Amor eterno.
La historia de Aslan y Kabuto.
Un barco llego proveniente de un imperio poderoso, una caravana se formó desde el puerto hasta el inminente Topkapi, en aquella caravana la última princesa de la dinastía Jin iba.
Sus lágrimas bajaron su rostro como fuente, su corazón dolía con el pasar de las horas y su semblante era de pura tragedia.
Días antes de partir a Topkapi habían asesinado a toda familia, un nuevo emperador y una nueva dinastía se había instalado en China.
Una decisión se tomó respecto a ella, una de la que muchos estuvieron de acuerdo menos las personas que llegaron a conocerla.
Kabuto era el nombre que se le había sido otorgado por sus padres, los Emperadores de la dinastía Jin.
Cuando el nuevo imperio se instalo se decidió que la joven Princesa debía de ser enviada como ofrenda de paz con los otomanos.
A donde fuera la joven viviría un infierno, o eso era lo que ella se imaginaba.
—Bienvenida Princesa -dijo una mujer con el rostro cubierto, con su dignidad intacta alzó la frente y siguió a la mayor por todo el palacio, era hermoso, de eso no tenía dudas, pero nada era comparado con su amado palacio.
—Este es el harén, más de doscientas mujeres de todas partes del mundo están aquí, solo las más hermosas esta claro - Kabuto miro a las mujeres que hacían una fila y reverencia cuando ella pasó. —Nos dirigimos a los aposentos de su majestad el sultán.
La joven suspiro triste, no deseaba ser objeto de ningún hombre, pero ya estaba ahí y debía de cumplir con su deber.
—Majestad -dijo la joven una vez ingreso a los aposentos, realizó una reverencia y alzó la vista para ver al sultán, su sorpresa fue mucha al no ver a un anciano sultán, era joven, fuerte y guapo, sus mejillas se tornaron rojizas sin darse cuenta.
—Bienvenida -dijo el con una corta sonrisa, la valide rodo los ojos al verla y se presento.
—Bienvenida Kabuto.
—Su Alteza Kabuto -dijo la joven viendo a Aslan.
—No, ahora eres una concubina más en este lugar -Kabuto la miro, cada palabra que decía sonaba venenosa por donde se le escuchara.
—Sigue siendo una princesa madre -dijo el viéndola —Debe descansar, fue un viaje largo, nos veremos esta noche en la cena.
Estaba claro que la cena seria ella, se retiró luego de hacer una reverencia y siguió a la misma mujer de antes.
—Apartir de mañana recibirá clases sobre nuestras costumbres, idioma y demás, es una princesa, pero ahora su rango bajo en este lugar, solo debe obedecer.
Con aquellas palabras Kabuto sabía que su vida sería un infierno, se notaba desde lejos que no era Bienvenida.
El tiempo pasaba lentamente para Kabuto, era objetivo de burlas y malos tratos, cada que intentaba defenderse era golpeada, deseaba morir.
Camino con su corazón en la mano hacia el jardín, se escondió de sus criadas y agha, corrió hasta perderse y se escondió entre unos arbustos, sus lágrimas salían como cascadas y su cuerpo se movía con cada sollozo.
Extrañaba a su familia la cual fue ejecutada cruelmente, extrañaba a sus padres y hermanos, extrañaba a sus amigas y criadas, todos eran muy unidos y amados.
¿Cómo había acabado todo?
Lo sabía perfectamente.
—¿Por que lloras? -dijo una voz, aquella persona le tendió un pañuelo, Kabuto lo agarro con desconfianza y se sorbio la nariz, la otra persona soltó una risa. —¿Quién le hizo daño a tan bella mujer?
—Todos -susurró sin levantar la cabeza, siguió abrazando sus piernas.
—¿Hasta el sultán del mundo?
—El debía de cuidarme... solo me dejó tirada, como todos.
—¿Te deje tirada? -el de ojos azules fijo su vista en el rostro de la joven, ella alzó la cabeza con miedo.
—Si lo hizo- declaró.
—Cuéntame que te hicieron, lloras como una bebé -el la atrajo hacia su pecho y la abrazo, por primera vez en mucho tiempo Kabuto se sintió en paz.
