Capítulo 24
-¿¡Qué!?
Exclamó Zarpa Nublada, despertándose del todo. Zarpa Silenciosa, quien la había despertado la miraba expectante.
-¡Cómo oyes!¡Vamos, ven rápido!
Y dicho esto, salió corriendo de la pequeña guarida. La aprendiza se alzó del cómodo lecho dos patas en el que había dormido, y corrió tras el, aún parpadeando para acostumbrara los ojos al día. Al llegar a aquello que Troh había llamado escaleras, empezó a escuchar el sonido de batalla, de garras hundiéndose en la carne, y maullidos y bufidos de dolor. SE apresuró a llegar abajo, y se enzarzó con el primer gato que vio. Eran solitarios, y no parecían tener una gran idea de pelea, porque con un par de arañazos en la nariz, el joven gato marrón salió corriendo en dirección a la puerta, incluso ante el escaso entrenamiento de la aprendiza. Zarpa Nublada volvió la cabeza en oír un chillido, y descubrió un gato de largo pelaje anaranjado con una zarpa alzada, apunto de arañar a Zarpa Lunar. La aprendiza le embistió, y gruñó con el esfuerzo que tuvo que hacer para que el oponente golpease el suelo, ya que tenía un tamaño y peso considerables. Se situó entre él y su hermana mientras este se levantaba pesadamente. La aprendiza erizó el pelaje, discerniendo sobre si atacar o dejarle hacer el primer movimiento a el. Por un instante trató de centrarse en el para poner en practicar aquello que Estrella Lunar le había enseñado, pero no hubo suficiente tiempo, porque el gato atigrado saltó hacia ella. Zarpa Nublada reaccionó rápido, arañándole la mejilla, y saltando hacia atrás para evitar que sus garras la alcanzasen. Vio su oportunidad en cuando el se alzó para golpearla en la cabeza, y hundió sus colmillos en la pata delantera de el. Su oponente dejó escapar un maullido dolorido, y se alejó de ella, erizando el pelaje. La aprendiza le bufó enfadada, y este se dio la vuelta y corrió hacia la salida. La joven atigrada se quedó sorprendida ante la poca persistencia del otro atigrado. Se giró a mirar a su hermana, que seguía agazapada en el suelo.
-¿Y ese te ha dado tantos problemas?
Zarpa Lunar bufó enfadada.
-Me había pillado desprevenida, ¿vale?-Se levantó del suelo, y sus pupilas se dilataron.-¡Zarpa Nublada, cuidado!
-¿Qu...?
No acabó su pregunta porque una solitaria enfurecida impactó contra ella, lanzándola rodando al suelo. Zarpa Nublada gritó desprevenida, pero no perdió el tiempo en golpear el vientre de la gata con sus patas traseras fuertemente, intentado sacársela de encima. No lo consiguió, y justo cuando la gata bicolor iba a hundir sus colmillos en su cuello, salió despedida por parte de otra gato. Hoja Dorada aún tenía la garra en alto después de haber asentado el golpe a la solitaria que ya había huido por patas del lugar.
-Gracias.
Maulló Zarpa Nublada, levantándose del suelo. Al mirar el grupo de gatos, vio que la gran mayoría no tenía ninguna herida. Definitivamente, aquellos solitarios no habían estado esperando encontrarse con un grupo de gratos de los clanes esperándoles en la casa. Lo que le llevaba a pensar, ¿para qué iban a entrar esos gatos en la casa?¿Acaso no pertenecía a Troh? Y hablando de Troh, ¿dónde estaba el?
Como si sus palabras huberian obrado alguna magia, el gato blanco apareció desde atras de otro de los artilugios dos patas, con todo el vello erizado. Suspiró de alivio.
-Gracias por deshaceros de esos pesados gatos callejeros. Siempre me dan la tabarra con que quieren quedarse mi casa. Tener una casa para uno solo es un privilegio, ¿sabéis?
Sombra Ardiente inclinó la cabeza.
