Capitulo 6

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

¿Que te parece esté?—Madara y la ojiperla veían los autos seguidos de algunos vendedores. Días después de la cena, el Uchiha se levantó temprano y se fue a correr como lo hacía a diario, luego regresó a darse un baño y finalmente cuando pensaba tocar la puerta de la Hyuga, la escuchó en la cocina. Ella ya se encontraba arreglada con unos ajustados jeans, a juego con un suéter rojo y zapatillas de alto tacón, también rojos. Antes que él pudiera decir algo, ella lo llamó a la mesa donde colocó el desayuno de ambos. No fue hasta que terminaron de limpiar todo, que se animó a decirle sobre ir por el coche.

—La verdad... me gustaría algo más sencillo—la joven no quería ser grosera, pero el azabache le sugirió uno de los autos mas exóticos y por ende, costosos de la agencia automotriz.

—¿Como que mas sencillo? ¿Que hay de malo con este?—la morena suspiró irritada.

—Ino me dijo que pronto me pondrá en contacto con uno de sus conocidos el cual es dueño de una agencia de modelos—la morena habló esa mañana con su amiga y le informó que ya le había conseguido una entrevista con uno de los dueños—Si me contratan, necesitaré un vehículo que por lo menos cuente con cuatro puertas y este, aunque es bonito, sólo tiene dos—aclaró sonrojada por las miradas que le estaban dando los vendedores y algunos clientes del lugar.

—Si me permite señorita... en este lado, tenemos los vehículos que pueden interesarle—la morena sonrió con timidez y se disponía a seguir al apuesto varón.

—¡Señora!—el azabache se colocó al lado de Hinata y enfrentó al vendedor—Ella es mi esposa, la señora Uchiha—aclaró molestó, pues ya se había cabreado con la atención que la ojiluna estaba generando.

—Disculpen mi falta—la morena se avergonzó y trató de aligerar el ambiente—por aquí señora—la chica siguió al varón y escogió el primer carro que le gustó. No le importó el color, tampoco la marca y mucho menos el modelo, puesto que su objetivo era salir lo antes posible de ese lugar.

Realizaron el papeleo con las firmas correspondientes y la morena estrechó la mano del hombre que les ayudó con la compra, luego salió a donde se hallaba estacionado el coche de Madara y donde llevarían el suyo.

—¿Me quieres explicar porqué no aceptaste el modelo que elegí para ti? Y no me vengas con una explicación no creíble como la que diste frente a esos tipos—cuestionó el azabache de manera autoritaria, hacia la joven que esperaba junto a él con el celular en la mano.

La chica suspiró y después de enviar el texto a su amiga Ino, encaró al varón para responder—Porque no puedo pagar algo tan costoso y no quiero molestar a mi padre para que me ayude a pagarlo—respondió con sinceridad puesto que ella aún no comenzaba a trabajar y de ninguna manera pensaba recibir nada por parte de su "marido" Eso no era un matrimonio normal, como para que él tuviera la obligación de sustentar sus gastos.

—Pero no tenías que pedirle nada a tu padre, yo te dije que pagaría el auto y obviamente no estoy esperando que me lo pagues—soltó ofendido y molestó por la terquedad de la joven.

—¡Mire...! En verdad, no quiero discutir con usted, pero yo no necesito que nadie me mantenga y si acepte su ofrecimiento, fue porque necesitaba un medio de transporte y en este momento aún no podía costearlo—Madara apretó los puños con molestia y miró desde su altura a esa diminuta mujer que logró sacarlo de sus casillas.

—Tenemos un acuerdo y tú estás...—no terminó con sus argumentos debido a la llegada de un empleado con el auto negro que sería de la Hyuga.

—¡Aquí tiene señora!—el muchacho le entregó las llaves y se despidió de la pareja cuando ella le agradeció con una genuina sonrisa.

—Supongo que aquí nos despedimos... lo veré mas tardé, porque en este momento, debo encargarme de algunos pendientes—ella estaba por irse cuando el Uchiha le sostuvo el brazo.

—Aún no terminamos—decreto molestó—te dije que iba a incluirte en mi cuenta bancaria—la chica olvidó ese detalle, puesto que la noche anterior comprobó que tenía suficientes ahorros para usarlos en sus futuros gastos y ya con haberle comprado el auto, se sentía una aprovechada así que no pensaba aceptar, después de todo, pronto ganaría su propio dinero y no necesitaría gastar lo que tenía reunido.

—Si lo se, pero en este momento debo reunirme con alguien y apenas tengo el tiempo justo para dar con el lugar—respondió mirando su reloj de muñeca y tratando de sonreír, ya que era mejor no declinar el ofrecimiento abiertamente. Lo mejor era darle largas y hacerse la desentendida cuando volviera a tocar el tema.

