Capitulo 15

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Madara se vio envuelto en una serie de trámites legales para esclarecer la repentina muerte de una prisionera. Todo el caso que estaban armando quedó en nada y el forense decretó que aparentemente, la muerte fue por causas naturales, no obstante, aún faltaban las muestras sanguíneas que enviaron al laboratorio.

Itachi se encargó de interrogar a varias de las niñas secuestradas, mostrándole diferentes fotografías de algunos delincuentes vinculados con la testigo y todas coincidieron en tres de ellos. Dijeron que ellos tres eran los únicos a quienes veían, pero que aparentemente, habían otros dando órdenes.

—Tal como lo suponía, hay alguien con mucho poder tras estos imbeciles—soltó Obito cuando escuchó el relato de su primo.

—La única persona que podía darnos información ahora está muerta... Que conveniente ¿no creen?—Madara, Obito, Yahiko y dos de sus compañeros estuvieron de acuerdo con Itachi, no obstante, habían revisado las cámaras de seguridad dentro de las celdas y no encontraron nada irregular—Yo no creo que esa chica haya muerto de causas naturales, tengo plena seguridad de que alguien la asesinó para que no pudiera hablar.

—Si tus sospechas son acertadas, eso significa que tenemos elementos corruptos dentro de nuestra división—añadió Yahiko.

—Así es, pero no acusaré a nadie sin tener pruebas que respalden mis sospechas—a decir verdad, él aún no tenía posibles culpables, pero ahora que tenía esa sospecha, no iba descansar hasta saber quién, o quienes rompieron sus principios legales de proteger a quienes los necesitaban, para convertirse en sucios delincuentes sin honor.

—Por lo que leí en la información de la prisionera, esos tipos a quienes identificaron las niñas, eran muy cercanos a ella, por lo tanto, quizás no se sientan complacidos con su muerte y quieran vengarse de quienes están involucrados—la idea de Madara era dar con los delincuentes e interrogarlos usando el vínculo con esa chica.

—Puede que funcione, después de todo, entre delincuentes no hay honor... el verdadero problema será dar con ellos—afirmó Obito.

—Lo haremos... y para lograrlo, les pido que den la orden de contactar a los informantes de las calles. No podrán esconderse por mucho tiempo—afirmó Madara concluyendo con la reunión, todos salieron dispuestos a mover sus influencias con el fin de localizar a esos tipos.

Madara se quedó a solas y miró la pantalla de su celular donde aparecía el angelical rostro de su esposa acompañada de Gengar. Tres días sin poder verla, ni hablar casi nada con ella luego de esa desastrosa noche ya lo tenían al filo de la locura, incluso quería ir a alcanzarla. Desafortunadamente, la muerte de la prisionera no le dio tiempo de nada y tampoco podía ser tan irresponsablemente de dejar todo en manos de sus sobrinos.

Eran las tres en punto y suspiró pensando que ella no llegaba hasta en la noche, por lo que de nada servía irse temprano de la oficina. No le contó a nadie sobre los arreglos que estaban llegando a su casa dirigidos a Hinata, sin embargo, apenas tuviera la oportunidad, se los contaría a Itachi y a Kakashi para que le ayudaran rastreando a quien los estaba enviando. Luego de pensarlo con la cabeza fría, se dio cuenta del posible peligro que podía estar corrigiendo Hinata, ya que la persona en cuestión, incluso conocía su dirección.

Las horas pasaron lentamente y cuando miró su reloj, ya eran las cinco en punto y decidió no esperar mas. Recogió todo dejando su oficina en orden antes de marcharse. Entró en su auto notando a los guardias sonrientes. Los paso con un simple asentamiento de cabeza y se adentró en la propiedad para enfocar el vehículo de Hinata estacionado donde siempre lo hacía. Entró lentamente y lo primero que sintió fue el agradable aroma a comida, sin embargo, antes de cerrar la puerta uno de los guardias llegó corriendo hacia él.

—¿Que pasa?—salió cerrando un poco la puerta.

—Hoy también llegó un repartidor de una florería y como usted ordenó, no lo recibimos—frunció el ceño al mismo tiempo que apretaba sus puños.

—Está bien, continúen así y no le comenten nada a la señora—el guardia asintió y se fue a su lugar, mientras que el azabache finalmente entró a la casa. Gengar llegó a recibirlo y lo acarició unos momentos, acto seguido, se dirigió a la cocina donde la miró desde atrás—¡Volviste...!—sin pensarlo dos veces, la abrazó intentando calmar el deseo de tenerla a su lado—Te extrañe mucho bonita—le dijo cerca del oído, no obstante, pareció olvidarse de la discusión que tuvieron y ella con su reacción, se encargó de regresarlo a la realidad.

