Capitulo 18

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Y bien ¿que opina?—Madara observó la fotografía por un rato, hasta que la pregunta de su suegro lo sacó de sus pensamientos.

—Sigo sin entender ¿que tiene que ver la fotografía de mi esposa con la pregunta que le hice sobre Danzo?—el azabache miró a Hinata con ligeros cambios pero aún así, seguía siendo la misma mujer de quien se había enamorado perdidamente.

—¿Eso cree? Giré la fotografía—Madara obedeció y se dispuso a leer lo que había escrito en ella. No pasó mas que un par de segundos para que Hiashi viera su reacción.

—¡Por todos los cielos!—exclamó aún impresionado.

—Mi hija es la viva imagen de su madre y ese maldito estuvo tras ella hasta que nos casamos y le impuse una orden de restricción—declaró recordando el pasado y como ese gusano trataba de seducir a quien para él, era sólo una niña—Danzo fue un lobo disfrazado de cordero y gracias a la cercanía que mantuvo con los padres de mi esposa, tuvo la oportunidad de acercarse. Hikari no notó sus intenciones hasta que murieron sus padres y fue cuando Shimura reveló el deseo de convertirla en su esposa—el azabache apretó los puños con molestia. Lo que acababa de escuchar, daba luz al inusual interés que ese tipo tenía por su Hinata y saberlo le provocó asco, entre otros sentimientos.

—Entonces ¿cree que su interés en ella esté relacionado con el parecido que Hinata tiene con su madre?—conocía la respuesta, pero mantuvo las expectativas hasta escuchar la respuesta del castaño.

—Con lo que usted me contó, no tengo ninguna duda al respecto... Danzo juró vengase de mi y conocer a mi hija, le ha dado la oportunidad perfecta para hacerlo—Hiashi temía que ese día llegara, sin embargo, tras el matrimonio de su primogénita con un militar tan afamando como lo era Madara, se permitió relajarse, después de todo, ademas de él, ahora Hinata tenía con alguien más para protegerla. Lo que realmente lo desconcertó, fue que ese degenerado no se inmutó con el actual estado de su hija y aún frente al mismo Madara, se atrevió a acercársele.

—Ese sujeto es despreciable y no dejaré que vuelva a estar cerca de ella—repuso con absoluta seguridad—y si me entero que intenta algo, yo mismo lo mandaré al infiriendo—Hiashi se aclaró la garganta, dado que el Uchiha hablaba mas para él mismo, que para ambos. Madara reaccionó y sostuvo su postura ¿como podía ese hombre pensar en tener a su bonita? Tenía que haberse vuelto loco. Ahora entendía la incomodidad de ella cuando se le acercaba.

—Danzo es muy hábil y logra ganarse la confianza de las personas, tal como lo hizo con los padres de mi esposa—Hiashi suspiro frustrado—yo nunca confié en él, pero no tuve como demostrar que no era una buena persona y la única manera de mantenerlo alejado, fue refugiarnos aquí en Konoha, ademas, opté por la orden de restricción, ya que él continuó acosándola con regalos y llamadas telefónicas—el azabache levantó el rostro y miró al Hyuga sorprendido.

—¿Regalos? ¿Danzo le enviaba regalos?—su instinto le decía que eso no era una simple coincidencia.

—Así es, aunque no tenían remitente, yo sabía quien enviaba esos costosos arreglos florales junto a las finas joyas—el mayor miró el desconcierto en el rostro del azabache y sintió curiosidad por lo que estaba pensando—¿Porque lo pregunta?

—Escuché, lo que voy a decirle es delicado y debe tomarlo con calma—la petición de Madara, tuvo el efecto contrario en Hiashi, quien se mostró asustado por lo que iba a escuchar.

—Hablé ya ¿que está pasando con mi hija?

—Mi esposa ha estado recibiendo elaborados arreglos florales sin remitente, pero con sugestivos mensajes que la colocaban en medio de una infidelidad. Confieso que al inicio llegué a dudar de ella y tuvimos una discusión, sin embargo, pronto descubrí que sólo intentaban alejarnos.

—¡Por todos los cielos!—el Hyuga sintió que le arrojaban un balde de agua fría encima. No podía estar sucediendo de nuevo. Su hija no debía verse involucrada en conflictos que no eran suyos, sólo por ser tan parecida a su madre.

—Lamentó decirle esto, pero entre más personas estemos enterados, será mejor para poder cuidarla—Madara dudó un poco en decirle sobre el último arreglo que ella recibió, sin embargo, él era su padre y tenía derecho a saber la amenaza que existía sobre Hinata.

—Eso no es todo ¿verdad?—la actitud del Uchiha le dejó claro que no se equivocaba—Dígame todo, necesitó saber si mi hija se encuentra en peligro.

—A pesar de rechazar los arreglos, el responsable de enviarlos se aventuró a mandarle uno a la agencia donde ella trabaja y dejaron dicho que era yo quien lo enviaba—suspiró pensando en diferentes maneras de torturar a quien estaba tras ese acoso—Hinata se impresionó tanto al leer el mensaje, que sufrió un desmayo, afortunadamente, su jefe se comunicó conmigo y se encargó de reforzar la vigilancia en la agencia—los temores del pasado, se volvieron reales a los ojos del Hyuga.

