Capitulo 5

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


¡Encantada de conocerte cariño!—la ojiperla se sorprendió al versé presa en los reconfortantes brazos de una elegante dama—Soy Mikoto Uchiha, la hermana me Madara y ahora tu cuñada—la chica se relajó y correspondió a la muestra de cariño.

—Hinata Hyuga... quiero decir Uchiha para servirle—Madara miró como su hermano, no apartaba la mirada de la joven y de continuar así, comenzaría a llamar la atención de los invitados.

—Esté es mi esposo Fugaku—la morena saludo al esposo de Mikoto—a Itachi ya lo conoces—ella asintió encontrándose con las oscuras orbes del mencionado—y esté de aquí—la fémina estiró el brazo de un corpulento y apuesto muchacho el cual a pesar de ser muy guapo, no parecía tener el mismo carisma que Itachi, sin embargo, el parecido del joven con Izuna, la dejó muy consternada e instintivamente volteó a buscarlo. Gracias a las personas que la rodeaban, no le fue posible enfocarlo—es mi hijo menor Sasuke—el mencionado, escudriñó a la chica con escepticismo, ella era muy joven para Madara y no dudó que se trataba de una trepadora buscando colarse de la fama que poseía su tío. No sería la primera, ni la última que se acercará a él, con esas intenciones, aunque con ella si se caso.

—Y este encantador apuesto e irresistible hombre... es Obito Uchiha, un servidor... encantado de conocerte Hinata—la ojiperla se quedó procesando lo que acaba de escuchar, luego miró a los otros incluyendo a Madara y todos rodaron los ojos. Entonces comprendió que se estaba auto adulando y no pudo contener la risa. En realidad, el hombre si era muy apuesto y al parecer, también era bastante agradable en cuanto a su carácter.

—Mucho gustó Obito—se estaban saludando, cuando se unió otro joven, igual de encantador que los otros y se presentó como Shisui Uchiha, sobrino de Madara ¿que acaso todos los miembros de esa familia eran bellos?

—Terminado con la familia seguimos nosotros, la otra familia—Madara negó con la cabeza cuando Hashirama se acercó hasta ellos y en ese momento, se presentaba con la chica. El desvergonzado de su amigo, sostuvo la mano femenina y depositó un beso, logrando que ella se sonrojara, no era para menos con semejante caballerocidad, pocas mujeres eran capaces de salir inmunes a los encantos del Senju—Te felicito por atrapar a este grandulón, pues hasta ahora, nadie lo pudo lograr y vaya que lo perseguían las damas, las cuales tendrán los corazones rotos—Madara quería golpear a Hashirama.

—¡Hashirama...! Asustaras a mi esposa, ademas no creo que debas divulgar mi pasado—Madara alejo a su amigo de la joven, de lo contrario, le contaría los nombres y las descripciones físicas de las mujeres con las que se acostaba—No entiendo porque no trajiste a Mito, por lo menos ella te hubiera controlado y para este momento, estarías castigado en un rincón.

—Porque gracias a ti, ella terminó conmigo—soltó sonriendo.

—¿Y que hice yo para ocasionar tal cosa?

—Apenas se enteró que pensabas retirarte y que te casaste, comenzó a decir que también yo debía pensar en retirarme del ejército y formar una familia... Se puso tan terca que cuando me negué, me echo de su casa y de su vida sin detenerse a pensarlo—relató despreocupado.

—¡Eres un tarado!—Madara negó con la cabeza, pues estaba seguro que en poco tiempo, el idiota iba arrepentirse. Los saludos a su esposa no cesaron y ahora fue el turno del Otsutsuki.

—Indra Otsutsuki para servirle—de nuevo la joven Hyuga creyó que se desmayaría, pues otro apuesto caballero le besaba el dorso de su mano. Ahora comprendía que no sólo los Uchihas eran bellos.

—Así que decidiste casarte—una exuberante rubia se colocó frente a Madara, ignorando por completo a la ojiperla—vaya sorpresa Madara—la forma en que la recién llegada se colgó del brazo de Madara, incómodo un poco a la Hyuga, dado que se sintió una usurpadora. Quizás ellos tenían algo, tal como lo dijo el castaño y por el desastre que fue su matrimonio, se iban a ver obligados a separarse.

