Capitulo 11
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Madara intentó iniciar una conversación durante el trayecto hacia la fiesta, sin embargo, Hinata sólo se dedicó a ignorarlo, mientras continuó mirando y respondiendo mensajes en su celular. Ella no acostumbraba ser de esas chicas que ponían mas atención a los celulares que a una conversación con alguien a quien consideraban respetable, pero al parecer, él había quedado fuera de la lista de personas a las cuales ella podía respetar manteniendo atención en lo que le intentaba decir.
La Hyuga por su parte, no tenía ningún interés en escuchar lo que su marido quería decir. Ignorándolo por completo, se dedicó a responder los muchos mensajes que había recibido durante el transcurso del día. Como lo supuso, Ino, Sakura y Tenten, eran quienes mas textos mandaron, seguidos de Hanabi y su padre, preguntando como estaba. Neji también envió uno diciendo que en unos minutos se pondría en camino para el lugar de la cena y al mirar los últimos, no pudo evitar sonrojarse, dado que provenían de Konan, Kaana y su jefe... Tobirama Senju. Todos confirmaban su presencia.
Mientras Hinata continuó sonriendo con nerviosismo, Madara apretaba el volante. No pasó desapercibido el sonrojó que había mostrado y se cuestionó quién fue el causante.
Luego de conducir el trayecto, arribaron al salón donde se llevaría a cabo la celebración. Muchos invitados ya se encontraban adentro y junto a ellos, otros tantos venían llegando. Estacionó en el primer lugar que encontró y antes de poder ir hasta la puerta de su esposa, ella ya se había bajado y se dedicaba a ordenar su hermoso vestido.
—¡Hinata!—la llamó dispuesto a poner las cosas en orden antes de entrar—Será mejor que hablemos antes de...—el celular de la Hyuga timbró y ella ni siquiera dudó en abrir su pequeño bolso donde lo había colocado.
—Disculpe—le dijo con indiferencia—¡Hola!—el tono de voz cambió drásticamente al responder la llamada—Si, estamos llegando... te veré adentro—al concluir la llamada, Mikoto y Fugaku se unieron a ellos, haciendo imposible que Madara logrará hablar con su esposa. Por otro lado, la ojiperla agradeció la coincidencia, pues no pretendía escuchar las indicaciones del Uchiha. Ella sabía perfectamente cómo debía comportarse frente a todos y no necesitaba que él se lo recordara.
—Te vez preciosa querida—Mikoto elogió a su joven cuñada—También tú, ambos se ven muy bien estando juntos—la chica agradeció y antes que su esposo lograra tomarle la mano, avanzó hasta dónde se hallaba Ino con Sasuke.
—¡Llegó el festejado!—soltó Obito, apenas miró a su tío. Los invitados fijaron su atención en el azabache y le dieron un aplauso. En ese momento, la Hyuga no tuvo otra opción mas que aceptar el brazo de su marido para saludar a sus colegas, entre ellos a Hiruzen Sarutobi, quien gracias a Madara, logró su tan ansiado retiro.
—¡Bienvenidos!—Hiruzen se acercó a la pareja con su esposa del brazo—Tu debes ser Hinata, la esposa de Madara ¿no es cierto?
—Hinata Uchiha para servirles—la joven saludó a la linda pareja de ancianos.
—Hasta que llegan, creí que se habían perdido—Hinata fue estrujada en los fuertes brazos de Hashirama, quien ya estaba un poco pasado de tragos. Contrario a lo que le sucedía con otros hombres cercanos a ella, con él, no se sintió incómoda, incluso se permitió reírse contagiada con las fuertes carcajadas del Senju mayor--Te vez preciosa como siempre, Hinata.
—Estás ebrio imbecil—Madara prácticamente le arrebató a Hinata de los brazos—Será mejor que busques un café bien cargado, de lo contrario, harás el ridiculo—el castaño no se inmutó.
—Eres un amargado mi amigo, hasta pareces un limón arrugado—Indra y los otros compañeros del ejército se unieron a ellos y también fueron contagiados con el buen humor de Hashirama.
—Vamos... te presentaré con todos mis compañeros de mi nuevo trabajo—Hinata les hizo una reverencia a todos y se marchó con su esposo. Pronto la chica fue saludada y elogiada por la mayoría de los oficiales, especialmente por las féminas, quienes no tuvieron para nada la misma conducta territorial que tuvo Samui cuando se conocieron en casa de Mikoto.
—¿Como la están pasando?—Itachi, Obito y Kakashi ya se hallaban sentados en una de las mesas, acompañados de Anko y de Rin, quienes ocupaban ambos lados de donde estaba Kakashi.
