XXXVI

LA REUNIÓN

Me había librado del entrenamiento con Taenya esa noche porque la reunión con ella y con Luther tendría lugar a la mañana siguiente. De todos modos, tras la información que me había revelado el sacerdote, no me había encontrado bien para poner un sólo pie fuera de mi cuarto.

Rhys había entrado una vez al caer la media noche para dejarme un plato de comida, luego, se marchó alegando que estaban preparando todo para que la reunión fuese eficiente. Yo quería que él estuviese conmigo; sin embargo, todavía no había decidido si quería aceptar el lazo o no, así que lo dejé marchar.

Pero, esa mañana, el mismísimo Rhys se había presentado en mi habitación temprano y me había sacado de la cama, por la fuerza, cabe aclarar.

—Kiara, por los dioses —Gruñó cuando cerré los ojos de nuevo sobre el lavabo—, te necesitamos hoy en la reunión.

—No puedo. —Bostecé, con un ojo pegado.

—Cuando terminemos, podrás dormir todo lo que tú quieras —Me prometió mientras abría el chorro de agua helada sobre mi cara.  Yo me asusté de inmediato y caí al suelo de bruces—. ¡Perdón!

Todo rastro de sueño se había esfumado como si de humo se tratara al entrar en contacto con el agua. Repasé al cazador frente a mí, vestido formal con camisa negra y pantalón a juego. Estaba simplemente..., impecable.

—Lo has hecho a propósito. —Lo acusé,  todavía tirada.

—Puede ser. —Sonrió a medias y me extendió una mano para ayudarme a ponerme en pie. La acepté sin poner pegas.

Sin embargo, cuando me incorporé, su rostro y el mío quedaron pegados, nuestras respiraciones entrelazadas cuando empecé a sentir el fuerte latido de mi corazón acompañado de un gustoso temblor de piernas. Esto era el efecto Planeta Rhys, un lugar del que entrabas, pero no salías jamás.

Tuve que exhalar sonoramente cuando su dedo jugueteó con mi pelo, rozando mi pómulo derecho. Ambos estábamos extasiados con los ojos del otro.

Pero, entonces, recordé..., mi mente me mandó como flashbacks todo lo que había pasado por él, sus dos traiciones y todos sus secretos y mentirás encubiertos durante meses. Y me aparté.

Al instante, la chispa que él había encendido en mi interior se apagó. El cuarto de baño era un sitio demasiado pequeño para estar sola con él, demasiada tentación para mí sola, así que salí casi corriendo hacia mi cuarto de nuevo. Había sido una suerte que Respen me hubiera dado una habitación con cuarto de baño incorporado, pero no justo ahora.

Con las manos temblando como un flan, abrí el armario y busqué algo, lo que fuera, sólo quería una distracción hacia lo que estaba sintiendo en este momento. Pero, entonces, Rhys decidió colocarse detrás de mí, imposibilitando todo.

—¿Qué es lo que quieres? —Murmuré a media voz, dolida.

—Hoy Taenya querrá hablar contigo —Susurró—. Me da miedo lo que te pueda decir.

—Bueno, a mí ciertamente no.

—¿Ya has estado en contacto con ella, verdad? —Me giré para verlo, algo alterada— Por eso, le preguntaste al sacerdote que cuánto tiempo llevabas viva.

—Son mis asuntos, no los tuyos. —Lo corté en seco.

—Debes llevar cuidado con ella, es una manipuladora experta.

—Al menos, ella me cuenta lo que sabe —Me acerqué a él, furiosa—, me habla sobre mi pasado.

Él negó con la cabeza, obstinado.

—Te ha estado buscando desde que pusiste un pie en Shianekdom porque sabe algo de ti que los demás no —Me advirtió— y no te haces una idea de lo peligroso que es ser un objetivo de Taenya.

—¿Más peligroso que esto? —Toqué la marca que nos unía, el dibujo que compartíamos por gracia del destino.

—Mucho más peligroso.

Pero yo no le creí, ya no. Torcí el gesto y me encogí de hombros al tiempo que me separaba unos centímetros de él.

—Ella siempre me ha contado la verdad.

Sus orbes esmeraldas se nublaron por el dolor, por mi desconfianza. Entonces, hizo algo que jamás, ni en cien mil años, esperé que hiciera. Se puso de rodillas en el suelo y tomó mi mano, desesperado.

—Kiara, todo lo que he hecho ha sido o para protegerte a ti o para proteger a alguien más —Sonó roto, dolido. Quizás, él lo estaba pasando peor de lo que yo creía con esta situación—. Te quiero, joder, más que a nadie y me duele que estés así por mi culpa. Sé que un lo siento no va a cambiar lo que sientes, pero debía decírtelo.

—Yo... —No supe cómo seguir.

