mucho que la había perturbado—¿Te irás tan temprano?—estaba seguro que la agencia no abría hasta mas tarde.
—Es sólo por hoy... es mi primer día laborando para ellos y no quiero defraudar la confianza que Tobirama Senju depositó en mí—el esfuerzo que Madara intentó hacer para no mostrar su molestia fue descomunal—Ahora me voy... pero le preparé un bento para que se lo lleve... ¡Espero que le guste!—sin más, ella se lo entregó y pasó a su lado llevándose con ella al cachorro. La siguió con la mirada y vio cómo maniobró con el animal, su bolso y el equipo de trabajo. Estuvo por ir en su ayuda, pero cuando logró salir del embelesamiento y reaccionar, la chica ya se había marchado dejando su embriagante aroma en el aire.
...
—Se lo encargó mucho y cuando regresé traeré lo necesario para él—Hinata dejo a Gengar con uno de los guardias y se marchó. Necesitaba llegar temprano para familiarizarse con el entorno. En eso se parecía mucho a su padre, él siempre les inculcó ser responsables en cualquier ámbito sin importar si valía la pena o no, pues Hiashi decía que cuando aceptas una responsabilidad, era tu obligación dar lo mejor de sí mismo, dichos pasos conducían al éxito.
—¡Buenos días!—saludo a los conserjes y los empleados de mantenimiento. Ellos respondieron con amabilidad. Continuó avanzando hasta que llegó a dónde laboraría a partir de ese día.
Habiendo llegado a las siete en punto, logró acomodar sus pertenencias en el lugar que le asignaron. Estudio los modelos de ropa que diseño el último diseñador y sabiendo ya de que trataría el próximo desfile, se llenó de ideas sobre lo que debía hacer y sin proponérselo , sonrió complacida.
—Le confieso que no creí lo que me dijeron—Tobirama era el más puntual en la agencia y cuando llegó, le informaron que una guapa joven había llegado mucho antes que él. Frunció el ceño y se apresuró a comprobar si era cierto. Se acercó por los pasillos vacíos y finalmente llegó al lugar designado para ella. La encontró ojeando la libreta que usaban los diseñadores mientras sonreía.
—¡Señor Senju!—la joven se puso de pie lo más rápido que pudo—Esperó no molestar pero quería tener todo mi material en orden antes de comenzar el día laboral—ella se reprendió por no saludar, sin embargo, la tomó por sorpresa y hacerlo a esas alturas, estaría de más.
—No, claro que no molesta... simplemente me sorprendió que alguien hubiera tomado mi récord de ser el primero en llegar—sonrió internamente al verla sonrojarse—Y dígame ¿encontró a su gusto el lugar que dispusimos para usted?—los días posteriores a la firma del contrato, Kaana y Tobirama mandaron acondicionador una oficina para la nueva diseñadora, la oficina era amplia y contaba con todos los materiales que ella podía necesitar, incluyendo un lugar dónde los modelos podían pasar a probarse las prendas. La oficina se encontraba ubicada a unos pasos del elevador y el Senju debía pasar por un lado, al dirigirse a la suya.
—Es perfecto—afirmó mirando el entorno con una sincera sonrisa en su rostro.
—Me alegró—Tobirama se acercó y abrió el cajón de un estante situado al final de la oficina y de donde sacó un paquete con pequeños y diversos tipos de telas, en prácticamente todos los colores—Kaana dejó esto para usted, son para que escoja las que mejor se adapten a sus diseños—la morena tomó el paquete y se dispuso a sentir con su tacto las diferentes texturas. Sin duda eran telas de alta calidad.
—Se los agradezco señor Senju—estaba sumamente complacida con todo lo que hicieron para hacerle sentir cómoda.
—Sólo Tobirama... nada de señor ¿de acuerdo? ¿O es que usted sí desea ser llamada señora Uchiha?
—No-no, por supuesto que no—se apresuró aclarar dado que no quería tener que escuchar ese nombre a cada paso de su día.
—¿Entonces estamos de acuerdo?—ella asintió—¡Bien...! Con todo claro, me iré a mi oficina, pero cualquier cosa que necesite, tenga confianza de hacérnosla saber ya sea a mí, o a Kaana... ella debe llegar en unos minutos y estoy seguro que le explicará cualquier duda que tenga—el Senju hizo una reverencia y ella le correspondió, luego se marchó dejando en la oficina el agradable aroma masculino.