--Todo bien—respondió Hinata, percatándose de la ausencia de Izuna y su mujer. No es que aún le afectará tenerlo cerca como le ocurrió al principio, pero se sentía mucho más cómoda si ellos no se presentaban. Estaba tan perdida en sus pensamientos, que no se dio cuenta del momento en que Hiruzen llamó a Madara para saludar algunas personas.
—Ahora regreso mi amor—le intentó dar un beso en los labios y la ojiperla fue más rápida girándose para recibirlo en la mejilla. El azabache frunció el ceño y buscó su mirada, la misma que obviamente no obtuvo de su esposa. Soltó un bufido audible, pero no dijo nada, mientras que Itachi y Hatake se miraron entre sí.
—¿Todo esta bien Hinata?—inquirió Itachi sin elevar la voz.
—Claro por...—la ojiperla volteó hacia la entrada del salón y sonrió—¡Neji!—lo nombró entusiasmada—En seguida regresó, traeré a mi primo para presentarlo con ustedes—camino con la misma elegancia que la caracterizaba, mientras atraía miradas y al llegar hasta su primo, también miró a Tobirama junto a Kaana, Ashura, Konan y el que parecía ser el esposo de Konan, por lo que ella misma le había mostrado en las fotografías del celular—Me alegro mucho de verlos a todos aquí—sin más, fue abrazada por Neji, luego saludo a Matsuri.
—Se ve muy bonita Hinata—soltó Matsuri, quien al igual a ella, se veía muy guapa, pero sobre todo, se veía fascinada por estar al lado de Neji.
—Nada de tratarme de usted, sólo tutéame—la joven asistió. La entrada era muy amplia y la ojiluna aprovechó que sus jefes también estaban allí—Ahora, permítanme presentarles a Neji, mi primo y Matsuri, su acompañante... Neji, Matsuri, ellos son las personas para quienes trabajo—uno a uno, todos se fueron saludando con el Hyuga y su acompañante.
—Encantado de conocerlos, mi prima me ha hablado muy bien de ustedes—las miradas de todos se fueron hacía Hinata, quien se ruborizó de inmediato.
—Hinata es bien correspondida, ya que sólo vinimos aquí, por ella—sentenció Kaana con completa sinceridad y a decir verdad, no mentía, pues si bien conocían a Madara por la amistad que él tenía con Indra, no se consideraban tan cercanos como para estar en esa fiesta de no ser por Hinata.
—Muchas gracias, es un honor para mí escuchar eso... pero pasen, les buscaré una mesa—giró hasta donde estuvo con Itachi y de pronto, divisó a Indra y a Hashirama, quienes hacían señas, seguramente a sus dos hermanos—Me parece que Indra y Hashirama los están llamando—dijo directamente al Senju.
—Será mejor ir con ellos, de lo contrario, Hashirama es capaz de pararse sobre la mesa para que lo miremos—Hinata contuvo la risa, lo cual no les fue posible a Konan, Kaana y Ashura, quienes negaron con la cabeza ante el comentario del albino—De igual manera, debemos saludar al festejado y él esta cerca.
—En ese caso, los acompañaré hasta ellos—la joven caminó acompañada del grupo de personas. Apenas llegaron y Tobirama ya estaba reprendiendo a su hermano por haber bebido de más. El mayor ni siquiera lo escuchó y se encargó de saludar a Neji y a Matsuri, al igual que lo hizo Indra. La ojiperla dejó acomodados a sus jefes en las mesas cercanas a los hermanos mayores y se disponía a irse con Neji.
—¿No te quedarás con nosotros?—cuestionó Kaana con algo de pesar, mientras el resto esperaba por su respuesta.
—Si, si lo haré—respondió con rapidez al mismo tiempo que sus orbes se encontraron con las oscuras de su marido y antes que se acercara, les dijo que buscaría a sus amigas para saludarlas. Se llevó a Neji y a Matsuri hasta las mesas donde se hallaban los Uchihas y antes de llegar a ellos sintió la pesada mirada de alguien sobre ella. Buscó en diferentes direcciones y logró enfocar a esa rubia de cabello corto y grandes senos, seguramente esperaba su turno para estar con el azabache.
Decidida a no poner atención a esos detalles, sonrió confiada dirigiéndose hasta la mesa de los Uchihas. La risa sincera que mostraba dejo de serlo, cuando enfocó a Izuna y a Mei sentados en el mismo sitio que Mikoto. No podía simplemente retirarse, así que los tuvo que saludar y de paso, les presento con orgullo a su primo y a la acompañante. Se retiró rápidamente e hizo lo mismo con Itachi, Obito,Kakashi y las guapas chicas sentadas con ellos.