—Eres la persona más importante en mi vida, desde que te vi aquel día en Moonlight cuando seguí el hilo, lo supe. Supe que serías tú para siempre —Su mirada estaba perdida, inmerso en recuerdos— y no lo cambiaría por nada en el mundo, ya seas humana, Encantadora, una chica joven o una abuela de 5503 años.

Una leve carcajada se escapó de mi garganta.

—¡Oye! No soy una abuela.

—Eres una abuela sexy, he de decir. —Le dediqué una mala mirada, pero lo ayudé a levantarse.

Me dañaba la situación, el saber que no había confiado en mí de primeras, pero pensé que, en su situación, una muy delicada y tensa al borde de una guerra, quizás, yo habría hecho lo mismo. Siempre me dolerá que no me hubiera revelado la verdad de primeras, pero sé con certeza que no poder estar cerca de él sería mil veces más doloroso. Porque él tenía razón, una parte de su alma siempre sería mía.

Así que, cuando se irguió y quedó a unos pocos centímetros de mí, tomé sus mejillas y lo besé, con toda la rabia, con todo el enfado y sobretodo, con todo el amor que tenía acumulado de estos días.

—¿No más secretos? —Pregunté sobre sus labios, él se separó.

—No podría prometerte eso. —Confesó, el miedo bañando sus ojos.

Las alarmas ya se habían encendido en mi cabeza.

—¿Sabes algo de mi pasado? De mi origen.

—No —Me prometió—, mis secretos ya no son sobre ti, lo juro.

—¿Entonces? —Cuestioné con una ceja alzada, confusa.

—Sigo protegiéndote. —Murmuró y volvió a besarme.

Y otra, y otra y otra.

Hasta que tocaron a la puerta bruscamente y Vesstan nos gritó una obscenidad para que bajáramos a la sala de reuniones ya.

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La sonrisa arrogante de Taenya decayó cuando Luther se sentó en la mesa redonda, justo frente a ella. El cazador tampoco parecía muy contento con la presencia de la bruja, pero Vesstan los ignoró a ambos.

—Os he convocado aquí... —Trató de empezar Vesstan, pero lo interrumpieron.

—En la información, no ponía que iba a estar este... —Taenya hizo un gesto de asco hacia el jefe de los cazadores.

—Tampoco a mí me advirtieron que íbamos a dejar a una sarnosa bruja negociar con nosotros como si fuese algo.

—Vigila tu lengua. —Lo advirtió ella, moviendo su pelo blanco.

—Ambos debéis guardar las formas —Ordenó Vesstan— o haré que os maten.

—No lo harías. —Aseguró Luther, con una asquerosa sonrisa en el rostro.

—Pruébame —Lo retó el rey oscuro, que no por nada había recibido ese apodo. El jefe de los cazadores guardó silencio—. Cómo iba diciendo, esta reunión está establecida por la próxima guerra que se nos avecina.

—Habéis tomado al hijo del rey, es lo justo. —Gruñó Luther.

—No sabes nada, ¿no es así? —Le pregunté yo, pero callé cuando Rhys me dio una mirada de advertencia.

—Tampoco me avisaron de que iban a dejar entrar a escoria de humanos, prostituta de cazadores... —Luther no pudo terminar de atacarme porque Rhys se puso en pie en un segundo y le asestó un puñetazo en la nariz.

El crujido y su grito indicaron que no había salido bien parado.

—Última vez que te diriges a ella de esa manera. —Le siseó.

—Por favor —Clamó Vesstan, matando a su primo con la mirada—, ¿sabemos ser personas?

—Luther —Lo llamé yo, segura y convencida—, Taenya trae una información que podría interesarte.

—Nada que venga de una bruja...

—Taenya Aiken también tiene lazos establecidos con el rey Elyon Lightcrown —Lo interrumpí grotescamente—, ¿no es así, Taenya?

—Sí, así es. —Contestó a regañadientes.

—Eso es obvio —Se mofó él—, quiere aprovecharse de ellas para ganar la guerra —Fingió mirarse un reloj falso, airado y arrogante—. Estáis haciéndome perder el tiempo.

—Taenya nos ha informado de que cuando Elyon gane la guerra (si es que la gana), va a entregarle en bandeja a los cazadores —Le contó el rey oscuro—. Os quiere ver muertos.

Los ojos del cazador se abrieron de par en par mientras observaba a Rhys.

—¿Pretendéis que me crea eso? Por los dioses.

—Es la verdad —Aseguró Rhys— y tú, como jefe de los cazadores, deberías hacer algo para impedirlo.

—No acepto órdenes de traidores —Le enseñó los dientes—. Me preguntó cuánto tiempo tardará el rey en sacaros la cabeza a ti y a tu novia esa...

Rhys trató de volver a abalanzarse sobre el jefe, pero Taenya lo bloqueó en el aire. Le dediqué una mirada sorprendida a la bruja, que tomó la palabra.

—Lo que dice mi hermano es totalmente cierto —Metió la mano en su vestido y arrojó un papel sobre la mesa—. Compruébalo tú mismo, si quieres.