—Como quieras—soltó molestó y tuvo que morderse la lengua para no interrogarla acerca de la persona con la que le urgía reunirse. Sin mas opciones, se dirigió a su auto con todo su porte arrogante, al mismo tiempo que ella hizo lo mismo.

...

Hinata estacionó en los lugares donde se hallaban los coches pertenecientes a los trabajadores de las empresas Hyuga. Sonrió al pasar cerca del auto de Neji y se apresuró a entrar por las puertas principales. El castaño no tenía idea de su visita puesto que lo decidió cuando Madara terminó con la compra del auto. A pesar de nunca haber conducido por las abarrotadas avenidas, no tardó mucho tiempo en llegar.

—¡Buenos días señorita! ¿Le puedo ayudar en algo?—la ojiluna sonrió a la mujer sentada tras el escritorio del primer piso. La Hyuga no pudo evitar suspirar, al mirar las fotografías de su abuelo, su padre y su tío colgadas en la pared del fondo, dónde cualquiera que entrará las vería.

—¡Buenos días...! Buscó a Neji Hyuga—la recepcionista pareció reconocerla seguramente por las orbes y de inmediato le indicó que subiera al elevador, el cual la conduciría hasta el quinto piso, donde laboraba su primo—gracias por todo—se despidió e hizo lo que le indicó la fémina.

Momentos después, llegó al quito piso y cuando se acercó a los escritorios, enfocó a la secretaria del castaño.

—¡Buenos días! ¿Se encuentra Neji en su oficina?—noto la molestia en la chica cuando preguntó por el muchacho y no entendió el porqué, aunque una idea se formó en su mente.

—Buen día—respondió escudriñandola por completo—¿Tiene cita?—cuestionó la chica de nombre Matsuri.

—Yo, bueno en realidad no... yo quería darle una sorpresa—la secretaria frunció el ceño y miró detenidamente a la morena, dándose cuenta del color en sus orbes.

—¿Es us usted familia del señor Hyuga?

—Si, soy su prima... Mi nombre es Hinata—finalmente la castaña sonrió con amabilidad y levantó el teléfono del escritorio.

—¿Que pasa Matsuri?—Hinata sonrió al escuchar la siempre seria voz de su primo.

—Tiene una visita señor.

—¿Tiene cita?—cuestionó, pues no recordaba tener citas a esa hora del día.

—No, pero dice que es una sorpresa—el chico se quedó en silencio por unos segundos mientras las féminas intercambiaban miradas.

—Esta bien, dile que pase—la ojiluna agradeció a la secretaria y sonriendo se dirigió hacia la puerta del varón. Mientras tanto, Neji tenía la vista puesta en la oscura puerta y su semblante se veía un poco irritado.

—¡Esperó no molestar!—el rostro de Neji cambió por completo y se levantó de la silla.

—¡Hinata!—se acercó a ella y la envolvió en un fuerte abrazo. Tenía mucho tiempo sin verla y cuando le avisaron de la visita, no se imaginaba que pudiera ser ella—¡Que grata sorpresa!—afirmo con entusiasmo y después miró en dirección a la puerta esperando que ella hubiera llegado con alguien... con el Uchiha—¿Te trajo tu esposo?

—No, yo conduje hasta aquí—sonrió al notar la sorpresa del castaño—mi esposo compró un auto para mi y ahora podré trasladarme a donde yo quiera.

—Eso significa que tampoco hoy lograré conocer al hombre que robó tu corazón—ella sintió que su pecho se estrujaba e intentó con todas sus fuerzas mostrarse alegre frente a Neji. Cuando la visitó anteriormente, ella aún no descubría el engaño y no se vio obligada a fingir, sin embargo, ahora ya sabía todo y debía actuar para no preocuparlo.

—¡Ya sabes! Madara es un hombre muy ocupado, pero apenas tenga oportunidad, te invitaré a cenar para que se conozcan ¿que te parece?

—Claro... tú sólo dime cuando y yo haré tiempo—el Hyuga miró el reloj y se dio cuenta que ya iba ser hora de la comida. La ojiluna lo notó mirando la hora y creyó que había llegado en un mal momento. Él era un hombre muy ocupado y sólo a ella se le ocurría ir a quitarle el tiempo sin avisarle.

—Tu puedes continuar con tus labores, mientras yo paseo por los alrededores—le ofreció queriendo mostrar interés. Neji sonrió negando con la cabeza y oprimió el botón del teléfono.

—¡Dígame señor!—ambos escucharon la voz de la secretaria.

—Cancela todos mis pendientes y pasa las citas a Rock Lee... me voy ahora y regreso hasta mañana—Rock Lee era amigo de la infancia de Neji y ahora trabajaba con él en las empresas Hyuga. La morena lo miró sin poder creer que cancelara todo por ella.

—Como diga señor—Neji recogió sus cosas y condujo a su prima afuera de la oficina.

