Capitulo 4
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—Mi amor... déjame hablar, debo aclarar porque hice lo que hice—Madara puso los ojos en blanco. Su hermano si que era un descarado.
—Usted y yo, no tenemos nada de que hablar, ni siquiera hay divorcio ni nada de por medio, así que será mejor que se marche señor Uchiha—el corazón de Izuna se estrujó al escucharla llamarlo como antes de salir con ella.
—¿Será que nos puedes dar privacidad?—Izuna le lanzó a Madara una mirada de reproche por continuar escuchando, lo que no le importaba.
—Ya le dije que no hay nada que decir entre nosotros y no es correcto que nos quedemos a solas—ella le indicó al azabache mayor que no se fuera.
—Por favor Hinata no te comportes como una niña, hemos compartido muchas cosas como para que no quieras quedarte a solas conmigo—soltó desesperado por no poder explicar—Quizás no hice las cosas correctamente, pero yo te amó, en eso no te mentí y si me das un poco de tiempo, pronto se procesará el divorcio y apenas pase el lapso correspondiente podremos estar juntos como debió ser.
—¿Y que hay de sus hijos? ¿Acaso no piensa en ellos?—Hinata no pudo más y comenzó a llorar—¿Como cree que me siento al pensar en ese pequeño al que le robe el tiempo y la atención de su padre? ¿No lo entiende? Le estoy haciendo a otra mujer lo que odiaría que me hicieran a mí.
—Yo de todos modos pienso divorciarme y mis hijos siempre podrán contar conmigo... Entre Mei y yo hace tiempo que no hay nada, solo nos mantuvimos juntos por mi hijo—afirmó con seguridad.
—Por favor no siga con esa mentira... Usted dice que ya no había nada y ella está embarazada ¿como cree que me siento al saber que se acostaba con ambas? ¿Que las marcas en su cuello eran de ella, cuando supuestamente no había nada entre ustedes?—con sólo pensar en estar con un hombre que dormía con las dos le provocaba asco.
—Lo puedo explicar yo...—ella no lo dejo continuar.
—No necesito sus explicaciones, lo único que quiero es que no vuelva a buscarme, hágase a la idea que nunca nos conocimos, yo jamás volveré a estar cerca de usted y le sugiero que deje de hacer tonterías las cuales pueden afectar a esos niños que no tienen la culpa de las irresponsabilidades de sus padres.
—No me pidas eso, yo te amo—el miedo lo estaba invadiendo, ella no lo quería cerca y él no podía alejarse.
—¡Por Dios! Piense en su hermano también ¿no se da cuenta lo mucho que sus errores lo están afectando? No sea egoísta, esto no solo se trata de engañarme a mí y a mi familia, sino de lo mucho que afecta la carrera militar de un hombre admirable—para ese momento, Madara recogía los cristales quebrados en el piso. Aunque Hinata le pidió quedarse, él prefirió darles un poco de espacio, sin embargo, ahora ella lo había mencionado, de la misma manera en que lo mencionaban las personas que sentían admiración por él.
—Asumiré las consecuencias, incluso si tengo que pagar con prision lo haré, pero sólo quiero que entiendas... Hinata todo lo hice por ti, porque te amo—esa declaración la hizo sentir mucho más aprensiva.
—Bonita manera de amar la suya ¿no cree?—necesitaba alejarlo de ella, lo quería lejos, ya que, estaba sintiendo que todo había sido su culpa—No se como puede tener el cinismo de escudarse tras el supuesto "amor"cuando ha destruido las vidas de dos personas... La mía por ser ingenua y la de su hermano por quererlo tanto al gradó de sacrificar su reputación por usted—la orbes de Izuna buscaron a su hermano y no pudo argumentar nada para contradecir a la ojiperla.
—Lo mejor será que te marches Izuna—la voz del azabache mayor sonaba peligrosamente serena.
—Está será la última vez que hablamos, y en nombre de cualquier sentimiento que haya podido tener hacia mí, le pido que respete mi decisión—Izuna miró con dolor como ella estaba descompuesta por el llanto, el mismo que él volvió a ocasionar.