Finalmente, llegó hasta Sakura, quien se complació de mostrar al imponente pelirrojo de atrayentes ojos. Para su sorpresa, Sasuke, quien también estaba en el mismo sitio, se portó muy diferente a como lo había estado haciendo desde que se conocieron, incluso notó cierto grado de culpabilidad en su mirada. Tenten había llegado con un apuesto pelirrojo a quien presentó como Yahiko, el varón formaba parte de los agentes y era muy amigo de Nagato y Konan. A pesar de no ser pareja y de haberse conocido apenas dos semanas atrás, el par se veía muy cercano.
—Siéntense con nosotros—Ino invitó a los castaños y Neji aceptó la invitación. La ojiluna suspiró complacida al ver como su primo comenzaba a intercambiar conversaciones con Gaara y con los otros dos varones. Ella se despidió y se dirigió hasta el tocador. La noche apenas comenzaba y ya se sentía exhausta, pero lo que mas la perturbaba era tener que estar alejándose de Madara, aún sabiendo que pronto no le quedaría otra opción más que estar a su lado.
Salió del tocador y se quedó parada por un momento mientras pasaban algunos meseros de un lado a otro, incluso algunos de los invitados, ya habían comenzó a bailar.
—¡Por jashin sama! ¿Quien eres ángel?—la joven levanto el rostro encontrándose con un alto y atractivo hombre de cabello grisáceo. Sus ojos eran de un bonito color violeta y su piel era clara, sin embargo, algo en su forma de mirarla, erizo la piel de la joven y la sonrisa que mostraba no parecía de una persona alegre.
—Buenas noches señor soy Hinata, la esp...—de nuevo el varón sonrió y no la dejó continuar hablando.
—¡Hinata, Hinata... bonito nombre, al igual que su dueña!—la nombró como si al pronunciarlo, saboreara hacerlo—Y nada de señor, lindura, sólo llámame Hidan, después de todo, ya sabemos nuestros nombres y no somos un par de desconocidos—sin reparos, le tomó la mano y le depositó un largo beso, el cual encendió todas las alarmas de la joven. No sabía quien era, por lo cual tampoco quería ser grosera con él tirando su mano, así que no tuvo otro remedio que permanecer en el mismo sitio mientras él la veía aún con la frágil mano pegada en sus labios, incluso, la joven jadeo al sentir como la lengua masculina lamió el lugar que besó. La sorpresa y el miedo en sus encantadores ojos, atrajeron a Hidan como polilla a la luz.
—Yo-yo, debo regresar—el corazón le latía muy rápido y sintió mucho miedo. La única vez que sintió algo similar, fue cuando conoció a Danzo, no obstante, la sensación fue triplicada por Hidan. El varón quedó deslumbrado por esa hermosa criatura que nunca antes había visto, ni siquiera podía explicarse a sí mismo lo mucho que imaginó hacer con ella en ese corto tiempo.
—Pero si apenas nos estamos conociendo ¿acaso te parezco desagradable?—cuestionó fingiéndose decepcionado ante su rechazo. Entre mas tiempo permanecía percibiendo su dulce y relajante aroma femenino, mas volátil se volvía su razonamiento.
—No se trata de eso, es sólo que mi familia me espera y si no regresó se preocuparan por mí—casi temblando, logró hacer una leve reverencia, no obstante, cuando se dispuso a irse, él se interpuso en su camino en forma de juego y sin dejar de sonreír—Déjeme pasar—le ordenó logrando reunir un poco de valor, el cuál no tardó mucho en desaparecer ante la mirada del varón. A pesar de estar muy decepcionada de Madara, en ese momento, sólo quería lanzarse a sus protectores brazos. Sintió amargura al pensar que seguramente se iría a un lugar apartado con la rubia sin saber que ella lo estaba necesitando.
—¿No sabes que es de mala educación irrespetar a una dama?—la ojiperla soltó un suspiro de alivio al escuchar la inconfundible voz de su jefe.
—Tu no te metas y mejor ve a conseguir a otra dama a quien defender, porque a esta belleza, yo la vi primero—afirmó con despreció hacia el presumido albino.
—¿En serio?—preguntó en tono de burla—¿Me preguntó que diría Madara Uchiha?
—¡Basta Hidan!—los tres escucharon otra voz y el mencionado puso los ojos en blanco en cuanto miró a su compañero Kakuzu.
—¿Que demonios tiene que ver Madara en todo esto?—cuestionó Ignorando a su compañero.
