Capítulo 6

(La de la foto es Lirio Nevado)
Pequeña Nublada ya llevaba un rato desahogándose con el árbol. Le picaban los ojos de tanto llorar, y ya no se sentía las orejas. Los susurros la llamaban, pidiéndole que hiciese algo, que no perdiese el tiempo...susurraban su nombre y Pequeña Nublada les gritaba en silencio.
-Pequeña Nublada...Pequeña Nublda...ven a ayud...s
-¡Dejadme en paz!-Chillo la cachorra, muerta de miedo.-No quiero escuchar nada de lo que me digáis!
-¿Con quien hablas?
En escuchar la voz desconocida, Pequeña Nublada despegó la cabeza del árbol y miró al hablante. Se encontró cara a cara con una hermosa gata plateada de ojos azules, que la miraba gentilmente. La cachorra retrocedió, asustada, pero se relajó al reconocer un olor parecido al de su madre en el pelaje de ella.
-Soy Corazón Plateado. Siento si te he asustado, pequeña, pero ya es hora de volver a casa.
Pequeña Nublada comprendió que la gata tenía razón, ya se había marchado hace un rato, y el frío y él hambre empezaban a poder con ella.
-Si...
Murmuró cansada. Miró alrededor, preguntándose cómo volver a casa. Corazón Plateado le puso la cola en la espalda.
-Vamos, sígueme.
Dijo la gata tranquilamente. Pequeña Nublada hizo que si con la cabeza. Aunque era consciente de que aún no era de noche, sentía como si hubiera estado corriendo por horas. Solo en ese momento se planteó lo que pasaría con ella. Había agredido a Pequeño Cristal. ¿Qué le harían?¿No la dejarían ser aprendiza?¿La obligarían a quedarse en la maternidad para siempre?¿Aún peor, la exiliarían?
Corazón Plateado debió notar que Pequeña Nublada paraba de caminar, ya que se dio la vuelta y la observó con preocupación.
-¿Hay algún problema?
-¡¿Qué harán conmigo!?
-¿A qué te refieres?
-¡He hecho daño a Pequeño Cristal!
Corazón Plateado sonrío afablemente.
-No te matarán por arañarle la nariz a un cachorro.-Su cara se volvió seria.-Claro que el castigo será severo. No le has echo daño esta vez, pero Helecho Moteado ha dicho que por poco no le dejas ciego de un ojo. Nariz de Miel esta rabiosa.
-Ya...Lo entiendo.
Dicho esto, las dos gatas siguieron caminando, Corazón Plateado tratando de animar a Pequeña Nublada con su cercano aprendizaje, y Pequeña Nublada asintiendo todo el rato y perdida en sus pensamientos. De pronto, un extraño sentimiento invadió el corazón de la cachorra, que se paró en seco. ¿Qué es este sentimiento?Ya lo he sentido antes...
Era como una predicción, un mal presentimiento en su interior. Las voces empezaron a gritar de nuevo. Y la gatita se sintió desesperada. En es momento, recordó donde lo había sentido antes. Había sido en la guarida de Helecho Moteado, justo al pasar al lado de Lirio Nevado. Al ver que Corazón Plateado no se daba cuenta de que ella ya no la seguía, Pequeña Nublada tomó una decisión. Escucharía las voces. Es lo que Helecho Moteado le había pedido que hiciera, al fin y al cabo. Y así se fue rezagando lentamente, separándose de la gata plateada, y quedándose sola en el bosque de nuevo.
Una vez estuvo sola, no pudo evitar sentir miedo. Aunque el sol aún no se había puesto, las nubes lo escondían, y los árboles creaban sombras irreales en el suelo y los arbustos. Pequeña Nublada tragó saliva y cerró los ojos. Trató de tranquilizarse y de escuchar, pero no le salía. Hizo varios intentos, rebuscó en su cabeza y trató de descifrar cualquier tipo de palabra, pero los chillidos no cesaban. Seguían siendo, simplemente, chillidos. Finalmente, la cachorra se decantó por la opción más fácil. Era obvio pensar que si tenía aquel presentimiento, era por qué Lirio Nevado se encontraba cerca. No se sabía el olor particular de la gata, pero suponía que tendría un toque parecido al de los gatos del Clan del Trueno. Paseó entre los arbustos, intentando encontrar algún tipo de olor que le indicase que Lirio Nevado había estado allí. Pero nada. Era incapaz. No sé que me esperaba, llevó dos días despierta, después de todo. Se dijo a sí misma. No pudo evitar reírse un poco. No sabía a qué venía el repentino buen humor, pero decidió mantenerlo, le iría bien.
Desechó la idea de buscarla por olor, y decidió pensar en sus colores. Era una gata gris con manchas blancas, o al menos así la recordaba Pequeña Nublada.
