Capítulo 28
El bosque ya se veía en el horizonte, y con el contorno de estrellas a su alrededor, parecía que el mismísimo Clan Estelar les esperaba allí. En tres días desde que finalmente sé reunieran todos los gatos, a través de los oscuros túneles bajo tierra, habían hecho su camino hasta el borde de la ciudad sin más percances. Habían salido de las cloacas al oscurecer, cuando ya no habían dos patas alocados por las calles, y ahora, todos se deleitaban con el aire fresco de la superficie. Ya se habían acostumbrado al olor rancio de bajo tierra, pero respirar aire puro de nuevo, aunque solo hubiesen sido tres días, era lo mejor del mundo.
Zarpa Nublada sacudió las orejas, dejando escapar un bostezo. Apenas habían descansado esos días, y la única comida que habían recibido habían sido las ratas esqueléticas de las cloacas, pero una vez que llegasen al bosque, pensó la aprendiza atigrada, conseguirían el alimento y el descanso que tanto necesitaban todos, y podrían alcanzar finalmente la cura.
Repasó mentalmente las instrucciones que Estrella de la Muerte le había dado en su momento. Cruzar la ciudad, hecho. Ahora nos queda atravesar el bosque, y llegar a las planicies de arena que mencionó. ¡Allí estará la cura! Aunque aún quedaba un buen trecho, estaba segura de que la ciudad había sido lo peor, y que ahora, con la ayuda de todos sus amigos, conseguirían encontrar la cura sin dudar.
Zarpa Silenciosa caminaba a su lado mientras la piedra bajo sus zarpas se transformaba gradualmente en tierra, y pequeños brotes de hierba aparecían entre los charcos de barro. Pero no todos sintieron ese cambio bajo sus zarpas. Uno prefirió quedarse en la piedra.
-¿Oreo?
Preguntó Zarpa Blanca, mirando a su amigo sorprendida. El gato negro y blanco les miró a todos con tristeza en sus ojos.
-Yo me quedo aquí.
Zarpa Nublada entendió. El vivía en la cuidad. Tenía comida y una cama limpia a la que regresar. Tenía familia, amigos, y unos dueños, que aunque fuesen dos patas, parecían quererlo tanto como los compañeros se querían uno al otro. Pero Zarpa Blanca no entendía.
-¡No puedes quedarte!¡Eres mi mejor amigo!
Aquellas palabras no parecieron convencer ni contentar a Oreo, más bien al contrario. Agachó las orejas, y con una expresión dolida, gruñó.
-Precisamente por eso.
Y con un movimiento rápido, dio media vuelta y se marchó por donde habían venido, sacudiendo la cola de un lado a otro. Los ojos de la aprendiza blanca se agrandaron, y bufó ofendida.
-¡Vale!¡Lo que tú quieras!¡Si me querías dejar plantada me lo podrías haber dicho antes!
Zarpa Lunar resopló a sus espaldas, y se inclinó patria susurrar a la oreja de su hermana.
-Vaya necia. ¡El que se ha quedado plantado ha sido el!
Zarpa Rosal, que había oído las palabras de la aprendiza plateada, se echó a reír sin miramientos. Zarpa Blanca se giró enfurecida, frunciendo el ceño.
-¡¿Y tu porque ríes enana?!
Inmediatamente, la gata anaranjada paró de reír, y erizó el pelaje, preparando algún comentario hiriente, pero Sombra Ardiente no se lo permitió.
-No sigas, Zarpa Rosal.
El respeto que esta la tenía al guerrero negro, la hizo callar, pero Zarpa Nublada estaba segura de que si hubiese sido cualquier otro gato el que la hubiere interrumpido, le habría mordido la cola y se habría quedado tan ancha.
Zarpa Blanca bufó con enfado, y se dio la vuelta, caminando hacia el bosque con enfado. Se giró en apenas unos momentos.
-¿¡A que esperáis?!
Garra de Zorro y Hoja Dorada intercambiaron miradas, pero sin decir nada, siguieron a la enfadada aprendiza, y tras ellas, vino el resto del grupo. Iban en la formación a la que ya se habían acostumbrado después de viajar juntos durante media luna. En cabeza iban Garra de Zorro y Hoja Dorada, tras ellas, Sombra Ardiente y Zarpa Rosal, tan solo unas colas detrás de ellos se situaba normalmente Zarpa Blanca, hablando con Zarpa Lunar, o anteriormente con Oreo, y por último, Zarpa Nublada y Zarpa Silenciosa. Pero esta vez, no iban los últimos. Zarpa Blanca se había rezagado, y arrastraba las patas, con las orejas gachas. Junto a ella estaba Zarpa Lunar, que como últimamente también se había quedado atrás, le hacía compañía. Zarpa Nublada podía escuchar los consejos amorosos que su hermana le recetaba a su "paciente".