—No pienso rendirme Hinata, ambos nos amamos y una vez que esté libre, no descansaré hasta que me perdones—sin decir nada más, se fue en silencio. Su corazón estaba tan destrozando como el de la mujer que amaba y lo peor era la culpa que le causaba no haber logrado hacer todo correctamente para hacerla feliz, no obstante, él no se pensaba rendir, no había hecho todo lo que hizo para quedarse con los brazos cruzados.
Madara se quedó en silencio y no sabía si acercarse o permanecer a un sana distancia. El problema era que escucharla llorando y ver como se aferraba a las gruesas cortinas de la ventana, lo hacían sentir mal, muy mal. Hinata corrió a la ventana y miró como el hombre que amaba, se iba alejando cada vez más de ella. Le dolió perderlo, sentía que su corazón fallaría en cualquier momento, pero aún con todo ese dolor, no podía perdonarlo, ella no podía meterse en medio de una familia. Se culpaba por ser tan confiada ¿cómo pudo pensar que un hombre como él, iba estar soltero y sin compromisos? Debió investigar un poco, y no caer enamorada como si tuviera quince años. Necesitaba hacer algo contundente para alejarlo de su vida.
Un jadeo adolorido la sacó de sus pensamientos y se giró para encontrarse con Madara, quien presionaba su hombro. Se había olvidado que no estaba sola y se asustó al ver la camisa del azabache manchada de sangre, seguramente se hirió al caer contra la mesa de centro.
Sin decir nada, corrió al baño donde estaba una caja de primeros auxilios y regresó con ella a la sala—E-esta herido, déjeme ayudarlo—el Uchiha la miró con los ojos hinchados por el llanto y aún así, quería ayudar.
—No te preocupes, yo puedo hacerlo solo, estoy acostumbrado a estas cosas—ella negó, dado que no solo el hombro tenía heridas. El labio le sangraba y la mano izquierda tenía algunas magulladuras. No era para menos, después de los duros golpes que intercambiaron.
—Por favor deje que lo ayude, después de todo, si no fuera por mí esto no hubiera ocurrido—lo instó a sentarse en el sofá y ella se hincó frente a él—No soy experta, pero se como dar primeros auxilios... Ahora le retiraré la camisa para encargarme de su hombro—Madara no tuvo el valor de poder negarse y dejó que ella lo curara. Izuna lo había tomado con la guardia baja y a pesar de estar sangrando, no lo había notado hasta que su hermano se marchó.
—¡Por Dios!—la chica se sorprendió cuando miró el dorso del azabache. Él tenía muchas cicatrices, algunas mas grandes que otras, pero las que miró casi en el mismo lugar donde se encontraba el pequeño corte que sangraba, parecían nuevas, a comparación con las demás.
—Detalles y recuerdos de viejas batallas—se limitó aclarar el varón, sin embargo, ella no lo miró al rostro, mas bien, se quedó pasmada pensando en lo mucho que debía haber sufrido cuando recibió todas esas marcas. Sin ser consiente, pasó sus manos con suavidad, palpando cada una de las cicatrices. En ese momento se culpó aún más. Izuna no tenía absolutamente nada sobre su pecho, lo cual hubiera sido extraño para alguien con su historial militar. Fue tan tonta que no puso atención a esas señales. El hiló de sangre bajo hasta donde su mano palpaba y sacudió la cabeza avergonzada, pues se suponía que lo iba a curar y terminó toqueteándolo sin su permiso. Madara se dedicó a sentir el tacto de esas suaves manos y aunque quería hablar, optó por no hacerlo y continuar mirándola.
—Lo siento—con vergüenza se apresuró a limpiar la zona sangrante y luego de desinfectar, colocó unas vendas sobre un parche que contenía antibiótico. Continuó con la mano y finalmente se enderezó para quedar frente a frente con él, ya que también debía atenderlo del labio. Aunque sólo lo ayudaba con las heridas, ambos se miraron a los ojos durante unos segundos y ella se puso extremadamente roja por la cercanía. Tocó sin querer los labios masculinos y su piel era suave, al igual que la del pecho. Colocó el antibiótico,seguido por un ungüento, finalizado con su cometido.
—Gracias—Madara agradeció todavía desconcertado por el cosquilleo que le ocasionó el toque de la chica.
