-Capítulo 2-
"Acaso... ¿Estoy en el Valhalla?"
Fue su único pensamiento ante la extraña situación en la que se encontraba.
Levantándose de una cama que tenía la mejor comodidad que hubiera experimentado antes, atrapada entre cuatro paredes muy separas una de otras, llena de lujos, con colores suaves y brillantes.
No sentía dolor alguno, examino su abdomen con pequeños empujones dados por sus dedos en distintas zonas, para saber si tenía algún daño interno. Afortunadamente, no hubo daños... cosa que era aún más raro.
Recordaba vivamente el fuerte dolor y horrible ruido que ella jura que serían sus huesos rompiéndose.
Mientras se observaba en un espejo para analizar sus nuevas prendas, un vestido de mangas holgadas, con la tela tan delgada como una hoja de papel, su cabello...
Culpa, una oleada incontrolable que la hizo encorbarse en una esquina por un fuerte dolor estomacal, el asco por imaginar las horribles heridas de sus seres querido que no paraban de soltar lamentos o sollozos y la sangre... ese aroma tan fuerte en el ambiente.
Le daban ganas de vomitar.
Lágrimas comenzaron a correr sin control por las mejillas de la joven, aun sentía la impotencia, ahora que se encontraba lejos. Quizás se salvó a las justas, alguien, seguramente el dueño de todo esto, fue quien la rescato.
Se disponía a buscarlo de inmediato, controlar sus lágrimas fue peor de lo imaginado, ya se encontraba sollozando cuando un murmullo atravesando la puerta que se estaba abriendo, la desconserto. Ahora se encontraba frente a frente con una mujer extraña, vestida entre blanco y negro y que lucía algo mayor.
‒ Amm... yo, estoy -Emma le sonrío a pesar de sus ojos llorosos, la mujer solo cerro la puerta de golpe- bien...
Ahora estaba confundida, aunque eso ayudo a detener su llanto. Al rencoponerse, volvío a suceder. Esta vez por la puerta no solo había una, sino cinco mujeres, vestidas igual, pero con objetos diferentes en manos.
La sentaron en un pequeño mueble frente a un espejo más pequeño con mesita incluida, alguien le estaba cortando las puntas de su disparejo cabello, dos atendían cada una de sus manos, otra se encontraba colocando sus pies en una cubeta de agua tibia y la última mujer ba colocando varios frascos de varios colores delante de ella.
Mientras conversaban Emma entro en una nueva crisis ¡No entendía su idioma!
‒ Emm... tiene que a ver por lo menos alguien que me entienda ¿Verdad? No me ayudarían sin saber de dónde provengo.
Sus palabras eran lógicas, llevaba ropas tradicionales y alguien que pudiera darle a una extraña estas atenciones, era obvio que no es alguien cualquiera. Así como para correr el riesgo de problemas por la barrera del idioma.
Las mujeres solo soltaron risillas.
Comenzaba a rendirse, hasta que empezaron a abrir los frascos y usarlos en distintas partes de su cuerpo.
‒ Creo que entiendo... -cuando una de las mujeres luego de untarle algo fresco por el brazo se disponía a quitarle la ropa- ¡Basta! ¡Qué hacen!
Todas en la habitación a excepción de Emma seguían sonríendo como si todo lo que pasaba era divertido, la incomodidad era cada vez mayor y cuando la primera mujer de antes llego con un almohadón con algo doblado. Pareció entender, la estaban alistando para ir a ver al dueño de todo el lugar.
‒ ¿Para mí? -se levantó apresurada viendo lo que lucía un vestido de tonos crema y dorado- ¿Un vestido? ¿debo usar todo esto para presentarme a su líder?
Dicha señora asintió.
‒ ¡¿Usted puede entenderme?! -sus ojos verdes brillaron de alegría, haciendo a la contraria soltar una carcajada- ....
El ambiente sería pacífico y alegre para todas.
O eso debía ser.
Uno de los frascos que trajeron termino rosando el rostro de la señora, el objeto termino rompiéndose contra la pared, derramando el contenido de color morado y con eso un grito que soltaron todas observando a Emma que agarraba otra botellita.
Esta vez rompiendola a la mitad en la misma mesita donde la colocaron, para obtener un arma corto punzante y alejar a todas. Temblaba y sudaba a pesar de la palidez que su rostro mostraba, nadie en la habitación se quería mover.
Hasta que una valiente se giro para ver lo que a Emma tanto le aterraba y así descubriendo el problema. La mujer con la ropa se cubría la boca, algo raro porque el objeto no le habría golpeado.
