{ CAPÍTULO 8.5 }
Capítulo especial 8.5: Mi héroe.
El dolor en mi pierna era insoportable, el cuchillo que me clavé en la pierna llegó profundo rozando mi hueso... si bien mi dolor físico era horrible, mi dolor mental era incalculable... yo... ¿mate a una persona? Si... acabo de matar a un ser humano... ¿por qué? ¿Por qué lo mate? ... tengo miedo... no se que va a pasar conmigo, tengo miedo de lo que podrán pensar mi familia de mí, ¿me verán diferente? ¿Me odiaran? ¿Qué pensara mi padre de mi? El... debe estar decepcionado de mi... mate a una persona... pero fue para salvar a otra, fue para salvar a Itsuki... el quería hacerle daño... mi cuerpo reacciono solo, hice todo lo que pude... pero el desenlace de todo fue el peor que pudo haber pasado.
La oscuridad alrededor de mi se fue desapareciendo de manera lenta, por la ventana del salón pude divisar las luces características de un coche policial, ese azul y rojo brillaban con intensidad como si estuvieran juzgando mi oscura alma, me vi obligado a apartar la vista cuando sentí que alguien se apegaba a mi con fuerza, pude escuchar un llanto débil proviniendo de esa persona, baje mi mirada y la vi: Itsuki Nakano aferrada a mi con desesperación el temblor en su cuerpo era incontrolable, lágrimas caían de sus hermosos luceros azules, en su hermosa piel pálida estaba la sangre de su agresor, de sus labios caían su propia sangre por el golpe que le dio aquel sujeto cuando ella quiso ayudarlo.
Lentamente aparte mi vista de ella, mire mi propio cuerpo, tenía varias cortadas en la mano, un dolor horrible proveniente de mi espalda, me ardía el cuello y en mi camisa blanca característica de un uniforme escolar estaba la sangre no solo de mi agresor, también mi sangre, entre toda la sangre estaba las lágrimas de una hermosa mujer llorando incontrolablemente tras sufrir este trauma, no pude evitarlo las lágrimas empezaban a salir de mis ojos, no quería llorar pero no pude evitarlo, esto era demasiado, ya no aguanto esto... me aferre a Itsuki como si mi vida dependiera de eso, entonces hable, el dolor era visible en mi voz, una voz ronca y rota.
- Perdóname, perdón, perdón, perdón - pedí perdón con desespero, las lágrimas nunca dejaron de caer, abrace a itsuki con todas mi fuerzas - lo siento, lo siento tanto, lo siento - no pude evitarlo, estaba entrando en pánico.
Itsuki miró con sorpresa a Haise, verlo tan débil, tan deshecho, herido y sangrando, verlo llorar solo sumo peso a sus hombros, el joven delante de ella estaba así pues el vino a salvarla a ella, ella metió en esto al joven que lloraba con desespero delante de ella.
- No... haise... esto es mi culpa, perdóname, lo siento tanto... - esta vez la joven chica se disculpo mientras sus llantos eran más audibles.
Sin evitarlo también se aferro con más fuerza al joven varón en el salón, la sangre de su agresor pintaba el suelo de rojo, ella amaba ese color... pero en este momento... solamente aborrecía el rojo...
Se estremeció al escuchar varios pasos viniendo en dirección de ellos pero no pudo pensar en eso cuando vio que haise perdió fuerza y cerró los ojos.
- ¡¿HAISE?! ¡HAISE! - grito con desespero la joven mientras el niño caí sin fuerzas al suelo, ella rápidamente levantó su cabeza y lo abrazo mientras seguía gritando su nombre con desesperación en su voz.
Ella no prestaba atención a nada más a su alrededor, simplemente estaba en un agarre desesperado con su salvador, temiendo por la vida de aquel joven, débilmente siento como la apartaban y unas voces hablar - ¡perdió mucha sangre, necesita un donante urgentemente! - fue todo lo que la joven pudo escuchar para también caer desmayada, el brutal estrés pasó factura no pudo aguantas tanto y cayó rendida.
Ahora mismo solo podía sentir un frío insoportable, estaba en lo que parecía ser un lago congelado, sin embargo yo estoy en el fondo del lago, estoy cayendo en lo más profundo y oscuro de este lago congelado, quise escapar, quise nadar a la superficie pero una especie de cadenas agarraron mis cuatro extremidades, sentía que el aire escapaba de mí, la infinita oscuridad venía a por mí.