[...]

Hinata y Kanna arribaron a Hong Kong junto al equipo y las modelos. La Otsutsuki tomó su celular apenas subieron en el taxi que las conduciría al hotel y pronto frunció el ceño con molestia.

—¡Maldicion!—soltó frustrada, atrayendo la atención de Hinata—La recepción para el celular es malísima y no logró comunicarme con Ashura—la ojiperla suspiró con tristeza, puesto que ella ni siquiera tenía la intención de llamar a su esposo, así que no sabía si la señal era buena o no.

—Quizás en el hotel sea mejor—trató de tranquilizarla y de hecho, así fue. Kanna logró realizar las llamadas que quería en cuanto arribaron, mientras que el celular de la Hyuga se mantuvo en silencio y guardado en su bolso.

Luego de instalarse en sus habitaciones, ambas se reunieron con las modelos y con los que las requirieron en un elegante restaurante cercano al hotel donde se hospedaban para repasar los acuerdos del contrato.

Kanna presentó a Hinata como la nueva diseñadora y la chica se sonrojó cuando ellos elogiaron su trabajo. La cena transcurrió tranquila y al  terminar, las modelos optaron por quedarse un rato más, después de todo, llegaron caminando y así mismo regresaron.

—Y bien Hina ¿que te parece la cuidad? Se que apenas llegamos y todavía nos faltan dos días para que conozcas un poco mas—añadió a la pregunta.

—Por lo poco que he visto, me parece increíble, además, las personas han sido muy amables con nosotras—para alguien como ella que salió muy poco de Konoha, estar en una cuidad tan grande y concurrida, le parecía estar dentro de una película y de no ser por la tristeza que sentía dentro de ella, hubiera podido disfrutar mucho mas del entorno.

—¿Y tu celular funcionó bien?—a la Otsutsuki le pareció extraño ver que la ojiluna no realizó ninguna llamada y de hecho, ni siquiera se preocupó por el celular desde que llegaron.

—Si, bueno...—la chica ya no pudo continuar debido al nudo en la garganta.

—¡Hina! ¿Que pasa? Sabes que puedes contar conmigo—Kanna la abrazo y la Hyuga se deshago por un momento.

—Lo que pasa es que anoche Madara y yo tuvimos una fuerte discusión y hoy ni siquiera nos despedimos—confesó con pesar.

—Bueno, desconozco los motivos, pero eso es normal. Todos los matrimonios pasan por cosas así... si te contara las veces que Ashura y yo hemos estado a punto de separarnos, no lo creerías—la Hyuga se sorprendió, ya que ellos parecían una pareja muy sólida—En serio, mi marido a veces adopta la posición de imbecil, como lo hacen la mayoría de los hombres... pero luego arreglamos nuestras diferencias y durante la reconciliación, volvemos a estar como en una luna de miel. Estoy segura que para ustedes no será diferente, sobre todo al ver lo enamorado que está Madara de ti—Hinata quería creerlo pero luego de como le gritó acusándola de algo que no era su culpa, ya no sabía que creer, además, las personalidades de Ashura y de su esposo eran muy opuestas.

—No creó que sea tan sencillo—murmuro desanimada y Kanna la instó para que continuara hablando—Ayer me llegó un arreglo floral a la agencia y yo creí que él me lo había enviado, pero anoche que lo miró se puso furioso, dijo que él no lo había enviado... me acusó de permitir a otros hombres estar cerca de mí y terminé durmiendo en otra habitación—la Otsutsuki sonrió con amabilidad.

—Tranquila Hina, eso es completamente predecible ¿a que hombre le gustaría que alguien mas le envíe detalles a su esposa? Aunque la actitud que tomó tu esposo es muy errónea y por supuesto que merece un escarmiento, no me sorprende viniendo de alguien como él.

—¿Alguien como él?—cuestionó Hinata.

—Si, alguien tan posesivo y enamorado como lo está Madara de ti, sin olvidar lo que le sucedió en el pasado con la que ahora es su cuñada—como si se tratara de un puñal hundiéndose en su pecho, la morena sintió la explicación de su jefa ¿como podía olvidarlo? Si ella indirectamente, también estaba envuelta en ese triángulo amoroso—Te aseguró que no tardará en darse cuenta de su error, te pedirá perdón y hará hasta lo imposible por conseguir reconciliarse contigo, sin embargo, hay algo que me da curiosidad ¿no tienes idea de quién te envió esas flores?