Comenzo un forcejeo para impacto de Emma, las mujeres exclamaban cosas que no entendía, pero la situación era más fácil de comprender. Cuando la mujer se descubrío la boca, todas vieron su dentadura... nada normal ya que solo había colmillos y por los gritos de todas sus ojos también cambiaron parecía un animal salvaje ahora.
Todas salieron despavoridas al percatarse que Emma dio un paso hacía ellas con el arma en mano.
Algunas trataron de razonar, pero recibieron más botellas que pudieron lastimarlas.
Una incluso temblando y con escamas empezando a brotar de sus manos, trato de suavizar las cosas al notar gotas de sangre en el piso.
‒ Señorita -Emma se paralizo, podía entenderla- ¡Puedo explicarlo!
‒ Largo... -dijo Emma antes de tirarle su arma a la mujer que esquivo por poco al salir- ¡Fuera! ¡LARGUENSE!
Una vez todas desaparecieron, Emma pudo desplomarse en una esquina lejos de los vidrios ¿Era esto una broma cruel? Escamas, colmillos y esos ojos... eran de un dragón.
¿Realmente era posible? Lucían tan normales.
Ya no importa, debía irse, en ese mismo momento. Obligo a su cuerpo tembloro a actuar.
Examino las prendas que trajeron, el vestido estaba repleto de adornos y capaz de tela delgada, no le servían, a excepción de que el vestido estaba unido a una capa del color del vestido, le bastaba para cubrirse la cabeza.
‒ Dioses, piedad, no me abandonen... por favor.
Arranco dicha capa y con su mano se aseguraba de que siguiera cubriéndola, así que tenía solo una mano para defenderse.
Uso también lo que resultaban ser zapatos, debido a los vidrios que había en el suelo.
Tuvo que hacer fuerza para lograr salir, ese lugar sería una perfecta cárcel para humanos comunes... menos mal que Emma no era tan común. Fue criada por un vikingo fuerte en muchos sentidos, tenía una habilidad excepcional con el aprendizaje observando y con sus reflejos.
Sumado que tiene buena vista, pudo observar la dirección en la que todas las mujeres salieron corriendo.
Un lugar extremadamente alto, podría cuadriplicarle el tamaño en altura fácilmente, también había muchas ventanas, así que había desventaja por su llamativa apariencia. Menos mal que la capa le servirá más rápido de lo que planeo, cubriría su cabello. El piso estaba forrado con una alfombra de color rojo y bordes dorados, por lo que caminar sin levantar bien los pies es otra desventaja al no tener experiencia con zapatos tan fáciles de quitar.
Si no fuera por su educación se habría asustado por las decoraciones que había en los pasillos, formas de humanos cubiertas con piezas de metal, en otros lugares se le conoce como armadura. Su propósito es proteger a quien esté dentro, pero en sus tierras se le conocería como chatarra ya que solo dificulta la movilidad, pero lo que le interesa es lo que dicha armadura lleva en manos.
Una "espada" es un arma muy utilizada en lugares como el sur, tuvo la suerte de ver una durante su infancia, aunque nunca practico con una, si observo como se utilizan, así era útil para su defensa.
‒ Gracias a Thor no estoy sola -tal arma, aunque este más pesada de lo que imaginaba, era como una señal de fortuna y lucha por el dios de la guerra- Espero que corte tan bien como se presumían que lo hacía.
Ahora tenía otra pista, si seguía las armaduras seguro encontraría una salida, una decoración no sirve si nadie las pudiera ver.
Iba lo más rápido que podía, cuando giro una esquina, a medio cruzar tuvo que retroceder al percatarse de dos siluetas a la distancia, fue algo doloroso ya que tanta era su velocidad que cayo sentada al detenerse, había una columna de piedra lo suficientemente gruesa para apegarse en su esquina y colocando en posición fetal.
Emma era pequeña, algo que no siempre fue un orgullo al ser de una aldea luchadora, donde la fuerza va a la mano del tamaño. Ahora agradecía, a su tamaño y a los distraídos que eran aquellas, pasaron sin siquiera mirarla, una vez le dieron la espalda gateando cruzo la esquina.
Abandonando la espada al ser muy pesada y ruidosa.
Irse por ese camino lucia correcto, pero algo la paralizo.
‒ No tengo porque disculparme, acaba de hacer un escándalo atacando a tus sirvientas Mamá -Una voz juvenil masculina la tomó por sorpresa debido a que podía entenderlo, a diferencia de Matilda que parecía dudar al hablar, seguido de esto se escuchó que soltó un quejido de dolor- ¡No toques mi herida, Mamá!