- yo... tengo miedo, ayuda... - un pequeño susurro salio de mi boca - por favor... que alguien me ayude - inevitablemente las lágrimas cayeron de mis ojos mezclándose con el frío lago - ¡POR FAVOR, AYÚDENME! - grite con desespero y sucumbiendo en mi llanto, pero entonces en la superficie pude divisar algo, eran tres manos que venían a mi dirección, una era más grande que las otras dos, algo bronceada, la segunda era algo pálida y mediana, la tercera mano parecía la de un niño pequeño, era blanca que con desespero intentaba agarrarme.
- ¡aquí estamos Haise! - pude escuchar ese grito antes de que todo empezará a quebrarse como si se tratase de el vidrio más frágil de todos.
...
...
...
Lentamente empecé a abrir los ojos, sentí tres pesos alado mío, mietras sentía que algo humeno bajaba por mis mejillas.
- Haise, hijo, no te preocupes aquí estoy - pude escuchar la voz de mi padre, el me miraba con mucha preocupación, sin esperar mucho solo lo abrace mientras empecé a llorar en sus hombros.
- Papá... lo siento tanto, yo... no quería... yo no quería hacerlo, por favor... no me odies - pidió el joven entre llantos.
Su padre al escuchar eso solo pudo sentir como su corazón se rompía, con fuerza abrazo a su hijo y empezó a hablarle.
- no te preocupes por eso hijo, jamás te odiaría por eso, nunca... incluso si toda la humanidad te llegase a odiar, yo aun te seguiría amando, por que tu Haise, eres mi hijo, eres uno de mis más grande orgullo, junto con fuutarou y Raiha, jamás te odiaría hijo mío... incluso si para amarte tengo que enfrentarme a Dioses que así sea, por que hijo mío, eso es ser un padre - hablo el mayor mientras pequeñas lágrimas escapaban de sus ojos, Fuutarou y Raiha también se unieron al abrazo.
- Onii-chan, por favor no llores - pidió la menor entre pequeños sollozos.
- esta bien haise, papá jamás te odiaría, nadie te odiara por esto, hermano... tu eres un héroe, eres mi héroe - dijo fuutarou mientras abrazaba a su hermano, en los brazos del joven había una pequeña bandita, pues el hermano mayor se encargo de donarle sangre.
Haise tras escuchar eso solo pudo asentir en silencio, su amargo corazón sentía una felicidad enorme.
- Gracias... - susurro por lo bajo - son la mejor familia que pude tener, los amo tanto... Los quiero, gracias, gracias - dijo haise mientras Lentamente caía dormido.
Una semana después.
Ya había pasado una semana tras el incidente, en toda esta semana no fue al instituto, el dolor en mi pierna ya no era un problema, sin embargo contantes ataques de ansiedad no me dejan dormir bien por las noches, noche tras noche sueño con aquel incidente... con la mirada de horror de mi agresor...
Toc toc toc
Pude escuchar que alguien tocaba mi puerta, en estos momentos mi padre estaba trabajando, Raiha estaba en la primaria y Fuutarou en el instituto, era alrededor de las 10AM, con algo de dificultad me puse de pie y camine lentamente hacia la puerta, con cada paso pude escuchar los latidos de mi corazón, lentamente abrí la puerta y detrás de esta pude ver unos hermosos luceros de color azul, un pelo de color extrañamente rojo y unos adornos de estrella en ese pelo tan hermoso. Rápidamente note que lágrimas empezaron a acumularse en esos hermosos ojos.
- ¿Itsuki? - pregunte con duda mientras veía que las lágrimas caían de sus hermosos luceros.
- H-Haise... - hablo con tartamudeo en su voz - yo... - las lágrimas seguían cayendo de sus hermosos luceros, sin poder formular nada simplemente abrazo con fuerza al chico que de manera rápida devolvió el abrazo.
- Itsuki, me alegra ver que estas bien, en realidad me hace muy feliz - hablo el albino con una sonrisa suave en su rostro mientras permitía entrar a la chica a su hogar.
Una vez ambos llegaron a la sala se sentaron uno al lado del otro y la chica más calmada empezó a hablar.
- haise yo... lo siento mucho, todo lo que pasaste y sufriste fue mi culpa, me siento horrible por hacerte pasar esto - hablo la chica mientras bajaba la vista sin embargo sintió algo cálido en su mano, era las manos de haise que agarro las suyas con fuerza.