—Pasaré el resto del día contigo y te llevare a conocer los mejores lugares de la cuidad ¿que ye parece?—la chica no podía estar más feliz, después de tanto tiempo sintiéndose sola, finalmente estaría con una de las personas que mas quería.

—Estaré encantada—respondió y ambos salieron de la oficina.

—¡Hasta mañana Matsuri!—la joven asintió sonrojada hacia ambos Hyugas.

—Es muy guapa tu secretaria—soltó Hinata cuando entraron en el elevador.

—¿Matsuri? ¿En serio?—la morena rodó los ojos ante lo descuidado que podía ser Neji en el ámbito romántico.

—Neji... ¿no me digas que no lo has notado? Además, es evidente que se siente atraída hacia ti, como le sucede a todas las chicas a tu alrededor—el rostro del castaño no mostraba algo más que desconcierto y confusión ¿De verdad podía ser tan despistado con su propia secretaría?

—Por supuesto que no, ella nunca se ha insinuado, siempre me trata con respeto y es muy buena en su trabajo—afirmó en el mismo momento en que las puertas del elevador se abrieron. Los empleados saludaron a los primos con respeto, especialmente a Neji, lo cual llenó de orgullo a la ojiperla.

—Puede que me equivoque, pero su actitud demuestra que está interesada en ti y hasta donde se, aún no tienes novia.

—¡Hinata!—la chica sonrió con la advertencia de su primo y subió al auto de este. Decidieron pasear en el vehículo de Neji y más tarde regresarían por el de ella.

—Esta bien... mejor dime ¿a dónde me llevarás primero?—cuestionó aún sonriendo y después recordó la entrevista que tenía el día siguiente—Bueno, antes que me respondas ¿podrías pasar por esta dirección?—Neji miró el celular donde tenía la información. Antes que el muchacho pudiera cuestionar el motivo, ella le explicó lo  que debía hacer el día siguiente.

...

Los primos pasaron el día en diferentes sitios, tales como el apartamento de Neji, la agencia de modelos, centro comercial y lugares importantes en caso de ser necesarios.

Por último, llegaron a un bonito restaurante para cenar.

[...]

Madara se reunió con sus sobrinos en la jefatura de policía y allí le explicaron los términos de lo que haría si aceptaba unirse a ellos. En un principio, estuvo renuente, pero a medida que fue escuchando, su resistencia fue disminuyendo y finalmente aceptó ser el jefe principal, el hombre con el más alto rango dentro de la jefatura y sus alrededores. Nadie podía liderar mejor que él y lo mejor de todo, era que sus sobrinos, laborarían hombro a hombro con él.

—Felicidades Madara, será un alivio poder retirarme sabiendo que dejó el puesto en las mejores manos—repuso el viejo Hiruzen Sarutobi, quien tenía más años de los que hubiera deseado, liderando la policía.

—Esto amerita una celebración—soltó Obito y todos los presentes estuvieron de acuerdo con él.

—De hecho... si la habrá, al igual que ocurrió muchos años atrás, cuando yo llegué al liderazgo—aclaró el anciano, el cual ya no veía la hora de retirarse a su hogar donde pasaría lo que le quedara de vida en completa paz.

—Para mi es todo un honor ser parte de esta organización y respecto a la celebración, no es algo que sea de mi interés, sin embargo, si es tradición, accederé al protocolo—aclaró Madara quien se había mantenido en silencio durante las conversaciones.

—Entonces todo esta listo... en dos semanas realizaremos el cambio del mando al nuevo jefe, como también mi retiro—concluyó Hiruzen estrechando la mano del azabache.

—Para ese tiempo, su placa estará lista y también la oficina—añadió Rin, una oficial castaña que trabajaba en el área de los archivos. Obito sonrió y le cerró un ojo, logrando que Itachi, negará con la cabeza.

—¿Podemos invitar a nuestros amigos a la fiesta?—cuestionó Anko, una guapa oficial que también laboraba cerca de Rin.

—Por supuesto, la celebración es algo importante y por ende, deben traer a sus amigos y familiares—respondió el mayor.

—¡Genial! Le pediré al sexy de Kakashi que me acompañe—Obito puso los ojos en blanco y Rin se sonrojó. Luego se unieron más miembros de la jefatura y las discusiones no se hicieron esperar. Madara se despidió antes de perder la paciencia y cuando salió, recordó que también debía ser dado de baja oficialmente del ejército y conociendo a Hashirama, iba querer hacer otra celebración.

Subió a su auto y se ocupó de realizar todos los pendientes. Cuando terminó con todo, arribó a su hogar y apretó los puños en el volante de su auto. Hinata aún no regresaba y eso, por alguna razón que ni él mismo podía explicarse, lo molestó infinitamente.

Bajo del auto y observó las luces de otro vehículo que se acercaba. Se detuvo pensando que se trataba de la Hyuga, pero cuando se acercó, comprobó que no era ella.