—Que estás molestando a su esposa—Hidan se quedó boquiabierto y miró de nuevo el angelical rostro de la chica en busca de una negación, sin embargo, no la encontró, ella no lo negó—Vamos Hinata, la llevaré con su esposo—la ojiperla no lo pensó dos veces y aceptó la manó de Tobirama, el cuál se encontró con la escena por mera coincidencia y de inmediato se sintió en la obligación de intervenir. Hidan y su compañero, eran de los mejores agentes dentro del departamento de narcoticos, aunque en mas de una ocasión, se habían visto involucrados en quejas por abuso de poder y corrupción. Ambos eran tipos de cuidado y parecían tener a alguien con mucho poder, quien se encargaba de limpiar el trabajo sucio de los dos agentes. Definitivamente, no era bueno para Hinata estar cerca de él, pensó el Senju mientras le lanzaba una última mirada retadora al tipo.
—Gracias—le dijo a su jefe, cuando se alejaron un poco.
—Si me permite un consejo, manténgase alejada de Hidan y cuando coincidan en este tipo de eventos, quédese con su esposo o con uno de sus sobrinos—la joven asistió sin preguntar y lo siguió hasta el bar.
—¿Que te pasa Hidan? ¿Como se te ocurre molestar precisamente a la esposa del Uchiha?—lo reprendió su amigo.
—¿Y como chingados iba saber que ese ángel estaba casada con ese pendejo? Además, desde que la vi, siento como si ya la conociera, no se como putos explicarte—de nuevo el lenguaje vulgar que intento ocultar de la delicada chica, salió a flote.
—Por supuesto que entiendo ¿Que no recuerdas la mujer de la fotografía?—Hidan se quedó pensando y en segundos sonrió—¿Olvidaste la fotografía que veía el viejo cuando lo pillamos masturbandose?
—Dirás, intentando masturbarse, porque a esa momia ya no le sale semen y en su lugar, debe salirle polvo como si fuera talco—Hidan soltó las carcajadas recordando el día en que espiaban a su socio y sin querer, miraron como el anciano decrépito se la jalaba mientras sostenía la fotografía de esa hermosa mujer de cabello azulado y ojos color luna. Kakuzu negó con la cabeza, sin embargo, también él se sonrió con el comentario de su compañero—Incluso pretendía hacer la repugnante escena mas creíble y gritaba el nombre de la mujer—hizo una mueca de asco mientras lo recordaba.
—Me sorprendió que no lo recordarás, si cuando miraste aquella foto, te quedaste embobado como imbecil—se burló Kakuzu.
—Bueno, son muy parecidas, pero debes estar de acuerdo conmigo, en que había diferencias, además, ya hace algunos años desde que pillamos a Danzo—se defendió Hidan.
—Supongo que por el gran parecido físico y por el exótico color de ojos, que debe tratarse de la madre de esa chica—Kakuzu ató cabos y pronto llegó a esa conclusión.
—¡Claro...! Ahora entiendo el repentino interés del viejo verde por la vida de Madara y su joven esposa—añadió el peli-plata—No entiendo como si él se las da de conseguir todo lo que desea, dejó escapa esa mujer.
—Es fácil, ella debe haber escogido a otro hombre, o le sucedió lo mismo que a ti y la conoció cuando ya estaba casada—replicó Kakuzu.
—A eso me refiero... el que ella esté casada no impedirá que la tenga. Yo siempre obtengo lo que quiero, ya sea por las buenas, o por las malas y si tengo la oportunidad de tomarla, lo haré sin pensarlo—sonrió mientras lo decía y observó desde lejos a la joven sentada en el mismo lugar de los Senju y de los Otsutsuki.
...
Madara escuchaba hablar a unos colegas que llegaron y pidieron saludarlo. No es que le desagradaran esas personas, pero la molestia de su linda esposa lo tenía inquieto y cómo si las cosas no pudieran empeorar, llegó Tobirama. Viéndola con él y los otros compañeros desde la distancia, se disculpo por un momento para acercarse a saludar y de ese modo se la llevaría con él a continuar la conversación, sin embargo, apenas se acercó y ella se marchó hasta donde se encontraba Izuna. Su intención era no dejar pasar esa noche sin arreglarse con ella y todo parecía interponerse para que no lo hiciera. Sin otro remedió, terminó de saludar a los recién llegados y se vio obligado a regresar a donde había estado, pues en unos minutos, ellos partirían al aeropuerto, ya que vivían en otro país.
Pasaron alrededor de diez minutos, lo cual le parecieron horas, cuando se despidió de sus viejos colegas y se dispuso a buscar a su mujer.
—¿Han visto a Hinata?—le preguntó a Shisui cuando se lo encontró regresando de la barra con unas bebidas.