Suspiró.
El grupo de gatos caminó en total silencio, en un inusual mal humor. Incluso la charlatana de Zarpa Rosal se había callado. ¿Y porqué? Pues la razón se encontraba ya no muy lejos de ellos. Ante los felinos, se extendía un interminable sendero atronador, más ancho que todos ellos alineados, y con monstruos cruzando constantemente de un lado para otro. Si habían pensado que por la noche el lugar estaría menos traficado, se habían equivocado. Además, las brillantes luces de sus ojos les cegaban, y ni con los ojos entornados se les podía mirar de frente.
El grupo se quedó parado, mirando en una mezcla entre furia y derrota la dura línea de asfalto que les impedía avanzar. No podían cruzar. Se podrían enfrentar a gatos callejeros, hambre, enfermedades, pero no había manera de enfrentarse a los monstruos.
-Tendremos que esperar.-Dijo Zarpa Nublada, poco convencida.-Tal vez cuando este más oscuro mengüe un poco el número de monstruos cruzando.
Zarpa Silenciosa asintió.
-Es la mejor idea.
Todos estuvieron de acuerdo, después de todo, parecía ser su única opción.
El grupo se acomodó para pasar un rato esperando, pero tuvieron que sacrificar su comodidad al estar cerca del sendero, después de todo, no podían desaprovechar ni una sola oportunidad, en cualquier momento que la maraña de monstruos se abriera, correrían para atravesarlo.
El momento esperado, llegó, en realidad, más pronto de lo que imaginaban. En un momento dado, se pudo escuchar un chirrido de ruedas girando en el asfalto, y poco más tarde, una explosión. Ocurrió lo suficientemente cerca para que lo oyeran, pero lo único que pudieron divisar fueron luces en la distancia. En question de segundos, todos los monstruos se pararon, dejando escapar algunos gruñidos enfurecidos, pero como estaban todos con sus brillantes caras bien cerca del culo del de delante, no podían moverse. Ante esta oportunidad, Zarpa Nublada se puso en pie, el pelaje de suculento erizandose un poco poco por la tensión.
-¡Tenemos que cruzar ahora!
-¿¡Estás loca!?
Le espetó Zarpa Blanca, que había estado de un humor de perros desde que se alejaron de la ciudad. La joven atigrada no se sobresaltó por las palabras de su amiga, y miró a los demás gatos.
-Es ahora o nuca. No se van a mover.
Pero los otros felinos no necesitaron más convicción. A saber cuando se les presentaría otra oportunidad como esta. A la gata gris le tocó ser la primera. Con cierto respeto, se acercó al sendero atronador, ligeramente agazapada, y con las orejas gachas. Pero como había previsto, los monstruos no se movían un pelo, aunque los dos patas gritaban e gesticulaban a los de delante. Sentía el aliento de Zarpa Silenciosa en su cola todo el rato mientras se escurría entre los hocicos, ruedas, y traseros de aquellos salvajes animales.
Y justo cuando ya estaba cerca de salir al otro lado, un gemido de dolor por parte de su amigo le hizo volver la cabeza. El monstruo se había movido y le había pisado la zarpa. Aunque aquel no era el único. Todos ellos parecían haber puesto de acuerdo para empezar a moverse poco a poco, apartándose y rugiendo. Zarpa Nublada fue la primera en articular la única palabra que era utilizable es esa situación.
-¡Corred!
No lo tubo que repetir dos veces.
En un frenesí de garras y ruedas, la carretera entró en acción. En la distancia se oía un pitido agudo, que cada vez se acercaba más. La gata atigrada fue la primera en llegar a la aceitosa hierba del otro lado del caótico sendero, y ni tres segundos después, Zarpa Silenciosa se escurrió desde debajo de una de las horrendas criaturas para unirse a ella, aún cojeando un poco. Tras ellos, Hoja Dorada Y Sombra Ardiente. El último se giró para recibir a Zarpa Rosal, que con todo el pelaje erizado llegó zigzagueando entre dos monstruos, y Zarpa Blanca fue la última en aparecer, cuando ya parecía que los monstruos se estaban calmando de nuevo. Pero Zarpa Nublada sintió el corazón en su garganta en comprobar que su hermana no se les había unido. La gata plateada estaba encogida en medio del sendero, con la cabeza debajo de las patas, gimoteando como una cachorrita. Y con horror, comprobó que esta estaba en medio de la trayectoria de un enorme monstruo blanco, con luces en la cabeza, y que se dirigía hacia ella chillando como si estuviese endemoniado.