—Todos se burlan de mi -susurró — me castigan por nada y me insultan... yo estoy cansada, no le hice daño a nadie, no mate o robe, no me burle o engañe -el la miro y le limpio el rostro.
—Dime quienes fueron y los castigaré.
—No, será peor si lo hace.
—No, dime, te prometo que todo mejorara.
—¿Lo cree?
—Una palabra mía es capaz de derrumbar el mundo entero -beso su mano y las mejillas de Kabuto se tornaron rojas —Cuéntame de ti, tus miedos, tu tristezas y anhelos que te hace feliz y que no. -ella volvió a sollozar y se abrazo más fuerte a él, Aslan acarició su espalda y comenzó a tararear una canción que le transmitió paz.
El sultán ingreso a sus aposentos hecho una furia, mando a llamar a los encargados del harén y a sus personas de confianza, no podía creer que tantas cosas malas pasarán en su harén.
¿Acaso su madre hacia su trabajo?
Creía que no porque una de sus concubinas, no, la mujer que le fue dada como regalo para amar y proteger la estaba siendo atacada por todos.
—Gul agha, Emine kalfa y Berk agha -dijo fríamente —Escuche que ustedes tres están encargado de Kabuto ¿No es así? -los tres asintieron —¿También están encargado de atacarla día a día? -los tres se vieron entre si.
—Disculpe majestad, no se que le dijo esa mujer... -la kalfa guardo silencio al ver la mano de Aslan alzada.
—No te di la palabra, y para que aprendan a respetar a mis mujeres les daré una lección que jamás ni nunca olvidaran ¡Guardias! -varios hombres ingresaron —Cortenle la lengua a Emine Kalfa, los dedos a Gül agha y arrojen al Bosforo a Berk agha -los tres comenzaron a pedir piedad. —No hay piedad para nadie, Beyhan kalfa, prepara a kabuto para esta noche.
La joven Princesa se preparo con todo el temor del mundo, no sabía que pasaría y estaba muy nerviosa, después de lo que le había contado temía lo peor.
Al ingresar realizó una reverencia y alzó la vista, al ser una princesa se ahorro todo el protocolo de arrodillarse y besar su túnica.
—Eres demasiado hermosa - Aslan beso su mano -Si no estas lista lo dejaremos para otro día -la sentó en la cama- solo quería aligerar tu carga.
—Con qué usted me haya escuchado cuando estaba en mi peor momento esta bien -susurro y se acerco —estoy lista para ser suya.
Ambos se dieron un casto beso y se unieron en cuerpo y alma aquella noche.
La valide al enterarse pego el grito al aire, pero poco pudo hacer, apesar de que Aslan tenía favorita y varios hijos, Kabuto pasó a ser su esposa principal y la más amada.
Con el tiempo aquel amor creció, desde hermosos palacios y joyas preciosas, hasta escrituras y título, Kabuto era la hatun más amada por el sultán aquello fue motivo de enojo de la valide.
—Majestad -dijo la joven ingresando a sus aposentos, Aslan la recibió con los brazos abiertos.
—Mi amada Kabuto, te he dicho de que me llames Aslan - ella asintió.
—Aslan -saboreo su nombre y el sonrió —Te tengo una buena noticias amor mío.
—¿Me alegrarán la noche? -ella asintió y se acercó al espejo, el la abrazo por la espalda y beso su hombro.
—Muy pronto nuestro amor dará frutos Aslan, pronto una prueba eterna de nuestro amor nacerá -el abrió sus ojos y acarició su vientre —Tendremos un bebé amor mío.
—Definitivamente es la segunda noche más feliz de mi vida.
—¿Cuál es la primera?
—El día que te tuve por primera vez, ese fue el día que te demostré mi amor -ella sonrió y junto sus labios en un tierno beso.
Kabuto escalo prontamente y comenzó a ser llamada Sultana, la valide estaba furiosa por aquello pero poco le importo a Aslan sus reclamos, lo único que importaba eran Kabuto y el pequeño ser en su vientre.
—Sultana -dijo su criada, Kabuto se detuvo al escucharla, la mujer le dijo algunas cosas y siguo su paso.
—¿Ahora te crees una sultana? No eres más que un rehén de este imperio -dijo la valide acercándose a ella, Kabuto realizó una reverencia y acarició su pequeño vientre.
