Capitulo 12

▪️ Perspectivas del cuentista▫️

No lo entendía, aún con todo encontrá se le ocurría decir esas palabras, que estará a su lado ¿De verdad planeas estar a mi lado? Yo... Yo he matado a alguien, a alguien muy importante para quien le había dado la mano, la primera mano que había tomado.

Pero esa persona le prometió que ya no iba a sentirse así, que tomaría si dolor, ¿Cómo si quiera puede tomar esto? No podía, solo quería darle algo especial, su madre le decía que si amas a alguien harás lo que sea por esa persona. ¿¡Qué exactamente tenía que hacer ahora?! Quiere una respuesta, no, no, no. O tal vez esta siempre estuvo presente.

Esa persona le había enseñado lo que era vivir y confiar en sus amigos, en que ya no estaba solo. Su desconecto de la realidad a pesar del cálido abrazo, lo último que sintió de aquel lugar, que solo fue el inicio de su tormento, fue un ardiente dolor agudo que se producía en su pecho. No podía entenderlo, aún cuando estaba dentro de la patrulla, a pesar de haber sentido algo caliente derramando de su boca. Su cerebro lo ignoraba, quedando solo con una mirada perdida.

No fue hasta que estuvo esperando a su única visita que finalmente lo comprendió, pero ya era tarde. Lo que creía que era una simple gripe se convirtió en algo mucho más grande y con ramas gruesas que planeaban matarlo en cualquier momento.

Debido a esto, antes de que el bisturí abriera su piel, juró matar a quien lo condenó y lo maldijo a esta nueva vida que nunca quiso tener. Aún después en soledad, la idea de matar seguía en su mente, a pesar de ser ahora un cascarón vacío.

▪️▫️▪️▫️

Aún con el cielo despejado se encontraban de camino a casa, este había sido un día normal, no podría catalogarlo como monótono ya que desde que llegó a Tokyo dejó de serlo. Además de que las nuevas personas que los rodean son muy extrañas y peculiares, para empezar la niña que caminaba a su lado.

Está se estaba limpiando la sangre de su labio partido luego de darle una paliza a unos "Unos primates sin decencia" cómo los suele llamar. Raro, al parecer toda la familia Hanagaki era rara, incluso la señora Hanagaki lo era. Tenía conductas repetitivas y vacías que jamás había visto antes en una persona mayor. Los constantes murmullos mientras parecía estar en una búsqueda interminable de algo, jamás lo supe descifrar, creyó que estaba haciendo bien en quitarle la carga de la casa para que siguiera con su búsqueda. Tal parece que no fue de mucha ayuda como creyó.

- Rebelde, despistada, Impulsiva y torpe - enumeró en voz alta sin querer, llamando la atención de la chica de ojos claros.

- ¿Dijiste algo? - le cuestionó, sorprendiendolo un poco.

Se acomodo la mochila en su espalda tratando de evitar su mirada, respondiendo a la pregunta - Solo te describo - se alzó de hombros.

- ¿¡Ah?! ¿¡Me estás diciendo impulsiva?! ¡Ya no voy a comer contigo en el recreo! - abultó sus mejillas haciendo un puchero, Arata arqueo la ceja ante aquella actitud.

- No solo tu, el joven Hanagaki también. Parece ser de familia... - se explicó - la joven Ameri, es peculiar y observadora. Y aunque no conozco mucho al joven Hanemiya, es un alma muerta en vida. No sabría cómo describirlo, lo único que percibí de él es la desesperación -

-...-

Zoé se quedó callada ante aquello, para luego soltar un bufido - Ahhh, A pesar de tener una ideología extraña, de vez en cuando, puedes sonar algo invasivo en temas personales - chasqueo la lengua - ¿Cómo conociste a mamá? - cuestionó, atrayendo la atención del de ojos oscuros por aquella repentina pregunta - No puedo hablar de eso en frente de Ameri o Nii-san, sé que para uno es un tema delicado pero aun así quiero saber como es. Pero supongo que estoy en esa etapa de curiosidad e investigación - hizo una mueca ante sus propias palabras, detestaba su curiosidad.