Todos se habían quedado paralizados. Como si hubiesen echado raíces. Por una vez tendré que ser la heroina. Pensó la atigrada, y en un impulso de locura, saltó de nuevo al sendero, conteniendo aire en sus pulmones. Tres. Tres segundos eran todo lo que tenía para salvar la vida de Zarpa Lunar.
Uno...
La atigrada corrió tan rápido como podía, forzando sus músculos al maxim0, frenando y derrapando por el asfalto al alcanzar a su hermana.
Dos...
Hundió sus colmillos en el pescuezo de la gata, que dejó escapar un quejido quejumbroso, y la arrastro con violencia para que se levantara.
Tres...
Con un empujón rápido, las dos tropezaron fuera del alcance del monstruo, que pasó zumbando a su lado, revolviendo sus pelajes.
-¡Eso ha sido alucinante!
-¿Estás bien?
-¡Eso fue muy arriesgado!
-Guau, ¡no sabía que podías correr tan rápido!
Zarpa Nublada escuchaba las voces pero por unos instantes, era incapaz de ubicarlas. La cabeza le daba vueltas, pero finalmente consiguió enfocar la mirada y situarse. La herida del hombro volvía a sangrar, pero no tanto como antes, así que no le prestó atención al levantarse del suelo.
-Estoy bien, estoy bien.
Maulló la gata, respondiendo colectivamente a todas las preguntas de los que a rodeaban. Por suerte, se quedaron contentos con esa respuesta, y le dejaron un poco de aire. Entonces, volvió la cabeza para mirar a su hermana, que la miraba con culpabilidad.
-Lo siento. Yo...-Parecía buscar una manera de explicarse, como si no supiera que le había pasado.-...me asusté mucho. No podía reaccionar. Las luces me cegaron.
Zarpa Nublada la miró con compasión.
-No hay nada que perdonar. A cualquiera le podría haber pasado.
Aún así, la gata gris no podía quitarse el sentimiento de que algo no iba bien de encima. Tal vez fuera la cara apenada de su hermana, su duda al expresar su sentimiento, o la manera de la que le temblaban las patas...Pero lo ignoró. No indagaría en cosas que Zarpa Lunar no quería decir, ya tenían suficientes problemas de por si, sin necesidad de añadir nada más.
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Caminaron un poco más, pero cuando el sol empezó a asomar, decidieron parar a descansar. No había mucha comida tan cerca de los senderos atronadores, pero por suerte, era más de la que se conseguía en las cloacas. Entre todos ellos compartieron un pájaro que parecía ser todos pluma y hueso, y un par de ratones. Con las comida más pobres que tenían, todos estaban empezando a perder peso.
Después caminaron todo lo que quedaba del día, y al anochecer aceleraron el ritmo, para poder dormir en el bosque aquella noche. Llegaron a tiempo, y acamparon casi a la entrada de este. Aunque estaban todos para el arrastre, participaron en la caza, y por fin en casi un cuarto de luna, consiguieron una comida decente. Después, como corría cierta brisa, se acurrucaron todos cerca, para poder compartir calor corporal. Zarpa Nublada estaban juntos, y el gato de pelo largo pasaba su áspera lengua por el hombro de su amiga.
-Cada día la tienes peor.
Observó este. Zarpa Nublada rodó los ojos.
-No te preocupes. Ya se está cerrando.
-No se cerrara del todo si sigues saltando por el sendero atronador como si quisieras matarte.
La gata atigrada se tensó.
-Tenía que salvar a mi hermana.
-Lo se.
Respondió el, y así se acabó su charla. Zarpa Silenciosa descansó su barbilla en su cabeza, un acto que se había vuelto bastante frecuente últimamente, y le murmuró un buenas noches somnoliento. La gata sonrío un poco. Le gustaba tenerlo tan cerca. Además, con el pelaje tan largo que tenía, le era imposible sentir frío. También ella se dejó arrastrar por su cansancio en poco tiempo, y se relajó, durmiéndose profundamente. Aquella noche pudo descansar sin problemas, aunque no le quedó claro si fue por la falta de sueños, o por la tan agradable sensación de cercanía que compartía con Zarpa Silenciosa.
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Siento haber tardado lo suyo con este nuevo capítulo, creo que viene un poco retrasado. Aunque no se si es porque a mi me pasan los días más lentos, a saber. Bueno, hoy os quería preguntar vuestra opinión sobre una cosa que varias amigas mías del Wattpad me sugirieron. Me decían, Foxy, ¡hazte un canal de YouTube! El caso es que antes no me parecía tan buena idea, pero ahora estoy aprendiendo a animar, y no se, es interesante. Así que ya me diréis. ¿Que os parecería y que tipo de cosas esperarías de mi?
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