—Lo hice Samui y esta bella dama es mi esposa—el azabache intentó zafarse del agarre, pero no quiso ser brusco y no lo consiguió. Ella trabajaba en el ejército y ocasionalmente mantenían relaciones sexuales sin que nadie lo supiera, incluso antes de tomar las vacaciones, tuvieron sexo en los vestidores dentro de la base. Lo que significaba, que apenas unos días antes de su matrimonio, estaba con ella. En ningún momento le sugirió que pensaba casarse ni que tenía a alguien, lo que haría difícil que la posesiva rubia lo creyera. Debía tener cuidado con lo que diría frente a ella.

—¡Hola!—fue el escaso saludo que recibió la ojiperla, pues la chica continuó estrujando sus enormes senos en el brazo de Madara, mientras deliberadamente, le daba la espalda.

—Con permiso—Hinata se alejó un poco de ellos, dado que no era cómodo estar montando esa escena en medio de todos. Camino buscando un lugar para sentarse y con un poco de suerte, pasar desapercibida, sin embargo, eso le sería muy difícil, pues la mayoría de los presentes la veían como si la estuvieran evaluando. En momentos como eseos echaba mucho de menos a Neji, a Kiba y por supuesto, a Hanabi, la cual, no se hubiera quedado con los brazos cruzados ante la actitud grosera de la rubia.

—¡Hina! ¿Eres tú?—la morena se volteó y se encontró con un rostro conocido.

—¡Ino!—la rubia acababa de llegar y cuando miró ese color de cabello, se acercó a comprobar a quien le pertenecía.

—Llevó meses tratando de comunicarme contigo... Cuando no respondiste tu celular, comencé enviando mensajes a tus redes sociales, también a tu correo electrónico, pero no obtuve nada—se quejó Ino—y ahora te encuentro en el lugar que menos imagine... ¿Que haces aquí? ¿Viniste con tu padre?—la Yamanaka llegó después de las presentaciones y por ende, no entendía a que se debía la presencia de su amiga en casa de Sasuke.

—Yo-yo...—la ojiperla no atinó a decir nada, pues no estaba preparada para encontrar a alguien conocido.

—¿Ustedes se conocen?—preguntó Sasuke, quien al ver llegar a una de sus invitadas, se dirigió hacia ella para recibirla.

—Por supuesto, nos conocemos desde niñas... ella es Hina, de quien tanto te he hablado—el joven frunció el ceño. Eso quería decir que la esposa de su tío, era de quien tanto hablaba Ino—y te confieso que no esperaba verla en la fiesta para celebrar el matrimonio de tu tío—el nerviosismo de Hinata aumentaba.

—Ya veo... entonces ¿ella es la diseñadora de la que hablaban?—Ino asintió —¡Bueno! Ahora no necesito presentarte a la esposa de mi tío, puesto que ya la conoces.

—¡Hinata! ¿En serio te casaste con Madara Uchiha? ¿Cómo? ¡Esto es extraño! No lo puedo creer, ustedes dos no tienen nada en común—la ojiperla recordó la conversación que tuvo con Madara, sobre su supuesta historia de amor. Era hora de comenzar actuar, después de todo, esa sería la primera de muchas veces en que tendría que hacerlo.

—Lo se, eso mismo dijo mi padre, sin embargo, fue algo que aún no me puedo explicar... Él es tan encantador, apuesto, es un gran ser humano y desde que nos conocimos, lo he admirando—se sorprendió a sí misma por mentir sin titubear.

—¡Hina!—exclamó sorprendida—En serio lo amas ¿no es cierto?—la rubia sonrió complacida con la respuesta que recibió de su amiga, pues era la primera vez que ella aparentemente se había enamorado.

—Así es—respondió sonriendo—Pero ahora cuéntame ¿cómo conoces a la familia de mi esposo?—cuestionó en un intento de desviar la conversación, dado que no mentía bien y si continuaba haciéndolo, Ino lo notaría.

—¿Recuerdas a Naruto?

—¿El joven rubio de ojos azules?