—Su Majestad ordenó que fuese llamada así - Aasiyah soltó una risa.
—No eres más que una pobre muchacha que perdió todo, todo -pasó empujando su hombro, Kabuto suspiro cansada y siguo directo hacia sus aposentos.
La noche llegó y nuevamente fue a visitar a su amado, ambos disfrutaban de pasar tiempo juntos.
—Qué hermosa te ves hoy.
—Lo mismo dice cada que me ve -el soltó una risa.
—Cada día te ves más hermosa, solo digo lo que veo.
—Tonto -se lanzó a sus brazos.
—¿Que antojo tienes hoy?
—Tengo antojo de sus labios -el soltó a reír nuevamente y la beso —Quiero jian dui* - Aslan asintió y ordenó que le prepararán su antojo, Kabuto se sentó a su lado y se recosto en su pecho, Akram comenzó a cantar nuevamente.
—Cuando se me caiga todo el pelo y mis recuerdos se desvanezcan
Y todas las personas no recuerden mi nombre ‐Kabuto sonrió y junto sus manos. —Cuando mis manos no toquen las cuerdas de la misma manera
Sé que me seguirás amando igualmente
Porqué, cariño, tu alma nunca envejecerá, está hecho de hojas perenne
Y, nena, tu sonrisa siempre se quedará en mi mente y en mi memoria - Aslan acarició su vientre y miro fijamente sus ojos. —Y estoy pensando en cómo la gente se enamora de maneras misteriosas tal vez todo sea parte de un plan pues, seguiré cometiendo los mismos errores con la esperanza de que entiendas así que ahora, nena, abrázame con cariño besame bajo la luz de mil estrellas recuesta tu cabeza en mi corazón latente estoy pensando en voz alta quizá encontremos el amor justo donde estemos así que, nena, ahora, abrázame con cariño besame bajo la luz de mil estrellas recuesta tu cabeza en mi corazón latente estoy pensando en voz alta pero quizá encontremos el amor justo donde estemos oh, nena, encontramos el amor justo en donde estamos y encontramos el amor justo en donde estamos.
Kabuto cerró sus ojos y dejó salir sus lágrimas, se sentía amada, amada en todos los sentidos, tenía a alguien que la amaba, un bebé en camino y finalmente no se sentía sola, podía tomar el momento y dejar ir el recuerdo doloroso de sus padres, aquel recuerdo que la atormentaba siempre.
—Te amo Kabuto, te amo con cada parte de mi ser.
—Nosotros también te amamos Aslan -susurro y lo beso nuevamente
Tiempo después nació la alegría del sultán, contra todo y todos, una hermosa niña nació de Kabuto, aquella niña fue amada por Aslan en cuanto supo de ella.
—Mira que hermosa es, eres hermosa -le hizo mimos a la recién nacida, Kabuto sonrió y se limpio las lágrimas, aquel momento era de pura felicidad, era un momento que pensó jamás tendría y ahora estaba ahí, su pequeña hija, su retoño en los brazos del amor de su vida.
—Me haz hecho feliz nuevamente Kabuto.
—¿Si?
—Si, es una niña, pero es la niña que amaré por toda la vida - ella soltó más lágrimas y asintió. —Llevaras el nombre de Hülya, Hülya sultan, la hija amada de Aslan y Kabuto, la pequeña que gobierna mi corazón.
Con el tiempo aquella pequeña creció, creció con el amor de dos padres que se amaban como nadie, los tres eran felices, a pesar de las críticas de sus otras consortes y de su misma madre, Aslan y Kabuto eran almas gemelas.
—¿Quién es la niña de papá? -dijo Aslan fingiendo la voz, la pequeña soltó una risa y destapó sus ojos, Aslan hizo muecas causando más risas de su parte.
—Qué lindos -dijo Kabuto a su lado.
—Lo somos -le saco la lengua y la pequeña soltó otra risa —esas pequeñas risas son un calmante y tranquilizante para este hombre que vive ocupado -dijo besando las mejillas de la pequeña —Me han hecho muy feliz durante estos años.
—Y tú a nosotras, eres el mejor Aslan.
—Deberías de casarte conmigo - Kabuto soltó una pequeña risa y asintió.