En minutos, comenzó a escuchar voces y ya a las ocho en punto, el día laboral dio inicio. Konan llegó a saludarla y cerca de las nueve arribó Kaana. Tal como lo dijo Tobirama, ella le dejó claro cualquier punto que no entendiera. La dama le cayó muy bien a Hinata y fue reciproco, dado que Kaana se sintió igual.
[...]
Madara se duchó luego de la partida de su esposa. Él aún tenía una semana libre antes de entrar a trabajar como jefe de la policía. Ese día debía ir al cuartel del ejército para ser dado de baja oficialmente. Estaba seguro que ese proceso le llevaría prácticamente todo el día y conociendo a sus compañeros, posiblemente terminarían bebiendo en un bar.
...
Entró en las instalaciones tan familiares para él y los saludos de sus colegas no se hicieron esperar. Continuó avanzando y se encontró de frente con Indra.
—¡Madara Uchiha! ¿No deberías estar disfrutando de tus vacaciones y de tu matrimonio?—el Otsutsuki aún no sabía que el azabache pensaba retirarse tan pronto y creyó que ya estaba de regreso.
—Este gruñon viene a poner oficialmente su retiro del ejército—Hashirama salió de su oficina y aclaró la presencia del Uchiha—y el siguiente seré yo—añadió sonriendo.
—¿Ambos se retiran?—cuestionó Indra algo confundido.
—Si... ya sabes, es hora de tener una vida más tranquila—Hashirama se veía soñador, tanto que los dos azabaches asintieron—Llegar a casa, encontrar a tu esposa y a tu perro mordiendo tu calzado ¿no es así Madara?
—Eso si que no me lo esperaba... ¿Tu? ¿Teniendo mascotas? Vaya que las mujeres cambian nuestra manera de pensar—Madara tenía una vena a punto de estallar, mientras que Hashirama se soltó riendo dejado confundido al Otsutsuki. La discusión no tardó y los compañeros ni siquiera se molestaron en ir a mirar que todo estuviera en orden, puesto que estaban más que acostumbrados a las infantiles discusiones de los miembros de mayor rango.
...
—Aquí tienes Madara—Hashirama le entregó los documentos donde quedaba oficialmente fuera del ejército. Con eso, ya no podía ser acusado de ser un desertor—Lo siguiente es una ceremonia de reconocimiento a los años de servicio que brindaste ¿que te parece esté Sábado?
—¡Como sea!—soltó el Uchiha sin interés, ya que no disfrutaba mucho de esos festejos y menos ahora que debía llevar a su esposa, a donde también estarían Izuna, Mei y Samui... ¡Maldita la hora en que se enredó con esas mujeres!
—Bien... entonces prepararé todo... y no olvides llevar a tu encantadora esposa. Hinata es lo mejor que tienes—agregó Hashirama sonriendo como idiota, según la definición de Madara—incluso te portas mejor cuando estas con ella.
—Con una mujer como esa...—el castaño y el Uchiha miraron directamente a Indra y él por su parte, se rascó la mejilla—¡Digo! Se ve que es muy comprensiva—se apresuró a aclarar antes que su amigo le saltará encima... Vaya que era territorial con la hermosa chica.
—¿Que les parece si vámonos por unos tragos al bar de siempre?—tal como lo predijo el azabache, Hashirama no iba desaprovechar la oportunidad de ir a celebrar.
Ambos asintieron y esperaron a que el turno terminara para irse. Madara fue a su antigua oficina y colocó todas sus pertenencias en una caja. Abrió todos los cajones y se aseguró de no dejar nada atrás dado que ya con su retiro, alguien más ocuparía esa misma oficina.
—No lo creí cuándo escuché que estabas aquí—Samui entró en la estancia sonriendo al verlo—¿Es cierto que te retiraste?—ella literalmente esperaba que sus vacaciones terminarán para volver a verlo todos los días, pues sin él, todo se torno aburrido.
—Así es, ya fui dado de baja—respondió sin mirarla.
—En ese caso deberíamos darle una digna despedida a tu oficina—la rubia cerró la puerta con llave y avanzó hacia él.
—¿Te has vuelto loca? Te dejé claro que esto no puede volver a repetirse.
—Tu dijiste que podíamos continuar si éramos discretos—reprochó sin querer dejarlo ir. Ella lo quería y no se pensaba rendir.
—Te dije que no somos nada y que sería yo quien te buscara, sin embargo, es mejor que ya no nos veamos... mi esposa nos miró cuando estuvimos en la casa y no pienso volver a faltarle al respeto—Madara no pensaba en arriesgarse de nuevo, ademas, a quien deseaba era a esa pequeña mujer de ojos color luna. Samui no pudo evitar sentirse satisfecha con saber que la esposa los pilló, no obstante, su Uchiha la estaba alejando y eso no lo iba permitir.