—Ese mismo... bueno, Naruto y Sakura estuvieron saliendo durante algunos meses y fue él, quien nos presentó a Sasuke.

—Que coincidencia—soltó la ojiperla—¿Y Sakura? ¿Ella no vino contigo?

—No pudo, ella fue a cenar con la familia de su actual novio —la rubia sonrió al ver el desconcierto en el rostro de la Hyuga—Déjame explicarte, Naruto nos presentó a Sasuke y también a Gaara, el cual de inmediato quedó prendado de Sakura y en el tiempo que procedió, Naruto y ella acordaron que funcionaban mejor como amigos que como novios... una vez quedó libre, comenzó a salir con Gaara y ahora ya son pareja—Ino le contó que algunas veces se veían con Tenten, la cual al igual que ella, acababa de terminar su carrera. La diferencia era que la castaña se recibió de abogada. En minutos, Ino intentó ponerse al día con los últimos acontecimientos, sin embargo, era evidente que necesitaban mucho tiempo para continuar y Sasuke, no se caracterizaba por poseer mucha paciencia.

—Vamos a saludar a mis padres... luego terminan de conversar—la llamó Sasuke y la ojiperla asintió, después de todo, debía buscar un baño.

Preguntó a uno de los empleados que le ofreció algo de beber y le indicaron hacia dónde Ir. Camino pensando en quedarse mucho más tiempo del necesario, pues apenas llevaba alrededor de veinte minutos en esa fiesta y ya quería salir corriendo. En el momento en que divisó la puerta del baño, alguien la tomó del brazo y la estiró hacia un solitario pasillo.

—¿Que estás haciendo Hinata? ¿A que estás jugando?—Izuna estuvo esperando el momento adecuado para hablar con ella sin que nadie interrumpiera y apenas la miró preguntando por algún lugar, se deshizo de Mei para seguirla, después de todo, Madara estaba muy entretenido con una de sus amantes.

—Aléjese de mí—la chica intentó soltarse del agarre, pero él era muy fuerte y no consiguió moverse—le pedí que no volviera acercarse ¿pretende formar un escándalo?

—¡Mi amor! En este momento lo único que me importa eres tú—se acercó al cuello femenino y cerró los ojos al percibir el aroma proveniente de ella—No tienes idea lo mucho que te amo y no soporto saber que estás con mi hermano ¿estás tratando de vengarte? ¿Quieres darme celos? Porque si eso es lo que querías, lo estás consiguiendo.

—Déjeme en paz ¿cómo puede ser tan cínico? ¿Cómo pretende reclamar mi comportamiento? Cuando es usted quien mintió y no yo—para ese momento, la joven lloraba. Su cercanía la desarmaba y aunque lo deseara, no podía ser indiferente a él, dado que aún lo amaba. Izuna se estremecía al escucharla llamarlo con formalidad, como lo hacía antes de acceder a ella.

—Dame un poco de tiempo y te juro que apenas salga el divorcio, podemos casarnos legalmente, sólo déjame demostrarte que tu eres la única mujer a quien amo.

—No puedo... yo no soy capaz de interferir entre usted y su familia—Izuna se resistió a soltarla aún cuando ella no dejaba de moverse intentando alejarse—Conocernos fue un error y lo mejor será que olvidémoos lo que pasó entre nosotros. Olvídese de mi, que yo haré los mismo—el pequeño rostro del niño venía una y otra vez a su mente, haciéndole imposible dejar de luchar para liberarse de él.

—¿Cómo puedes pedirme eso? Somos el uno para el otro, mira como tiemblas entre mis brazos, algo tan grande como lo que sentimos, no puede simplemente ser desechado.

—¿Y porque no? Después de todo, ambos pertenecemos a otras personas y es incorrecto que estemos juntos cuando ellos merecen todo nuestro respeto.

—No te quiero cerca de él, tu no lo conoces, Madara es muy hábil y puede aprovecharse de la situación para acostarse contigo—la chica lo miró con molestia—no puedo princesa, no soy capaz de soportar la idea de saberte en brazos de otro hombre... yo aún te siento mía y se que también tú sientes que me perteneces.