—¿Y que decía esa nota para que ella reaccionara así?—a pesar de saber que no le gustaría lo que iba a escuchar, debía saberlo todo.

—Prácticamente, el maldito acosador le advirtió que pronto la tendría a su merced y le demostraría...—Madara no quería decir el resto, pues con sólo hacerlo, sentía su sangre arder y afortunadamente para él, fue Hiashi quien le pidió detenerse.

—¿Y no hay pistas del responsable?—preguntó con miedo a lo que podía pasarle a Hinata.

—Lamentablemente no tenemos nada... esa persona se ha encargado de ocultar muy bien sus huellas, pero ahora que me cuenta sobre Shimura, me parece que es él quien está detrás de todo.

—De tratarse de él, es lógico que no deje huellas, pues pequeños errores terminaron exponiéndolo y por ende, fue así que logré obtener la orden de restricción... Es evidente que no cometerá fallas—aseguró convencido.

—Demonios, ese vegeté debe estar enfermo para creer que ella estaría de acuerdo en...—guardó silencio ante el miedo y la incertidumbre ¿Que pasaba si quería ir mas lejos?

—Entiendo mejor que nadie lo que está pasando por su mente—le dijo al mirarse a sí mismo en él—y el mejor consejo que puedo darle es no perder la compostura, ya que de ser cierto lo que pensamos, ese anciano decrépito se aprovechará de cualquier cosa para acercarse, incluso el mas mínimo descuido, le puede abrir una puerta al desastre—a decir verdad, Hiashi prefería ser él quien cuidara de su hija, o al menos, quería contribuir en el proceso.

—Mis hombres ya están sobre aviso y también les conte a mis sobrinos sobre lo que estamos viviendo y créeme, no la dejaré sola en ningún momento—quería dejar tranquilo al padre de su esposa—incluso en nuestra finca mantengo guardias para encargarse de la seguridad—el Hyuga no lo dudaba, sobre todo por el pasado militar que tenía, aunado al puesto que ocupaba. Era de esperarse que fuera muy precavido.

—Se que sus trabajos están en la cuidad, pero yo recomendaría la opción de vivir aquí en Konoha, después de todo, usted tiene el renovado rancho y estando tan cerca, también nosotros podríamos cuidarla—sin necesidad de escuchar la respuesta, ya la intuía, ademas, Hinata se negaría rotundamente a abandonar su trabajo para regresar.

—De hecho, pienso proponérselo a ella, pero no ahora—Hiashi guardó silencio y se sintió decepcionado—El puesto que tengo requiere de mi presencia, al menos por un año y en cuanto a mi esposa, ella cada vez es mas requerida y sus diseños han dado mucho de que hablar dentro del modelaje... mudarnos ahora, sería ponerle un gran obstáculo a su carrera, además, como ya se lo dije, ella no estará sola y ahora que usted me aclaró quien es ese tipo, estaré muy al pendiente de sus movimientos.

—¿Y si nos equivocamos? ¿Y si se trata de alguien más que amenaza la seguridad de mi hija? Entiéndame, mi prioridad es protegerla y como padre, siento que en cualquier momento pueden dañarla, no olvidemos lo que le hizo su hermano y lo mas lamentable, fue que lo hizo prácticamente frente a mis narices—el azabache intentaba entenderlo, a pesar de no tener hijos, pero la solución a los problemas que tenían, no iba terminar si se escondían. Era claro que quién estaba tras ella, no tardaría en encontrarla.

—De igual manera la protegeré con mi propia vida de ser necesario—decreto sin titubear y esa rápida aclaración, le otorgó la admiración del mayor frente a él. Suspiro y a pesar de ser un hombre sumamente orgulloso, reconoció que su hija estaba en buenas manos.

—En ese caso, confiaré en usted, pero debe prometer que apenas ocurra algo que la ponga en peligro, yo seré la primera persona a quien llamé para informarme—la anterior hostilidad que mostraba el castaño, se convirtió en empatía y como experto en perfiles, Madara logró notarlo.

—Cuente con ello... tiene mi palabra—finalmente Hiashi se puso de pie y extendió la mano hacia el Uchiha. Madara lo imitó y correspondió el apretón de manos. No se trataba de el cierre de un trato. No, ese apretón significaba respeto entre ambos hombres de honor, pues ambos se preocupaban por la misma mujer.

[...]

—¿Que tanto hablarán?—soltó Hanabi al notar que ya habían pasado casi dos horas y esos hombres aún no salían del despacho de su padre. Su hermana se veía ansiosa y ni hablar de Neji, quien parecía estar en guardia para cualquier imprevisto.

—Conociendo a tu padre, es una buena señal que no se escuchen gritos... eso significa que el tema es importante—sugirió Ko, al ver el estado de Hinata.

—Supongo que tienes razón, pero aún siento curiosidad por saber como lograron ponerse de acuerdo, ya que papá casi le salta encima a mi nuevo cuñado—Neji miró hacia su prima menor y negó con la cabeza—¿Que? Tú también estabas asustado y no niegues que te mueres de curiosidad—sonrió mirando a su primo.