Arata mantuvo su mirada sobre ella un rato, tratando de ver si tenía alguna mala intención o algo. Pero como hasta ahora se ha visto, en la familia Hanagaki, por lo menos en éstos hermanos, no habían dobles intenciones. Parecían no conocerlos.

Zoe negó con la cabeza - Mejor olvídalo, tenemos que regresar a casa antes de la cena-

- Fue hace dos años... - Empezó, deteniendo los pasos de la mayor - yo vivía entre las calles de la prefectura de Hokkaido. Hacía frío esa noche, la señora Hanagaki me cubrió con su sombrilla de la lluvia y me dió algo para comer - Sonrió tímidamente - Después me dió un techo, pero a pesar de que siempre dormía en el suelo, ese lugar era cálido. Fue el primer lugar al que llame hogar, ya no tenía que robar -

La Hanagaki frunció el ceño para sí misma, No recordaba una sola vez en que su madre le había dado una muestra de afecto que no desprendía desinterés. Pero la cara de Arata estaba iluminada, como si aquel simple acto hubiera sido el oro más grande que se había ganado.

Tal parece que aún no puede entender del todo aquella sensación - Pero, admito que solía ser algo pesado también. No solo por la señora Hanagaki, sino por las miradas de pena de los adultos - vio claramente como su ceño se contraia, no le quedaba esa expresión - Aquellos que creen que sus simples palabras de "Oh, pobrecito" " Seguramente, fue un mal niño" o " Oh, dios ayuda a este pobre niño" creen que con eso el mundo se arreglara, que ya hicieron suficiente... Detesto esas miradas - chasqueo la lengua, recordando a aquellos adultos murmurando mientras robaba algo para comer. Ese de alguien debería hacer algo mientras pasas de lado dejando al muerto tirado.

No estuvo mucho tiempo pensando debido a que su mejilla fue jalada de repente, sus ojos pararon ante la joven de ojos dorados quien tenía un ceño fruncido - ¿Ah? ¿Zoé-san... - se mejilla fue estirada sin piedad -ahh itte, itte... E-eso dhuele... - se quejó.

- Deja de usar la formalidad conmigo - bufo - y quita esa cara, no va contigo - le siguió estirando, ahora, ambas mejillas. Las quejas del menor eran evidentes. - No te soltaré hasta que me llames Zoé, Z-o-e - deletreo cada palabra amasando las mejillas del azabazhe

- Oh, parece ser divertido. ¿A qué están jugando, Niños? - una voz reconocido llamó la atención de la menor quién aún se encontraba torturando a su hermano. Ambos al alzar la mirada se toparon con los amigos de Michi-Niisan.

La menor parpadeo varias veces para después soltar a Arata, quién acarició sus mejillas adoloridas arrodillado en el piso - Draken-kun, Mikey y... Emma-chan! - exclamó sorprendida al ver aquel trío de rubios naturales, sobre todo a la Sano menor- ¿Qué hacen por aquí? -

Emma se acercó a la menor con una dulce sonrisa, busco algo en su bolso del colegio - Nosotros estudiamos a unas cuadras de aquí, pero es bueno que nos hallamos encontrado, ten - le estendio una tarjeta naranja con algunos detalles morados y negros, la Hanagaki arqueo la ceja - Es una invitación, tomala Zoé-chan -

- ¿Invitación? - Cuestionó Arata parado al lado de la azabache para observar la tarjeta en manos de la menor que leía - Cada vez que Mamá enviaba invitaciones siempre dejaban la casa sucia y con olor horrible a sexo— recibió un gran pisotón en su pie, maldijo un montón de palabrotas. Mientras Mikey miraba confundido la actitud avergonzada Emma y juro que oyó el fuerte golpe que Ken-Chin se dió en la frente.