—Es usted un descarado, no quiere verme con otro cuando usted se acostaba con las dos ¿como cree que me siento yo al respecto? ¿Cómo puede decir que soy suya? Deje de serlo cuando me enteré de como se burló de mí.

—Lo sucedido entre Mei y yo, fue por error...—ella lo interrumpió.

—Siento asco y no quiero que me toque sabiendo que también la toca a ella... déjeme en paz y dedíquese a su familia.

—Por Dios Hinata... pídeme que la deje, sólo pídeme que lo haga y en este mismo momento lo haré y diré a todos que es a ti a quien amo—ofreció desesperado ante el miedo de no tenerla nunca más.

—Yo no lo haré, no le fallaré a mi esposo, él cuenta conmigo, con mi fidelidad y si a usted no le importa dañar el futuro de sus hijos y arruinar la carrera de su hermano, a mí si me importa, ademas ya se lo dejé claro... nunca, escúcheme bien, nunca regresaría con usted, ni siquiera si Madara no estuviera de por medio... No ahora que conozco su pasado, su presente y posiblemente su futuro... Por favor suélteme debo regresar.

—¿Tu esposo? ¿Apenas lo conoces y ya lo llamas así?—ella se negó a verlo a los ojos—No lo hagas princesa, no permanezcas con él, sólo por ayudarlo... yo prefiero afrontar las consecuencias de mis actos ante las autoridades, pero contigo lejos de él. Lo único que te pido es esperar por mi, espera mi regreso—desesperado, la tomó del cuello e intentó besarla.

...

—¿Donde esta tu esposa? Es hora de pasar a cenar—Madara se había liberado de Samui y cuando iba tras Hinata, sus amigos lo detuvieron para preguntarle todo lo referente a su hermosa esposa. Minutos mas tarde logró escabullirse y al buscarla, no la encontró por ningún lado. Se maldijo por haberla dejado irse sola entre personas a las que no conocía.

—La estoy buscando pero no...—sus orbes enfocaron a Mei y cuando buscó a su hermano, tampoco lo encontró.

—Debe estar en el tocador, date prisa y ve por ella—Mikoto se fue hacia el salón dónde colocaron las mesas y él se fue hacia el baño. Estaba muy molestó por haberse descuidado.

A medida que se iba acercando pudo escuchar las voces provenientes del pasillo que estaba cerca. Izuna parecía desesperado por ella, no le importaba nada que no fuera tenerla de regreso ¿y ella? Si era sincero consigo mismo, creyó que Hinata caería, que aceptaría estar de nuevo con él sin importarle nada, pero se equivoco, ella no retrocedió a su palabra, no cayó en las insistencias... Era hora de intervenir, se acercó más a donde fueron visibles y apretó los puños de ira, al encontrar a su hermano tratando de besarla e impidiendo que se marchara. En ese momento quería golpearlo, sin embargo, al hacerlo llamaría la atención de todos los invitados. Ya había llamado la atención con los golpes de la pelea anterior y no sería difícil sacar conclusiones si ocurría de nuevo.

—Suelta a mi esposa, Izuna—la orden lanzada sorprendió al azabache menor y aprovechado su desconcierto, la chica se liberó de él y corrió hacia Madara—Esta vez no haré escándalo, pero te advierto que si te vuelves acercar a ella... lo lamentarás—su molestia fue en aumento al verla con el rostro manchado de lágrimas. Se maldijo por no intervenir antes, por dejarla sola.

—¿Me estás amenazando?—cuestionó enfurecido al verla con él.

—Tómalo cómo quieras, pero ya lo sabes, no te acerques a mi esposa.

—¡Por favor! No seas ridiculo... acabas de dar un espectáculo con tu compañera de trabajo y ni siquiera prestaste atención a Hinata—Izuna tenía razón, lo sucedido con Samui, fue una falta de respeto a la joven y por supuesto, que no podía volver a repetirse en público, incluso Kakashi le envió una mirada de desaprobación, dado que podía arruinarlo todo.