—No fue nada—ella tomó la caja de primeros auxilios al igual que la camisa manchada de sangre para llevársela a lavar—¿Necesita ayuda para ir a su habitación?—la Hyuga pensó que quizás quería irse a descansar.
Madara la encaró para responder pero en eso sonó su celular. El nombre de su mejor amigo apareció en la pantalla y frunciendo el ceño optó por responder.
—¡Maldito bastardo... que calladito te lo tenías eh—el Uchiha chasqueó la lengua ante la emoción del Senju.
—¿De que demonios hablas Hashirama—Hinata había escuchado ese nombre en muchas ocasiones, dado que Izuna, haciéndose pasar por su hermano, decía que trabajaba con él y que era su mejor amigo.
—¿De verdad? ¿En serio Madara...?—hubo unos segundos de silencio antes de la euforia del castaño—Eres un hombre casado... todos aquí estamos muy ofendidos porque no nos invitaste a tu boda y tampoco nos has presentado a tu esposa—la ojiperla al ver el serio semblante del azabache, se fue para darle privacidad, sin embargo la fuerte voz de Madara continuó escuchándose.
—¿Hashirama? ¿Hashirama? Con un demonio déjame hablar—gritó molestó puesto que el Senju no se silenció en ningún momento—Ese matrimonio no es lo que tú crees y debo hablar contigo... se trata de algo muy serio—Hinata lo escucho y sintió que la casa le caía encima. Él pensaba decirle todo a su superior. Sin saber porqué, sintió muchas ganas de llorar.
—Claro... tu hermana me llamó para darme la noticia, dijo que tu ex le aviso que estabas felizmente casado y nos invitó a todos a una reunión que planea en honor a tu esposa y a ti, creo que ahí podemos hablar—entonces de esa manera fue que todos se enteraron y no conformes, también pensaban darles una fiesta.
—¿Como que una reunión? ¿Cuando?—el Uchiha se tomó el puente de la nariz.
—Lo siento Madara, creo que arruine la sorpresa, aunque ella no me dijo que fuera sorpresa. Mikoto sólo me dijo que nos esperaba mañana por la noche.
—No habrá tal reunión para celebrar ningún matrimonio, y tampoco puedo esperar para hablar contigo... así que mejor te lo dire de una vez—Madara estaba por confesar, cuando alguien llamó a su amigo y tuvo que finalizar la llamada. No podía dejar que las cosas continuaran avanzando y al día siguiente, iría en busca de su amigo para confesar lo que pasó.
Desanimado, se dejó caer en el sofá y echó la cabeza hacia atrás con frustración. Era cuestión de horas para que perdiera todo su estatus y como si las cosas no pudieran ser peores, toda su familia ya lo sabía gracias a Mei. Cerró los ojos y trató de aminorar sus emociones. Sin que él lo notara, la Hyuga lo miró cuando dejó de escucharlo, ella pensó que ya se había ido a su habitación y regresó a la sala para limpiar los daños.
Regresó a su habitación sin hacer ningún ruido y tomo la carpeta que le entregó el abogado. Buscó entre los papeles y encontró la tarjeta con el número telefónico.
Mantuvo la tarjeta en las temblorosas manos, mientras tomaba valor para hacer lo que le dictaba su consciencia. No estaba segura de estar tomando la mejor decisión, pero debía apostar por solucionar un poco el enredo que formó Izuna.
El celular sonó tres veces, antes de ser respondido por la misma voz que escuchó esa mañana.
—¿Es Kakashi Hatake?—preguntó nerviosa y sin dejar de temblar.
—Si... dígame—Hinata quería tener un poco de la calma que aparentaba tener ese apuesto hombre.
—Soy Hinata Hyuga, la misma que habló con usted esta mañana ¿me recuerda?
—Por supuesto ¿sucedió algo? Lo pregunto, porque aún no está listo el contrato, pero si me da un día más, lo tendré terminado para llevarlo a la corte—soltó seguro de lo que ella quería.
—De eso mismo quiero hablar con usted... No haga nada todavía yo he decidido no continuar con el divorcio... y ¿cree que pueda venir aquí? Lo que pasa es que necesito que el señor Uchiha también esté presente para que lo sepa—Kakashi arqueo una ceja y sonrió—Se que puedo hacerlo por teléfono, pero... no se como hablar con él para informarle mi decisión y debe ser antes que él hable con el señor Senju y le diga todo—el peli-plata dejó lo que hacía y se dirigió a su secretaria para que cancelara cualquier cita aunque dada la hora, no creía tener ningún pendiente.