—Debe de hacer la propuesta bien y debe de hacerlo legal majestad.
—Al diablo con el protocolo -ella soltó una risa y lo beso.
—No digas malas palabras delante de nuestra hermosa flor.
—Mi hermoso Tulipán -dijo viendo a Hülya.
Años pasaron y el amor de Aslan y Kabuto siguió floreciendo, a pesar de que la valide trató de sacar a la joven de su corazón ninguna pudo hacerlo.
Pero un trágico día aquel amor murió.
Aslan había sido infectado con la peste y su vida pendía de un hilo.
—¡Déjenme entrar! - grito Kabuto con lágrimas en lo ojos, el día que se suponía debía de ser feliz era el día mad trágico.
Aquel día Aslan la iba a hacer su esposa, pero lamentablemente una concubina que había enviado su madre estaba enferma y lo infecto.
Kabuto siguió gritando hasta que la valide se acercó a ella y la abofeteo.
—Eres insolente y molesta, ve, entra, tal vez tu mueres y no el - Kabuto la miro mal e ingreso a los aposentos, Aslan estaba en su cama, una cortina negra los separaba.
—No debiste -ella negó y se acercó, aparto la cortina y se sentó a su lado- No, Kabuto.
—Mi hermano menor contrajo la peste y yo lo cuide, soy inmune -el negó y volvió a toser, Kabuto limpio su boca y sostuvo su mano entre las suyas — Amor, tu debes luchar, no debes de dejarme justo ahora, no debes dejarnos.
—Mi amada Kabuto, mi ángel de ojos pequeños y nariz afilada, te amo, te amo con cada parte de mi ser... cuida a nuestra amada Hülya, lamento dejarlas solas, lamento no ver crecer a mi amada niña y lamento no haber cumplido mi promesa de una gran boda, lamento no haberle gritado al mundo entero que Kabuto sultan era mi amada.
—Tú te recuperarás -sollozo —Aslan no debes dejarme, no ahora que estoy embarazada -el sonrió —No.
—Lamento no ver nacer a nuestro hijo -susurro y beso su mano —lamento no amarnos hasta envejecer, te amo Kabuto.
—Te amo Aslan - la mano del sultán se aflojo y su rostro se torno pálido, Kabuto soltó un sollozo lastimero.
—Aslan, ¡No! ¡Aslan mi amor! ¡Despierta! ¡No me dejes por favor! ¡Aslan! -sus gritos y sollozos se escucharon hasta afuera, la conmoción no se hizo esperar, aquel día perdieron un sultán, uno que no dejó hijos varones.
Pero Kabuto, Kabuto perdió al amor de su vida.
Kabuto y Aslan no pudieron vivir su amor eterno.
—¡Aslan! -aquellos gritos erizaron la piel de más de una persona.
Se cuenta en la historia que Aslan sultán amo a una sola mujer, se dice que fue Kabuto, la princesa de la dinastía Jin, dos dinastías poderosas produjeron a dos personas poderosas que llegaron a amarse hasta la eternidad.
Pero el destino no los quería juntos y se llevó a uno de ellos, Kabuto quedó sola sin amor, pero se juro así misma amar a Aslan hasta que su corazón dejara de latir y se encontrarán en la otra vida.
—Si hay otra vida después de esta, juro por los dioses volver a buscarte y estar junto a ti, por que nuestro amor va más allá de lo inimaginable.
—Princesa Kabuto.
Finalmente les traje este capitulo que me pidió Hurrenly123
Nunca estuvo planeado contarles su historia pero veo que les gustó y pues aquí tienen.
Publique un video en mi tiktok sobre ellos QueenCleopatragraphics1_ por si gustan pasar a verlo, igual dejare el link en mi perfil.
Jian dui:
Los orígenes del jian dui se remontan a la dinastía Tang como una comida palaciega en Changan, conocida como ludeui (碌堆). Esta receta también fue mencionada en un poema del poeta de la época Wang Fanzhi. Con la migración de mucha gente del centro al sur de China, el jian dui viajó y se convirtió así en parte de la cocina del sur del país.
Canción que canto Aslan:
Ed Sheeran Thinking Out Loud
Los gráficos pueden encontrarlos en mi insta.
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