—Aquí tienes—Ko le ofreció una taza con té a Hinata, ya que la joven no había abierto la boca y parecía muy inquieta.

—Gracias—le sonrió como solo ella lo hacía y lentamente bebió el relajante líquido.

—A pesar de tener mucha curiosidad por saber más sobre cómo tú y ese grandulón terminaron enamorados, quiero aclarar que no estoy de acuerdo con su decisión de no estar presente cuando la familia de Kiba venga a pedir mi mano... ¡Vamos! Para bien, o para mal, él es tu esposo y tampoco es que nos importe mucho lo que digan sobre nosotras... bueno, al menos a mí, me tiene sin cuidado y tú cómo su esposa, debes darle su lugar—Hinata miró a su hermana sin poder evitar sorprenderse por lo que dijo.

—¿Cuando maduraste así?—le preguntó aún sorprendida por la madurez que mostró al hablar—De no haber conocido a Kiba desde pequeños, pensaría que fue él quien influyó en tu cambio.

—No veo porque puedas sorprenderte, a pesar de ser menor que ustedes dos, yo siempre demostré mas madurez—tanto Ko, como Neji, la miraron sorprendidos y ni hablar de Hinata, quien momentáneamente, se olvidó de los dos hombres en el despacho y comenzó a reírse. Pronto, Ko la imitó y Hanabi se puso de pie—¿Que es tan divertido?

—¿Tu la mas madura?—cuestionó Neji con un toque de burla.

—Ya lo creó—añadió Hinata.

—Como sea—soltó malhumorada por ser el motivo de burlas—aquí lo importante es que mañana sólo estarán pocas personas, por lo tanto, será mas sencillo explicarles, contrario a lo que pasará el día de la boda, donde prácticamente todos nuestros amigos y familiares están presentes... incluyendo a los colados—Hinata volvió a pensar en el tema anterior y estuvo de acuerdo con su hermana. Después de lo mucho que le había tocado vivir, dar la cara a las personas no sería un gran problema.

—Está vez estoy de acuerdo con Hanabi, a pesar de la forma en que ocurrieron las cosas, estoy seguro que Madara no permitiría mantenerte oculta, incluso si las circunstancias lo requieren—añadió Neji.

—Lo se y trataré de convencerlo para que me acompañe a la reunión—la conversación terminó cuando los hombres que estuvieron hablando en el despacho, finalmente aparecieron frente a ellos—Papá, Madara... ¿está todo bien?—ninguno de los dos dejaba ver sus emociones, hecho, al que ella ya se había acostumbrado.

—Todo bien cariño—Hiashi extendió la mano para atraer a su primogénita. La apretó un poco mientras se lamentaba lo que ella estaba atravesando con alguien acosándola. No era justo, Hinata no dañaba a nadie y ahora debía vivir con miedo. La ojiperla sonrió y suspiró con tranquilidad, pero pronto se percató del inusual comportamiento de su padre. No es que Hiashi nunca le demostrara su cariño, sin embargo, ahora él parecía angustiado, incluso Neji, Ko y Hanabi pudieron notarlo.

—¿Pasa algo papá?—Hiashi se recompuso y sonrió intentando disipar las dudas.

—Nada en especial, simplemente me da mucho gusto tenerte aquí con nosotros, aunque sea por corto tiempo—ella sonrió complacida y dejó escapar un suspiro de alivio. Todo se había complicado y llegó a pensar que nada tendría arreglo, sin embargo, su padre pareció entender sus motivos y ahora se veía mas amigable con su esposo.

—Entonces ya no piensas dejar viuda a mi hermana ¿verdad?—Madara se quedó perplejo ante la pregunta de la hermana menor de su mujer. Ellas se parecían físicamente, pero eran totalmente opuestas en el carácter.

—¡Hanabi!—la llamó Hinata con algo de pena, cosa que no inmutó en lo mas mínimo a la castaña.

—Será mejor pasar a cenar—propuso Hiashi—Neji, ve y dile a la señorita Matsuri que se una a nosotros... la pobre debe estar pensando que somos unos bárbaros.

—¿Y eso que? Después de todo, si está enamorada de Neji, se tendrá que acostumbrar a nosotros, tal como lo hará Madara—el azabache arqueo una ceja, ya que ellos, los Uchihas, eran mucho mas extraños que cualquier otra familia. Hiashi tuvo una reacción totalmente razonable al querer defender el honor de su hija y seguramente cualquier padre haría lo mismo si se encontrará en su lugar.

Entre suspiros y risas, la familia pasó al comedor donde además de disfrutar la cena en honor a los primos y sus parejas, también continuaron la conversación.

—Gracias—agradeció la mayor de las hermanas a Ko, quien le pasó una copa a ella y otra a Madara.

—Volviendo a lo que le decía a mi hermana, yo creo que Madara debe estar aquí durante  la reunión para pedir mi mano—Hiashi se quedó en silencio pensando en lo que debía hacer y pronto tomó una decisión.

—Está vez te daré la razón—el castaño miró directamente al Uchiha—es mejor que se presente con mi hija.