—No, de verdad yo creí que él las había enviado, ademas el mensaje era muy íntimo—la ojiluna le contó lo dicho en la tarjeta y la Otsutsuki frunció el ceño—yo no conozco a nadie que se halla portado de manera incorrecta conmigo.

—No sería extraño que alguien se hubiera obsesionado contigo, eres una mujer hermosa—la Hyuga se sonrojó—no obstante, este hecho me parece que también podría haber sido planeado por una mujer.

—Una mujer ¿pero porque?—Hinata no entendió.

—Claro, en caso de ser así, alguien interesada en tu marido y si se tratara de un varón, podría tener las mismas intenciones... separarlos—la morena finalmente entendió y aunque le resultaba descabellado, tenía que ser así, ya que ella no conocía, ni se había dado confianzas con nadie como para que le enviaran flores con ese sugestivo mensaje—pero de todos modos, no te preocupes, ustedes dos se aman y sólo basta mirarlos para saber que nadie podría separarlos—aún hablaban mientras caminaban a sus habitaciones, cuando el celular Hinata comenzó a vibrar en repetidas ocasiones.

—Es mi teléfono—aclaró  y abrió el bolso para ver quien llamaba, siendo el nombre de Madara el que apareció en la pantalla. Kanna sonrió.

—Yo en tu lugar no le respondería, él merece sufrir un poco mas—la Otsutsuki se despidió de Hinata y avanzó a su habitación.

Tal como lo sugirió Kanna, la ojiluna no respondió el celular. Cuando quiso hacerlo, recordó la frustración que le causó Madara y declinó las llamadas. El viaje, el estrés y la tristeza, la llevaron a sentirse cansada, así que no le tomó mucho tiempo quedarse dormida.

...

El día siguiente lo pasaron en los foros de grabación, por lo que no hubo tiempo de contactar a su esposo, ademas la señal no era buena. No fue hasta en la noche, ya que llegaron al hotel, que optó por llamarlo, no obstante, apenas podía escucharlo y decidió dejar de intentarlo, enviando un mensaje de texto en su lugar. De todos modos, regresarían al día siguiente y se vería obligada a darle la cara.

A la mañana siguiente, luego del desayuno, el equipo partió al aeropuerto. El viaje fue un éxito y todo salió mejor de lo esperado. Kanna le mostraba los mensajes de Tobirama, donde las felicito a ambas por el éxito. La Hyuga sonrió imaginando al imponente Senju tomando la iniciativa de enviar un mensaje para ellas.

Una vez que llegaron al aeropuerto, Ashura ya las esperaba, luego dejaron a Hinata en el mismo lugar donde dejó su auto y con un suspiro, se dispuso a conducir en dirección a su hogar. No tenía idea del porqué de las innumerables llamadas de Madara y siendo sincera consigo misma, ya se había preparado para continuar con la discusión. Él sabía que regresaba ese día, sin embargo, no le dijo a que hora lo haría, así que cuando finalmente llegó a la finca, él no se hallaba y fue recibida por un alegre Gengar, al igual que los guardias.

—Bienvenida señora Hinata—ambos hombres la saludaron con amabilidad, pues desde que vivían ahí, le habían tomado mucho cariño.

—Muchas gracias y me da mucho gusto verlos de nuevo—abrió uno de sus bolsos y escarbó hasta que logró encontrar lo que buscaba—Aquí tienen, les traje unos recuerdos de Hong Kong—ambos hombres de mediana edad se sonrojaron cuando recibieron un paquete con una fina botella de licor, diferentes botanas y dos vasos en el mismo estuche. Ella tenía mucho que agradecerles, puesto que cuidaban a Gengar en su ausencia.

Después de los agradecimientos, ella se despidió llevándose a Gengar a la casa, donde se dispuso a desempacar la pequeña maleta y guardó los obsequios que compró para su familia. Mas tardé se duchó y llamó a su padre.

Hiashi le informó que el día anterior, habían estado en la cuidad, ella se sintió tan culpable, que le prometió ir pronto a verlos, no obstante, el patriarca Hyuga le pidió llevar a Madara y ella no tuvo mas remedio que aceptar.

Durante el resto del día, intentó no pensar en el pedido de su padre y no le resultó difícil, dado que aún tenía que enfrentarse a su esposo y no sabía a dónde los llevaría el anterior comportamiento del Uchiha.