—Al fin te encuentro, la cena esta por comenzar... ¿Que haces aquí?—Mei se acercó a ellos, pues también llevaba minutos buscando a su marido y cuando lo encontró con Madara, supuso que se entretuvo hablando con él, sin embargo, notó que también su ex novio tenia golpes en el rostro—¿Ustedes dos tuvieron una pelea? ¿Fue con Madara con quien peleaste?—cuestionó escudriñando a ambos, como también a la joven tras de Madara, la cual parecía estar llorando—¿Que demonios esta pasando con ustedes tres?

—No es nada Mei... ¡Vamos!— muy a regañadientes, la pelirroja lo siguió sin dejar de mirar hacia la pareja de recién casados. Algo extraño pasaba y no podía imaginar de que se trataba.

—Ven aquí—Madara abrió la puerta del baño y entró con Hinata—¿Estás bien?—ella asintió y enfocó su reflejo en el espejo. No podía regresar así frente a los invitados.

—¡Me veo fatal!—con una pequeña toalla que tomó de los cajones, el varón comenzó a palpar el exceso de humedad ocasionando por las constantes lágrimas. Con delicadeza, humedeció un tramo de la tela y continuó. Hinata lo veía aún sonrojada por lo sucedido, pero al mismo tiempo, no pasó desapercibida la gentileza que puso en dicho acto.

—Gracias—murmuro conmovida.

—¿Necesitas que llamé a mi hermana para que te preste algún cosmético?— no sabía mucho de esos temas, pero cuando estuvo con Mei, pudo darse cuenta que ella no salía a ningún sitio sin retocar su maquillaje.

—No- no, todo está bien, yo tengo aquí lo necesario—el azabache observo como de la pequeña bolsa que colgaba en su muñeca, la chica sacó un diminuto estuche el cual contaba con lo requerido en ese momento y en menos de dos minutos, ella lucía impecable.

—Déjame ayudarte con el vestido—la ojiperla se sonrojó debido a las manos de Madara tocándola ocasionalmente, mientras enderezaba la prenda—¡Perfecta!—le sonrió al decirlo y se colocó tras ella frente al espejo. Las orbes de distintos colores, se miraron a través del espejo y permanecieron así por unos segundos, hasta que ella rompió el contacto.

—Ciento mucho todo esto—la joven se veía apenada, sin embargo, nada de lo ocurrido era su culpa.

—No digas eso, fue mi error dejarte sola sabiendo que él estaría al pendiente de ti... desde esté momento, no te apartes de mi lado ¿de acuerdo?—ella asintió y ambos se dirigieron a donde los esperaban para la cena.

...

La pareja llegó hasta las mesas y Madara abrió la silla para que su esposa se sentara, mientras sus amigos del ejército los veían con sonrisas burlonas. Mirar al temerario Uchiha portándose como un caballero con su mujer, era algo digno de admirar. Los invitados comenzaron a comer entre conversaciones y risas. Hinata se sentó en la misma mesa donde se hallaban algunos militares. Ino, Sasuke y sus padres también se sentaron con ellos, para continuar conversando.

La silla de la ojiperla quedó en seguida de Hashirama y en minutos, el castaño comenzó a preguntar sobre los detalles de su matrimonio.

—Cuéntenme Hinata ¿como se conocieron?—de nuevo la pregunta que la Hyuga había estado esperando responder desde que llego.

—¡Bueno...! Todo fue muy casual, yo trabajaba como mesera en un restaurante cerca de la universidad donde estudiaba y ahí llegó él—la joven trataba de hablar bajo, para que nadie más en la mesa prestara atención, dado que temía cometer errores.

—¿Entonces fue amor a primera vista?—cuestionó el castaño.

—No exactamente, ya que apenas llegó y todas las chicas lo reconocieron, por lo tanto, me pareció un mujeriego arrogante—la intención de la ojiperla por no llamar la atención de los otros, quedó sin efecto, ante la carcajada que resonó por parte de Hashirama.

—Créeme, así es donde quiera que va, pero no te preocupes, él no les pone atención—Madara ya había puesto los ojos en blanco. Hashirama no era nada discreto y ahora más que nunca, se lamentó de no contar con Mito para controlarlo—y dime ¿que más paso?