—¿Que haces aquí Samui?—la rubia sonrió y se acercó a él. Ella vestía una minifalda a juego con una blusa, la cual no dejaba mucho a la imaginación.

—¿Es esta la forma de recibir a tus amigas? ¿Acaso no me invitarás a pasar?—el Uchiha lo pensó por unos segundos y no tuvo otro remedio más que acceder, puesto que ellos eran compañeros de trabajo y no pensaba hacer nada con ella.

—¡Bien...! Ahora dime ¿cómo supiste dónde vivo? Como también ¿el motivo de tu visita?—inquirió, luego de pasarla a su oficina, ya que no quería molestar a Hinata cuando llegará y la viera en la sala. De todos modos, se aseguró de dejar la puerta un poco abierta, de ese modo la escucharía llegar.

—Tu dirección ya la conocía desde tiempo atrás y el motivo de mi visita, creo que es obvio...—la rubia se puso de pie y sensualmente camino hasta la silla tras el escritorio, misma que ocupaba Madara.

—Deténte Samui... no olvides que soy un hombre casado—ya para ese momento, ella se había prácticamente sentado en su regazo y comenzaba a desabotonar la camisa que vestía el Uchiha. Madara tenía mucho tiempo sin sexo y aunque trataba de mantenerse firme, esa mujer siempre lograba seducirlo.

—Sólo relájate—la chica se refregó sobre su miembro, al mismo tiempo, que se bajaba la blusa exponiendo los senos.

—¡Samui!—le advirtió con la poca cordura que le quedaba.

—Lo se todo guapo, se que tu matrimonio no es real y que fue tu hermano quien se hizo pasar por ti—el azabache se tensó y ella continuó—pero no te preocupes, sabes que yo no diré nada y aunque lo hiciera... nadie me creería, sería mi palabra contra la tuya y Hashirama, no dudaría de ti.

—¿Cómo?—atino a cuestionar el varón.

—La noche de la cena, me di cuenta del comportamiento de tu hermano con ella y no me tomó mucho tiempo saber que ellos dos tenían algo oculto. Sabía que no obtendría nada de ti y me dediqué a investigar a tu esposa—Madara permaneció en silencio—pronto di con la verdad... Te confieso que al conocerla, me sentí muy celosa de ella, pero ahora que se la verdad, ya no la considero rival... además, antes de llegar aquí, la encontré paseando con un hombre increíblemente sexy—el corazón del Uchiha latió frenético aumentando su ritmo cardiaco al igual que su respiración, no obstante, la chica no había dejado de masturbarlo con la mano y a esas alturas ya no pensaba con claridad, después de todo, Samui tenía razón, el matrimonio no era realmente una unión de total acuerdo y ella ya hasta se mostraba con otros.

Sin poder contenerse, la giró y sin retirarse la ropa por completo, la penetro sobre el escritorio. Los sonidos eran audibles, sin mencionar los exagerados gemidos de la chica. Cuando estaba por terminar, se apresuró a salir de ella y terminó en su espalda.

—Ahora debes irte, no quiero que mi esposa te encuentre aquí cuando regrese—en menos de un minuto, se acomodo la ropa y se arrepintió de haber sucumbido al deseo en la casa que compartía con la Hyuga. Ella ya sabía que él tenía algo que ver con Samui y no le pidió que no lo hiciera, lo único que pidió, fue respetar la casa donde también vivía ella y no lo hizo.

—Creí que me ibas a pedir dormir contigo, después de todo, tu matrimonio es sólo un acuerdo—también ella comenzó a re acomodar la ropa y bebió el trago que Madara le había servido cuando llegó—¿Quien te dice que ella no este en este mismo momento entregándose a su amante?—Madara enfureció y tomó el bolso de la rubia, luego la tomó también a ella del brazo y la llevó afuera, directamente a su coche.

—No regreses aquí, ella y yo quedamos en respetar el lugar donde vivimos... también acordamos guardar las apariencias, así que te pido que cuando nos encontremos en público, no te acerques a mi, no quiero que ella se sienta incomoda—no fue una solicitud, sino una orden.

—Pero Madara—el azabache no la dejó continuar argumentando.

—Sin peros Samui, ya te lo dije y será mejor que lo entiendas, después de todo, tu y yo no somos más que amantes de ocasión, no hay nada que nos una... ahora márchate y no regreses por aquí—sin esperar respuesta, regreso a su hogar y la rubia no tuvo otra alternativa que irse.

[...]

—¿Que pendientes hay para hoy?—cuestionó un atractivo hombre albino a su asistente.