- Nope, esa invitación es para la fiesta que Emma quiere hacer por Halloween. Sinceramente no comprendo su necesidad de esto, pero quiere que todos vayan disfrazados - Habló por su amigo y hermana, le parecía algo aburrido la idea de hacer una fiesta, lo bueno es que será en su casa ¡Y habrá dorayakis!

- Una fiesta de disfraces - murmuró Zoé, en un tono extraño.

- Todos los Hanagakis están invitados - comentó Draken, rascándose la nuca mientras Emma asentía emocionada - Si,si. De paso pueden traer a ese hermano del que tanto me hablaste, Zoé-chan -

Mikey parpadeo varias veces mientras le quitaba a Ken-chin una bolsa de taiyaki de su Haori- ¿Eh? ¿Hermano? ¿Te refieres a Takemichi? - cuestionó confundido, Draken soltó un suspiro cansado.

Le dio un golpe al de menor estatura en la cabeza para que reaccionara, a ver si así deja de ser tan distraído - No, Mikey. Habla del hermano mayor de Takemichi, te lo repitió varias veces en la reunión de ayer - Algo en la cabeza de Mikey hizo click, tanto que hasta lo escucharon todos.

- ¡Cierto! Me gustaría conocerlo, la fiesta puede ser una excusa perfecta para que al fin takemitchy nos lo presente - ante sus palabras Emma bufó cruzándose de brazos, su fiesta no era ninguna tapadera. Tanto Zoé como Arata se miraron algo preocupados pero esperanzados, tal vez esto sea la motivación perfecta para que Nii-san vuelva.

- Pero bueno - miro la hora en su teléfono desplegable - ¡Oh! Se me está haciendo tarde, hoy me toca hacer la cena - se despidió de los menores y de su hermano - ¡No te atreva a llegar tarde, Mikey! -

- ¡Si! - afirmó viendo a su hermana alejarse, tragando un pedazo de dorayaki - Bien, vamos - los menores parpadearon confundidos al ver a ambos rubios caminar en la misma dirección que ellos.

Se rasco confundido porque sabía que ellos no vivían por ahí - Eh, Mikey-san... ¿A dónde van? - cuestionó Arata tanteando el terreno, aún no le tenía mucha confianza a esos dos como Zoé o los demás.

Draken lo miro, logrando intimidarlo un poco, mentira estaba temblando por aquella mirada - Vamos a visitar a takemitchy - respondió con obviedad.

Luego le continuó Mikey - Ayer en la reunión casi sufre un colapso... Quiero saber cómo está y de paso informarle algo - informo de sus intenciones, La azabache asintió sin problema. Aunque Arata notó su cuerpo tenso y aquella mueca, ella no solía hacer muecas a los amigos de su hermano.

Ver a takemichi en el piso casi sin poder respirar, dejó una mala sensación para Mikey. A pesar de que chifuyu y el resto trato de convencerlo de que fuera aún médico, este se negó. Al final solo se quedaron ambos para darle espacio al rubio teñido, admite que se sintió raro con takemichi, fue sin duda algo extraño que se haya liberado tan abiertamente sobre su infancia con Baji. Admite que hasta se dejó llevar y que seguramente hubiera hablado de más si no se hubiera mordido la lengua, admite también le sorprendió la petición que le pidió, pero no quería que por eso descuidara su salud.

Cuando una vez volvió los pies a la tierra se acordó que no le dijo a Takemichi qué ahora era miembro oficial de la Toman, esta es una buena excusa para verlo de nuevo y saber de paso cómo se encontraba, ya que descubrió un hilo de sangre en una de las manos del menor.

▪️▫️▪️▫️

Apoyando sus manos en los bordes del inodoro mientras se aseguraba de expulsar todo antes de que llegaran a casa sus hermanos, colocando dos dedos en la boca para terminar de vomitar todo. Notando incluso aquellos pequeños pétalos manchados de sangre combinados de saliva y algo de jugo gástrico, que asqueroso pensó. Estirando su mano para bajar la palanca, apoyó su cabeza en uno de sus brazos cansado.