—Pero... como lo dije anteriormente, yo no deseo importunar, después de todo, la reunión es en honor a su hija menor—Hinata lo miró sonriendo. Se sentía tan afortunada de tener a un hombre como él a su lado—No me gustaría estropear el feliz momento para los futuros esposos.

—Nada de eso, tú presencia no estropeará nada, así que busca otra excusa para no estar presente—de nuevo Hiashi negó con la cabeza. Hanabi parecía no tener filtro al hablar.

—Hanabi... lo estás interpretando mal, él no está buscando excusas para no estar aquí. Madara nunca se acobarda ante nada—las miradas de todos se dirigieron a ella, ya que hablaba de él con mucha admiración.

—Verdaderamente estás muy enamorada de él—al escuchar la declaración de Ko, Hinata se percató de lo que acababa de decir y el sonido de las risas la hizo sonrojarse. Madara también sonrió y le tomó la mano por debajo de la mesa. Quería darle seguridad y pronto lo logró.

—Esta bien, me presentaré mañana aquí y estoy dispuesto a enfrentar a cualquier persona que pregunte sobre nuestro matrimonio—sin sentir pena alguna, levantó la delicada mano de su mujer y se la llevó a los labios, dejando un casto beso en ella.

—Así se habla cuñado—elogió Hanabi y después de la afirmación, el ambiente se hizo más agradable.

...

—Bien, les agradezco mucho por recibirme, pero ya es hora de irme a mi rancho... no se en que condiciones se encuentre y entre más rápido vaya, será mejor—anuncio Madara y la ojiluna se aferró a él sin querer separarse.

—Entiendo que quiera ver su propiedad, pero no es necesario que pase la noche allá, después de todo, ya se encargaron de preparar la recámara de Hinata para ambos—se apresuró a aclarar Hiashi, dado que no pretendía ver melancólica a su hija.

—¿De verdad papá?—el castaño asintió y Hinata se alegró mucho por la aceptación de su padre hacia Madara.

—Se lo agradezco mucho, pero...—esta vez fue Ko, quien insistió, interrumpiendo la negación del azabache.

—Quédese aquí, de lo contrario, mi Hina se pondrá muy triste.

—Se me ocurre que como vamos a estar un par de días aquí, pueden dormir una noche aquí y la otra en tu rancho—propuso Neji.

—Si, es una buena idea... pueden ir a verificar que todo esté en orden y si lo esta, se quedan allá, pero si por lo contrario, encuentran desperfectos, regresan aquí y enviaremos a alguien para que se encargue de los desperfectos—propuso el patriarca Hyuga, aunque de sobra sabía que ese rancho estaba en perfectas condiciones, no en balde, ese maldito impostor se quedó tanto tiempo en Konoha mientras enamoraba a su pobre hija.

—¿Estás de acuerdo bonita?

—Si, es buena idea, así podré conocer tú propiedad, misma a la que Kiba, Hanabi y yo, le temíamos desde niños—Madara frunció el ceño ante el comentario.

—¿Tan feo se veía?—cuestionó desconcertado y sintiéndose culpable por haberse olvidado de él durante tanto tiempo. Si bien es cierto que los últimos años los paso en el ejército, eso no impedía que mandara a alguien para que no lo dejaran caer, no obstante, estuvo tan enfocado en otros problemas y se olvidó de esa valiosa propiedad, la cual había pertenecido a su familia, incluso, antes del disgusto con su hermano, pensaba radicar permanentemente en ese sitio.

—Más que eso, ese lugar tenía fama de estar embrujado y Neji nos asustaba con dejarnos allí en medio de la noche, si reprobábamos los exámenes—soltó Hanabi.

—¡Ah! Pero recuerden como se puso de preocupado cuando Hina tuvo una mala calificación y se ocultó con los caballos para que Neji no la encontrará—añadió Ko y Neji comenzó a atragantarse. Matsuri no lo podía creer y de no haberlo escuchado de su propia familia, quizás nunca lo creería.

—Recuerdo que todo Konoha se paralizó con su desaparición, pero sobre todo, por la frustración de papá—Hiashi se llevó los dedos al puente de la nariz, ese había sido uno de los peores días de su vida.

—Ya basta, ustedes saben que a Hina no le gusta recordar ese día, ademas, le demostré personalmente que no había fantasmas—Hinata se puso roja, odiaba recordar ese día en el cual se sintió fatal al ver a su padre, Neji, Hanabi y también a Ko, llorando por no encontrarla.

—No es que quisiera preocuparlos, pero tras estar oculta por tanto tiempo, sucumbió al sueño acurrucada con su yegua.

—Vaya, eso debió ser...—Madara quería reírse. Ahora comprendía el posesivo comportamiento de Neji hacia su mujer. Ellos parecían muy serios, incapaces de comportarse inadecuadamente, por lo tanto, al imaginarlos en esa situación, no se podía contener, incluso le recordaba a sus sobrinos, aunque esos idiotas todavía se comportaban de manera infantil.