Sin ser consiente, cocinó de mas y cuando finalmente reaccionó, había diferentes platillos, incluyendo galletas y rollos de canela. Negó con la cabeza y miró a Gengar sentado fielmente en la entrada—¿Quieres un poco?—el animal recibió gustoso el trozo de pollo que ella le ofreció, luego lo observó irse. Pensando que iba a comer a solas, no le presto importancia y tampoco se dio por enterada que ya casi había atardecido.

—¡Volviste...!—la voz de Madara la sobresaltó y antes de poder girarse para enfrentarlo, él ya la había tomado de la cintura—Te extrañe mucho bonita—ella no respondió y se tensó bajó su toque. El azabache se percató de su incomodidad y poco a poco la fue soltando, era hora de las disculpas, como también de las explicaciones acerca de lo que estaba sucediendo.

—llegamos cerca de las diez—aclaró con indiferencia, al menos así lo sintió Madara, ya que ella estaba haciendo un gran esfuerzo por mantenerse firme.

—¿En serio? Me hubieras avisado para ir a recogerte—cuestionó con cariño, mientras la joven lo veía sin poder creer que se tratara del mismo hombre que le gritó asustándola con su demoniaca actitud.

—No era necesario, el señor Ashura nos estaba esperando y ellos me dejaron en el estacionamiento de la agencia donde se quedó mi auto—respondió ya sin verlo, puesto que se enfocó en poner la comida sobre la mesa—¿Ya comiste?—el Uchiha negó—Entonces pasémoos a la mesa—él la siguió sin saber cómo comenzar a disculparse. Odiaba verla tan fría con él, era como antes de ser suya.

—Gracias—ella le entregó el plato y colocó los platillos restantes para que ambos escogieran lo que les gustaba. Aunque Madara no tenía hambre debido a la situación, comió casi todo lo que había en la mesa.

—Aquí tienes—ella continuó comiendo galletas y rollos de canela, dejando de lado los platos fuertes, luego tomó el pollo para dárselo a Gengar, ignorando por completo a su marido, quien no hacía mas que verla con culpa.

—¡Perdóname!—Hinata levantó el rostro y lo miró a los ojos.

—¿Disculpa?—fingió no haber entendido, poniendo en práctica, los consejos de Kanna.

—Se que me porte mal y tu no lo merecías... perdóname, no volveré a tratarte así—se levantó de la silla y fue hacía ella para que lo imitara—Debí saber que tú no eres capaz de jugar con las personas y aunque no me disculpa, lo hice porque me llené de celos al pesarte en brazos de otro.

—Ya dije que no fui yo...—él le impidió continuar.

—Lo se, créeme, lo se—suspiró tomándole las pequeñas manos entre las suyas—soy yo quien siempre arruina todo y por eso te pido que me perdones. Estos días sin ti han sido un infierno... tu eres la única que logra calmarme cuando todo me sale mal—la ojiluna lo miró con cariño dejando de lado la hostilidad anterior, puesto que las oscuras orbes le decían que no mentía.

—Me gritaste y me acusaste sin dejarme hablar... yo tuve miedo de ti—murmuro los reproches en una última defensa antes de creerle y lanzarse a sus cálidos brazos.

—Estaba muy celoso, te juró que no lo volveré hacer, pero no te alejes de mí... te necesito y esto no tiene nada que ver con nuestro convenio matrimonial, incluso prefiero perder toda mi credibilidad que perderte a ti.

—¡Tonto!—ella le acarició el rostro luego de haberse limpiado el suyo debido a las lágrimas derramadas—¿Como puedes pensar que yo te engañaría?—en lugar de responder, Madara unió sus labios a los de ella, al mismo tiempo que la apegó a él, tanto como le fue posible.

—¿Me perdonas?—cuestionó al despegar la boca de la femenina unos cuantos centímetros. La Hyuga no le respondió y en su lugar, tomó la iniciativa para ser ella quien lo besara—Lo tomaré como un si—ambos pegaron sus frentes regulando sus respiraciones antes de volver a unirse.

Sin mas palabras, Madara despejó la mesa antes de sentar a la chica, luego abrió la puerta trasera por donde salió Gengar y volvió a besarla, no obstante, ese beso ya no fue gentil, ni cariñoso, no, ahora se degustaban con desesperación, con deseos reprimidnos por ambas partes.

—¡Madara aquí no!—musito la ojiluna entre los labios de su amado. El Uchiha sonrió con arrogancia al mismo tiempo que la despojaba de sus pequeñas prendas.

—Aquí y en todos los lugares—le advirtió ya encendido en el fuego de la pasión—Estuve tres largas noches sin ti, por lo tanto, debemos ponernos al día—las bragas de Hinata ya se hallaban en la mano de Madara y sin ningún tipo de pudor, las llevó hasta su nariz inhalando el embriagador aroma femenino de su mujer. La chica se sonrojó por la acción y sobre todo, por el destello rojizo que le pareció apreciar en las oscuras orbes del azabache.