—En este momento, estoy saliendo para allá, no tardaré mucho—la llamada finalizó y ella suspiro. Acababa de tomar una decisión y no podía dar marcha atrás, sólo esperaba que todo saliera bien.
...
Madara se quedó tan perdido en sus pensamientos que ya ni siquiera fue consiente de cuanto tiempo permaneció en el mismo sitio. Iba tener que darle la cara a muchas personas y terminaría defraudándolos por no querer que su hermano pagara por su irresponsabilidad. El timbre de la puerta se escuchó y sin pensarlo, se puso de pie para ir abrir.
—¡Kakashi!—le sorprendió verlo de nuevo, pues ese día temprano estuvo allí—¿Que pasa para que regreses?—Kakasi, no le respondió, ya que su mirada se dirigió a la tercera persona que llegó a la sala.
—Gracias por venir tan pronto—Hinata le sonrió al abogado y el le correspondió.
—¿Tu lo llamaste?—ella afirmó—¿Para que?—Hinata tomó todo el aire que podía, pues la decisión que iba tomar, cambiaría su vida, quizás para siempre, sin embargo, no tenía el valor para comenzar y fue así que buscó la ayuda de Hatake, por lo menos para que tranquilizara al Uchiha, dado que ellos parecían cercanos.
—Primero que nada, tomemos asiento—Kakashi le indico a ambos que se sentarán y prosiguió—ella me pidió que viniera porque tiene algo que comunicarte.
—Señor Uchiha... no quiero seguir adelante con el divorcio, al menos, no por ahora—Madara se movió abruptamente olvidando lo adolorido que estaba por la riña con su hermano.
—¿De que estás hablando?—la morena se hundió en el sofá al escuchar la imponente voz dirigida a ella. Durante los días conviviendo bajo el mismo techo, no lo había escuchado hablar en ese tono.
—No interrumpas Madara, déjala terminar—le ordenó Kakashi en modo de reproche por asustar a la chica, la cual le iba salvar el trasero.
—Como ya le dije, no quiero divorciarme... tómelo como algo beneficioso para ambos. Si me quedo con usted, su hermano no podrá acercarse a mi y usted por su parte, no tendrá consecuencias dentro del ejército—Madara le envió una mirada de reproche al abogado, pensando que le había estado insistiendo a la joven, pero ella intervino—Sin querer lo escuché hablando con el señor Senju y supe que pensaba confesar lo que obviamente no hizo.
—No tienes idea en lo que te estas metiendo Hyuga y tampoco creo que tengas el carácter para soportarlo—no podía dejar que ella se sacrificara para salvar su pellejo y el de su hermano.
—¡Madara!—de nuevo lo reprendió Kakashi.
—¿A que se refiere exactamente con que no tengo el carácter? ¿Acaso me cree débil y voluble para cambiar de opinión o actitud cuando las cosas se salen de control?—la indignación en la ojiperla reemplazó cualquier otro sentimiento que pudo haber tenido anteriormente.
—No dije eso, simplemente lo digo porque no te será fácil hacer todo lo que conlleva fingir ser mi esposa durante tanto tiempo—la chica lo miró con el ceño fruncido, lo cual hubiera hecho reír al Uchiha si la situación no fuera tan seria—Deberás convencer a mis amigos, a la familia y también a los curiosos que intentarán hacerte preguntas... ¿Crees que soportaras mi tacto y mi cercanía? Y claro también uno que otro apasionado beso, con el fin de hacerlo creíble—debía saber que no era un juego y que todo lo dicho, en realidad si iba a pasar—Para empezar, Mei ya le contó a mi hermana que me case y mañana planea una reunión en su casa dedicada a nuestro matrimonio. Esa sera la primera de muchas fiestas y reuniones a las que deberás asistir conmigo.
—¿Ella contó todo?—Kakashi negó con la cabeza, pensando en lo poco discreta que fue la pelirroja, ya que ni siquiera les dio la oportunidad de ganar un poco de tiempo.