—la chica que recomendó la señora Kaana ya está aquí—Tobirama Senju era uno de los dueños de la agencia de modelos más famosa de Japón. El albino se había asociado con Ashura y Kaana Otsutsuki, la esposa del castaño, la cual era dueña de varias casas de moda. Los varones se conocieron por medio de Kaana, puesto que ella y el Senju, fueron compañeros de universidad, luego se enteraron que Hashirama e Indra eran compañeros del ejército, formando así, una sólida amistad, que con el tiempo, los llevó a una sociedad laboral.

—¿La diseñadora que recomendó la joven Yamanaka?—sabía por medio de Kaana que la joven le había pedido una oportunidad para una nueva diseñadora. Ino conoció a Kaana en una fiesta que ofreció Kushina, la madre de Naruto y desde ese día se cayeron muy bien.

—Así es señor—respondió Konan. La asistente también conocía a Ino y a Sakura, incluso algunos días, se iban a bailar en los clubes nocturnos. Naruto y Nagato, su novio, eran primos y por medio del imperativo rubio, conoció a las dos chicas.

—Entonces pásala a mi oficina y por favor, tráeme un café—Konan asintió y Tobirama se dirigió a su oficina. No tenía idea de quién era la chica, sin embargo, les urgía una persona que se encargara de los modelos para las siguientes temporadas. Ni hablar, debía entrevistarla para saber si les convenía contratarla, o si tenía que rechazarla como a las que entrevistó anteriormente.

...

Hinata se aferraba a su portafolios donde llevaba muestras de sus diseños, como también su currículum. Se levantó antes de salir el sol y se esmeró con su arreglo. Tenía que dar una buena impresión y llegó con casi una hora de anticipación. Neji le dijo que todo estaría bien, que no debía mostrar inseguridad y ni hablar de los innumerables consejos de Ino, no obstante, al entrar al lugar, de inmediato se sintió intimidada.

—Buenos días... tu debes ser Hinata ¿verdad?—la ojiperla levantó el rostro y asintió cuando se encontró con una hermosa mujer de cabello corto y ojos ámbar—Mi nombre es Konan y soy la asistente de Tobirama Senju, el encargado de tu entrevista—la joven reaccionó al escuchar el nombre de quien la entrevistaría.

—Buenos días... Hinata Hy- Uchiha para servirle—Konan arqueo una ceja al escuchar su nombre. Ella conocía a los Uchihas y no había visto a esa joven junto a ellos. Luego recordó la noticia sobre el reciente matrimonio de Madara ¿acaso esa joven era la esposa de ese hombre? De ser así, era muy extraño, puesto que a simple vista, eran totalmente opuestos.

—Tobirama esta por llegar y apenas lo haga, anunciaré tu presencia—la morena asintió sonriendo—¿Quieres algo de beber mientras esperas?

—No se molesté, e-estoy bien, gracias—Konan sonrió y se marchó para revisar los próximos contratos. Hinata jugaba con los dedos en lo que le parecieron horas, no obstante, apenas llevaba cinco minutos sentada en los elegantes sillones de cuero negro colocados en la sala del tercer piso. Miró a varios jóvenes de aspecto exótico y pronto comprendió que eran modelos. Se distrajo mientras los veía y no se dio cuenta del momento en que Konan regresó para llevarla a la oficina de su jefe.

—Tobirama te espera en su oficina, ven conmigo—Hinata se sintió mas nerviosa y cuando estuvieron frente a la puerta, la asistente se giró a verla—Tranquila... no es tan malo cómo parece—la Hyuga se puso mas ansiosa, pero de todos modos agradeció la aclaración. La asistente tocó dos veces la puerta y desde adentro se escuchó un, adelante, proveniente de una voz fuerte, varonil, pero sobre todo, autoritaria—Pasa... yo regreso en un minuto con el café ¿estás segura que no quieres nada de beber?—volvió a ofrecer.

—Sólo agua—ya no quiso rechazarla después de lo amable que se estaba portando con ella. Konan asintió y sostuvo la puerta dejándola entrar en la pulcra y elegante oficina. La Hyuga miró en todas las direcciones hasta que finalmente enfocó el cabello grisáceo tras la pantalla de una computadora—¡Con permiso!—en ese momento, el Senju dejó de ver el monitor para enfocarse en la dueña de esa dulce voz y se encontró a la insegura joven sosteniendo un portafolio contra su pecho.

—Tome asiento—Tobirama le indicó una de las sillas frente a él y cuando ella lo hizo, continuó—Mi nombre es Tobirama Senju y soy quién se encargará de su entrevista y también de revisar su currículum... ¿me haría el favor de entregármelo?—la morena salió de su transé en el que se adentró cuando miró al increíblemente apuesto hombre.

—Si, aquí tiene—la joven se golpeó mentalmente para no mostrar inseguridad. El hombre frente a ella parecía inflexible y no vería con buenos ojos a una persona insegura, todo era el equivalente de una presa mostrando miedo ante el predador.