—¿Piensas serle fiel? ¿Crees que ella te guardara respeto?
—Hinata es una dama y no se presta a dar mal ejemplo—replicó con toda la seguridad que no había tenido cuando la acusó injustamente de estar con otros hombres.
—No puede ser—soltó sonriendo con amargura—Estás interesado en ella ¿no es cierto? Indirectamente, no quieres estar conmigo porque en el fondo, quieres estar con ella—no era una pregunta, era una total afirmación, la cual, Madara se negó a responder, puesto que ni él mismo sabía lo que estaba sintiendo por esa mujer.
—Debo irme—sin decir nada más, tomó la caja con todas sus pertenencias y se marchó hasta su auto dejando atrás a la furiosa rubia por lo que acababa de descubrir. Después de todo, la Hyuga si era competencia ¡Mosca muerta! Pensó para sí misma.
Madara miró su reloj y luego de colocar la caja en su auto, pensó en su esposa ¿que estaría haciendo ella a esa hora? Quizás el engreído de Tobirama se la había pasado insinuándose. Sonrió con burla al pensarlo... ¡Insinuarse ese témpano de hielo! Ni siquiera debía saber cómo hacerlo. Luego recordó el día que los miró juntos y la sonrisa altanera se borró por completo de su rostro. El bastardo se comportaba como un "caballero"con ella... claro, ese era el efecto que tenía su esposa, incluso en las personas más imperturbables.
Tal vez era buena idea sorprenderla en su trabajo y llevarla a comer en su hora de descanso, de ese modo dejaba claro que estaba con él y lo mejor de todo, la podría tocar mientras había personas frente a ellos.
...
Los tres militares arribaron al bar y al poco tiempo las miradas llenas de admiración se dirigieron hacia ellos. A pesar de ser hombres maduros, atraían la atención de las chicas, las que morían por una sola oportunidad de estar con ellos, no obstante, los caballeros no estaban ahí para eso ¡Bueno! Al menos Madara, ya que Indra le sonreía a una voluptuosa pelirroja y en segundos ya la tenía sobre su regazo. Hashirama con su encantadora sonrisa aceleraba el corazón de quienes lo veían con admiración y el Uchiha con todo y su aura misteriosa, era una tentación.
—Creó que es hora de irme—Madara ya había bebido suficiente y por alguna razón que en ese momento aún no comprendía, necesitaba llegar a su hogar... Quizás llevar algo para darle a su esposa. Ella mencionó que le gustaban los rollos de canela.
—Pero acabamos de llegar, incluso no ha anochecido—reprochó Hashirama y de pronto lo recordó—Tienes razón, será mejor que te vayas, de lo contrario pueden mandarte a dormir con el perro—en ese momento, la comida del Senju llegó y el azabache se marchó dejando atrás, las burlas del castaño.
Tal como lo pensó, llegó a una pastelería y escogió una caja con rollos de canela, junto a otros postres que se veían atractivos a la vista. Aunque se negaba a decirlo abiertamente, eso lo hacía en cierta manera por lo que ella tuvo que presenciar.
Salió de la pastelería y observó a una familia jugando con su perro, entonces se dirigió a una tienda de mascotas y al poco tiempo, salió cargando muchas bolsas al igual que los empleados, los cuales colocaron todo en el maletero del vehículo. De camino a su casa también se detuvo en un restaurante y levantó comida para la cena. Su esposa seguramente llegaría cansada y por lo menos, no tendría que preparar nada.
...
Aún era temprano cuando arribó a su finca y encontró al perro corriendo hacia él.
—Disculpe señor, en seguida me lo llevo—el guardia se acercó dispuesto a llevárselo, sin embargo, el azabache lo detuvo.
—Esta bien, yo me encargaré de él—el guardia se marchó un poco dudoso, pero no podía contradecir la orden del Uchiha—Ven conmigo—el perro lo siguió hasta adentro mientras bajaba todo lo que había comprado. Se aseguró de colocar los postres sobre la mesa y la comida cerca de la estufa, luego se dedicó al cachorro. Lo primero que hizo fue ponerle un collar en el cual colgaba un pequeño hueso de metal con su dirección y el número de teléfono, era una medida de precaución para que lo pudieran regresar en caso de resultar extraviado. Le hubiese gustado colocar el nombre, pero no lo sabía. Lo siguiente fueron los contenedores de galletas con las que se les entrena y también donde le servirían el agua y la comida.