—Él continuó visitando el restaurante y me mandaba hermosos arreglos florales—el nudo en la garganta le estaba impidiendo hablar con claridad y para ese momento, la atención de todos, incluyendo la de Izuna, quien se hallaba en otra mesa, estaba puesta en ella—no fue hasta que llegó a mi casa y me acompañó a montar caballo, que comencé a tratarlo... Entonces, una cosa llevo a la otra y finalmente nos casamos—Hinata levantó la mirada al sentir el cuerpo de Madara pegado a suyo. El azabache colocó su brazo arriba de los pequeños hombros femeninos y movió la silla acercándola hacia él.

—No se escucha como lo más romántico del mundo—soltó Samui atrayendo la atención de la ojiperla. El comentario de esa mujer la molestó, dado que para ella, si fue algo muy romántico, independientemente de no ser el verdadero Madara quien protagonizó esa historia.

—¿Eso crees?—sin previo aviso, Madara robó un beso de la ojiperla, la cual, no tuvo otro remedio que responderle. Eso fue parte del acuerdo y también convencería a quienes dudaban. Izuna se puso de pie y se fue al jardín antes de cometer una locura y los otros invitados, aplaudieron complacidos. Hinata se quedó sin aliento y sintió su rostro arder.

—No entiendo que sería el concepto del romanticismo para ti, pues la historia de Hina aunada a ese apasionado beso, es lo que a la mayoría de nosotras lograría enloquecernos—arremetió Ino, al notar el comentario malintencionado de la rubia pechugona—A menos que seas de las que se derriten por la la cuenta bancaria y por supuesto, por la virilidad, el tamaño...—la rubia fue interrumpida por Mikoto, quien ofreció un brindis por la pareja de recién casados. No tuvo otra opción, de lo contrario ambas rubias comenzarían a pelear en medio de la cena.

—¡Por los novios!—Itachi fue el primero en levantar su copa seguido por la mayoría de los invitados.

—¡Otro beso para los invitados!—pidió Obito y el azabache de nuevo y sin inmutarse, tomó los labios de su esposa. La electricidad que sintió dentro de sí, fue abrumadora y lo dejó con ganas de obtener más. No era correcto aprovecharse de ella, pero no pensaba negarse a saborear semejante exquisitez. La celebración continuó y pronto la morena se vio acaparada por Ino, por Mikoto y otras damas acompañantes de los invitados.

—¿Entonces ustedes ya se conocían?—cuestionó Mikoto a ambas chicas y para ese momento, Mei y el niño también se acercaron a ellas. El corazón de Hinata se estrujaba al verlos y lo peor era tener que fingir. Estaba segura que de no ser por el desconcierto que le causaron los besos de Madara, ya estuviera llorando.

—Prácticamente desde que nacimos—respondió Ino—Hinata fue de las compañeras que decidió terminar su carrera en Konoha, mientras Sakura, Tenten y yo, nos marchamos a buscar otras universidades.

—¿También tú estudias enfermería?—de nuevo inquirió Mikoto, dado que sentía mucha curiosidad por su joven cuñada.

—No, yo me recibí como diseñadora y ahora que viviré aquí, pienso buscar trabajo.

—Apuesto que tú misma diseñaste tu hermoso vestido ¿o me equivoco?—la Hyuga se sonrojó por la pregunta de Ino, sin embargo, al mismo tiempo se sintió orgullosa de mostrar su trabajo.

—¡No, no te equivocas!

—¿En serio? Es precioso ¿no lo crees Mei?—la mencionada por Mikoto sólo se limitó a asentir, dado que en realidad el vestido era muy bonito y tampoco podía echar tierra a lo dicho por su cuñada, o de lo contrario se vería como envidiosa.

—Estoy segura que pronto te contratarán, yo misma me encargaré de recomendarte... conozco boutiques que estarán encantadas de tenerte entre su equipo de trabajo—añadió Ino, puesto que conocía a la persona indicada, para presentar con la Hyuga.

Hinata sonrió y sintió un tirón en su pierna derecha. Cuando bajó su mirada, se encontró con el niño, el hijo de Izuna que le sonreía y pedía ser alzado. No lo pensó y lo levantó en brazos, logrando que su corazón se descontrolará aún más de lo que ya estaba desde que llegó a esa fiesta.