La cachorra empezó a caminar entre los arbustos, tratando de ver algo, pero cada vez el bosque estaba más oscuro, y llegó un momento en el que ya no veía más de una cola de ratón delante suyo. Entonces, las voces empezaron a chillar otra vez. Le gritaban con insistencia, y de la nada, una voz susurrante le hablo en la oreja.
-Encuéntralos.
Pequeña Nublada giró la cabeza inmediatamente, pero no vio a nadie. De pronto, más voces sonaron en su cabeza. Esta vez, era como si estuviese presenciando una conversación, aunque delante suyo no había nadie. Empezó a caminar en ninguna dirección en concreto, escuchando las voces.
-No podemos dejarlo aquí. ¡Lo podría ver cualquiera!
-¡¿Pero donde podemos esconder algo tan grande!?¡Y te aseguro que el olor durará días!
-¡Calla y ayuda!¡Yo no quiero llevarme el castigo!
Pequeña Nublada tenía la cabeza llena de preguntas, para empezar, que diablos hacían esas voces en su cabeza. De pronto, un horrible olor putrefacto llegó a su nariz. La cachorra hizo una mueca de asco a la vez que arrugaba la nariz. No le fue difícil seguir el apestoso olor hasta una pequeña clariana. Una vez vio lo que había allí, saltó inmediatamente entre unos arbustos, rezando que los ocupantes de la clariana no la hubiesen visto. Parecía que no, porque los tres gatos continuaron con su conversación. Pequeña Nublada sintió que se le aceleraba el corazón en reconocer aquellas voces. ¡Eran las mismas que había estado escuchando es su cabeza!
Miró un poco a través de las hojas, con la intención de ver a los gatos. Solo alcanzó a ver uno de ellos, parecía un macho, y era blanco y negro. De pronto, uno de los gatos se movió, y reveló un cuerpo rojizo inerte en el suelo. La cachorra abrió mucho los ojos, y chilló de puro horror en ver el cuerpo de un enorme zorro, el cual estaba cubierto de arañazos y mordiscos, y rodeado por una mugrienta piscina de sangre seca. ¡Está es la cosa que querían esconder! Pensó acelerada. Antes de que pudiese siquiera soltar el aire contenido en sus pulmones, sintió como un enorme peso caía sobre su espalda. Pequeña Nublada gritó al notar como unos dientes la agarraban por el pescuezo y la levantaban del suelo. El gato que la estaba cargando la llevó a la clariana, donde los otros dos gatos le esperaban.
-¿Qué has encontrado?-Preguntó una gata rojiza. El gato que tenía a Pequeña Nublada entre las fauces habló, la voz le salía extraña por culpa de el pelo que tenía en la boca.
-Una cachoga extgaviada.-La depositó en el suelo, pisándole la cola con una pata para que no escapara.-Por su cara, diría que lo a oído todo. Un gato atigrado intervino en la conversación.
-Tendremos que llevarla con nosotros.-Dijo mientras miraba a la cachorra amenazadoramente.
En oírlo, Pequeña Nublada trató de zafarse, pero el gato que la tenía cautiva agachó la cabeza y la cogió de nuevo.
-Vamos entonces.-Maulló la gata roja mientras emprendía el camino.
Miró al atigrado por encima del hombro y le dijo con desdén:
-¿Ya que no quieres que te castiguen, porque no escondes tú al zorro?- Le sonrió socarronamente y se marchó al lado del gato blanco y negro.
Pequeña Nublada la observó un momento, y entonces, una idea le vino a la cabeza. La cachorra llenó los pulmones y empezó a gritar con tanta fuerza como pudo, con la intención de llamar la atención de alguien que pudiese venir a salvarla. Del susto, el gato que la llevaba la dejó caer, y la gata trató de salir corriendo.
-¡Ni se te ocurra! -Gritó el gato blanco y negro. Y el guerrero saltó en el aire, atrapando a Pequeña Nublada de nuevo. La gata rojiza se acercó por detrás.
-Será más seguro si la dejas inconsciente. -Dijo ella.
El gato sonrío con malicia, y alzo una enorme zarpa blanca. Pequeña Nublada sintió un fuerte impacto en la cabeza, y su cuerpo se desmoronó y cayó al suelo.

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Con los exámenes y los deberes, no he tenido tiempo de publicar hasta hoy. Habría publicado durante el fin de semana, pero tenía unas convivencias y no he podido. Lo siento. ¿Disculpas aparte, que os ha parecido el nuevo capítulo? En el siguiente, probablemente aparezca Sombra Ardiente. :)
¡Os quiero a todos! (de la manera más amigable posible)

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