Cuando finalmente terminó, pensó que quizás había exagerado un poco, pues se dejó llevar por los empleados y ahora que veía todo, no creía que el cachorro necesitara esas dos camas tan excéntricas y ni hablar de los cinco diferentes champús, que le recomendaron, incluso le llegaría una casa para colocar afuera. No sabía ni porqué la compró, si su esposa no dejaría que durmiera afuera—Ni hablar, me vieron la cara de idiota—le dijo al perro y abrió uno de los muchos juguetes que le compró, dispuesto a darle uso.
Pasaron jugando al rededor de diez minutos en la sala y no sintió la presencia de la ojiperla. Hinata arribó luego de su día laboral y se detuvo en la entrada para preguntar por el cachorro. El guardia le contó que Madara se lo había llevado con él y después de agradecer, se apresuró a llegar. El azabache no quería a Gengar y ella pensó que lo trataría mal, o quizás que lo tenía amarrado, encerrado, un sin fin de ideas llegaron a su cabeza. Entró en silencio, porque no quería alertarlo y fue en ese momento, que comenzó a escuchar aplausos, seguidos de adulaciones..."Buen chico" logró escuchar mientras se acercaba hasta que pudo apreciar lo que sucedía.
—Una vez más y te daré un premio—le dijo antes de lanzar el juguete. El animal hizo lo que le pidió y se acercó a recibir la galleta con sabor tocino. El cachorro se fue corriendo hacia la entrada que divide la sala del gran pasillo y fue en ese momento que el azabache enfocó a su esposa recargada mirándolos sin decir nada—¡Estas en casa! ¿Cómo estuvo tu primer día?—se puso de pie y camino hacia ella.
—Estuvo muy bien y ¿el suyo?—ella se agachó hasta la altura de Gengar y apreció el collar donde se leían sus datos—¿Usted compró esto para él?—ya había quedado muy sorprendida al escucharlo jugar con su perro, pero que le hubiera comprado algo, la dejó más que conmovida.
—Fui a ver a Hashirama, para que me dieran de baja en el ejército y también recogí mis cosas—sin decir nada ella se levantó mirándolo—Luego de terminar con todos mis pendientes, pase a comprar algo para ustedes... Ven conmigo—ella lo siguió y llegó hasta donde colocó las dos camas y todo lo demás—¿Que te parece?
Hinata se llevó la mano a la boca haciendo un enorme esfuerzo por no reírse, puesto que lo ofendería, sin embargo, esas camas eran para perros que no crecerían mas de lo que ya había crecido Gengar. Cuando su cachorro alcanzara el tamaño de un perro adulto, no cabría ni la mitad de su cuerpo en ellas.
—¡Bueno...! Son son muy lindas—Madara le mostró todo y fue consciente de como lo veía con pesar, seguramente compadeciéndolo por dejarse persuadir en la tienda de mascotas.
—Vamos... di lo que piensas sin sentir pena, después de todo, tu debes saber mucho más sobre mascotas de lo que se yo—en ese instante, Hinata comenzó a reír. El Uchiha frunció el ceño, pero al verla, también él se contagió.
—Perdón, perdón, no piense que no estoy agradecida... es sólo que, bueno ya sabe, esas camas son muy lindas, pero son diseñadas para los perros chicos, los que no crecen mucho—la ojiperla se limpió las lágrimas que derramó al reírse y se puso seria—pero no hay problema, yo misma las iré agrandando conforme él vaya creciendo—Madara se llevó los dedos al puente de la nariz ¿porque no se le ocurrió pensar en eso? El perro apenas cabía y era un cachorro, en unos dos meses ya no podría más que acomodar la cabeza en las camas—¡Por todos los cielos! ¿Esto es para mí?—el azabache salió de sus pensamientos y se percató de la ausencia de Hinata, dado que ella avanzó hacia la mesa y él podía jurar que miró corazones en sus ojos mientras sostenía el paquete de rollos.
—Así es... esperó que te gusten—la morena se conmovió sabiendo que ella le había contado sobre su gusto por los rollos cuando iban a casa de Mikoto.
—Esta es la manera de hacer un día bueno, a uno perfecto—ella sin pensarlo, se arrojó a sus brazos y le dio un beso en la mejilla. Madara sintió su cuerpo responder ante tal hecho—¡Muchas gracias por todo!—ella se sonrojó al darse cuenta de lo que hizo y pronto se alejó—Disculpe.
—Me alegró—soltó desanimado por el alejamiento y recordó sobre la ceremonia que ofrecerían por su retiro del ejército, debía decirle a su esposa antes que ella pudiera hacer otros planes—Como te dije anteriormente, fui dado de baja del ejército y Hashirama planeó una celebración este Sábado por mi retiro... ¿Podrías acompañarme?—Hinata ya había enfocado la cena que el azabache compró para ambos y su incredulidad aumentó.