—Lo hizo y como ya conoces a Mikoto, organizó todo y dio aviso a mis amigos militares—Hinata no pudo evitar tensarse, ella no creyó que tendría que fingir tan rápido, puesto que aún no se había recuperado del dolor de saberse engañada por Izuna y ahora lo tendría que volver a ver con su legítima esposa. Por otro lado, no quería que su padre se enterara lo que le sucedió, dado que no se iba quedar con los brazos cruzados y si fingía ser esposa de Madara por un tiempo, podía decir que la relación no funcionó sin levantar sospechas—Lo vez Hyuga, no es tan fácil como tú crees... agradezco que intentes ayudar a mi hermano y a mí, pero será mejor que prosigamos con el divorcio y tu regreses a tu perfecta vida.
—Yo nunca dije que sería fácil y no lo hago solo por ustedes... entienda que si mi familia se entera de esto, no serán tan calmos como yo y no les importará a quienes se lleven de por medio con tal de defenderme—a ella le molestó la actitud arrogante de Madara. Él creía que sólo lo hacía por ellos ¡por favor! Tampoco eran el centro del mundo.
—Yo opinó que debes aceptar Madara... la señorita te está ofreciendo voluntariamente la solución a tus problemas y aunque no es justo para ninguno de los dos, es la única alternativa que les queda, ya que no quieren delatar al verdadero culpable—Madara miró a la joven y ella se veía decidida. Lo pensó por un momento y la idea era simplemente excelente, dado que no perdería credibilidad en el ejército y lo mejor de todo, disfrutaría mucho mirando la frustración de su hermano al verlo con la mujer que decía amar.
—¿Y que le dirás a tu padre para que no sospeche?—el azabache debía dejar cubiertos todos los puntos a tratar.
—Lo estaré visitando una a dos veces al mes y justificaré su ausencia con posibles misiones militares. Neji es el único que vive aquí en esta misma ciudad, pero cuando me visitó, no se encontró con su hermano, así que lo puedo ver frente a usted, haciendo más creíble todo ante la suspicacia de mi padre y hermana—era arriesgado pero el plan de la chica se veía bien, ademas cuando el matrimonio concluyera, ya pensarían en algo por si el padre de la chica se llegaba a enterar.
—¡Bien...! Es evidente que estás decidida y no cambiarás de opinión—ella lo miró sin mostrar expresiones, puesto que se había molestado con él, por su negativa como por la insinuación de mandarla a su supuesta, perfecta vida—Entonces tenemos un trató—Madara extendió la mano hacia ella. Hinata la tomó recibiendo un suave apretón como muestra del trato que acababan se hacer.
—A pesar de lo malo de la situación creo que están haciendo lo mejor—el abogado suspiro aliviado cuando finalmente pudieron ponerse de acuerdo—y antes de irme necesito saber si quieren ayuda para poner los puntos claros ¿o creen que puedan hacerlo sin disgustarse?
—No hay mucho que tratar—Hinata se encogió de hombros—lo que vaya saliendo, lo iremos solucionando como inventar donde nos conocimos para que las personas lo crean y ambos podamos decir lo mismo—Madara estuvo de acuerdo con ella.
—En ese caso, me despido y espero verlos mañana en casa de Mikoto—Hatake sabía que era cuestión de tiempo para que Mikoto o uno de sus hijos, lo llamaran para hacerle la invitación.
—Gracias por todo—Hinata le dio la mano y apenas lo miró irse, corrió a la seguridad de su habitación—¡Cielos...! Espero haber hecho lo correcto—se dijo con las manos sobre su pecho, intentando regular los latidos de su corazón.
...
—Se que esto es obra tuya Kakashi—Madara negó con la cabeza mientras acompaño a su amigo hasta el coche.
—No niego que esta mañana le expuse la posibilidad, sin embargo, a pesar de haberte querido ayudar, por considerar que no era justo lo que te iba a ocurrir, ella se quedó pasmada y estuve seguro que no iba a considerarlo—Kakashi subió a su auto y continuó—Su llamada me sorprendió cuando estaba en mi oficina revisando algunos casos, ella me pidió posponer el divorcio y venir aquí—el azabache ya no tuvo más que decir y se despidió de él. El peli-plata por su parte, apenas se alejó y llamó a Itachi para hacerlo partícipe de lo que acababa de pasar.