—Se fue a donde está Sasuke—respondió sonriendo por la visible molestia en el semblante de su tío, al no lograr encontrar el paradero de su joven esposa. El azabache mayor miró en dirección a donde dijo Shisui, pero no la encontró y cuando escuchó a Hashirama llamarlo se percató de la ausencia de Tobirama.
Se alejó de su sobrino para continuar buscándola y se encontró con la pesada mirada de su hermano. Él parecía reprocharle algo, pero en ese momento, no tenía tiempo para eso.
—¡Felicidades por tu nuevo puesto, guapo!—Madara puso los ojos en blanco cuando escuchó a Samui. La fémina llegó junto a sus compañeros del ejército y se dedicó a observar los movimientos de la pareja. Estuvo esperando el momento de ver sola a la estupida Hyuga para volver a molestarla llenándole la cabeza de dudas, mientras le volvía hacer el mismo ofrecimiento que le hizo en la última fiesta donde se encontraron. Aunque mintió deliberadamente diciendo que Madara tenía sexo con dos chicas, la idea de que algo así hubiera pasado era muy tentadora, en realidad nunca sucedió, sin embargo, disfrutó mucho haciéndoselo creer a la ingenua esa. Su oportunidad de molestarla llegó, en el momento en que se fue a la zona de los baños, la siguió con discreción, pero lo que encontró fue mucho mejor de lo que ella hubiera podido decirle. La esposa de Madara Uchiha, había conseguido la atención de Hidan y para quienes conocían al fanático religioso, eso sólo podía significar peligro. Hidan era muy apuesto a simple vista, muchas chicas morían por él, sin embargo, el tipo era un degenerado sexual. Ella era una de las pocas a quienes no le asustaba mantener sexo con él, pues sus gustos durante el acto, eran muy similares... En cuanto la miró teniendo dificultades con él, supo que ya no tenía nada que hacer, Hidan se encargaría de todo. Estuvo escuchando hasta que una tercera persona llegó y terminó con la diversión.
—Gracias y disfruta de la fiesta—le dijo por compromiso y se dispuso a irse.
—Si, supongo que debes estar buscando a tu esposa—soltó con sarcasmo—aunque no deberías preocuparte, ella se ve muy cómoda con el sexy hermano menor de Hashirama, incluso ya se encuentra con ellos—le hizo una seña con la cabeza y Madara se giró para mirar el momento justo en el que su mujer era acompañada por el Senju hasta una de las sillas y encima, le ofreció un trago, mismo que ella aceptó sin dudarlo. Se alejó de la rubia y al estar tan cerca del lugar donde se encontraba Neji, no fue sorpresa que fuera llamado por Sasuke. Bufo molestó y se acercó a saludar.
Apenas quedó libre, se dirigió hasta su mujer. No había dejado de verla y para ese momento, ya estaba muy cabreado por las atenciones que ella estaba recibiendo de sus amigos y también del antisocial.
—Madara... acércate—lo llamó Hashirama, visiblemente mas embriagado de lo que estaba cuando llegó—Estamos preguntándole a su linda esposa ¿cuando nos invitaran a todos para tener una noche de poker, inclusive, podemos jugar pares y bingo... adoró jugar juegos de azar—soltó el castaño casi con añoranza. La intención del Uchiha era ir a sentarse junto a la ojiperla, no obstante, le resultó imposible, ya que el único lugar disponible, fue al otro lado de la mesa, quedando frente a ella y seguido de Tobirama.
—¿Acaso no tienes espacio suficiente en tu casa?—le preguntó al Senju con molestia.
—Si, pero en mi casa nos pueden denunciar por el ruido, mientras que en tu finca, no hay vecinos a quienes podamos molestar—en ese momento, Madara odiaba a Mito por no arreglar las cosas con ese tarado, pues de haberlo hecho, lo mantendría bien controlado.
—Pueden ir cuando lo deseen, nosotros estaremos muy contentos de recibirlos, aunque deberán enseñarme a jugar porque no soy buena en eso—Kaana y Konan se ofrecieron ayudarla, contentas por la genial idea que tuvo el castaño y ella les agradeció con su siempre dulce voz.
—¿Lo vez? Hina si nos quiere, no como tu y para celebrar que pronto tendremos noche de casino, como también para que se te quite lo amargado, haremos una ronda de tragos—Ashura y Hashirama chocaron los puños y Nagato comenzó a llenar los pequeños vasos, mientras que Tobirama negaba con la cabeza por el comportamiento de su hermano. Por respeto a la joven Hyuga, él había dejado a Kaana y al Otsutsuki menor, ocupar las sillas que la rodeaban. Él por su parte, ocupó el lugar seguido de Nagato y Konan, quienes se hallaban a su derecha, quedando el Uchiha a su izquierda.
