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En un abrir y cerrar de ojos estaba sentada en una esquina de mi cama.

Mire mi reloj y eran casi las ocho de la noche. Debía ir a casa de los vecinos. Me puse un abrigo y salí corriendo para no llegar tarde, pero antes busqué a mi madre y le di un abrazo tan fuerte que se quedó tonta.

-¿A qué se debe tanto amor?

-Solo que hace mucho no te decía lo importante que eres para mí -sus ojos se iluminan.

-¿Y qué hay de mí? ¿No hay abrazos para mí? -mi padre reclama y me dirijo hacia él dejando un pequeño abrazo y un beso en su mejilla...

-Cenaré con los vecinos. Los amo.
Doy media vuelta mientras los dejo conversando.

Al cruzar la calle, toqué la puerta y enseguida me abrieron, me invitaron a pasar y brindaron una tasa de chocolate caliente, que obviamente agradecí.
Aún estaba un poco en shock con todo lo que había visto. No quería que pasara lo de mis sueños. No podía permitirlo.

-Lowis, cariño; puedes traer los cubiertos.

-Sí, amor enseguida.

Desde que llegué no he parado de pensar cómo pueden pelear tanto y a la vez mirarse con ese amor. Creo que su amor es más fuerte que cualquier problema que tengan.

Comimos mientras hablábamos y reíamos de algunos cuentos y bromas que se hacían entre ellos. Todo estaba bien hasta que el teléfono de Lowis sonó; los dos se alejaron a una habitación y me dijeron que no tardaban.

Yo que soy un poco curiosa, salí en busca del baño y por pura casualidad escuché lo que decían. Resulta ser que a Lowis lo estaban amenazando por una suma de veinte mil dólares; enseguida comenzaron las peleas entre susurros.

-Lowis han amenazado a nuestros hijos; cuánto dinero falta.

-Ya casi lo tengo completo, joder, no me agobies otra vez con lo mismo.

-Todo esto es tu culpa, si le pasa algo a mis hijos, te juro que...

-No pasa nada, cariño, yo solo necesito que confíes, voy a solucionar esto antes de Navidad y podremos pasarlo en familia sin ninguna preocupación.

-Espero que todo se solucione -dijo ella entre susurros.

Yo luego salí corriendo sin hacer el más mínimo ruido. Cuando volvieron, yo estaba sentada donde mismo me habían dejado.

-Disculpa, teníamos que resolver un problema y luego pasamos a ver si los niños seguían durmiendo.

-No pasa nada, fue un placer pero ya debo irme.

-Vuelve cuando quieras, vecina -me sonrien amablemente y me retiro.

Al salir fui directo a mis ahorros. Tenía bastante dinero ahorrado ya que en mi cumpleaños me regalaron mis tías y tíos; estaba reuniendo para comprarme varios libros en la próxima feria, pero la vida y la paz mental de esa familia están por encima.

Cogí rápidamente el dinero, lo puse en un
sobre, y en la parte externa escribí la frase:

"Elige creer que las cosas son posibles, incluso cuando no sabes cómo sucederán".

Era la frase que papá Noel me había dejado el primer día; ahora le encontraba sentido; ahora sí tenía un significado para mí.

Inmediatamente fui a la casa de en frente. Puse el sobre en el suelo, toqué el timbre y me escondí detrás de un árbol. Lowis salió, miró a su alrededor y al no ver a nadie, tomó el sobre y se adentró en su casa.

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