<>
—¡Es hoy, es hoy!—Me gritaba mi primita despertándome.
Le besé la frente y bajé hasta la cocina; ahí estaba la familia completa, la tía Carmen, la abuela, el tío Fred, mis primos y algunos conocidos de mis padres. El ambiente estaba muy bueno. Solo se escuchaban las risas mientras preparaban todo. El arbolito estaba más lindo que los otros años. Tenía un brillo que antes no le veía. Había una montaña gigante de regalos debajo.
El día transcurrió como el de una película, la noche fue maravillosa, la chica de pelo rojizo se la pasó muy bien, no la vi llorar en toda la noche. Su rostro estaba lleno de felicidad. Lowis y su familia también vinieron a cenar a casa y expresaban tranquilidad. Sus nubes resaltaban ese tan bello arcoiris.
—Buenas noches a todos —la tía Carmen llama la atención de los presentes y nos acercamos a ella y su ex marido—. Quería comentarles que Williams y yo decidimos terminar nuestro matrimonio—la sorpresa en la cara de la abuela era de esperarse—. Decidimos que es lo mejor para los dos.
Hubo un silencio enorme hasta que decidí dar el primer paso.
—Te entendemos, tía, y William sabe que siempre serás parte de la familia.
Luego de eso todo volvió a transcurrir normal. La abuela se lo tomó bastante bien después de todo. Mis padres estaban radiando de felicidad y yo…
Pues yo, por primera vez, le veía sentido a celebrar la Navidad. Todos en la casa tenían sus nubes con arcoiris brillantes. Creo que había cumplido mi misión.
—Nunca dudé de ti.
Busco su voz y lo veo detrás del árbol de Navidad. Camino hacia él aprovechando que todos están reunidos.
—¡Papá Noel!—lo abrace tan fuerte que podía sentir su barba gigante haciéndome cosquillas en el cuello—. Gracias.
—No agradezcas, pequeña, tienes un gran corazón; estoy muy orgulloso de ti. Recuerda siempre nuestra frase:
"Elige creer que las cosas son posibles, incluso cuando no sabes cómo sucederán".
—¿Nos vemos en la próxima Navidad?—pregunté.
—Es una promesa—me sonrió y los polvitos volvieron a aparecer en el aire.
Miré a mi alrededor en busca de una nota, pero me encontré con un regalo. Envuelto con papel de color rojo y unas cintas azules cerca de la ventana detrás del árbol.
Rápidamente mire adentro y era un reloj, un reloj de arena, de esos antiguos que veía en algunas películas pero nunca en persona.
Lo cogí entre mis manos y mi mundo volvió a dar vueltas. Aparecí en un túnel de colores y a mi alrededor a una velocidad sorprendente pasaron todos los países: Francia, Grecia, Roma, Rusia; en fin, en un abrir y cerrar de ojos estaba de vuelta. Todo pasó en cuestiones de segundos, pero fue una sensación increíble.
Y ahora sí había una nota que decía:
Con este reloj puedes ir a cualquier parte del mundo a ayudar a personas que te necesiten, a llenar sus nubes de colores. No solo que crean en la Navidad, sino que puedas alegrar la vida de las personas en cualquier estación del año.
¿Aceptás la misión?
Un sí salió de mis labios sin darme cuenta.
<<Ahora seré la enviada de la Navidad>>
Y espero poder hacer felices a muchas personas, ayudarlos a superar sus traumas y lograr que en sus nubes solo existan arcoiris.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top