Mientras recuperaba el aliento recordaba todo lo que pasó en ese día. A pesar de lo que ocurrió en la reunión de ayer, aun así fue al colegio el día de hoy. Había prometido traer a Baji-kun de vuelta a toman, sabía que era importante para Mikey y para Chifuyu. Por lo que decidió investigar un poco, la relación de los miembros fundadores y de las demás divisiones de la Toman, gracias a su amigo Yamagishi pudo saber algunas cuantas cosas que desconocía.

Se levantó pesadamente del frío suelo del baño y abrió el grifo para lavarse la boca y la cara. Se cepillo los dientes para quitarse el mal sabor del jugo gástrico mientras pensaba en el amuleto que tenía guardado en la chaqueta de su uniforme, los fundadores de la Toman.

Al enjuagarse la boca y escupir, solo observo al pequeño pétalo irse por la cañería - Kazutora, es un fundador de la Toman... - soltó con una débil voz, recordando como su hermano apareció después de tanto en su salón, justo a mitad de la explicación de los capitanes de la Toman. Pudo ver su rostro arrugarse al ver la pizarra con los nombres escritos. Después de eso lo llevó a la guarida de Valhalla, no le habló en todo el camino, solo mantenía una sonrisa vacía.

-...- En la guarida se topó con aquella escena, Baji-kun dándole una golpiza a un chifuyu quién no hacía el más mínimo esfuerzo por defenderse. Ahí descubrió que Baji-kun era el amigo con el que su hermano se reunía casi todas las tardes, la cara de su hermano, era una vacía y hueca, incluso cuando confesó que quería matar a mikey. A pesar de que se le marcaron las venas en la cara, solo había un rostro hueco.

- Así que... La persona que mató Nii-san, era el hermano de Mikey... - definitivamente era un idiota por no haberse dado cuenta al unir cabos sueltos. Aunque sí era honesto solamente lo conocía como Shin, y Mikey nunca le había dicho como se llamaba su hermano. Incluso al abuelo solo le decía Mansaku- san, nunca lo llamó por su apellido por alguna razón.

Después de aquella confirmación se llevó a chifuyu en su espalda al hospital más cercano, aunque esté se quejaba para distraerlo, no pudo evitar notar la mirada triste y decaída que traía, a pesar de las bromas hacia su rostro magullado, pero el sentimiento que más se transmitía del de ojos esmeraldas era un sentimiento de una gran traición y negación. Cerró el caño y se secó la cara con una toalla, agarró el monitor de bebés y salió del cuarto de baño a la habitación de Ameri y Yue, revisó a la bebé quien se hallaba profundamente dormida.

Hina se llevó a Ameri con la hermana de Hakkai, Yuzuha shiba. La conocieron cuando vino con Hakkai junto a las hermanas de Mitsuya una tarde en el parque, Hina se hizo amiga rápidamente de ella y entablaron una buena amistad. Así mientras las pequeñas jugaban, él hablaba de Hakkai sobre algunas anécdotas en los bolos, ya que a los dos nos gustaba, mientras ambas chicas conversaban y hasta Yuzuha le mostró lo que sabía de pelea, a la vez, que Hina le enseñaba sus enseñanzas en el karate.

Paso al lado de su habitación solo para ver de reojo aún Chifuyu profundamente dormido también, pode notar algunas lágrimas descender. Chifuyu le pidió que por él momento iba a descansar en su habitación para que la inflamación de sus heridas bajasen lo suficiente y así no recibir un regaño tan fuerte de parte de su madre, que con suerte no la llamaron desde el hospital luego de que curaran sus heridas. Aunque dijo descansar no dormir, tuvo un día muy pesado.