Indra no estaba menos apenado, pues Ashura se comportaba igual que Hashirama y Kaana parecía contenta con sus bobadas, no obstante, luego de unas cuantas rondas, se relajó y también él, comenzó a bromear dejando sólo a Madara con un semblante furioso.
Varios invitados ya se habían marchado y contrario a lo que creyó la ojiperla, Neji se veía relajado, incluso en ese momento se encontraba en medio de la pista de baile acompañado de Matsuri. Ino, bailaba con Sasuke, Obito con Rin, Kakashi se encontraba con Anko, mientras que Sakura parecía tener al límite al pelirrojo, bailándole de manera sensual. Tenten brindaba con su acompañante y los que parecían ser un grupo de compañeros de Yahiko.
Itachi y Shisui, se unieron a la misma mesa donde estaba Madara y pronto también celebraron la próxima noche de casino en casa de su tío... Bueno, Shisui lo celebró, pues Itachi se veía indiferente al igual que Tobirama.
La paciencia del Uchiha mayor ya se encontraba en el punto máximo. Su esposa parecía disfrutar de las tonterías dichas por Hashirama y Ashura, no obstante, la gota que rebalsó el vaso, fue cuando Shisui se la llevó a bailar uniéndose a las otras parejas. La intención de Shisui era comenzar desde cero con la esposa de su tío, pues se sentía mal por haberla juzgado sin conocer toda la verdad. La joven bailó junto a sus amigas y como era un baile movido, todos cambiaban parejas. Ella pensó que la noche sería un desastre, sin embargo, gracias a los tragos se estaba divirtiendo mucho, olvidándose del incómodo momento que pasó con el sujeto llamado Hidan.
—Gracias a ti, he tenido una noche muy divertida y ni hablar de Hina—soltó Hashirama, quien al igual que los otros, ya se encontraba parado junto a Indra. Tobirama se había marchado, aminorando un poco el mal humor de Madara, pero los comentarios de sus amigos en torno a su esposa, no estaban siendo bien recibidos por él. La ojiperla se había dedicado a ignorarlo durante toda la noche, e incluso se veía muy pasada de tragos. Aún siendo su culpa, ya no estaba dispuesto aceptarlo. Apenas la miró regresando con su sobrino y se adelantó para encontrarlos antes de llegar a la mesa.
—Es hora de irnos... hasta luego y despídeme de los otros—le dijo lo último a su sobrino y sin esperar respuesta, tomó el brazo de la chica y la condujo a la salida sosteniéndola para que no tropezara debido a la ebriedad, como a los altos tacones.
—Pero quiero despedirme de Neji y de mis amigos—el azabache le lanzó una mirada que la hizo quedar en silencio. Ya no volvió a protestar mientras avanzaban, pero apenas salieron y enfocó a Hidan fumando un cigarrillo con otros sujetos. En cuanto la miró, le asintió con la cabeza sin dejar de escudriñarla por completo, al mismo tiempo que sonreía. La joven no dijo nada cuando desvío sus orbes a otro lugar y en un intento de sentirse segura, se aferró al brazo de su marido. El Uchiha la notó incómoda pero como estaba tan molesto con ella, no cuestionó el motivo, dado que no pretendía montar un espectáculo. Lo haría sin duda, apenas se quedara a solas con ella.
Llegaron al auto y como si su toque la quemara, la morena se soltó del agarre y subió rápidamente. Madara chasqueó la lengua y condujo el trayecto sin decir nada hasta que no estuvieron dentro de su casa. Como pensaban llegar tarde, Gengar se quedó en casa de los guardias, así que la joven entró primero y prácticamente huyó de su lado subiendo rápidamente las escaleras que la condujeron a su recámara y cuando estaba por cerrar la puerta, Madara se lo impidió adentrándose sin ser invitado.
—¿Me quieres explicar que demonios te pasa?—cuestionó sin pretender ser gentil.
—Salga de aquí—le ordenó molesta por el atrevimiento de invadir su habitación.
—¿Porque te estás portando así? Me has estado ignorando de manera infantil y no conforme con hacerlo aquí, te dedicaste hacerlo frente a todos ¿Es por lo que pasó la otra noche?—la chica cruzó los brazos y giró el rostro a un lado evitando verlo—Responde ¿fue por eso que pasaste la noche coqueteando con Tobirama?—aunque estaba ebria y no lograba responder con rapidez, recordó el motivo por el cual estaba con su jefe y eso la molestó, dado que él, ni siquiera se percató del incómodo momento que atravesó con ese sujeto.