—¡Le gustas!—exclamo Mikoto al ver a su sobrino sonreír en los brazos de la joven—Apenas puedo esperar para ver a los hijos de Madara... espero que muy pronto nos den la noticia—los ojos de la Hyuga se llenaron de lágrimas, las cuales intentó no derramar. Ese niño era hijo del hombre al que amaba, era lo que ella hubiera querido para su futuro y ya nunca lo tendría. Mei permaneció mirando el comportamiento de su hijo, pero no hizo nada por quitárselo, después de todo, si quería estar cerca de Madara, Kento también debía estarlo.

—¿Que haces mi amor?—Madara llegó con Itachi para ayudar a su esposa. Desde la distancia observó la escena y sabía que ella no la estaba pasando bien, incluso, creyó que no soportaría contener las lágrimas—Ven con tu tío—le dio un beso en la mejilla a la ojiperla y se llevó el niño a sus brazos. La sensación de sostener a esa criatura, le calentó el corazón y sintió un gran pesar. Se había negado a conocerlo gracias a los conflictos con Izuna, no obstante, ese pequeño era su sangre, era hijo de su hermano y por lo tanto, no tenía la culpa de los errores cometidos por sus padres. El vínculo que sintió con ese niño, fue inmediato y haría lo posible por permanecer cercano a él cada vez que pudiera hacerlo.

—¡Esto es adorable!—Mikoto saco su celular y tomó una foto donde aparecía Hinata, Madara y el niño, como si fueran una familia. Ella se conmovió al ver a su hermano sosteniendo al hijo de Izuna, dado que ni siquiera se había tomado el tiempo de conocerlo. Quizás ahora que se había casado, podía perdonar el comportamiento de Izuna y volver a ser tan unidos como lo fueron antes de declararlo muerto—Le decía a tu esposa que esperó nos sorprendan muy pronto con nuevos bebés.

—¿Piensan esperar un tiempo? ¿O ya planean hacerlo?—cuestionó Mei, sin dejar de ver a Madara con su hijo en brazos. ¡Se veía tan bello! Ella daría lo que fuera porque los niños fueran suyos y por estar casada con él, en lugar de estar con Izuna.

—Pensamos disfrutar nuestro matrimonio y quizás en unos meses, consideremos un embarazo ¿verdad bonita?

—Así es—respondió la morena, intentando no tartamudear, ni echarse a llorar.

—Estoy segura que serás una excelente madre y para muestra, esta Hanabi. Te encargaste de tu hermana, como si lo fueras—agregó Ino, logrando que la morena se permitiera sonreír en medio de todo el dolor que sentía. Pensar en su familia, siempre le traía un efecto relajante. Las personas comenzaron hacerle preguntas sobre su familia y ella se dedicó a responder sus dudas, mientras que el azabache, le brindaba su apoyo sin alejarse de ella aún con su sobrino en brazos. Kento lo veía sin apartar sus oscuras orbes de él. Parecía estarlo evaluando con curiosidad y reserva, como si le temiera.

—¿Lo puedo dejar contigo? Necesito ir al tocador y no se donde está Izuna—cuestionó Mei, dirigiéndose directamente a Madara.

—Si... ¿porque no?—la fémina se fue mientras el azabache y su esposa veían al pequeño luego que los interrogatorios a la ojiperla concluyeron.

—¡Parece que tu le gustas más Hina!—señalo Mikoto, cuando el niño extendió los bracitos hacia abajo a donde se encontraba la chica, ya que era mas pequeña que el azabache.

—No tienes que hacerlo—murmuro Madara al colocarlo en los brazos femeninos, sin embargo, ella no le presto atención y acunó a Kento como si fuera lo más preciado. El niño se recostó sobre su hombro en busca de comodidad, dado que estaba por dormir.

Para cuando Mei regreso, su hijo yacía dormido con la ojiperla. La pelirroja evitaba cargarlo debido a su estado y fue entonces, que le hizo una seña a su marido para que se acercara. Hinata cerró los ojos con fuerza para evitar mirar el rostro del azabache mientras retiraba al pequeño de sus brazos.

Madara consideró que ella ya había tenido suficiente por esa noche, así que comenzó a despedirse de todos. La ojiperla agradeció y se despidió al igual que su esposo.