Bajo hacia el primer piso e iba directo a la cocina para servirse un vaso de agua cuando la puerta fue abierta - Bienvenidos -

▫️▪️▫️▪️

La fría ventisca movía levemente sus alborotados cabellos, su mirada se mantenía fija observando el atardecer desde la orilla de la azotea de un edificio. Su mente vagaba en medio de sus pensamientos, recapitulando momentos de su vida y deteniéndose cuando algunos de estos se encontraban sellados.

Con el sonido de su cascabel presente, su pie jugó un poco con la división de lo sólido y la nada. Un paso en falso y caerá de aquél edificio de 15 pisos, si eso llegase a pasar, ¿Alguien vendría por él? ¿Alguien visitará su tumba?

No le importa morir ahora, no tiene nada que perder. Aunque-

- Tú quieres matar a Mikey, ¿No? Escuché que te hizo un daño irremediable... -

Inclinó la cabeza al recordar aquellas palabras, claro que odiaba a Mikey. Lo odiaba más que a nada, por su culpa el fue por dos años a aquel lugar, le mintió. Le dijo que no iba a sufrir y con descaro le mintió aún peor, por qué ahora está maldita cosa no se callaba y habitaba su maldita cabeza.

Aún podía sentir aquel abismo que le dejó el Han—

- ¿Eh? - De improvisto fue sujetado de uno de sus brazos y fue tirado hacia el suelo, frunció el ceño frustrado por qué alguien se había osado ponerle una mano encima - ¿Ah? ¿Baji? - nombró viendo al de cabellos de espaldas.

- ¿¡Qué se supone que estás haciendo kazutora?! - le gruñó volteando para encararlo, a pesar de aquella cara molesta y salvaje que tiene ahora, no tuvo ninguna reacción, solo observo su chaqueta con el logo de Valhalla. Cierto, ahora Baji también es miembro de aquella pandilla. - ¡Estabas muy cerca de la orilla! ¿¡Me estás escuchando?! - lo sujetó del cuello de su camisa para que lo mirara, solo vio aquella mirada vacía.

Su agarre se aflojó soltando al de mechones rubios, quien solo lo seguía viendo - Ten cuidado... Podrías morir - ante aquellas palabras, tuvo una sensación de como si hubiera comido algo amargo.

- Supongo que eso sería lo mejor... - confesó casi en voz baja, atrayendo la atención de Baji - ¿Qué haces aquí, Baji? -

Aquellos ojos feroces lo analizaron en silencio - Te estaba buscando, luego recordé que te gusta venir a este tipo de lugares - se explicó, colocando sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

- Mmm... - solamente soltó eso, ambos estuvieron en un silencio, mientras que de fondo se escuchaba el sonido de los carros y de la vida cotidiana de la gente.

- "¿Qué es lo que quieres de mí?" - hablo de repente Baji, quién seguía observando los carros en la autopista - Eso fue lo que me preguntaste antes, Kazutora. Y es que te lo pondré simple, no quiero nada de ti. No me interesa tener nada tuyo... -

Cerró los ojos ante aquellas palabras, esperando las siguientes palabras que seguramente lastimaran de alguna manera su alma hueca - Pero, quiero estar a tu lado. Quiero que sepas que estaré para ti y que te seguiré sin importar dónde, nunca olvides eso... -

-...- Abrió nuevamente sus ojos, teniendo una pequeña ceguera por la inmensa luz de uno de los enormes anuncios de los edificios - Eso no sonó muy hetero de tu parte, Baji. - soltó de manera casual ganándose una mirada molesta de parte del azabache amante de los gatos.

- Maldito, ¿Acaso siquiera escuchaste lo que te dije? - Quería golpearlo, ¿Podía golpearlo? Va a golpearlo.

-...-

Su pecho se sentía pesado - Había un tiempo... - se mordió la lengua, dejó de escuchar las quejas de Baji por ser ignorado -... En mi familia, tenemos una leyenda que ha sido transmitida de generación en generación. Trayendo consigo tradiciones y costumbres extrañas... - ¿Por qué está hablando? ¿Por qué no puede cerrar la boca? - ... Una de ellas era el matrimonio entre familiares, para mantener la sangre limpia y retener lo que nos atormenta... -

Observó su mano - No conocemos el concepto del amor, en ningún ámbito. Por lo que la indiferencia está siempre presente... - continúo. Cállate, ¡Cállate!