—¡Ahhh!—la ojiperla soltó un fuerte jadeo al sentirlo abalanzarse sobre su intimidad sin ninguna delicadeza—No tan fuerte—si continuaba así, la haría llegar al climax y también la dejaría adolorida.

—Mmmm—levantó la cabeza mostrando de nuevo su arrogante sonrisa—¿Estás segura bonita?—sabia a lo que se refería su mujer, pero no pudo evitar provocarla, ya que en breve, sería ella misma quien buscaría mas de su fuerza.

Hinata ya no respondió y se dejó llevar en las múltiples sensaciones que ese hombre le hacía sentir. En poco tiempo, tal como lo advirtió el Uchiha, fue ella misma quien lo tomó de la cabeza con el propósito de apegarlo a ella. Los gemidos de la chica lo animaban mas y pronto obtuvo lo que deseaba.

Sin darle tiempo a su mujer de reponerse, la sentó y se bajó el pantalón lo suficiente para dejar libre su hombría, luego se adentró por completo en el cálido interior femenino.

El azabache echó la cabeza hacia atrás al mismo tiempo que mantuvo sus ojos serrados para disfrutar al máximo la sensación de volver a poseerla. En poco tiempo, la mesa fue maltratada por las fuertes embestidas de Madara. Hinata se aferró a sus músculos brazos aún vestidos. El Uchiha la tomó de los glúteos acercándola a él sin desprenderse de los pezones. Escucharla llamarlo con su sensual voz cargada de deseo, lo volvía adicto a ella.

—N-no te detengas... mas rápido—le rogó Hinata y él como buen entendedor, obedeció sus pedidos. En poco tiempo la escuchó gemir sonoramente mientras convulsionaba entre sus brazos y él la siguió momentos después.

...

Mas tardé, la pareja se duchó y terminaron en la cama que estuvieron compartiendo antes de la discusión.

—Estuviste increíble—soltó Madara rompiendo el agradable silencio que mantuvieron luego de haberse entregado la última vez —Lograste deshacerte de todas las cargas y fracasos que he tenido estos últimos días—la vergüenza de la chica fue sustituida por la preocupación de lo último que dijo su marido.

—¿Estás teniendo problemas? ¿Itachi y Obito están bien?—cuestionó refiriéndose al trabajo, ya que si se tratara de algún conflicto familiar, ya se hubiera enterado.

—Ellos están bien, no te preocupes, se trata de una organización que se dedica al tráfico humano—la joven se sorprendió y se dedicó a escucharlo. Él le contó sólo un poco de los últimos acontecimientos, no obstante, eso no era lo único que preocupaba al azabache.

—Que personas tan crueles—añadió la Hyuga apegándose al fornido pecho del varón. Le dolió saber lo que esas pobres niñas debían estar sintiendo y no pudo evitar pensar en Hanabi.

—Pero hay algo más que debes saber—la joven levantó el rostro y lo animó a continuar—el arreglo de flores que recibiste en tu oficina, no fue el único que has estado recibiendo.

—¿Que? Pero yo...—el Uchiha la silencio levantándole la barbilla y dándole un beso en los labios. Para ese momento, ambos se sentaron y la ojiperla se hallaba a horcajadas sobre Madara mirándose frente a frente.

—Lo se y eso es lo que me preocupa bonita—él le explicó lo sucedido, incluso le dijo que esa misma tarde le había llegado otro y los guardias lo rechazaron.

—En ese caso, también pediré que los rechacen en la agencia y ya no tendremos que preocuparnos—afirmó con inocencia. Ella ni siquiera lo pensó, ya que su objetivo era disipar las cargas de su esposo.

—¡Mi amor!—la llamó con ternura, era evidente la falta de malicia que poseía su esposa y él como todo un veterano en el ámbito criminal, intuía el peligro desde antes que este se presentara—No lo entiendes ¿verdad?—ella lo miró con el ceño fruncido—Esa persona sabe tu dirección, el lugar donde trabajas y no se que tanto más—como un balde de agua fría, la joven recibió la información y trató de no mostrar miedo frente a él. Su amado ya había tenido suficiente con el caso de contrabando humano, como para preocuparlo de más.

—Durante esté tiempo fuera, pensé que quizás no fue un hombre quien envió ese arreglo—evitó mencionar que fue Kanna quien lo sugirió y no ella.

—¿Una mujer?—Madara se desconcertó.