"Disculparse" "Herida" Esas palabras resonantes en la mete de Emma, la hizo por instinto asomarse para observarlo bien, tenía cabello blanco a pesar de sonar joven.
Antes de ser atrapada, ella recordaba a ver lastimado al dragón y este era de color blanco, era él.
Quién la trajo aquí, ese era el dragón.
‒ Deberías caminar más despacio o tu herida se volverá a abrir, no le des tanto trabajo a los doctores -quien responde como la madre de ese dragón, tenía la apariencia de una hermosa mujer de cabello largo y ondulado castaño, su voz sonaba muy amable y su vestimenta era muy llamativa- Si se te abre la herida, igual iras a disculparte, lleva cuatro días inconsciente por tu descuido.
Imposible... ¿cuatro días? Inconsciente por tantos días, Emma no podía creerlo.
‒ Nadie más que tú me dice que es mi error, pero estaba herido, el dolor no me ayudo a medir mi fuerza -dijo algo más, pero Emma no entendía hasta que soltó un grito de color- ¡No me jales el cabello tan fuerte, Mamá!
‒ Increíble, últimamente todo lo que te digo lo desobedeces. Primera vez que te dejamos salir a explorar y nos traes grandes problemas.
‒ A nadie le agrada hablar en ese idioma.
‒ Entonces espera a que esos puntos de sutura en tu espalda se curen naturalmente.
‒ ¡¿Ese es otro castigo?! Como puedes estar del lado de una extraña al de tu único hijo.
Los intentos salvajes de Emma la motivaban a regresar usar ambas manos para empuñar la espada y acabar con el dragón vestido de humano, pero los instintos de supervivencia le indicaban continuar, seguir adelante y marcharse. Después de todo era mejor preservar la vida ante una pelea fallida.
Esas fueron sus primeras enseñanzas en su vida, dichas por su madre.
"Mamá, ¿Por qué Papá odia mi forma de hablar?" Los recuerdos de su primera celebración por muerte de un dragón en la aldea, fue a sus cinco años. "Si muchos murieron para matar a el dragón ¿Por qué no puedo hablar de eso?"
Su madre era muy amable y muy linda, sus cabellos rubio natural y ojos celes claros eran una envidia que su hija siempre tuvo, tenía la paciencia justa para tratar con niños curiosos como su hija. "Emma, lo que Papá odia, no es tu forma hablar, sino que te involucras demasiado a problemas que no te pertenecen"
"¿Y por qué? ¿No debería saber?"
"Porque eres igual a tu padre en ese sentido, te podrías involucrar tanto que podrías salir herida o peor... y él tiene miedo de perderte, yo también tengo miedo, por eso Emma, prométeteme que siempre preferirás tu vida ante el orgullo de pelear ¿Si? Mamá también lo hará por el bienestar tuyo y de Papá"
"Está bien, Mamá" Su padre siempre estaba cerca y tras esa charla lo primero que hizo fue cargar a su pequeña en hombros para pasar entre la gente.
Momentos felices, que no pueden solo desaparecer por su desaparición.
‒ ¡¿Quién está ahí?! -la voz de su captor resonó, ahí se percató que tras recordar a sus padres empezó a sollozar débilmente- ¡Oiga, responda!
Parece que ellos aún creen que Emma estaría encerrada en el lugar donde despertó como para hablarle de esa forma como si fuera a obedecerlos. Cuando los pasos se hicieron cercanos, obligo a su cuerpo actuar, salió corriendo sin mirar atrás, escucho un grito a la lejanía que le pedía detenerse.
Cosa que obvio no hizo.
‒ Estaba despierta.... -murmuro su captor.
‒ Si, tu invitada está más que despierta, será mejor que te apures en hablarle antes de que haga alguna locura -su madre parecía algo entretenida con las muecas que hacia su hijo al estar en desacuerdo- No puedes decirme que no.
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Fue difícil encontrar la salida en un lugar tan grande, siendo perseguida y buscada por todos. Aun así, ella pudo esquivarlos a todos, utilizando las armaduras para pasar desapercibida... ayudo mucho que esos seres modificaran sus cuerpos, teniendo ahora alas para buscar a la humana de una forma ineficiente e inútil.
Se sintió como la peor partida de atrapadas de la existencia.
Y ahora.
Estaba parada en el marco de piedra que daba al exterior, ni siquiera había una puerta, algo que activo los sentidos de Emma, quien al asomarse se aferró a dicho marco de piedra.
Ahí no había nada... solo nubes, arrojo uno de los zapatos que llevaba para tratar de calcular la caída, pero no sirvió solo lo vio desaparecer a los pocos segundos. Era una caída libre hacia quien sabe cuántos cientos de metros habría contra el piso.