- Itsuki, nada de esto es tu culpa, pasaste por algo horrible. Hice lo que hice para salvarte, si tuviese que hacerlo de nuevo para salvarte, créeme que lo volvería a hacer - hablo el joven con una voz segura mirando a la chica.
- ¿por qué? ¿Por qué haise? ¿Por qué eres tan amable? Pensé que me odiarías... - pregunto y admitió la chica.
- ¿por qué? ... no sabría que responderte Itsuki, quizás es algo qué agarre de mi madre, ella era tan amable y dispuesta a ayudar a todos, incluso si eso le costaba la vida... además Itsuki, yo jamas te odiaría, en realidad pensé que tu me odiarías por lo que hice, ya sabes... - admitió el albino intentado quitar sus manos de las de Itsuki, pero la chica fue la que esta vez tomo sus manos con fuerza.
- ¡JAMAS! - gritó sorprendiendo al chico - jamás te odiaría Haise, hiciste todo eso para salvarme, yo jamas te odiaría haise, te debo mi vida - hablo la chica agarrando con fuerza las manos del chico - jamás odiaría a Mi héroe - terminó con una hermosa sonrisa.
Sin poder evitarlo haise abrazo a itsuki con fuerza, ciertamente las palabras de las chicas aliviaron el corazón del joven.
- Gracias Itsuki -
- yo soy la que debería agradecer tonto - con una voz divertida la chica miro al joven ahora en sus brazos - Muchas gracias Mi héroe - dijo la chica con una sonrisa brillante.
Ambos se miraron a los ojos, lentamente se fueron acercando, podían sentir la respiración del otro, aun abrazados se apegaron aún más y lentamente fueron cerrando sus ojos hasta por fin unir sus labios en un beso, no era un beso con lujuria o algo por el estilo, era un beso puro, un beso que solo reflejaba la gratitud, el amor y todo lo que podían trasmitir en ese momento. Lentamente se fueron separando, ambos tenían un sonrojo, haise tenía un sonrojo leve, en cambio la chica estaba completamente roja.
El chico río ante eso.
- tú cara es parecida a tu pelo, un color tan hermoso - dijo el chico aún abrazando a la chica.
- después de lo que paso aquella vez... poco a poco empecé a aborrecer este color de pelo... estaba pensando en pintarlo - admitió la chica algo decaída.
- eso sería una lástima- dijo el chico captando la atención de la joven - aún que eso pasara, no puedo evitar admirar el color rojo, pues ese color es el de tu pelo, y ciertamente me gusta, podría volverse uno de mis colores favoritos gracias a ti - dijo con una pequeña sonrisa.
La chica solo pudo sonrojarse más y con timidez escondió su rostro en el pecho del joven albino.
- tonto - dijo en un susurro haciendo reír al chico - si lo dices de esa forma no hay manera en que lo cambie... quizás hasta me empiece a gustar otra vez - dijo con una pequeña sonrisa - además Haise, el blanco también es uno de mis colores favoritos ahora - dijo de una manera alegre.
- me alegro, por que si tu color favorito es el rojo no abría más remedio que pintarmelo de ese color - bromeo el chico mientras la chica aún estaba en sus brazos.
- tonto - con una dulce sonrisa la chica miró al joven, le dio un suave beso en las mejillas y se paro, ahora lo miraba con algo de vergüenza - H-Haise... - llamo al chico que la miro con curiosidad - ¿me ayudas a estudiar? Por favor - pidió la joven, pues en realidad estaban teniendo exámenes y ella pidió la ayuda del joven.
Haise solo pudo reír.
- Muy bien, el profesor Haise se encargara de ti pequeña glotona - dijo entre risas mientras itsuki hacia un puchero.
- estaré a tu cargo, Mi héroe - finalizó poniéndose los lentes y con determinación en su voz.
- bien, empecemos - dijo el chico con una sonrisa, pero repentinamente se acordó de algo - oye pero terminemos el estudio antes de que llegue mi familia, en especial mi padre - río un poco nervioso por pedir eso, la chica solo pudo asentir.
- Haise-kun - llamo la chica mirándolo al chico - te quiero, gracias por todo Mi héroe -
Fin del capítulo especial.
Esta historia es después de que haise matará al profesor que quiso abusar de Itsuki, después de ese suceso pasó un mes y haise no fue al instituto, se podría decir más o menos que esto pasó en ese pequeño lapso, además de aclarar un poco del por que Itsuki le dijo te quiero a haise en aquella llamada.
Sin nada más que decir, me despido: bye, bye.
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