—¡Con permiso!—Konan entró sin esperar respuesta del Senju y colocó el café a un lado del escritorio, luego se dirigió hacia la ojiperla y le entregó una botella de agua—Si necesitaban cualquier cosa, sólo díganme.

—Gracias—respondió la Hyuga antes de que la fémina se marchara. Tobirama no pareció notar a Konan, puesto que toda su atención estaba dirigida a los diseños y al currículum de la morena.

—Aquí dice que tiene poco tiempo de haber graduado—soltó mirándola directamente a los ojos—también dice que no tiene experiencia laboral, lo cual es un problema, puesto que deje en claro que sólo buscábamos personas con experiencia—la ojiperla pasó de estar completamente roja por la mirada del albino a quedarse pálida. No iba a obtener el trabajo con el que ya se había hecho ilusiones—Sin embargo, luego de ver los dibujos de sus diseños, anudado a las fotografías de todo su trabajo, creo que podemos considerarla para el puesto—la sonrisa de la chica adorno su pálido rostro.

—¿De verdad?—la emoción no le permitió decir algo mas coherente.

—Deberá firmar un contrato de exclusividad con nosotros y deberá estar disponible para los desfiles de moda dentro y fuera del país—el Senju notó el desconcierto en el rostro de la joven y se apresuró aclarar—Durante los desfiles, a veces suceden accidentes con los diseños y la persona responsable de hacerlos, debe estar cerca para repararlos sin detener el desfile ¿está de acuerdo?—la rojiza mirada clavada en sus orbes, hacia que Hinata temblará ¿que hombre era ese? ¿Cómo podía haber tanta perfección en una sola persona?

—Si-si, claro... no hay ningún problema con eso—respondió sintiéndose avergonzada por su comportamiento frente a él. Tobirama asintió y levantó el teléfono para llamar a Konan.

—¡Estoy aquí!—la fémina entró de nueva cuenta y los miró sonriendo.

—Pídele a Kaana que venga aquí y mientras tanto, muéstrale a la señorita...—Tobirama arqueo una ceja cuando leyó el nombre completo de la ojiperla—¿Uchiha? ¿Hinata Uchiha?—su atención se fue hacia la nombrada.

—Antes de casarme era Hyuga, pero desde que me case, soy Uchiha... de hecho, hace tan poco tiempo, que ni siquiera yo me he acostumbrado—era de esperarse que las personas se confundieran, dado que aún no cambiaba el nombre de su currículum, donde aparecía como Hyuga y en la solicitud de trabajo firmaba como Uchiha.

—Me disculpo por mi curiosidad y desde ahora le aclaro que no está obligada a responder si no quiere—se apresuró a dejar todo claro, pues no podía creer que fuera ella la esposa de Madara—¿Con cuál de los Uchihas está casada?

—Con Madara—respondió sin sentirse orgullosa y ese detalle, no pasó desapercibido por el suspicaz Senju.

—Ya veo—murmuro Tobirama—Como te decía, lleva a la señora Hinata a conocer toda la agencia, luego que terminen, aprovecharemos la hora del almuerzo para firmar el contrato... ¿Esta de acuerdo con todo?—de nuevo esas enigmáticas orbes fijas en las perlas, la hacían temblar.

—Lo estoy señor Senju—él asintió y Konan se encargó de hacer todo lo que su jefe le pidió. Condujo a la morena a todos los lugares de la agencia. Hinata sentía ganas de llorar. Su felicidad por haber obtenido un puesto en ese lugar, la dejó con una indescriptible felicidad. Para eso se había preparado los últimos años, sin embargo, ni siquiera se imaginó que en tan poco tiempo, llegaría a colocarse en esa exclusiva agencia. Hanabi se iba sentir muy orgullosa cuando lo supiera.

—Buenos días Konan ¿Tobirama está en su oficina?—cuestionó una guapa mujer con cabello negro.

—Buen día Kaana, Tobirama si se encuentra y me mando a buscarte—la peli-negra notó la presencia de Hinata y le dio una sonrisa.

—Eres la amiga de Ino ¿verdad?—preguntó estando segura de la respuesta y la morena asintió—Kaana Otsutsuki... es un placer conocerte, Ino me habló muy bien de ti.

—Hinata Uchiha para servirle—de nuevo la misma expresión se sorpresa en los rostros de quienes escuchaban su nombre. La ojiperla no sabía si lograría acostumbrarse a tal cosa.

—Esposa de Madara ¿no es cierto?—Hinata asintió y Konan explicó que Tobirama ya la había contratado y que le mostraría el lugar—En ese caso... Bienvenida a nuestra familia—añadió antes de despedirse.

...

Una hora más tarde, Tobirama, Hinata y Konan, bajaron del auto perteneciente al Senju. Él dijo que irían en su auto y ninguna de las dos féminas intentó contrariarlo.