-No hay de que. Tómatelo como una muestra de agradecimiento por habernos dejado dormir en tu...casa.
Troh se quedó pensativo un rato.
-Así que...deseáis atravesar la ciudad, ¿verdad? Se de alguien que le interesará vuestra historia. Su nombre es Neil, vive tan solo un par de calles más arriba que esta.
Los felinos del bosque se miraron entre ellos, hasta que Zarpa Nublada hizo la oregunta que les rondaba a todos por la cabeza.
-Perdona pero...¿qué es una calle?
Troh inmediatamente se llevó una zarpa a la cabeza.
-Había olvidado que vostros habláis de una manera diferente. Bueno, la casa esta cerca. Tengo unos amigos que estarán encantados de llevaros con el.
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-¿Porqué tenemos que ayudarles?
Preguntó un macho gris gris oscuro atigrado, a quien Troh había llamado Rayas. Este había estado replanteándose la idea desde que habían salido. El otro guía, Panti, un macho negro de ojos azules como el hielo, parecía ser un amigo de Oreo, y los dos charlaban contentos. Ante el comentario de Rayas, Panti suspiró exasperado.
-¡Has estado preguntando lo mismo durante ya los quince minutos que llevamos caminando!¿No te suena de nada la palabra solidaridad o hacer un buen acto?
Rayas arrugó la nariz.
-¡No es eso!¡Pero es que no me inspiran confianza!
-¡Tú tampoco a nosotros cerebro de ratón!
Saltó Zarpa Blanca, enseñándole los colmillos. Zarpa Nublada esperó que su guía se sintiera ofendido, pero sin embargo, se echó a reír.
-¿Cerebro de ratón?¿Se supone que eso es un insulto?
El pelaje de Zarpa Blanca se erizó, pero antes de que pudiese rasguñar al otro gato Hoja Dorada le puso la cola en la espalda.
-Zarpa Blanca.
Dijo en un tono de advertencia. La aprendiza la miró por encima del hombro, pero entonces se relajó, y siguió caminando, aunque con la cola baja y el orgullo por los suelos.
Siguieron la marcha sin ningún otro incidente. Aún era pronto, y Zarpa Nublada agradecía que los dos patas fueran unos vagos y no saliesen de sus casa hasta ya entrada la mañana.
Finalmente, después de cruzar varias "calles", Rayas y Panti se detuvieron.
-Aqui estamos!-Dijo el macho negro.-Neil estará dentro.
Dicho esto, Rayas saltó y se subió a una repisa justo al lado de una entrada a la casa. Pero en vez de entrar por ella, maulló hacía dentro de la vivienda. Entonces, Zarpa Nublada se percató de que el gato atigrado se veía reflejado en aquello que antes había pensado que era una entrada. Ventana. Así la llamó Quijote mientras se reía de Zarpa Rosal, quien se había dado de morros contra ella, pensando que no había nada.
Esperaron unos momentos, y entonces, un gato negro de manchas marrones apareció al otro lado de la ventana. Miró con curiosidad a los gatos de fuera, y entonces, con una de sus zarpas, abrió la pared transparente que les separaba.
-¿Así que soys de los clanes? Entrad, anda.
Desapareció del otro lado de la ventana, y entonces, los felinos del bosque saltaron uno a uno a través de ella. Zarpa Nublada dudó un momento antes de saltar dentro, tanteando con la zarpa para comprobar que en efecto no había nada contra lo que chocar, y solo entonces se dejó caer al suelo de la vivienda de...Neil. Aquel era el nombre del gato. La verdad es que la apendiza se sorpendia a si misma de todos los nombres de los que se acordaba. Hablando de acordarse, también se acordaba de la profecía, pero de lo que significaba, ni idea. Tal vez le podía preguntar a Estrella Lunar aquella noche.
Neil estaba sentado en el suelo delante de ellos, y les indicó con la cabeza que se sentaran delante de el. Así lo hicieron, y Neil sacudió los bigotes. Después miró a Sombra Ardiente, entornando los ojos.