—Será mejor irnos—Hinata veía a Hanabi con reproche, ya que se apenó por sus acciones. Ahora, su marido la iba considerar una niña boba que se dejaba engañar de todos. Su primo le había pedido perdón durante semanas y le juró no volver a fallarle. Ella jamás lo culpó, inclusive, se culpó a ella misma por lo que él se vio obligado a hacer, sólo para demostrarle que no había seres sobrenaturales. A final de cuántas, su padre los reprendió a ambos por sus actos y desde entonces, evitaban acercarse al rancho Uchiha.

—Vayan de una vez cariño, de lo contrario, aquí tu hermana continuara ventilando tu pasado—de nuevo, Matsuri evitó reírse por la vergüenza en el rostro de Hinata. Todos parecían disfrutar poniéndola en aprietos y aparentemente, lo conseguían con facilidad.

—Bien... una vez más, les agradezco mucho por su hospitalidad—Madara se despidió de todos y en breve, también la ojiperla lo hizo.

—Y recuerden, si encuentran todo en orden, llámanos para avisar que se quedarán allá—les recordó Neji.

...

—Bienvenida a su hogar, bonita señora Uchiha—la ojiluna sonrió de forma seductora. Escucharlo llamarla señora Uchiha, le dio una agradable sensación de felicidad. Ambos avanzaron y fueron recibidos por uno de los trabajadores, mismos que permanecieron en la propiedad encargándose del mantenimiento.

—Señor, señora—el hombre los saludó con una reverencia y los guió hasta la puerta principal—Esperó que encuentren todo a su gusto—mientras entraban, les contó sobre las renovaciones que Izuna supervisó y pronto la pareja quedó fascinada. La mansión se veía hermosa e imponente, las decoraciones habían sido realizadas por profesionales y a esas alturas, parecía mas bella que la propiedad en la que vivían actualmente.

—Es muy bella—soltó Hinata apreciando los finos acabados en las paredes y techos, sin olvidar las costosas pinturas colgadas en la sala. Madara ya había avisado sobre su próxima llegada, por lo tanto, los encargados del mantenimiento se prepararon para lo que ellos pudiesen necesitar durante su estancia.

—Estoy de acuerdo, ni siquiera antes se veía así—Madara se acercó a su esposa—Ahora ya no podrás pensar que es una propiedad embrujada ¿verdad princesa?—la morena se sonrojó de inmediato y al escucharlo reír, se molestó por estarse burlando de ella.

—Basta, dije que eso ya quedó en el pasado—dejándolo atrás, siguió hacia la cocina y pronto olvidó la molestia. El lugar se hallaba equipado con todo lo necesario para cocinar y sin proponérselo, sonrió entusiasmada.

—Bien, si no necesitan nada, pasó a despedirme—el empleado asintió a la pareja—y si tienen alguna duda, sólo pueden llamarnos—el varón se despidió y salió a ocupar las habitaciones que se encontraban tras la mansión principal.

—Que opinas bonita ¿llamamos a tú familia para avisar que nos quedaremos?—de nueva cuenta, Madara se le acercó y la tomó de la cintura apegándola a él—¿O prefieres regresar y arriesgarte a que nos escuchen mientras te hago el amor durante toda la noche? Lo malo es que allá, me será difícil tomarte mientras cocinas—sin dejarla responder, ni dejar que se recuperara del sonrojo, la levantó para sentarla sobre la encimera de mármol. Estaba tan orgulloso de ella por defenderlo frente a su familia, que lo único en la mente del Uchiha, era comérsela a besos. Ella lo amaba de la misma manera que él la amaba a ella.

—Madara...—la chica lo besó en los labios y al terminar, le acarició el rostro sin dejar de verlo con amor. No creía que en el mundo pudiera existir alguien como él. Madara se había ganado su amor, su respeto y su completa admiración. A esas alturas de su vida, ya no se veía sin tenerlo a su lado.

—Te amó mi bonita y preferiría demostrártelo aquí en nuestro hogar—se lo dijo en el oído y ella no pudo refutar al respecto. Aún siendo alzada por los fuertes brazos de su marido que la llevaban hacia la habitación principal en forma de koala, ella le envió un mensaje a Hanabi donde le explicaba que se quedarían ahí a pasar la noche—Espero que no te asustes de los seres "sobrenaturales"porqué yo voy a protegerte de ellos, sin embargo, debo advertirte que a diferencia de un fantasma que te hace llorar y temblar de miedo, yo lo haré también, pero no precisamente de miedo.

—Deja de hablar sobre eso, o te irás a dormir afuera—ordenó la joven, luego de detener los intentos por despojarlo de la camisa. Madara soltó una sonora carcajada. Le pareció adorable verla haciendo pucheros, tratando de verse enfadada, cosa que lo provocó más a devorarla por completo.

—Siempre y cuando tu duermas conmigo, no tengo ningún problema—sin perder el tiempo y sin dejarla protestar, la beso en los labios, ya la había colocado sobre la gran cama y posicionándose sobre ella, le impidió moverse. Las prendas salieron sobrando y en poco tiempo, ambos estuvieron totalmente desnudos sin dejar de besarse. Hinata disfrutó al escuchar la risa de Madara, pero sin lugar a dudas, disfrutaba mucho más, escuchándolo jadeando en el calor del deseo.