El restaurante era elegante y sobre todo agradable. Pidieron lo que comerían y pronto la conversación se centró en el contrato que el Senju colocó sobre la mesa. Konan no podía evitar sonreír al notar el nerviosismo de la ojiluna ante la sola presencia de Tobirama. Definitivamente mirar de cerca la interacción entre ambos iba ser algo digno de apreciar.

El varón leyó una a una las cláusulas del contrato como el profesional que era, mientras ella escuchaba atentamente. La idea del albino, era que Kaana los acompañara, pero no pudo hacerlo debido a otra reunión pendiente.

—Quedando todo aclarado ¿tiene usted alguna duda antes de firmar?—inquirió entregándole los documentos y un bolígrafo.

—Ninguna duda señor Senju—la joven firmó y el camarero regresó con los platillos que ordenaron. Tobirama guardó todo y por primera vez en ese día, mostró una pequeña mueca de sonrisa.

—Entonces con todo arreglado, la esperamos el próximo Lunes a las ocho en punto—el celular de Konan sonó y se disculpo para responder, dejando a la Hyuga a solas con el estoico Senju—Leí en su currículum que también diseña otras cosas además de ropa—repuso el varón para tratar de relajar a la chica, de lo contrario, estaba seguro que terminaría ahogándose por los nervios.

—Así es, he diseñado y hecho varios artículos como cortinas, cubiertas de sofás, ropa de cama... prácticamente manejo todo lo que tenga que ver con las telas—respondió con entusiasmo.

—Entonces me imagino que ha diseñado disfraces de mascotas ¿o me equivoco?—Tobirama trataba de continuar la conversación y quiso jugarle una broma, no obstante, ella sonrió.

—No se equivoca y puedo probarlo—la joven tomó su celular y buscó en la gran galería de fotografías, encontrando la de Hauter vestido de duende navideño—véalo usted mismo—Tobirama extendió la manó para sostener el celular de la chica e involuntariamente sonrió.

—¡Cielos...!—le regresó el celular aún sonriendo—Yo sólo bromeaba—ella sonrió y a partir de ese momento, el ambiente se hizo mucho más liviano para ella.

—Surgió un contratiempo en mi apartamento, parece que un vecino estropeó mi puerta—anunció Konan, quien se acercó a la mesa sólo para tomar su bolso—el oficial del edificio requiere mi presencia—Tobirama ofreció llevarla, pero la chica declinó diciendo que tomaría un taxi—Hasta luego Hinata, te veré el Lunes—la Hyuga asintió y miró como la fémina salió a paso rápido.

—No se preocupe, así es ella—aclaró el Senju al notar la preocupación en el rostro de la chiquilla.

—¿Desean un postre?—cuestionó el camarero y la atención de ambos varones se fue a la morena.

—Pida lo que desee Hinata—la chica negó puesto que no quería hacer más larga la hora de comida. Luego de pagar la cuenta, ambos salieron del lugar y el Senju como todo un caballero, abrió la puerta de su auto para que ella subiera.

—Gracias por todo... el Lunes estaré aquí sin falta—la morena subió a su propio auto y se sonrojó de nueva cuenta cuando el Senju la miró fijamente mientras asentía.

Condujo sonriendo y llamó a Ino para contarle, luego envió en mensaje a Neji. Tenía cinco días libres antes de comenzar a trabajar, así que aprovechó que todavía era temprano para regresar a su hogar y empacar una mochila. Esa misma tarde se iría a Konoha. Por primera vez desde que descubrió el engaño de Izuna, se sentía con nuevos ánimos y no dejaría que nadie la volviera a perturbar.

[...]

—¿Como fuiste tan descuidado? ¿Sabes lo que puede suceder si alguien se entera?—reprendió Kakashi a Madara, luego de escuchar que había tenido sexo con Samui.

—Ella ya lo sabe todo y la verdad... bueno, tu me conoces, yo no soy un santo—Hatake puso los ojos en blanco—ademas Hinata y yo ya hablamos de ese tema y ayer se dejó ver con un tipo.

—¿Que quieres decir?

—Dejamos claro que son dos largos años y por lógica, nos veremos involucrados sexualmente con algunas parejas y al parecer, ella no perdió tiempo en reemplazar a mi hermano—murmuro molestó y el abogado no logró escucharlo.

—¿Ella estuvo de acuerdo con eso?—Kakashi arqueo una ceja con incredulidad, dado que no creía que la joven ya se hubiera involucrado con otro hombre, sobre todo, luego de verla tan dolida por la resiente traición.

—¡Bueno! Fui yo quien expuse el tema y ella aceptó... ademas desde ayer en la mañana se marchó a no se donde, seguramente con el tipo que la miraron y anoche ni siquiera regresó a dormir—aún se sentía molesto al decirlo. Esa mañana se despertó temprano y armado de valor se dirigió a la habitación de su esposa, sólo para encontrarla vacía, dejando claro que no llegó a dormir.