-Me acuerdo de ti. Tan solo eras un cachorro cuando me marché.
Por un momento, no hubo reacción alguna por parte de Sombra Ardiente, entonces sus ojos se abrieron de par en par, y su cola negra se erizó ligeramente.
-¡¿Corazón de Barro!?
El minino casero asintió.
-Así me llamaban, si.-Dijo risueño ante la sorpresa de Sombra Ardiente.-Me marché de los clanes porque la violencia nunca ha sido lo mío. Como ya debéis de haber adivinado provengo del Clan de la Sombra.
Zarpa Rosal saltó, pelaje anaranjado erizado.
-¿¡Como pudiste transformarte en un minino casero!?¡Es el deshonor más grande de cualquier gato de los clanes!
La sonrisa se borró del rostro de Neil, pero fue Sombra Ardiente quien obligó a Zarpa Rosal a volver a sentarse.
-Muestra un poco más de respeto.
Le espetó frívolamente. La aprendiza agachó las orejas y volvió la cabeza, murmurando entre dientes. Zarpa Nublada miró con compresión a Zarpa Rosal, y le pasó la cola por la espalda a su amiga. Neil se estiró en el suelo, y cruzó las zarpas delanteras.
-Poneos cómodos. Me gustaría escuchar toda la aventura desde el principio.
Los gatos de los clanes se miraron entre ellos, recelosos de compartir nada con aquel completo extraño, pero Panti, que al contrario que Rayas se había quedado sentado en la ventana, les incitó.
-No pasa nada por contarle. Es el único que puede ayudaros.
De nuevo, los felinos intercambiaron miradas, y después sus ojos se posaron en Zarpa Nublada, quien agachó las orejas ligeramente.
-¿Tengo que ser yo...?
Zarpa Lunar le dio un empujoncito amistoso con el hombro.
-Anda, ¡que no te va a comer!
La aprendiza rodó los ojos, y sintiéndose bastante incomoda, se estiró delante de Neil, y empezó a narrar la historia, explicando cómo había recibido la profecía, como se habían encontrado todos, como habían marchado, habían entrado en el poblado dos patas, y habían sido guiados por diversos gatos hasta el lugar donde estaban ahora. Explicó la epidemia que se estaba extendiendo por los clanes, el camino que debían seguir hasta llegar a la cura, y describió la cura también, una bonita flor amarilla y roja, casi tan grande como la cabeza de un gato adulto.
Al acabar la explicación, Neil parecía pensativo. Miraba al techo y luego a sus zarpas, y después finalmente a Zarpa Nublada, quien tragó saliva. El gato marrón y negro pareció pensar profundamente en que preguntar, y finalmente habló.
-¿Te acuerdas de la profecía?
La aprendiza atigrada se exprimió el cerebro.
-Creo...creo que si. Era algo así. Bajo la puesta de sol, la luz lunar volverá a brillar, un sacrificio la mente nublada disipara, y la verdadera luz resplandecerá.
Un escalofrío recorrió la espalda de la aprendiza. Por alguna razón, al recitar la profecía sonaba mucho más siniestra. Neil se quedó quieto un momento, y finalmente relajó los hombros.
-Suena bastante inofensiva. Menos la parte del sacrificio. ¿Alguna idea de lo que puede significar?
Zarpa Nublada se encogió de hombros.
-La luz lunar tiene alguna relación con Estrella Lunar, y la puesta de sol podría ser cualquier cosa.
Neil escaneó en el grupo de gatos.
-Tú.-Dijo señalando con la cola a Zarpa Lunar.-¿Tu te llamas Zarpa Lunar verdad?¿Porque?
La aludida alzó las orejas.
-Mi padre decía que es porque somos como dos gotas de agua.
El macho machado la miró fijamente, pero no dijo nada. Zarpa Nublada fue la que intervino con un hilo de voz.
-¿Quieres decir que es su reencarnación?
La aprendiza plateada agachó las orejas.