Ansiosa por continuar escuchándolo, la Hyuga invirtió pociones, quedando ella sobre el azabache. Le sonrió con fingida inocencia y antes que él pudiera adivinar sus intenciones, ella bajó su rostro hasta que se apoderó de su hombría con la boca. Madara que hasta ese momento, estuvo pendiente de sus movimientos, se dejó caer sobre la cama perdido en las múltiples sensaciones que ella le había sentir. Los roncos jadeos le daban a la chica mas animo de continuar. Además de gustarle lo que escuchaba, le fascinó saberlo tan rendido ante sus actos.

—¿Te gusta?—le preguntó, volviendo a fingir inocencia y fue entonces que Madara supo que ella se estaba burlando de él. Trató de levantarse, pero ella aumentaba las succiones sobre su miembro y sobre ambos testiculos.

—Bonita, detente... ahora—quiso ordenarle, pero tenía problemas para conservar la conciencia y lo único que logró hacer, fue incorporarse para quedar sentado. Ambas orbes mantuvieron el contacto y viéndola introducir su pene en la pequeña boca, lo desarmó completamente y no tuvo mas remedio que dejarla dominarlo. Le tomó el cabello y le ayudó moviéndole la cabeza, mientras ella disfrutaba su victoria. Madara no pudo resistirse y con sonoros gemidos terminó lanzando su esencia en la cavidad bucal de la Hyuga. El éxtasis que experimentó, lo dejó sin fuerzas y volvió a caer sobre la almohada.

—¿Que pasó?—le preguntó la morena mientras se limpiaba las comisuras de sus labios—Así como estás, dudó mucho que logres ser competencia de los fantasmas y de los seres sobrenaturales—el Uchiha se sintió retado y en seguida se recuperó, no obstante, antes de lograr levantarse, ella lo montó. La Hyuga lanzó un sensual gemido y apoyando sus manos sobre el pecho masculino, echó la cabeza hacia atrás mientras se movía de arriba abajo sobre el semi erecto miembro del Uchiha.

—Cuando te dije que yo te protegería de lo sobrenatural no mentí, pero no habrá nadie que logre protegerte de mi—ya recuperado, Madara se movió quedando tras de ella. Su sonrisa le dio escalofríos a la chica, pues le dejo muy claro que él no estaba mintiendo—Te has portado muy mal y no me dejas otra salida que darte una lección.

—Ahhh—un fuerte grito salió de la ojiluna, luego de recibir una nalgada—Madara—antes de continuar argumentando, la envistió con rudeza y junto a los gemidos femeninos, también se siguieron escuchando mas sonidos de nalgadas. Sabiendo que no podía resistirse a él, Hinata se dejó llevar por el fuego que la consumía cada vez que se entregaba a Madara. El Uchiha sonrió ante la sumisión y después de acariciar las zonas enrojecidas, la tomó de las caderas para adentrarse más y más en ella.

La noche apenas iniciaba y la pareja se dedicó a disfrutar de esa magnífica habitación. Ambos se sintieron mas ligeros estando en Konoha, ese viaje era como un pequeño escape a la realidad y los problemas que aguardaban por ellos al regresar a sus responsabilidades. Hinata se olvidó de la inquietud tras recibir esos misteriosos arreglos y Madara de la importancia que lo agobiaba por no lograr atrapar al maldito que la acechaba entre las sombras.

[...]

—Mamá, por favor no vayas a dejarme en ridículo frente a mi futuro suegro, ustedes ya lo conocen y saben lo serio que es y más tratándose de sus hijas—Kiba, Hana y su madre, arribaron en la propiedad de los Hyuga. El chico no podía estar tranquilo, ya que después de lo mucho que se burlaron de él, temía que lo apenaran frente al imponente Hiashi Hyuga. Por otro lado, su futura esposa era alguien que no se quedaba con la boca cerrada y con caracteres tan volátiles, cualquier cosa podía ocurrir.

—Basta Kiba, tampoco somos tan irracionales como para gritar a los cuatro vientos que orinabas la cama hasta los catorce años y ni hablar de la forma en que te masturbabas en todos lados de la casa—de nuevo las risas de las féminas perturbaron al joven.

—Deténganse... no arruinen este día que es tan importante para Hanabi y para mí—los tres bajaron del vehículo y fueron recibidos por los empleados. Akamaru corrió alrededor y en segundos, dos perros se unieron a él.

—Bienvenidos—los Inuzuka sonrieron con amabilidad y le entregaron las botellas de vino que compraron para acompañar la reunión.

—Hola Haunter—como siempre, Kiba se dedicó a mimar la mascota de los Hyuga, sin embargo, no conoció al otro perro—¿Quien es tú amigo?—el chico se colocó a la altura del perro y comprobó que a pesar de parecer adulto debido a su altura, era apenas un cachorro.

—Su nombre es Gengar y es mío—Kiba y ambas féminas voltearon al escuchar esa conocida y suave voz.

—¡Hina!—Kiba se incorporó y se acercó a ella. Estaba tan feliz de verla, que no prestó atención a la persona a su lado.