—Si... mira, tal vez esto es obra de la rubia, la mujer de nombre Samui, la misma que estaba contigo en tu...—no continuó debido a la interrupción del Uchiha.

—¡Suficiente...! Ya se de quien hablas—tampoco había necesidad de volver a recordar aquello—y no lo creo posible. Tengo la suficiente experiencia como para intuir que esto viene de un hombre, uno que te conoce, pero no lo suficiente como para saber que saliste de viaje—ella lo miró sorprendida—y aunque es evidente que trata de ocasionar conflictos entre nosotros, no estoy seguro de sus verdaderas intenciones hacia ti.

—Eso no tiene sentido, desde que me mudé, no he tenido interacción con nadie a excepción de tu familia, mis amigas y por supuesto Neji—aclaró la joven con algo de confusión—Tus compañeros del ejército son incapaces de verme de forma equivocada y tus nuevos compañeros de trabajo son muy educados y ninguno de ellos se ha mirado de...—el rostro de Hidan llegó a su mente logrando estremecerla.

—¿Que pasa?—su actitud no pasó desapercibida por el Uchiha—¿Que recordaste bonita? Sabes que puedes contarme cualquier cosa que te esté preocupando ¿verdad?—era muy irresponsable de su parte lanzar acusaciones en contra de alguien a quien sólo miró en una ocasión, ademas, no tenía sentido que él le enviara arreglos florales hasta su trabajo. Debía tratarse de alguien mas.

—No es nada—le dio una sonrisa fingida—solo me distraje pensando en otras personas, pero de nuevo no encuentro a nadie que pudiera hacer tal cosa—añadió tratando de convencer al azabache.

Se quedaron en silencio por unos minutos y de pronto el celular de Madara sonó—¿Mikoto?—se preguntó al ver el nombre de su hermana en la pantalla. Hinata lo miró hablando y se alejó un poco para darle privacidad.

—¿Podrías pasarme a Hinata?—Madara no sabía si hacerlo, pero su hermana insistió.

—Puedo decirle que ya estás dormida —le dijo a la ojiperla antes de pasarle el teléfono, no obstante, ella estiró la mano para que se lo diera.

Diga—saludó a su cuñada y después llegó el motivo por el que necesitaba hablar con ella.

Hinata, disculpa la molestia, pero necesito un gran favor de ustedes dos, especialmente de ti... Lamentablemente Fugaku, Izuna y yo, tuvimos que salir de la cuidad y en este momento nos es imposible regresar. El único vuelo disponible sale hasta mañana al mediodía—Hinata seguía sin entender—No le alcance a comentar a Madara que acaban de ingresar a Mei en el hospital, al parecer se le adelantó el parto y no hay nadie que cuide de Kento mientras regresamos.

—¿Y que hay de Shisui, o Sasuke?—cuestionó Madara poniendo el teléfono en altavoz.

Ellos también están con nosotros, vinieron a firmar unos contratos y Fugaku me pidió acompañarlo, nunca pensé que el parto se adelantaría una semana y sólo me queda recurrir a ustedes dos, mas bien a ti Hinata—la dama Uchiha continuó diciendo que el niño no podía quedarse con Itachi, o con Obito, ya que no tenían horario fijo.

No creó que Hinata pueda hacerlo, ella acaba de regresar de Honk Kong y también tiene que trabajar mañana, por lo tanto...—la morena lo silenció poniendo su dedo índice en los labios del Uchiha.

De hecho, mañana sólo debo ir a dejar los nuevos diseños, por motivos del viaje, Tobirama me dio el día libre y no tengo problemas en llevar al niño conmigo mientras ustedes regresan—Madara negó con la cabeza, era de esperarse que su mujer iba terminar aceptando, aún si le dolía hacerlo.

—¿Entonces pueden ir al hospital a recogerlo? Estoy segura que Mei se sentirá mas tranquila sabiendo que Kento esta con ustedes—ellos aceptaron y después de terminar la llamada, comenzaron a vestirse.

—¿Estás segura de poder hacerlo?—cuestionó Madara cuando le abrió la puerta del auto.

—Se trata de una emergencia e independientemente de lo sucedido, él es un angelito inocente ¿como podría dormir tranquila sabiendo que esta con personas desconocidas?—Mikoto les contó que media hora atrás, Mei sintió fuertes contracciones y en ausencia de su esposo, como de Mikoto, no le quedó otro remedio mas que llamar a la ambulancia, donde se encargaron de ella y al pequeño lo cuidaban las enfermeras de turno.