Estaban flotando en medio del cielo.
‒ ¿Está en serio es mi fin? -los ojos de Emma ardían, ella se estaba esforzando por salir viva, pero parece que hay cada vez más obstáculos.
Ahora se encontraba en campo visual abierto, no había nada que la cubriera.
Se percató de eso al escuchar los fuertes aleteos, como era tan grande el lugar el eco era una tortura para quien corre por su vida. Cambiaba miradas entre el interior del lugar y la caída libre por los aires.
No es como que hubiera buenas opciones, pero era volver o caer y al menos en una de esas opciones las probabilidades de ser encontradas eran altas.
Estaba al borde, las ventiscas generaban un miedo que le impedía dar ese último empujón.
‒ ¡Aquí estas! -este grito la hizo girar encontrándose, aunque lejos, cara a cara, sus brazos tenían escamas blancas y sus ojos eran como los de un animal salvaje, pero la mueca cambio al percatarse lo que hacía- ¿Qué crees que estás haciendo ahí parada?
Se miraban a los ojos, ninguno sin actuar por los nervios de distintas situaciones, este joven al notar que cualquier descuido y ella se lanzaría, decidió descender, con sus pies en el suelo modificando su apariencia.
Lucía como un joven cualquiera, de apariencia peculiar, pero humano.
Emma apretó los labios de enfado, creer que los dragones pudieran tener un disfraz tan humano.
‒ Será mejor que retrocedas.
‒ Por favor al menos permíteme romperme unos pocos huesos -Emma murmuro mirando al cielo.
Sonó neutral, se giró finalmente y su capto le grito, trato de alcanzarla, pero ella dio un paso al frente.
Estaba rígida, creyó que así estaría, pero en menos de un metro sintió piso, su actuar rápido la hizo bajar la mirada, era un pedazo de rocas pequeñas muy juntas que formaban un escalón, no podía creerlo, miro un poco al frente y aparecía otra y más, se formaba una escalera descendiente con menos de un metro de distancia entre ellas. Así que solo sería saltar.
Sus instintos de supervivencia actuaron rápido, y antes de que pudiera alguien atraparla comenzó a bajar.
Su forma de actuar rápido impresiono a su captor que se quedó inmóvil al borde de la puerta.
‒ ¿Está loca?
‒ Parece que la búsqueda se extendió mucho más de lo pensado, sería un problema si la gente del pueblo la viera, está en pijama -el sonido de unos tacones hicieron al de cabello blanco girarse en pánico- Norman, creí decirte que te disculparas... ¡No que hicieras que se fuera del palacio!
‒ ¡Nadie la encontraba! ¿Cómo iba a saber que realmente se tiraría?
‒ Pues debiste de pensarlo antes de traerla, debes cuidarla sin dejar atrás tu deber, así que tampoco puedes permitir que se lastime o lastime a alguien -la madre del joven parecía que se estaba divirtiendo.
‒ Parece que te quieres reír, madre.
‒ Norman.
Una voz masculina resonó a espaldas de madre e hijo, ambos giraron para admirar a un hombre de prendas blancas del mismo color de su cabello, con bordes dorados, con la única diferencia que la capa que usaba era de color azul y era escoltado por varios sirvientes. Tenía una mirada seria que se iba suavizando al acercarse.
‒ Padre... -este cuando llego a la puerta observo con curiosidad lo que su familia observaba- Ahora mismo me encargare del problema.
‒ James -la mujer castaña hablo con entusiasmo, se le notaba incluso el color rosado que sus mejillas tornaban- Justo a tiempo para contarte todo lo que ha estado pasando.
‒ Espera un segundo Elizabeth -el hombre le sonrio a su mujer que se aferraba a su brazo para ver a su hijo y con su brazo libre acariciarle la cabeza- Debes cuidarla, podrá no ser de tu agrado, pero no vayas a sucumbir ante la presión o inclusive la vergüenza ¿Entiendes?
‒ Sí, pero no creo que sea muy fácil -la familia giraba hacía las escaleras, sus visiones eran perfectas y aún lejos podían observar a la joven que hacia su esfuerzo por no desplomarse- No sabe cuándo rendirse....
‒ Debe estar muy asustada, enojada e impotente -ambos hombres miraron a la mujer que lucía realmente afectada por la humana- No sigas retrasándote, ir del palacio al pueblo demora varios minutos, hacerlo bajando escaleras es peor ¡Ve y ayúdala!