—Te extrañe mucho—los amigos se dieron un fraternal abrazo y al soltarse, Kiba enfocó a Madara en su campo de visión. Su madre y hermana, también se acercaron a saludar a la joven, pero no dejaron de mirar al imponente hombre que se hallaba a su lado.

—¿Y quien es usted?—la madre de Kiba no se anduvo con rodeos y optó por obtener la información lo antes posible.

—Madara Uchiha, para servirles—el azabache se preparó mentalmente para lo que estaba por venir.

—¿QUE?—cuestionaron los tres Inuzuka al mismo tiempo.

—Hina ¿que significa esto?—Kiba fue el primero en cuestionar a su amiga.

—¿Que hacen aquí afuera? Pasen... papá está esperando—Hinata suspiro aliviada cuando su hermana intervino desde la puerta principal.

Sin poder contradecir a la menor de las hermanas Hyuga, los Inuzuka avanzaron, sin embargo, sus pensamientos giraban alrededor de la figura de nombre Madara, quien obviamente no era el mismo que conocieron durante el noviazgo con Hinata.

—Bienvenidos, están en su casa—Hiashi serró los ojos y se preparó adecuadamente para explicar la situación, no obstante, aún no sabía cómo explicar los extraños hechos.

—Gracias por recibirnos—Tsume se sentó junto a su hija, dodo que Kiba lo hizo al lado de Hanabi.

—Buenas tardes—Neji apareció en la sala seguido de Matsuri.

—Muchacho... tenías tiempo sin regresar—la matriarca Inuzuka lo saludo al igual que Hana—y aparentemente, ella es la razón ¿no es cierto?—la pobre chica se sonrojó al obtener las miradas de todos, mientras que Neji permaneció indiferente, pues no olvidaba el carácter despreocupado de Tsume.

—Ella es Matsuri, Matsuri, él es Kiba, el novio de Hanabi y ella es su madre Tsume—la joven saludó a ambos—y ella es Hana, la hermana mayor de Kiba.

—Encantada de conocerlos—Matsuri sonrió con amabilidad y fue correspondida por los tres invitados.

—Bien, como ya lo sabes, estamos aquí para pedir la mano de tú hija Hanabi pero... ¡Vamos Hiashi!—soltó Tsume—Primero acláranos esto—la fémina apuntó hacia el Uchiha.

—¡Mamá!—Kiba quedó muy apenado con el comportamiento de su madre. Él no negaba que también moría de curiosidad, sin embargo, no iba a interrumpir un acontecimiento tan importante para cuestionar al respecto—¿No crees que debemos concentrarnos en nuestra visita?

—Está bien Kiba—habló Hiashi con tranquilidad—después de todo, esto ya se veía venir.

—Disculpe—Madara tomó la palabra y se disculpo con Hiashi por interrumpir, pero era él, quien debía dar todas las explicaciones y así mismo lo hizo. Hinata quiso detenerlo mientras narraba como Izuna se aprovechó de su ausencia para suplantarlo en Konoha, pero Madara no se detuvo y continuó hasta terminar.

—¡Increíble!—murmuró Kiba.

—Lo se, así nos quedamos nosotros cuando lo supimos—añadió Hanabi.

—¿Y de verdad te enamoraste de él? No te juzgo Hina, pero te conozco desde que eras un bebé y te tengo mucho aprecio, por lo tanto, no quisiera saber que sólo te quedaste con él, para no perjudicar a ambos hermanos—la ojiperla sonrió. No podía esperar menos de esa mujer, ella la conocía desde niña y aunque aparentaba ser feroz, era una madre amorosa con sus hijos y también con ella. Sin duda alguna, Hanabi sería muy afortunada por contar con una suegra como ella.

—Se que es difícil de creer, pero no miento... lo amo y si estoy con él, es sólo por amor—la Inuzuka sonrió satisfecha, pues pudo apreciar la verdad en las reveladoras orbes de Hinata, ella casi nunca mentía y cuando lo hizo, fue bastante mala al hacerlo.

Luego de aclarar todo, Madara se presentó formalmente con la impresionada familia, aunque no sólo los Inuzuka quedaron perplejos. Matsuri quien hasta ese momento no sabía nada, también quedó pasmada. Esa historia era realmente increíble, pero aún con todo lo sucedido, estaba segura que ellos realmente se amaban.

—¿Ahora si podemos continuar?—preguntó Kiba en un intento por no seguir sintiendo culpa. Él estuvo cerca de Hinata mientras se enamoraba de Izuna y no pudo percatarse del engaño.

—¿Entonces que dices Hiashi? ¿Permitirás que esta linda jovencita sea parte de los Inuzuka?

—Mi único interés, es ver felices a mi sobrino y mis dos hijas. Se que Hanabi y tú hijo se aman, así que doy mi aprobación para la unión—Kiba soltó el aire que había mantenido dentro de su pecho. Estaba hecho... el primer paso a unir su vida con la mujer que robó su corazón, estaba cada vez más cerca—Ahora depende de ustedes fijar una fecha—les dijo a ambos.

—Nosotros pensamos que en dos meses—aclaró Kiba sosteniendo la mano de su prometida.