—Eres increíble—le besó la coronilla antes de dejarla en su asiento y una vez que él también subió, le avisaron a los guardias que mas tarde regresarían.

Le tomó cerca de treinta minutos arribar al hospital donde ingresaron a Mei. La pareja se acercó a pedir información y se encontraron con los agentes que trabajaban en el departamento de investigación donde laboraba Madara.

—Señor ¿sucedió algo con las chicas?—cuestionó uno de ellos y el Uchiha comprendió que era el mismo lugar donde llevaron a las niñas cautivas. Ellos las mantenían custodiadas a las que estaban mas enfermas y que todavía no se reunían con sus familiares. No podían tomar riesgos y lo hicieron por seguridad.

—Estamos aquí por mi sobrino—el azabache les explico qué su presencia no tenía nada que ver con el caso y se despidió, para que los condujeron al área de maternidad, ubicada en el tercer piso.

Salieron del elevador buscando información sobre Kento y al llegar al pequeño cuarto donde lo tenían, el corazón de Hinata dio un vuelco doloroso. Madara también se conmovió cuando encontró el diminuto rostro de su sobrino bañado en lágrimas. El niño no lloraba de manera ruidosa, él sólo derramaba lágrimas mostrándose asustado.

—¿Que pasa mi amor?—Hinata se colocó a su altura y cuando el pequeño la miró, no dudó en correr a sus brazos—Shhh... ya no llores mas—a pesar de haberse visto solo en dos ocasiones, Kento de inmediato se sintió cómodo con la ojiperla y después de hipidos, recargó su cabeza en el hombro femenino.

—¿Porque lloraba?—de inmediato Madara interrogó a la enfermera que se hallaba con su sobrino.

—No lo sabemos señor, así está desde que bajó de la ambulancia y lo separaron de su madre... creo que se asustó—la desconfianza del Uchiha se evaporó al mirar el televisor con los dibujos animados, ademas, había diferentes juguetes, crayones y dulces, no obstante, el pequeño parecía ignorarlo todo y continuó llorando hasta que ellos llegaron.

—¿Y como está su madre?—preguntó Hinata.

—Lo último que dijo el médico es que ella no ha dilatado nada y de continuar así, no dará a luz hasta mañana—la ojiluna asintió y agradeció a la joven por cuidar del pequeño.

—Nos llevaremos al niño y si sucede algo con su madre, no duden en llamarnos... aquí tiene nuestros números—la joven asintió y llevó las tarjetas a donde se hallaba la información de la paciente.

—¿Quieres helado?—el rostro del pequeño se iluminó ante la propuesta de la ojiluna.

—Lo tomaremos como un si—añadió Madara ofreciendo ser él quien cargará con su sobrino, no obstante, Kento se negó y se aferró mas a Hinata—Parece que tengo competencia—la joven se detuvo para procesar lo que escuchó y de pronto comenzó a reír.

—Eres insoportable ¿lo sabías?

—Si, ya me lo han dicho antes, pero aún así te gustó ¿verdad?—continuaron sonriendo hasta que entraron en un restaurante. En poco tiempo, pidieron algo de cenar para los dos Uchiha, ya que la joven sólo quería un té.

Madara sonreía dentro de si mismo, al ver como su preciosa mujer alimentaba a Kento con paciencia y sin borrar la cariñosa sonrisa, misma, que lo había embrujado. Su sobrino aplaudió feliz y una vez que terminó con la cena, comenzó a hablar a su modo mientras la Hyuga le mostraba vídeos de Gengar en su celular.

Terminaron de cenar y de la misma forma que llegaron, así se disponían a irse. Con Hinata sosteniendo a Kento, aunque ya no en brazos, sino de la mano. El azabache le pidió que esperarán para que él fuera por el auto y ella asintió.

—¡Buenas noches señora Hinata!—la joven levantó el rostro encontrándose de frente con Danzo. A pesar de no tener nada en su contra, la presencia de ese hombre le erizaba la piel, no obstante, su educación le impedía ser descortés.

—¿Cómo esta señor Shimura?—Kento se encontraba en el suelo sosteniendo su mano izquierda, así que no le quedó mas remedio que corresponder el saludo de la manó extendida hacia ella. La Hyuga se incomodó cuando el anciano le apretó la mano y no conforme con ese acto, también se atrevió a darle un beso en ella.

—Que coincidencia encontrarla aquí—afortunadamente para ella, Kento pidió que lo levantara y de inmediato retiró su mano para encargarse del niño—No sabía que ya tuviera un hijo—añadió enfocando al diminuto Uchiha.