—Por supuesto... ese fue nuestro acuerdo, usted sólo dígame a que hora, después de todo, sólo trabajo de Lunes a Viernes—la ojiperla puso la mesa y colocó la cena de ambos. Cenaron en silencio, el cual a veces se rompía por causa de Gengar quien pedía atención.
[...]
Sasuke e Ino, cenaban en un restaurante del centro. El azabache aunque en un principio se negó aceptarlo, poco a poco cayó en los encantos de la Yamanaka y ya eran oficialmente novios. La pareja invitó a Sakura y a Gaara, ya que también pensaban ir a bailar.
—¿Has tenido noticias de Hina?—preguntó Sakura a su amiga. Ellas habían quedado de ir a comer juntas, pero por el trabajo de la Hyuga como el de ellas, aún no se veían—Necesitó un vestido y nadie mejor que ella para entenderme.
—La llamé esta mañana para que nos reuniéramos pero dijo que asistirán a una cena donde su esposo se retirará del ejército... Ya sabes, estará plagado de políticos y la pobre no tendrá otro remedio que asistir—Ino sintió pena por la ojiperla, sabiendo lo tímida que era.
—Mi familia y yo también tendremos que presentarnos, imagino que ahí los veré—añadió Sasuke—es una pena que no puedas acompañarme—Ino tenía un compromiso con su padre y no pudo aceptar la invitación de Sasuke.
—Lo se, pero mi padre cuenta conmigo—respondió con pesar.
—Aún no puedo creer que se halla casado con tu tío—Sakura miró directamente a Sasuke y continuó—ellos son muy diferentes. Siempre pensé que ella encajaría a la perfección con alguien con el carácter de Itachi.
—Tienes razón, no lo había pensado—agregó Ino, mientras que los varones sólo se dedicaron a escuchar. Gaara no podía opinar mucho, puesto que no la conocía, sin embargo, Sasuke analizó lo dicho por Sakura y algo en lo que decían anudado al comportamiento de la pareja le generaba dudas. Le surgió curiosidad por ver mas de cerca la interacción de la pareja, pues aún no confiaba cien por ciento en esa chica y en su repentino matrimonio con su tío.
[...]
La noche de la cena finalmente llegó y tanto Hinata como Madara, se vistieron en sus respectivas habitaciones. Ella uso un vestido largo en color azul oscuro diseñado por ella misma. Se colocó el cabello en una trenza suelta de lado y se maquilló como toda una profesional.
Sin querer que Madara tuviera que esperar, se apresuró a bajar y cuando abrió la puerta de su recámara, el azabache también iba saliendo. Ambos sé quedaron de frente evaluándose mutuamente. Hinata se quedó sin aliento al ver a Madara vistiendo su traje militar de gala. Ella sólo pudo sentir admiración, por las muchas condecoraciones, las cuales le habían sido otorgadas a través de los años perteneciendo a las fuerzas armadas y demostrando su valor. Desde que lo conoció, esa era la primera vez que ella realmente sintió que se hallaba frente a una leyenda y sabía, que no iba ser la única, puesto que esa noche era su despedida y por ende, se hablaría de él.
—¡Estas preciosa Hinata!—la morena se sonrojó y salió de su transe, no obstante, continuó detallando cada detalle. Recordó como Izuna se vistió con un traje también militar, pero definitivamente, no era como el que vestía Madara—¿Esta todo bien?—cuestionó al verla tan conmocionada.
—Si... gracias, usted también luce m-muy apuesto—Madara sonrió y la joven sintió que le fallarían las piernas. Él notó como ella se quedó deslumbrada con su atuendo y por mas modesto que hubiera querido ser, no lo logró, sintiéndose muy orgulloso de ocasionar tanto en ella.
—¿Nos vamos? Itachi, Obito y toda mi familia ya deben estar por llegar—aprovechando el asombro de la chica, el azabache entrelazó su brazo al de ella y la condujo al auto. Él no mintió cuándo le dijo que se veía preciosa, dado que no iba a mirar a otra mujer mas bella que la que llevaba del brazo, incluso sin ponerse de acuerdo, se vistieron con los mismos colores, haciendo la pareja perfecta.
—¿E-él también...—no hubo necesidad de hacer la pregunta, por supuesto que Izuna iba estar presente con su esposa.