—No se de que habla, ademas no tengo porque rendirle explicaciones, recuerde que no hay sentimientos de amor entre nosotros... salga de aquí o seré yo quien lo haga—demandó evitando verlo, ya que de lo contrario, no iba poder seguir ocultando el verdadero motivo por el cual se distanció de él.
—¡Entonces fue por eso!—afirmó el azabache mientras avanzaba hacia ella—Querías que terminara lo que inicié ¿no es cierto?—para ese momento ya la tenía contra la pared, repitiendo la misma escena que alteró todo entre ambos. A pesar de la resistencia de la Hyuga, Madara pasó sus labios por el delicado cuello de la joven. Su intención era llegar a su boca y avanzó confiado. Hinata sentía el calor recorrerla, pues no podía negar lo atractivo que se veía. El alcohol ingerido, unido al deseo que su esposo le despertaba, casi la hicieron sucumbir ante él... casi, ya que recordó lo sucedido días atrás.
—¡Suélteme!—grito sin dejar de forcejear contra él. No pensaba volver a ser humillada como la dejó la última vez que se dejó llevar por el deseo—Yo no soy un juguete y piense lo que quiera, de todos modos ni yo le importo, ni usted a mí—a pesar de las órdenes, Madara se negó a soltarla y cómo lo había querido hacer durante toda la noche, unió su boca a la de ella. Pronto sus lenguas se encontraron, siendo la masculina la cual mantuvo el dominio total, tal como lo mantuvo toda su anatomía.
—Te voy a demostrar que tengo razón—sin pretender lastimarla, la sometió hasta que logró seducirla. Tiro del cierre del entallado vestido largo, el cual ya tenía el sostén incorporado, de manera que la Hyuga se quedó sólo en bragas de encaje rojo. Se sentó en la cama sin retirarse la ropa y antes de sentarla sobre él al estilo nupcial, le retiró las bragas.
—Nnn ¿que hace?—la chica gemía con sólo sentir la mirada de Madara sobre ella. Él aún no la tocaba y ella sentía que podía llegar a un orgasmo en cualquier momento. Madara tuvo que hacer uso de su riguroso entrenamiento militar para no arrancarse la ropa y poseerla de manera salvaje, pero estaba seguro que gracias a lo mucho que la deseaba, la dejaría muy lastimada y ese no era su plan.
Hinata era simplemente hermosa, perfecta y sumamente tentadora, sin embargo, esa noche ella no estaba completamente sobria, por lo cual la llenaría de placer de otras maneras. Sonrió al sentir como su mujer se movía entre sus brazos buscando su contacto. Aunque no lo planeó, le gustaba pensar que la estaba castigando por su comportamiento de los últimos días como por lo celoso que lo puso en la fiesta. Un sonoro gemido salió de ella, en el momeen que sintió la boca del azabache sobre su pezon derecho. Pronto, la manó del Uchiha bajó hasta la intimidad de su esposa y comprobó lo mojada que ya se encontraba.
—Te has portado muy mal, debería castigarte—le dijo deteniendo los chupeteos en los senos, como también los movimientos circulares de sus dedos sobre la vagina. La chica estaba por llegar a la cúspide, sin embargo, al escucharlo se distrajo, luego recuperó un poco la conciencia y como resultado, no logró la liberación completa, dejándola frustrada y con muchas ganas de llorar... En segundos se percató de la ropa que él aún tenía puesta y quiso alejarse, pero Madara no se lo permitió ¿La dejaría a la mitad sólo para castigarla? ¿Ese había sido su plan por haberlo ignorado?
—¿Porque aún tienes ropa?—le pregunto tuteándolo. Le afectó mucho sentirse poco atractiva como para lograr tentarlo y aunque volviera a tocarla, ya no podría conseguir sentir algo agradable.
—Porque no es necesario quitarla para darte lo que quieres—respondió en su oído con la voz ronca por el deseo. Apenas respondió y notó el cambio en su semblante, incluso estuvo seguro que estaba por echarse a llorar—¡Bonita! ¿Que pasa?—ella no respondió y en su lugar, se alejó de él, para cubrirse con una de las mantas.
—Será mejor que te marches, estoy cansada—Madara frunció el ceño y se levantó molestó por el repentino cambio en ella.
—Eres la mujer mas complicada que he conocido—elevó la voz mientras la veía de manera acusadora—y mira que he conocido muchas—soltó dispuesto a salir de la habitación. Hinata enfureció por lo dicho y envalentonada por el alcohol, se dispuso a silenciarlo.
—Yo a diferencia tuya, no me equivoque contigo y aún así, no te juzgo como tu lo haces conmigo—el Uchiha se detuvo en la puerta y la encaró.