Durante todo el camino de regreso a la casa que compartían, ella iba sollozando. Trataba de no ser escuchada, pero el azabache la veía temblando, acción ocasionada por el llanto. El trayecto del recorrido fue largo y antes de llegar, ella se quedó dormida. El cansancio mental que había estado experimentando, la falta de sueño y la precaria cantidad de comida que estuvo comiendo, finalmente le pasaron la cuenta.

El auto aparcó y Madara no quiso despertarla. En su lugar, prefirió llevarla por él mismo a la habitación. Mientras caminaba con ella, se permitió apreciar una vez más, los perfectos rasgos de su esposa. Su atención se dirigió hacia los tentadores labios que aún podía sentir entre los suyos, luego se percató del brillo en las pestañas causando por las gotas de lágrimas—Te lo dije bonita... te advertí que esto iba ser muy difícil para ti y no me equivoque... sin embargo, aún cuando tu voluntad fue puesta a prueba, lo hiciste muy bien—ella pareció escucharlo, pues colocó los brazos alrededor del cuello masculino y se acurrucó en su pecho sintiendo su calor. Lentamente la colocó en la cama y al despegarse un poco, ambas orbes se encontraron—¿Estás mejor?—se permitió  colocarse a su altura y limpiar el resto de humedad sobre las mejillas

—Si... gracias por traerme—ella tenía los ojos tristes e hinchados—y la próxima vez que nos mostremos en público, lo haré mejor... Espero que todos nos hayan creído—ante todo, ella estaba preocupada por no haber logrado su cometido.

—¡Lo hicieron! Eso no lo dudes, incluso Indra que es más suspicaz, lo creyó todo... ¡Luego de nuestros besos no les quedó duda!— la joven pasó de la tristeza a la vergüenza. Recordó la sensación de los labios masculinos sobre los suyos y desvió la mirada. Madara sonrió ante el inocente comportamiento y se sintió mejor de verla un poco mejor.

—B-bueno... esa era la i-idea—se reprendió por estar tartamudeando a esas alturas.

—Así es y yo te debo una disculpa por el comportamiento de Samui... se que no debi dejar que se comportara así contigo—la joven desvió la mirada—debo ser más discreto, eso fue lo que te dije anoche que debíamos hablar.

—Por lo que pude ver, ella es más que una compañera laboral... ella es su pareja y no pretendo juzgarlo, pero si tengo una petición que hacerle—la chica lo pudo tutear frente a las otras personas, pero a solas, le resultaba raro—Preferiría no enterarme de cuantas mujeres tiene y lo más importante... trate de mantener sus encuentros sexuales lejos de mí y del lugar que compartimos. Como ya lo dije, no pienso interferir, como tampoco juzgarlo, después de todo es su vida y usted puede hacer con ella lo que le plazca... sin embargo, es sólo para mantener un máximo de respeto entre ambos... ¿Cree poder hacerlo?

—Así será, no tienes nada de que preocuparte—quiso aclararle que Samui no era algo importante, pero desistió al notar que a ella en realidad, no le importaba. La chica sólo trataba de asegurar el éxito del matrimonio—y supongo que podré contar con el mismo comportamiento de tu parte ¿no es cierto?—esa era la segunda vez que le decía lo mismo y la chica se ofendió.

—Le garantizó que cuando decida entregarme a otros hombres, usted jamas lo sabrá y tampoco interferirán en nuestro matrimonio, hasta que haya terminado—eso era lo que quería escuchar, entonces ella lo complació, sin embargo, Madara frunció el ceño y apretó la mandíbula. La idea de imaginarla entregándose a otros hombres, no le gustó en lo absoluto.

—¡Bien...! Ahora te dejare descansar y mañana iremos a buscar un auto para ti—la chica asintió gustosa, pues de ese modo podía ir a donde quisiera. Ino le dijo que la llamaría para reunirse con Sakura y Tenten. Por otro lado, también quería ver a Neji y lo más importante, añoraba ir un par de días a Konoha para estar con su familia.


Continuara.

Me disculpo por la demora y por las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron, cuando las encuentre las corregiré. 😊💕

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