—Si... Hashirama los invito y si no asisten, podrían dar paso a las habladurías y las dudas—respondió recordando el mensaje que le envió Mikoto sobre el horario.
Durante el trayecto no hablaron mucho, no obstante, la ojiluna lo veía por el rabillo del ojo. Además de haberla deslumbrado con su atuendo, ella apreció lo apuesto y varonil que se veía. Escuchó que respondió su celular y se quedó embelesada mirando la fuerte manó mostrando las venas mientras sostenía el electrónico. Se golpeó mentalmente y trató de mirar a otro, lado hasta que el auto de detuvo en un hotel donde se llevaría a cabo la celebración.
—¡Bienvenidos!—el azabache le entregó las llaves del vehículo a chico encargado de estacionarlo y sin previo aviso, tomó a la morena del brazo apegándola a su anatomía. El corazón de Hinata comenzó a latir apresuradamente, pues nunca había estado en una celebración donde los invitados también fueran importantes políticos del país.
Apenas entraron y todos se enfocaron en ellos. Madara caminaba sin perturbarse, como si no le afectará ser el centro de atención, mientras que para la Hyuga, era tortuoso y en consecuencia, se aferraba fuertemente al brazo del Uchiha. Sin poder evitarlo, se encontraron con los Uchihas, quienes también iban llegando y no les quedó otro remedio que saludarlos incluyendo a Izuna y a Mei.
La joven ya nerviosa no sabía como reaccionar a los hechos. Como si ser el centro de atención no hubiera sido suficiente, también iba tener que permanecer cerca de los Uchihas. Creyó que Ino estaría presente pero ya le había dicho que no y ahora sólo podía ver a Mikoto lo cual era agradable, pero también a Mei.
—¡Tranquila bonita! Estás conmigo, no tienes nada de que preocuparte—ella asintió y en ese momento sus orbes encontraron con las de una rubia que la veía con sorna. La misma rubia con la que su esposo mantuvo sexo en su oficina.
—¡Damas y caballero, llegó el festejado!—las personas que aún no los veían, ahora si lo hacían, pues Hashirama prácticamente lo gritó y los aplausos no se hicieron esperar. A partir de ese momento, comenzaron a saludar a todos los invitados pasando por sus mesas, incluso el gobernador y su esposa estaban presentes. La morena se desempeñó muy bien, respondiendo todas las preguntas sin dejar de sonrojarse por los innumerables cumplidos que recibió por ser tan bella y por la insistente mirada de Izuna sobre ella.
Cuando creyó que su admiración a su marido no podía aumentar, escuchó los diferentes discursos de sus compañeros en el campo de batalla. Estaba tan sorprendida que incluso olvidó la presencia de los Uchihas en la misma mesa que ella. Por lo menos Izuna y Mei se sentaron en la que estaba a un lado, evitando un poco la cercanía.
—¿Sorprendida?—la morena volteó a mirar a la persona que se sentó junto a ella mientras Madara recibía las últimas conmemoraciones por parte del gobernador y el alcalde.
—En realidad, si. Digo, sabía que era considerado uno de los mejores dentro del ejército, pero todo lo que he escuchado esta noche, supera por mucho quien en realidad es y como arriesgó su vida una y otra vez—Itachi sonrió al escucharla hablar con tanta admiración de su tío... Obito y él, llegaron minutos antes que ellos y desde ese momento, se dedicó a evaluar las expresiones de la chica, sobre todo por la presencia de Izuna, el cual no había hecho el menor intento por disimular lo que sentía por ella. El joven estaba preparado para ir en su ayuda de ser necesario, sin embargo, la ojiperla lo hizo muy bien, incluso parecían una pareja de verdaderos esposos enamorados.
—La mayoría de los aquí presentes, tienen algo bueno que decir sobre él y su valentía—Hinata volvió a enfocar a su esposo desde la mesa en la que se sentaron con Fugaku y Mikoto . La morena recordó todas las cicatrices sobre su pecho y lo que dijo él, respecto a ellas.
—Independientemente de su carácter de los mil demonios que siempre se ha cargado—Obito llegó con unas copas que tomó del mesero cercano y se las entregó a Hinata y a su primo—Cuéntame Hinata ¿como se ha portado ese energúmeno contigo? ¿Te trata bien?—Madara terminó con las condecoraciones y desde donde estaba, veía la admiración entre las personas, no obstante, la que más lo llenaba de orgullo era la de su esposa. Ella lo veía como un niño en el cine mira a Superman volando por primera vez.
—¿Porque podría tratarla mal?—Hinata se estremeció cuando su esposo llegó y se sentó a su lado.