Luther observó durante unos instantes lo que Taenya le ofrecía y finalmente, se decantó por desenvolverlo. Era una carta y por lo poco que alcancé a ver, llevaba el sello real estampado, infalsificable.

El rostro de Luther perdió color cuando hubo leído la carta completa. Se la lanzó de vuelta a Taenya y observó nuestras caras una por una, analizando su nueva situación.

—¿Ves? —Lo piqué con malicia.

—Esto... —Balbuceó él, sin saber qué acotar realmente.

—El rey Elyon te ha traicionado —Inició Vesstan Dunkel, sus ojos severos penetrando en el jefe de los cazadores—, a ti y a los tuyos también. Pero todavía no es tarde, combate con nosotros en la guerra y no dejaremos que tus cazadores mueran.

—¿Cómo sé que no es una trampa? —Luther miraba a Vesstan, calculador, con desconfianza— No eres conocido precisamente por tu buena fama, tampoco tus primos.

—Lleva estampado el sello real —Taenya volvió a mostrarle la carta—, tú sabes que esto no se puede falsificar. Además, ¿en serio creías que trabajaríamos para él gratis?

Tras unos segundos de silencio, Luther volvió a hablar, esta vez, más calmado.

—¿Cuáles son tus condiciones?

—Únicamente lealtad —Aseguró Vesstan—, que pelees de mi lado y traigas información de la Corte de la Luz mientras se pueda.

—Quieres que  sea un espía. —Luther alzó una ceja, escéptico.

—Un aliado —Reafirmé yo— que nos pueda proporcionar información del enemigo.

Luther asintió lentamente, sus ojos azulados gélidos, pensativos.

—Pero cuando Elyon se entere, pondrá precio a mi cabeza —Centró su atención en Vesstan—, tendré que partir de mi hogar. Necesito una garantía de que podré estar seguro aquí.

—Tendrás un lugar en la Corte Oscura si cooperas conmigo y con mi corte.

El jefe de los cazadores se puso en pie y tomó sus cosas, le lanzó una mirada mordaz a Taenya antes de volver a hablar, cordial.

—Mandaré una carta cuando tenga la respuesta.

El rey oscuro asintió levemente y él lo consideró suficiente como para poder irse de la sala, seguramente de vuelta a la Corte de la Luz.

—Bueno, ya he tenido suficiente. —Gruñó Taenya, tratando de levantarse, pero Rhys la frenó.

—No, acabamos de empezar contigo.

Sus orbes esmeralda, iguales a los de su hermano, le lanzaron dagas heladas.

—¿Sabes? Planeaba venir en son de paz —Se cruzó de brazos—, pero ni el dios astado se habría atrevido a tanto.

—Era necesario que lo vieras. —Afirmó Rhys.

—¿Una demostración de poder? —Escupió ella, rabiosa—, ¿eso es esto para ti? Jamás podré aliarme a vosotros si trabajáis con él.

—No buscamos una alianza —Intervino Vesstan—, vuestra palabra no vale nada, no podríamos confiar.

—¿Crees que la de Luther sí vale? Ingenuo.

—No, no lo creo —Admitió él—, pero tiene algo que perder, a sus cazadores. Por eso, sé que cooperará.

—Si estás esperando a sobornarme... —Empezó ella.

—Queremos un trato. —Pidió su hermano.

—Tú nos das a Respen y nosotros a ti lo que nos pidas.

—Respen no está entre mis temas de negociación. —Miró sus uñas, fingiendo aburrimiento.

—Taenya —Gruñí su nombre entre dientes—, Respen es importante para nosotros, no hagas de esto un juego.

Ella, sorprendida ante mi acusación, entrecerró los ojos hacia mí y bufó.

—No es un juego.

—No nos tomes por tontos —Le reprendió Rhys—. Todo para ti es un juego, pero esto es mucho más importante que eso, Taenya.

Ella posó levemente la atención en su hermano, luego, en mí.

—Encantadora, ¿por qué no prácticas lo que te enseñé con Rhys? —Me lanzó una mirada vengativa.

—¿Qué? —Cuestionó él, observándome con cautela— ¿De qué habla?

—Oh, no te lo ha dicho —La bruja fingió demencia—, tu novia está entrenando sus poderes conmigo todas las noches. Avanza muy rápido.

Una furia gélida bañó los ojos de Rhys, que se levantaba directo a por Taenya. Temí por lo que le pudiera pasar, pero ella solamente sonreía, cínica.

—Te pedí que la mantuvieras al margen, te lo dije, mierda.

Taenya lo sentó con un gesto de manos y se aclaró la garganta.

—No os daré a Respen, fin de la reunión.

—Entonces, no saldrás de aquí. —Amenazó Vesstan, poniéndose en pie.

Pero Taenya sonrió perversa, chasqueó sus dedos y Respen apareció a su lado.

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