—¡Oh...! No, no él es sobrino de mi esposo—aclaró mirando en todas las direcciones. Necesitaba que Madara llegara pronto, no obstante, él no se veía por ningún lado.

—Ya veo—Danzo sonrió sin dejar de escudriñar a la chica. Ella trataba de evitar verlo y su incomodidad aumentó cuando dos extraños tipos se unieron al anciano.

—Perdón por la demora, aunque veo que estás muy bien acompañado—soltó uno de ellos.

—No se preocupen  Orochimaru, acabo de llegar y me encontré con Hinata Hyuga... bueno, mas bien Uchiha, ella es la esposa de Madara—la joven sintió escalofríos con la sonrisa que se mostró en el sujeto, al igual que su acompañante—Hinata, ellos son Orochimaru y Kabuto—la chica se vio obligada a saludar y dentro de su ser, lo único que quería era gritar, para luego salir corriendo. Estar con esos hombres, era equivalente a entrar en la jaula de los leones sin entrenamiento previo.

—¡Vaya vaya! Así que el legendario Uchiha finalmente se caso... y con una mujer muy bella. Pero que otra cosa se podía esperar de la hija de Hikari Hyuga ¿no es así Danzo?—Shimura pareció molestó con el comentario, sin embargo, lo oculto rápidamente—Después de ella, no había vuelto a ver unos ojos tan exóticos... "el héroe" es muy afortunado—Kento se mostraba muy inquieto y daba muestras de querer llorar.

—¡Buenas noches!—la Hyuga suspiró con alivio al escuchar esa autoritaria voz. Danzo frunció el ceño con desagrado, mientras que Orochimaru y Kabuto sonrieron devolviendo el saludo—Y si, tienen razón, soy muy afortunado—Madara de inmediato se puso frente a la ojiperla impidiendo que esos tipos continuaran mirándola—pero no recuerdo haberlos visto antes ¿nos conocemos?—Kabuto y Orochimaru se miraron entre sí.

—¿Quien de esta cuidad no conoce al héroe?—respondió Orochimaru sin dejar de sonreír.

—Hmph... entonces deben saber que también soy un hombre muy ocupado, por lo tanto, nos retiramos. Con permiso—los miró a los tres y dejándolos atrás, ayudó a Hinata con el niño.

—¡Cielos!—la morena finalmente soltó el aire que estuvo conteniendo. Ella aún temblaba y procesaba lo que dijeron acerca de su madre.

—¿Estas bien? Lamento mucho la demora—le explicó que alguien se había estacionado bloqueando a su auto. La forma en que la veían, lo hizo ponerse alerta y sus instintos le decían que algo no andaba bien.

—E-ellos mencionaron a mi madre y yo...—no pudo continuar con el relato, ya que aún veía hacia atrás, con miedo de que los siguieran.

—Lo siento bonita, no debería haberte dejado sola después de lo que está sucediendo—Kento se había quedado dormido y Madara le tomó la mano para darle apoyo. Ella lo miró mas tranquila y él continuó manejando sin soltarla—Quizás sea hora de conocer a tu padre ¿que te parece si vamos en una semana?—Madara además de aclarar las cosas con el patriarca Hyuga, tenia la intención de preguntarle sobre el extraño interés de Shimura en Hinata y su madre. Sus corazonadas no surgían de la nada, así que apenas llegará a su oficina el día siguiente, se dedicaría a investigar el pasado de ese tipo.

[...]

—¡Interesante!—soltó Orochimaru cuando miró a la pareja alejándose de ellos—¿Me preguntó cuanto vale una mujer como esa?

—Ella no esta a la venta, así que no se te ocurra intentar nada—advirtió Danzo, causando la risa de sus acompañantes.

—Te recuerdo que no estas en posición de exigir nada ¿o ya olvidaste el motivo de esta reunión?—Orochimaru estaba furioso por las pérdidas y buscaba respuestas.

—Te pagaré cuando llegue el siguiente embarque, pero a ella ni siquiera la mires.

—La quieres para ti ¿no es cierto?—Kabuto sonrió y Danzo asintió. Por otro lado, Orochimaru no dejaba de pensar en lo mucho que podía ganar, si ponía a la venta a la esposa del hombre mas odiado entre los traficantes.

Continuara.

Lamento mucho la demora y también las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin que me diera cuenta, apenas las encontré, las iré corrigiendo.  

La siguiente actualización, será No quiero ser ella, ya que es la que mas me han pedido actualizar. Trataré de subir capítulos de las historias nuevas y de concluir El cordero, sólo les pido un poco de paciencia, ya que no me queda mucho tiempo en el día 😊💕

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top