—Deja que sea ella quien responda no seas posesivo—lo reprendió Obito con afán de molestarlo.
—Me trata muy bien, incluso ya tenemos un cachorro de Pastor Alemán—tanto Obito como Itachi miraron a Madara—y para que lo conozcan, me gustaría que nos acompañaran a cenar un día que tengan libre ¿que les parece? La invitación es para ustedes también—aclaró al notar que Mikoto se sintió excluida.
—Será un placer—respondió Itachi y Obito estuvo de acuerdo con él.
—Gracias linda... eres muy amable y por supuesto que iremos a cenar con ustedes—Mikoto se sintió feliz al ver a la pareja tan unida—Desde que llegaron, he escuchado a todos comentando lo bellos que lucen juntos y dicen que tu pareces una muñeca.
—No se equivocan... mi mujer es la más hermosa de todo el salón—en ese momento, ya se habían puesto de pie para ir a servir algo de comer. Las mesas del fondo tenían toda clase de comida para todos los gustos, incluyendo los postres.
—¡Cuanta adulación! Es como si las demás mujeres aquí presentes no contáramos—soltó Mei con molestia.
—Quizás se deba a que yo sólo tengo ojos para ella y las demás, ya tienen quien las adule... supongo que mi hermano lo hace a diario contigo—la ojiperla se tensó y sintió un nudo en la garganta. La pelirroja era una mujer hermosa y seguramente Izuna hizo las comparaciones cuando se acostaba con ambas con sólo días de diferencia. Levantó la vista y lo enfocó mirándola. Sintiéndose observada desvió sus orbes y se halló bajo el suspicaz escrutinio del más joven, de Sasuke. Él tenía el,ceño fruncido y su semblante era de desconfianza hacia ella—¡Vamos bonita!—agradeció que Madara la llamara, de lo contrario, ese joven la iba descubrir, si es que no lo había hecho ya.
—Es ella ¿no es cierto?—Izuna escuchó a Sasuke mientras Mei se fue con Mikoto a traer algo de comer—¿Ella es la mujer por la que pensabas dejar a Mei? De hecho, no necesitas responder, es obvio que lo es... Desde el día que la conocí, supe que no era de confianza, había algo en ella que me hizo dudar de inmediato—Izuna negó con la cabeza pero Sasuke continuó—Ahora lo que no entiendo, es como terminó engatusando a ambos hermanos.
—Esté no es lugar para hablar de eso, pero antes que continúes pensando mal de ella, te dejaré claro que el único responsable soy yo y no hay día que no me arrepienta de mis errores—el más joven no logró comprender y sabía que ya no iba obtener respuestas hasta otro momento.
Madara y Hinata continuaron hablando con los invitados. Se sentaron con Indra y Hashirama mientras comían. La ojiperla se disculpo y se fue al baño, dado que Madara le dijo que pronto se marcharían. Cuando regresó, la mesa se encontraba vacía y de igual manera se dirigió a esperar.
—¿Es usted la hija mayor de Hikari Hyuga?—cuestionó un hombre de la tercera edad.
—Así es, Hinata Hyuga para servirle ¿conoció usted a mi madre?
—La conocí antes de que se casara con Hiashi... Mi nombre es Danzo Shimura y estoy encantado de conocerla Hinata—sin previo aviso le beso la mano, ocasionando que a la chica se le erizaran los bellos.
—¡Shimura! No esperaba tener el honor de verlo por aquí—el sarcasmo en la voz de Madara fue muy notoria y más lo fue, la forma en que alejó a la ojiluna colocándola a su lado y lejos del anciano.
—No me lo perdería Uchiha, después de todo, como ex militar y ahora político, es mi deber despedir con honores a uno de los mejores elementos dentro de las fuerzas armadas—sin importarle la presencia de Madara, miró de nuevo a la joven—Fue un placer conocerla Hinata... espero volver a verla y salúdeme a su padre cuando lo vea.
—Hasta luego señor Shimura—la joven agradeció que su esposo hubiera llegado.
—¿Estas bien?—le levantó la barbilla para verla fijamente—¿Te estaba molestando ese gusano?
—No, pero él me puso nerviosa, no se como explicarlo—ellos continuaron sin dejar de verse a los ojos y hasta ese momento de la noche, no se habían dado ni un solo beso. Madara aprovechó la oportunidad y la rodeó de la cintura, antes de unir sus labios a los de la chica. El azabache había querido hacerlo desde que lo hizo la primera vez y en ese momento, lo disfrutaría tanto como pudiese. Hinata se tensó en un principio, pero poco a poco respondió. No sabía si era por lo mucho que Madara la impresionó, o por lo atractivo que se veía vistiendo esa ropa, o quizás la forma en la que se comportó con ella. Lo único cierto, fue que ambos sucumbieron al romántico momento, olvidando que estaban en público y que eran observados. Se separaron por falta de aire, pero casi de inmediato, Madara la volvió a besar.