—¿Tan pronto?—cuestionó Neji—Pensé que tardarían mas tiempo en planificar la boda.

—Con lo desesperado que es este muchacho, me parece mas tiempo del que creí—añadió Tsume.

—Ni hablar, eso significa que aún debemos cuidarnos de verlo...—Hana no terminó lo que pensaba decir.

—Ustedes dos—Kiba se paró apenado y las apuntó con el dedo—dijeron que si podían comportarse.

—¿Que?—preguntó Tsume fingiendo no haber hecho nada malo.

—Yo sólo decía que debemos aguantar tu patética expresión al ver como lloriqueas por todos los rincones de la casa—Hana también mostraba inocencia, mientras que el rostro de Hiashi y el de su primogénita se pusieron sonrojados—y todo por no aguantar las ganas de estar juntó a su princesa—Hanabi sonrió y tomó la mano de Kiba para que se sentara de nuevo. Ella ya sabía lo que pensaban decir y lejos de molestarla, le divirtió lo ocurrido.

—Con todo aclarado, quiero pedirte que seas tú, quien diseñe mi vestido—Hanabi miró a su hermana y la mayor sonrió con orgullo—Estoy segura que nadie podría igualarte ¿que me dices? ¿Lo harás para mí?

—Me sentiría ofendida si no me lo hubieras pedido—Ko, Hiashi y Neji asintieron. Madara por su parte, sólo se dedicó a observar. Su esposa se veía feliz y al verla así, volvió a recordar que pronto volverían a sus vidas. Le inquietaba mucho pensar en ese maldito anciano, sin embargo, agradeció infinitamente ese viaje, ya que ahora contaba con nuevas pistas. Itachi y Obito serían los primeros en saberlo y también a quienes pediatría ayuda.

La reunión fue todo un éxito y entre las pláticas de Hanabi y las mujeres Inuzuka, se hizo muy divertida. Horas mas tarde, Hinata y Madara se fueron juntos a recorrer las calles de Konoha. Ambos ignoraban las curiosas miradas de las personas que se encontraban y al anochecer, volvieron para cenar con la familia Hyuga.

La noche del último día, lo pasaron con Hanabi, Kiba, Matsuri y Neji en un club nocturno. Madara acaparó a su mujer en todo momento y al verla pasada de tragos, se despidió de los otros para regresar a su rancho donde repitieron los apasionados momentos de la noche anterior.

...

—Siéntase libre de regresar cuantas veces quieran—Hiashi se dirigió a Madara, mientras abrazaba a su hija sin querer soltarla.

—Gracias y lo mismo les digo, nuestra casa está a su entera disposición para todos ustedes—se dirigió a los Hyuga y también a Kiba.

—Y tú, cuídate mucho cariño. Si necesitas algo, no dudes en llamarme—Hinata se desconcertó por la aprensión que demostraba su padre.

—Ella también cuenta conmigo en todo momento—aseguró Neji, lo que la ojiperla ya sabía—además, Madara y sus sobrinos siempre están al pendiente—Neji aún no sabía nada sobre Danzo, por lo tanto, también encontró extraño el comportamiento de su tío.

Hiashi extendió la invitación a Matsuri y la joven se sintió honrada por ser aceptada dentro de esa familia. Hanabi le pidió ser madrina de su próxima boda, por lo tanto, debía regresar junto a Neji.

...

Mas tardé, los visitantes se marcharon dejando la tarea de explicar la situación de Hinata a quienes estaban cerca de ella, como fue el caso de Hanabi y Kiba. Hiashi no se sintió incómodo con las preguntas de sus colegas y amigos, ya que su única preocupación era el bienestar de Hinata. Quería confiar en la palabra de Madara, sin embargo, Danzo era un tipo astuto y no podían bajar la guardia.

—Desde la llegada de Hinata, siento que algo le preocupa—Ko conocía bien al patriarca Hyuga y rápidamente se percató de su estado—¿algo le sucede a Hina?—Hiashi suspiro y miró la fotografía de su esposa.

—Danzo Shimura conoció a Hinata y aparentemente, quedó fascinado con ella—la expresión en el rostro de Ko, no sorprendió al mayor, ya que fue la misma que debió mostrar cuando se lo dijo el Uchiha.

—Pero ese tipo ya debe ser un anciano—Ko también conocía la historia y pensar en eso, le provocó gran preocupación.

—Aparentemente, él no piensa lo mismo—Hiashi le contó a Ko, lo que estaba sucediendo y el Hyuga mas joven se sintió impotente ante la idea de no poder protegerla.

—¿Entonces le confiaremos su cuidado a su esposo?

—No tenemos otra opción—el patriarca le pidió a Ko, no comentar nada con Hanabi. No quería preocuparla y con lo impulsiva que era, no dudaba que se fuera en busca de ese vegeté para decirle sus verdades, por lo tanto, era mejor mantenerla al margen.

Continuara.

Lamento mucho la demora y trataré de no volver a dejarla sin actualizar por tanto tiempo. Me disculpo por las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin que las notara, apenas las encuentre y las iré corrigiendo.😊💕

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