Tal como lo supuso el azabache, Mikoto lo llamó. Era evidente que su intención era realizar una reunión sorpresa para ellos, pero el tarado de Hashirama, no pudo guardar el secreto y en esta ocasión, se lo agradeció.
—¿Que pretendes no avisando que ahora eres un hombre casado? ¿Acaso continuas molestó por recibir a Izuna y a su niño?—Madara se llevo los dedos al puente de la nariz. Eso era lo único que le faltaba, que comenzaran con los reclamos.
—Todo fue muy rápido, me enamoré de ella y le pedi ser mi esposa... no quería perderla.
—Mei ya me contó que es muy joven para ti y que tal vez...—la fémina se silencio antes de hablar de más—de no haber conocido su procedencia, quizás lo creería, pero también esta el hecho de que cualquier mujer podría querer colgarse de tú fama.
—Déjame adivinar... ¿ella te dijo que mi esposa es una posible caza fortunas? ¿Y tú piensas que se quiere dar a conocer a través de mí?
—Algo así, pero no quiero formarme opiniones equivocadas de tu esposa y por eso te llamó para que ella y tú, vengan mañana a cenar—conociendo a su hermana, eso iba ser algo en grande y no sabía si la Hyuga iba poder con todos sobre ella, haciéndole cuestionamientos. Definitivamente, tenían mucho que practicar.
—No lo se Mikoto, ella es muy tímida y me temo que pueda sentirse incómoda entre ustedes—trató por todos los medios convincentes declinar la invitación, pero su hermana terminó casi llorando, diciendo que aun no la perdonaba. Madara chasqueó la lengua, recordando que fue ella, quien se molestó con él, cuando discutió con su hermano por casarse con Mei y ahora le cambiaba los hechos haciéndole sentir culpable—Esta bien, mañana estaremos ahí—la llamada concluyo y Madara se dirigió a la habitación de la chica para comenzar a planear lo que harían.
Hinata escuchó que sonaban su puerta y sabiendo quién era, se limpió las lágrimas para abrir. No quería verse débil frente a él y darle la razón cuándo insinuó que no podría con el problema.
—Pase—se hizo a un lado y lo dejó entrar.
—La primera prueba comienza mañana... mi hermana me llamó, para invitarnos a cenar, ellos quieren conocerte y como ya te lo dije, estoy seguro que habrá muchos invitados, incluyendo a mis amigos militares y a Izuna—el azabache estudio cada detalle de los gestos que hizo la joven cuando mencionó a su hermano. Ciertamente, dudaba que pudiera mantener la compostura frente a él, viéndolo acompañado de sus esposa e hijo como si fueran la familia perfecta.
—¿A que horas debo estar lista?—fue la respuesta que dio, escondiendo sus emociones.
—¡Escucha...! No es necesario que guardes la compostura frente a mí, yo mejor que nadie se cuán afectada estás—la joven lo encaró molesta.
—No deseó su lástima señor Uchiha, ya le dije que yo puedo con todo, así que mejor dígame lo que debo hacer, ademas de fingir estar enamorada de usted—Madara suspiro derrotado y se dispuso a preparar como lo que iban a decir.
—Esta bien y si no te molesta, podemos apegarnos a lo sucedido entre mi hermano y tú. Podemos decir que yo llegué a Konoha, donde rápidamente nos enamoramos y terminamos casados—la idea de contar su historia con diferente protagonista, no era algo que le agradara a la chica, sin embargo, eso era lo más apropiado, ya que había menos probabilidad de errores.
—Por mi esta bien, usted solo diga que me conoció en la cafetería donde lo atendí como la mesera, mi hermana se llama Hanabi, mi mejor amigo que también logró conocerlo es Kiba Inuzuka, el cual es veterinario, lo mismo que quiere ser mi hermana. Yo me quede a estudiar mi carrera en Konoha, mientras que la mayoría de mis amigos se fueron a otros lugares, Neji vive aquí... él se encarga de manejar las empresas Hyuga y mi perro se llama Haunter—el Uchiha se dedicó a escuchar la información—Creo que es lo más relevante que se debe saber sobre mi "perfecta vida"—el Uchiha suspiro al escuchar el tono de reproche.