—Contrólense chicos, o tendrán que alquilar una habitación de hotel—Hashirama comenzó a reír al mirar las diferentes reacciones de la pareja. Madara se veía molesto y la ojiperla no podía estar mas roja, dado que la mayoría de los invitados los veían.
--¿Que necesitas Hasirama?—cuestionó molesto.
—El alcalde y el gobernador se marchan y quieren despedirse de ustedes—sin decir más, se acercaron a despedirlos. Luego de ellos, también se marcharon otros invitados. La ojiperla se paró en la entrada esperando a su esposo, quien buscaba al chico del estacionamiento.
--¿Se divirtieron fingiendo?--la morena se tensó con la pregunta que le hizo Samui y de inmediato miro a todos lados. No quería que nadie la hubiera escuchado.
—Eso es algo que no voy a discutir con usted—respondió sin mirarla. Ella continuó esperando a Madara y fingió no estar afectada.
—¡Tranquila!—la rubia sonrió—No hay nada de malo en que te sientas atraída por Madara. Él me contó que nos viste haciendo el amor en su oficina.
—Yo no...—la ojiperla no sabía que decir. Sabía que ellos tenían algo y por su culpa no podían mostrarse en público.
—No te sientas mal, de igual manera no fue tu culpa y para que veas mi buena disposición, te sugeriré algo—la rubia sonrió con malicia—Es bien sabido que Madara es insaciable en cuanto al sexo y posiblemente quiera intentar algo contigo, de ser así, no te reprimas yo estoy acostumbrada a compartir, de hecho hasta podemos hacer un trío... no sería la primera vez que lo hago con él.
—¿Trío?—cuestionó palideciendo.
—Claro dos chicas con ese semental—respondió sin dejar de sonreír dado que sabía lo mojigata que era y esa propuesta la asustaría—¡Mira! Aquí entre nosotras y no le digas que te lo conte, pero en los cuarteles del ejército, una compañera y yo, nos divertíamos con él... eso es una tremenda experiencia que no te decepcionará—Hinata apretó su bolso y la encaró sin dejar de pensar en lo vulgar que era esa mujer ¿cómo podía estarle ofreciendo algo así?—Bueno, debo irme pero mi oferta sigue en pie... no lo olvides—la miró caminando hacia el estacionamiento mostrando mucha piel y por ende, llamando la atención de quienes la veían.
—Llegó nuestro auto, vamos bonita—Madara intentó tomarle la mano pero ella no lo permitió y subió al vehículo sin decir nada—¿Pasa algo?—apenas unos minutos atrás la besaba con pasión y ella le correspondía.
—Nada, no se porque lo pregunta—de inmediato se reprendió por responder así, pues ella no tenía ningún derecho a estar molesta por la vida sexual de Madara, de hecho, ahora que lo pensaba, se preguntó ¿cómo haría para complacer a dos mujeres si no aguantaba mucho?
—Te notó sería.
—No se preocupe, es sólo que estoy un poco cansada—de nuevo volvió a su amabilidad y le sonrió dispuesta a no dejar que la vida privada de ambos intervenga en su convivencia. La opinión que le causó desde que compró los accesorios para Gengar anudado a lo impresionada que quedó por su heroísmo, no se vería desviado por nada ni por nadie.
—¿Puedo hacerle una pregunta?
—Por supuesto—sonrió y volteó el rostro para verla.
—¿Quien es Danzo Shimura?
—Ese tipo es un corrupto enfermo de poder, sin embargo, nunca le han podido comprobar nada y es una de esas personas que es mejor mantener alejadas—respondió sin inmutarse, pero con curiosidad por la pregunta—¿Porque lo preguntas? Te estuvo molestando antes de que yo llegara ¿verdad?
—No se exactamente, pero se acercó a mí y me preguntó por mi madre... dijo que la conoció desde antes de casarse y quizás estoy siendo paranoica pero algo en él, me puso nerviosa, en alerta, como si su presencia fuera peligrosa.
—No dejes de poner atención a tus advertencias internas, como ya te dije, ese viejo es peligroso y es mejor tenerlo lejos.
Continuara.
Me disculpo por la demora y por los posibles errores de ortografía que seguramente se me quedaron, apenas los encuentre, los iré corrigiendo 😊💕
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