—¿Que quieres decir?—algo le decía que no preguntara, pero la curiosidad por saber que había dentro de esa linda cabecita, fue mas grande, después de todo, llevaba mucho tiempo queriendo saber sus pensamientos dirigidos a él y no iba a desperdiciar la oportunidad.
—Vamos, tu mejor que nadie lo sabe y no tienes necesidad de explicarme nada... lo único que te pido, es no volver a jugar conmigo, como ya te lo dije, no soy un juguete.
—No te estoy entendiendo nada y es mejor que me vaya, tú sigues actuando cómo una niña y yo no tengo tiempo para tus berrinches—de nuevo elevó la voz y ofendió a la Hyuga, la cual ya no se logró contener.
—Lo que yo sea no me avergüenza, ni trato de ocultarlo agrediendo a los demás, como lo haces tú culpándome, cuando no logras tener una ereccion conmigo y encima eres precoz—el azabache se paralizó pensando que no había escuchado bien, no obstante, ella continuó dejando claro que no escuchó mal—¿Lo vez? Yo no fui capaz de burlarme ni juzgarte por tu condición, dado que esto es algo muy común y no tiene porque avergonzarte, pero no es justo que me ofendas a mi, cuando eres tú quien no puede—dispuesta a dar por terminada la discusión, la ojiluna le dio la espalda pensando en tomar una ducha antes de dormir.
—¿Precoz yo?—Hinata lo escuchó, sin embargo continuó con su cometido y se dispuso a buscar ropa de dormir—Y encima ¿disfunción eréctil?—Madara no sabía si gritar, o simplemente echarse a reír—¿Me puedes explicar como fue que llegaste a esa conclusión?—ella percibió la molestia en su voz, aún cuando se escuchaba calmó.
—Basta, no continúes con esto—le dijo cansada—y si te preocupa tu reputación, no debes temer, conmigo tu secreto está seguro, no eres ni el primero, ni el último hombre que tiene este problema, ademas, con las mujeres hermosas como Samui, si logras funcionar, incluso puedes estar con dos de tus antiguas compañeras al mismo tiempo... aunque sea poco lo que dures—el azabache notó que ella realmente creía lo que le estaba diciendo ¿cómo llegó a esa errónea conclusión? Ella, la única mujer que le importaba. Ahora por lo menos quedaba respondida su pregunta sobre lo que pensaba de él, sin embargo, su ego sufrió un duro golpe y no estaba dispuesto a dejarla dentro de ese error. Salió de sus pensamientos y no la encontró a simple vista, dado que su esposa ya se había ido a duchar.
Molestó, pero al mismo tiempo excitado, comenzó a deshacerse de la ropa. Su intención era ir despacio con ella, lograr enamorarla sin aprovecharse ¿y cómo terminó? Eso era lo que conseguía por querer ser un caballero, ahora Hinata creía que ella no era lo suficiente para calentarlo y encima, lo consideraba precoz.
Entró al baño totalmente desnudó y abrió la puerta de vidrio asustando a la joven—Vas a explicarme de donde sacaste todo tu diagnóstico sobre mi desempeño sexual, pero primero te voy a demostrar que tan "precoz"puedo llegar a ser—sin ninguna delicadeza, la abrazo acercándola por completo. De inmediato la sintió sobresaltarse al sentir su duró pene refregándose contra ella y de la misma forma tosca, le tomó una mano y la obligó a tocárselo—No te preocupes por el tamaño, después de todo, tu diagnóstico dice que no logras endurecerlo—le devoro los labios, al mismo tiempo que la levantó desde el suelo y la instó a rodearlo con las piernas—Esperó que estes lista bonita, porque no voy aceptar que te me niegues... esta noche, me perteneces y mas tarde me ocupare de darte toda la información para tu evaluación hacia mi desempeño sexual.
—E-esperé yo... ahhh—Hinata gritó al sentir como sus paredes vaginales se abrieron bruscamente y ya no tuvo tiempo de quejarse, pues Madara no dejó de embestirla.
Definitivamente, ese pene no estaba flácido, a pesar de llevar mas de diez minutos dentro de ella y a juzgar por el entusiasmo de su esposo, podía asegurar que estaba lejos de terminar. Ella ya se había corrido y todo indicaba que lo haría de nuevo. En ese momento, Hinata se arrepintió de haber juzgado mal a su marido y él al notarlo, le sonrió con arrogancia.
Continuara.
Aquí esta el nuevo capítulo, espero que les guste y me disculpo por la demora y por las faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin que las notara, apenas las encontré y las iré corrigiendo. Próximas actualizaciones, El cordero, Cuando tú llegaste y ¿Amar o ganar? 😊💕
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