—Esta bien, yo diré que no di a conocer nuestro matrimonio, por petición tuya, ya que querías esperar a que estuviera de vacaciones ¿te parece bien?—ella asintió—Yo no quise informar ni a mi familia porque no quería que te molestaran con preguntas en mi ausencia... y pesar del poco tiempo que llevamos de conocernos, estamos muy enamorados y no tenemos secretos, com el que mi hermano se haya casado con...—el Uchiha se incómodo por estar reviviendo lo ocurrido con su hermano—bueno... ya sabes a lo que me refiero.
—Imagino que con esa información, será suficiente, considerando el poco tiempo que lleva nuestro "matrimonio" como la convivencia... prácticamente, pensarán que nos estamos acoplando antes que yo consiga un trabajo para ejercer mi profesión y usted continua en el ejército—ella continuó sin mostrar emociones y el azabache recordó el asunto de su trabajo y como Izuna la persuadió de no ejercer. Ahora todo iba a cambiar.
—Estoy de vacaciones Hinata, a eso se debe que esté aquí y ahora estoy pensando en el ofrecimiento que me hicieron mis sobrinos, sobré unirme al departamento de investigación y narcoticos dentro de la política, te lo digo por si necesitas aclararlo frente a mis amigos—la ojiperla finalmente entendió el motivo por el cual llevaba mas de una semana viviendo en la finca—Cuando regresemos de esa cena, podemos planear lo que seguirá, por ejemplo, buscarte un auto para que vayas a donde desees, incluirte en mi cuenta bancaria y lo más importante... cuidar las apariencias, me refiero a nuestras parejas sexuales.
—¡Por favor! Yo, eso, eso es algo...—ella lo miro molesta ¿que le pasaba a ese hombre? ¿Como podía pensar que ella iba buscar a otro cuando todavía no asimilaba lo que pasó con Izuna?
—Se lo que debes estar pensando, pero te recuerdo, que deberemos estar juntos por dos años o quizás más, eso es mucho tiempo y lo más seguro es que te olvides de Izuna o por lo menos, logres superarlo.
—Izuna fue el primer hombre en mi vida, pero no puedo decir que no haré algo impensable en un futuro, ya que apenas dos meses atrás, jamas me imaginé encontrarme en un problema cómo este—Madara se sorprendió cuando ella dijo que Izuna fue su primer hombre, entonces su decepción debía ser mucho mas grande, unido a la magnitud de la canallada que hizo su hermano.
—Esta bien, por ahora ese punto no tiene importancia y respondiendo a tu pregunta sobre el horario... debemos estar en casa de mi hermana a las ocho en punto. Suponiendo la distancia que hay de aquí hasta allá, nos iremos como a las seis treinta—ella estuvo de acuerdo y el Uchiha salió de su habitación para dirigirse a la suya. La suerte estaba echada, ahora sólo tenía que esperar que todo saliera a favor de ambos afectados.
[...]
—¿Me quieres explicar porque demonios le dijiste a Mikoto sobre el matrimonio de Madara?—Mikoto había llamado a su hermano menor, para decirle que esa noche haría una reunión dedicada a Madara y su esposa, logrando que el azabache se molestara más de lo que ya estaba. Cuando pregunto, como lo sabía, su hermana le dijo que la misma Mei, le contó la buena noticia... Izuna estaba hecho una fiera, no obstante, intentaba calmarse debido al estado de su mujer.
—¿Y porque no debía hacerlo?—lo retó deliberadamente, notando las marcas de golpes en el rostro masculino—¿Que te paso en el rostro?—su esposo se había estado comportando extraño y ahora hasta golpes tenía.
—No te correspondía ir con el chisme, tu ni siquiera sabes nada sobre ese matrimonio, así que no debiste intervenir—ignoró la pregunta sobre los golpes, pues no tenía ganas de darle explicaciones.
—Te guste o no, estoy dentro de la familia Uchiha y por supuesto, que me corresponde decirle a mi cuñada, sobre la nueva integrante—Mei no se esperaba la reacción de Mikoto, pues deliberadamente insinuó que no parecía una chica confiable y su cuñada optó por realizar una reunión para conocerla—además no me respondiste ¿que te pasó en el rostro?—Izuna chasqueó la lengua y dejó sola a la pelirroja. Si antes le era difícil la convivencia con ella, ahora le resultaba asfixiante.