‒ ¿Madre que esperas que haga? Qué me aparezca a su costado, le ofrezca una mano y seguramente me ataque.
‒ Ella ni va armada, ya deja de excusas pareces un niño otra vez -la mujer empujo a su propio hijo al vacío, el cual volvió a asomarse entre las nubes aleteando- No me mires así, es tu culpa en primer lugar por secuestrarla.
‒ ¡Ya te oí!
Durante todo ese recorrido, Emma estaba exhausta, era muchísimos escalones y como debía brincar, era mucho más agotador de lo que hubiera imaginado. Además, ese camino parecía llevarla a lo que parece ser una Isla flotante.
Si, era una trampa, ella lo sabía, pero si podía descender un poco más, capaz pueda llegar a ver el verdadero suelo para escapar.
Solo lamentaba tener que regresar en prendas tan livianas, si no fuera por la capa crema que llevaba sobre brazos seguro lo que llevaba puesto estaría flotando al compás del viento.
Igual era imposible ganarle a un ser en su habitad natural ¿No?
Parecía que le faltaba el oxígeno porque cada escalón más empezaba a sentir efectos extraños como dificultad para respirar o mareo, incluso empezó a ver un poco más oscuro.
Emma solo se repetía: No te desmayes, no te desmayes ahora.
‒ Ammm ¿Quieres una ayuda? -La voz que le helo la sangre estaba muy cerca y solo giro a una esquina para ver a dicho ser- Oye.
‒ Ah... -exhalo un grito ahogado.
Y luego, Emma vio que todo giro, le costó hasta el primer golpe cuando se dio cuenta, que cedió un poco al cansancio ya que sus piernas no respondieron bien y tropezó, la poca fuerza que le quedaba hizo que se tratara de acostar en el escalón, pero esto solo hizo que rodara unas pocas varias escaleras.
‒ Mamá va a matarme.... -murmuro el de cabellos blancos al notar como la humana caía al menos intacta contra el césped- ¡Díganme que aun respira!
Todo era oscuro y las voces se escuchaban lejanas, se sintió casi como estar bajo el agua, la densidad en el aire era la suficiente como para quitarle algo de oxígeno que necesitaba para estar despierta.
Así que solo estuvo inconsciente por pocos minutos.
Al abrir los ojos Emma vio a unas cuantas personas rodeándola, todos lucían intrigados y al mismo tiempo preocupados. Ella estaba cubierta con la capa como si fuera una manta, estaba recostada en césped, así que cuando se sentó pudo notar que no estaba a casi nada de las escaleras de las cuales cayó.
Por culpa de ese ser que ahora mismo estaba a su costado sin mirarla y llamando toda la atención de quienes la rodeaban, hablaba en otro idioma. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Emma.
Su actuar fue brusco, la mano de alguien trato de tocarla y lo aparto con un golpe, provocando una reacción aterradora para ella, todos los presentes iban cambiando la forma de sus ojos.
‒ ¿Quieres calmarte de una vez por todas? -El hombre le acomodo la capa sobre su cabeza, arrodillandose delante de ella, dandole la espalda al resto- Nadie debe verte vestida así, ahora, solo vamos a volver a donde...
La mirada de Emma estaba sobre ese tipo, pero sus oídos y mente no lo estaban.
Fue un instinto el apartarlo sin más.
Sus actos recientes no parecían ser una amenaza, pero la mano de su captor era más grande que antes, con escamas blancas rodeandola y garras.
‒ ¡No me toques! -ella lo empujó, aunque el contrario trato de detenerla solo logro sujetarla del tobillo que la chica logro librarse con una pisada y solo se deshizo del otro zapato, dejandola descalza al huir, otra vez- ¡No quiero volver ahí! ¡Escucha si alguien vuelve a acercarse no dudare en atacar en serio!
Y volvió a alejarse de todos, cubriendose con la capa el cabello y corriendo muy cerca del borde.
La gente se le quedo mirando al chico que yacía sentado, casi incrédulo de lo que hizo la chica, miro el zapato en su mano y lo termino arrojando al vacío.
‒ ¿En serio es humana? -murmuro con cansancio Norman.
En lo único que podía pasar por la cabeza lógica de Norman en ese momento era:
Como es posible... un humano es débil ante la presión del oxigeno excaso, se acaba de desplomar por eso y se recompuso a los minutos. Eso ni siquiera es normal.
Glosario:
Valhalla: Es el lugar a donde van las almas de guerreros elegidos por Odín y las valquirias, un lugar majestuoso donde estos guerreros están destinados a ayudar a pelear contra el Ragnarok.
Hasta el próximo cap <3
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