—Debe haber tenido sus motivos para...—Kakashi se quedó en silencio mirando hacia el estacionamiento.

—¿Que pasa? ¿Que estás viendo?—Madara siguió la mirada de Hatake y encontró una escena que lo puso furioso—¿Que demonios hace Hinata con ese imbecil? Ahora entiendo porque no llegó a dormir... vaya que no perdió el tiempo—soltó sin pensarlo cuando la miró con Tobirama.

—No saques conclusiones apresuradas—lo reprendió Kakashi—ademas como tú mismo lo dijiste, ustedes ya hablaron sobre tener parejas sexuales y si la chica desea tener a mas de uno, es muy su problema ¿no crees?

—Así es, pero se supone que debemos guardar las apariencias y fue ella quien más se esforzó en dejar claro ese punto—Hatake sonrió por la molestia que mostraba su amigo—Tendré que hablar con ella—a partir de ese momento, el azabache se puso de muy mal humor y prácticamente ni comió. Se despidió de Kakashi y regresó a su finca. Los guardias de la entrada lo saludaron y cuando estacionó, enfocó el auto de Hinata.

Aún cabreado entró en la casa dispuesto a dejar las cosas claras. Estaba por ir a la habitación de su esposa cuando ella salió cargando algo de equipaje.

—Que bueno que regresó, pensaba dejarle un recado con los guardias—la ojiluna sonrió y se dirigió al auto para dejar lo que llevaba—Me voy a Konoha un par de días...—la joven fue interrumpida por el Uchiha.

—¿Podemos hablar?—Hinata colocó sus pertenencias en el vehículo y regresó.

—Claro ¿que sucede?—se paró frente a él esperando que hablara rápido para marcharse.

—Se que dejamos en claro el punto de tener amantes, pero no creo que hable bien de ti, pasear con ellos por la cuidad y no conforme con dejarte ver, te quedas a dormir...—la chica lo interrumpió molesta.

—¿Esta insinuando que anoche me quede con uno de mis amantes?—cuestionó retórica.

—No se trata de lo que yo insinué, sino de tus propios actos—antes que ella dijera algo Madara continuó—Te recuerdo que puedes hacer lo que quieras pero fuiste tú misma quien estuvo de acuerdo en guardar las apariencias—el Uchiha frunció el ceño ante la sarcástica risa de la Hyuga—¿Te parece divertido? Yo estuve preocupado por tu ausencia y tú estabas...—la postura de la joven cambio a una de completa arrogancia hacia él.

—No sabe como lo lamentó, la próxima vez que me revuelque con mis amantes, le avisaré para que no se preocupe por mi y pueda dormir con la conciencia tranquila sabiendo que cumple su palabra—la chica no borro la sonrisa y el azabache se enfureció más.

—¿Te estás burlando de mí?

—Por supuesto que no... o dígame ¿hay algo por lo que debería hacerlo?—la morena se canso de la conversación y sin decir nada avanzó a la salida, pero Madara la tomó del brazo.

—¡Basta Hinata! No juegues conmigo—la joven se deshizo del agarré y se veía furiosa.

—No se equivoque, yo no juego, simplemente me enferma que presuma de lo que carece.

—¿Que quieres decir?—la morena lo miró con despreció y Madara fue consiente.

—De verdad, no tengo tiempo para continuar esta patética conversación... a fin de cuentas, usted es igual a su hermano—el Uchiha se veía furioso, no obstante, el rostro de Hinata continuó sin mostrar intimidación.

—No me insultes y te exijo el mismo respeto que yo he tenido contigo—ordenó a punto de perder la paciencia.

—Por favor... no sea absurdo, usted podrá ser un héroe, una persona respetable, pero su palabra, no tiene validez—Madara se quedó en silencio sin saber a que se refería—Regresó en dos días, disfruté la casa como lo hizo anoche—la morena hizo una reverencia y se marchó dejándolo sin palabras. Cuando finalmente reaccionó y salió, ella ya se había marchado. Le hizo una seña a los guardias para que se acercaran.

—¿Alguno de ustedes le comentó a la señora sobre la mujer que estuvo aquí anoche?—debía descartar sus sospechas.

—No, nosotros no le dijimos nada señor, pero ella misma debió verla—aclaró uno de ellos.

—¿Como? Ella no llegó anoche.

—La señora llegó media hora antes que usted, la trajo un joven que ya había venido a visitarla y esta mañana muy temprano, fue el mismo joven, quien vino por ella—Madara se tensó y sin decir nada, regresó adentro de la casa.

Continuara.

Me disculpo por la demora, como los errores de ortografía que seguramente se me quedaron, cuando los encuentre los corregiré. Para quienes siguen No quiero ser ella, esa sera la próxima actualización 😊💕

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