[...]
Hinata supuso que Madara se vestiría de traje oscuro, así que ella optó por un vestido negro que terminó antes de la llegada del verdadero esposo. Ella sabía casi todo acerca de la moda y como se debía vestir dependiendo de la ocasión, no obstante, la cena era en honor a ellos y se realizaría en una casa donde posiblemente, habría personas de diferentes edades. No podía ir muy sencilla, pero tampoco podía asistir de manera reveladora, ya que también se asistirían los militares.
Siempre se ha sabido que la primera impresión es la que cuenta, ella optó por ese vestido, dado que poseía elegancia y al mismo tiempo discreción. Según la ojiperla, era la elección adecuada.
Para cuando Madara salió portando un traje negro con camisa roja. La morena ya lo esperaba en la sala. No pudo evitar sorprenderse, pues la mayoría de las mujeres solían ser muy indecisas a la hora de vestirse y en consecuencia, siempre hacían esperar a sus acompañantes.
—¿Llevas mucho esperando?—Hinata se puso de pie cuando lo escuchó y ambos se miraron durante unos segundos. Para ella fue sorprendente mirar el porte que poseía el azabache, aún sin la corbata, la camisa con los dos botones desprendidos, lo hacía ver casual, pero elegante al mismo tiempo.
—No, apenas tengo cinco minutos que termine—respondió rompiendo el contacto visual—el azabache no pudo evitar, admirarla una vez más. Estaba seguro que sus amigos no dejarían de interrogarlo y no era para menos, ya que, ella lucía preciosa. Estaba a punto de decirle lo bonita que se veía, pero se arrepintió y solo se dedicó a admirarla.
—Entonces vamos—el corazón de la Hyuga, parecía querer salir de su caja torácica y no se debía al hecho de que iba mirar muchos desconocidos, no, no se trataba de eso, sino de mirar a Izuna con su familia, cuando días atrás, lo consideraba suyo. No presto atención al trayecto y para cuando reaccionó, Madara ya le estaba tendiendo la mano para ayudarla a salir.
—¿E-es aquí?—se maldijo por tartamudear, pero la hermosa mansión se veía con muchos autos estacionados, indicando que sólo esperaban por ellos.
—Todavía puedes negarte a continuar con esto Hinata, nadie nos ha visto y podemos regresar—le costó hacer el ofrecimiento, pero eso era lo correcto y si ella ya no deseaba continuar, él entendería su decisión.
—Yo no retrocedo a mi palabra, así que por favor, no vuelva a cuestionarme respecto a mis decisiones—en ese momento, ya se hallaban frente a la puerta y cuando Madara pensaba decirle algo, Itachi abrió.
—Buenas noches y me alegro que ya estén aquí, sobre todo, le agradezco lo que esta haciendo por mi tío—Hinata le dio una genuina sonrisa, puesto que Itachi le causó muy grata impresión.
—Entremos de una vez—Madara tomó la mano de la Hyuga y se acercó a su oído—no olvides tutearme—ella se estremeció al sentir el calor de su aliento sobre su piel, mientras que él, se permitió olerla de la misma forma que lo hizo el día que la conoció. Itachi arqueo una ceja al ver la actitud de Madara y no pudo evitar sonreír—Buenas noches familia... ya estamos aquí.
—¡Madara...!—Mikoto se puso de pie para ir hacia la pareja. Hinata se sonrojó al ver a tantas personas, mirándola directamente, sin embargo, eso, hubiera sido mil veces mejor que mirar al hombre que amaba sosteniendo a su hijo en un brazo, al mismo tiempo que la pelirroja se aferraba a él. Sabía que debía reaccionar, pero en ese momento, dejó de escuchar a todos.
—¿Bonita? ¿Mi amor?—Madara la llamó y le apretó la mano, logrando capturar su atención—Quiero presentarles a todos a la mujer que logró robarme el corazón... mi esposa Hinata—Izuna cerró los ojos frustrado y sin entender porque ella se estaba prestando a esa farsa.
Continuara.
Lamento la demora y también las posibles faltas de ortografía, apenas las encuentre y las corregiré.💕😊
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