-¡Eso ya lo discutimos una vez!-Dijo Zarpa Lunar acelerada.-¡Yo no soy la reencarnación de nadie!¡Soy yo misma!
Zarpa Silenciosa examinó a Zarpa Lunar.
-La verdad es que sí que te pareces. Recuerdo que Zarpa de Cristal no paraba de decir que eras Estrella Lunar caída del cielo para ser su pareja.
La gata de ojos azules se sonrojó, y parecía a punto de reprocharle algo a Zarpa Silenciosa cuando Neil les interrumpió.
-No tiene porque ser una reencarnación. Puede ser algo que le perteneciera a la misma Estrella Lunar. ¿Tenia algún rasgo en especial que la hiciese diferente de los demás?
Hoja Dorada, quien también sabia de la legendaria líder difunta, fue la que dio la respuesta.
-Muchos decían que era capaz de leer mentes o algo así. Podía sentir lo que los demás sentían, y que siempre parecía adivinar tu siguiente movimiento. Probablemente historias de veteranos.
Pero Zarpa Nublada sabía que aquello no eran historias de veteranos. Y por la manera en la que Zarpa Silenciosa la miraba de reojo, supo que el también sabia. Podía ser que ella fuese aquella luz lunar de la que hablaba la profecía? Abrió la boca, apunto de decir algo, pero se lo pensó dos veces y la cerró. Neil la miró, esperando que dijese lo que tenía que decir.
-¿Que ibas a decir Zarpa Nublada?
La aprendiza negó con la cabeza.
-Nada.
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Neil les invitó a cazar un poco en su patio. Dijo que se debía de aprovechar antes de entrar en la ciudad, porque allí lo único que encontrarían para comer serían ratas y restos de la comida de los dos patas. Cazaron un rato, peor no había gran cosa. Para la sorpresa de Zarpa Nublada, Zarpa Lunar fue incapaz de cazar nada, cuando ella era normalmente una gran cazadora. Pero entonces vió las ojeras de su hermana, y se acordó de que no había tenido una muy buena noche, así que se ofreció a cazar algo por ella. Zarpa Lunar rehusó, y la aprendiza gris no insistió más.
Después de haber comido, Neil les deseó buena suerte, y les dijo que fueran cuidadosos, que en la ciudad, que empezaba tan solo unas cuantas casas más adelante, era mucho más peligrosa que cualquier lugar en el que hubiésemos estado antes. Y con el miedo en el cuerpo, los felinos retomaron el camino lentamente hacia su destino.
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Neil sonrió mientras sacudía la cola al decir adiós al grupo de gatos que se dirigía hacia la ciudad. Cuando el ultimó de ellos desapareció de su vista, dejó caer la cola, y la sonrisa se desvaneció de su rostro. Panti saltó a su lado, su lustros pelaje negro brillando bajo la luz del sol.
-¿A que viene esa cara?
Preguntó el gato de ojos azules al pasado residente del Clan de la Sombra. Neil suspiró y miró hacia el sol, que avanzaba lentamente a través del cielo. Miró a Panti sombríamente, y arrugó el hocico ligeramente.
-Uno de ellos...uno de los gatos...
-Si...?
Dijo su amigo para incitarlo a continuar.
-Uno de ellos huele a muerte.
(Pelaje Gris, [el papi de Zarpa Nublada] en multimedia. Se que no sale en el capítulo, pero no había nadie nuevo a quien añadir, así que allí le tenéis.)
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¡Creo que esta ha sido la actualización más seguida que he hecho en mucho tiempo! Pero es que estoy bastante pocha, tengo la garganta como si me hubiesen pasado una escobilla de vater repetidas veces, así que me he puesto a escribir. Ah, y espero que a FireWhisker no le importe que me haya inventado en nombre de guerrero de Neil. Puedo cambiarlo si quieres. Y ahora, me gustaría saber qué creéis vosotros que significa la profecía, ¡itengo curiosidad por escuchar vuestras hipótesis!
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