- Kazutora de que estas—

Lo interrumpió de golpe - Era raro ver a los otros niños hablar tan cariñosamente de sus padres y presumir de su amor que sentían. Con una madre indiferente y un padre golpeador... ¿Quién iba a presumir de eso? - encaró a Baji negando con la cabeza - Pero a pesar de eso, mi hermano... Él supo transmitirlo de alguna manera, se supone que somos seres que no merecen ser amados... -

Su mirada decayó - Trate de imitarlo, buscar aquel sentimiento, lo encontré en los hermanos y en los amigos... Hasta que finalmente lo encontré en una persona - Baji, noto que la voz de Kazutora sonaba más melancólica, a la vez que se sorprendía por su confesión ¿Kazutora estuvo enamorado de alguien antes? - A pesar de eso aún no lo conocía del todo bien, por lo que trate de buscar llamar su atención... Buscar el concepto del amor... Quién diría que eso me llevaría hasta aquí... - escucho el sonido de su cascabel mientras su mano se posaba en su pecho.

Baji tardó un momento en procesar, hasta que finalmente logró entender- Kazutora, no me digas que... - observó al de ojos dorados caminar.

- Hanahaki, la desgracia que persigue a mi familia y a todo aquel que lleva su sangre... - escupió apretando su playera, Baji tenía los ojos muy abiertos. Obviamente sabe del Hanahaki, todo el mundo sabe del Hanahaki; ya sea un mito, una historia, una leyenda. El Hanahaki podía ser cualquiera de estos.

Pero, jamás vio que Kazutora tuviera los síntomas más comunes de esta rara enfermedad. Considerando que siempre estuvo a su lado, jamás lo noto. Nada sobrepasaba lo normal.

- ... Yo sé qué ahora, Takemichi está sufriendo de eso... Las señales eran obvias, pero su proceso es lento y tortuoso... Al menos el si tiene opción, yo nunca la tuve - chasqueo la lengua ante el amargo recuerdo de varias personas rodeándolo, el sonido de su ritmo cardíaco acelerado, el bisturí en su carne y el símbolo cocido en sus trajes.

- ¡Es una maldición! Por eso tengo que hacer algo, o sino experimentará lo mismo que hice - encaró de golpe a Baji, dando grandes pasos para estar cerca de él - ¿Sabes que es vivir sin sentir nada, Baji? No sientes miedo, ni alegría, ni odio... Nada... Como una simple muñeca de trapo, pero hasta ellas tienen más esencia que nosotros... -

- Kazutora... -

- ¡El reformatorio es un lugar en donde está la regla del más fuerte! ¡Tienes que ganar o serás el perdedor... Pero a nadie le interesaba combatir con alguien que no le importaba ni su dolor - Baji retrocedió un poco observando aquellos ojos sin brillo - A Nadie le interesaba... Más que jugar con ello... -

El aire dejó de entrar a su organismo al igual que sentía como todo a su alrededor se había paralizado, observó de su amigo casi incrédulo - K-kazutora... No me digas que... -

El mencionado arqueo la ceja confundido - ¿Qué ocurre, Baji? - El azabache tragó en seco, para luego hacer un movimiento que tomó desprevenido al de cabellos de dos colores, un abrazo. No sé movió, no correspondió al abrazo del azabache.

- Eres raro, Baji... - Sintió como el mencionado apoyaba su frente en su hombro, por instinto su cuerpo se congelo al sentir la respiración del otro - Vivir sin emociones o sentir algo, tiene sus ventajas... Supongo - El agarre se apretó - Ya te habías hecho una idea antes ¿No? Después de todo hablan de más esos idiotas -
























































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