Capítulo 22
Ya era entrada la tarde para cuando Zarpa Nublada avistó a Oreo junto a Zarpa Blanca, Hoja Dorada y otros gatos a los que no conocía. La aprendiza, que había estado tumbada a la sombra de un árbol, se alzó del suelo y fue a recibirles.
Al verla acercarse, Oreo la informó escuetamente.
-No hemos encontrado a los otros dos, el macho de pelo largo ni a la hembra negra naranja y blanca. Lo siento.
Y dicho esto se encaminó hacia su jardin. Zarpa Blanca, que había estado escuchando, trotó hacía la gata atigrada.
-Hoja Dorada y yo hemos intentado rastrearles, pero su olor se perdía entre el de los dos patas.
-No te preocupes, no pasa nada.-Dijo Zarpa Nublada, intentando no preocuparse demasiado.-Seguro que están bien. A propósito, ¿quienes son esos?
Preguntó la gata del Clan del Trueno, señalando con la cola a los cinco gatos desconocidos.
-¡Seré cerebro de ratón!¡Me he olvidado de las presentaciones!-La gata blanca sacudió la cola.-La gata gris es Perla, la madre de Perlado, Grisáceo y Arrendajo, y el otro es Granizo.
En oir sus nombres, el grupo de felinos se acercó, y Perla sonrió afablemente.
-Sentimos las molestias. No pretendiamos retrasar vuestra misión.
Zarpa Nublada, sorprendida ante la cortesía de la gata gris, no pudo hacer nada mas que ladear la cabeza.
-No...no pasa nada.
Tartamudeó la aprendiza. Perla inclinó la cabeza y se dirigió hacia Oreo y Quijote, seguida por sus cachorros y Granizo. Entonces, la gata atigrada miró inquisitivamente a Zarpa Blanca.
-Les he dicho que eras nuestra líder.
-¿Yo?
-Si, tu. No conozco a ninguna otra atigrada bajita como tú.
La aprendiza estaba a punto de reprocharle el uso deladjetivo "bajita" cuando Sombra Ardiente las llamó.
-Zarpa Blanca, Zarpa Nublada, venid aqui! Debemos tomar una decisión.
Las dos aprendizas se miraron y acto seguido se reunieron con el resto del grupo. Todos se encontraban sentados al lado de la verja que separaba el jardín de la vivienda dos patas de las calles que se adentraban en la ciudad. Observandolos desde arriba de la verja, se encontraban Oreo y Quijote, que esperaban con expectación.
-Supongo que somos todos conscientes de que nos faltan dos miembros, ¿verdad?
Todos los felinos asintieron, excepto por Zarpa Rosal, que se encogió de hombros.
-No creo que Garra de Zorro cuente como parte del grupo.
Nadie hizo caso de su comentario, y todos fijaron su mirada en Zarpa Nublada, quien sintió ganas de que se la tragara la tierra allí mismo.
-El Clan Estelar habló contigo. ¿Que crees qué deberíamos hacer?
Insistió el guerrero del Clan de la Sombra. Zarpa Nublada se quedó pensativa, y trató que no se le notara demasiado la falta de repuesta. Finalmente, se decidió a hablar, rezando al Clan Estelar por no equivocarse.
-Creo que deberíamos continuar.-Sus compañeros se quedaron extrañados y sorprendidos (la aprendiza no sabía si positivamente o negativamente), y se apresuró a aclarar sus palabras.-Si Oreo no les ha encontrado, significa que están más adentro de la...-Intentó recordar la palabra que Quijote había usado para definir aquel gran grupo de viviendas dos patas.-...ciudad. Así que mientras la cruzamos, podremos encontrarles.
Por unos instantes, todo se mantuvieron silenciosos, avaluando la idea de la aprendiza del Clan del Trueno, hasta que Quijote rompió el hielo.
-¡A mi me parece una sabia idea!
Y entonces el resto de gatos murmuraron con aprobación.
-Y entonces...¿Marchamos ahora?
Inquirió Zarpa Lunar.
-Si...supongo que sí.
Respondió su hermana, y antes esas palabras, el grupo de gatos se alzó del suelo.
-¡Un momento!¿Que pasará con Perla, Granizo, y los cachorros?
Preguntó entonces Hoja Dorada. No fue ningún integrante del grupo el que respondió, sino el mismo Granizo.
-Nosotros estaremos bien. Quijote dice que nos deja quedarnos en su jardin hasta que Grisáceo, Perlado, y Arrendajo puedan viajar de un lado al otro sin peoblemas.
El anfitrión asintió contento, y añadió.
-Oreo y yo hemos platicado, y elha decidio tomar la humilde decisión de acompañaros a ustedes, felinos del bosque, en vustra cruzada hasta el extremo opuesto del laberinto que es la ciudad en la que ambos habitamos.
El macho negro y blanco saltó de la verja.
-La ciudad es peligrosa. Y por suerte oara vosotros, yo me la conozco como la palma de mi almohadilla.
Zarpa Blanca le habló preocupada.
-¿Pero no te echaran de menos tus dos patas?
Oreo negó con la cabeza.
-Ya estan acostumbrados a que marche durante largos periodos de tiempo; no se preocuparan.
Y dicho esto, el grupo se pusó en marcha, dejando atrás a Quijote, Perla, Granizo y los cachorros, pero lo mas importante, dirigiéndose a un lugar lleno de dos patas, monstruos, perros, y gatos, que no pensaban ponerles el camino nada fácil.
***
Las almohadillas de Zarpa Nublada estaban totalmente destrozadas. Las estrellas empezaban a aparecer en el firmamento, y llevaban caminando desde la tarde. Todos hacian la misma cara de agotados que la joven aprendiza, y Zarpa Rosal hacía ya un rato que se había dormido, y ahora Sombra Ardiente la llevaba acomodada en su espalda. Zarpa Nublada bajó el ritmo para dejra que su hermana la alcanzara, que de todos los del grupo parecía la que tenía mas problema en seguir caminando.
-¿Te encuentras bien?
Preguntó Zarpa Nublada sintiendo preocupación por su hermana, quien jadeaba más de lo normal. Zarpa Lunar bufó.
-No, ¡no me encuentro bien!¡Caminar tanto estando resfriada no mola nada!
La atigrada se relajó al oír sus palabras. Había pasado por alto el resfriado de su hermana, y había temido que los jadeos se debieran a la enfermedad innombrable que ahora se extendía por los clanes. Se preguntó si habia alguien más enfermo además de los que ya habían cuando partieron. Y entonces, los eternos susurros de su cabeza cobraron nitidez, y una voz suave y siseante susurró.
-¿Y qué importaría que alguien más estuviese enfermo? Después de todo, todos los gatos que te importan están muertos o aquí contigo. No pasaría nada por aban...
Zarpa Nublada sacudió la cabeza energeticamente, y al aclararse, vio que se había quedado atrás. Zarpa Lunar la miraba inquisitivamente.
-¿Zarpa Nublada?¡Que se te cae la baba!¿A que esperas?
-¿Eh...?¡Ah, no es nada!
La aprendiza atigrada se colocó de nuevo al lado de su hermana, y siguieron caminando en silencio.
Aunque el silencio duró poco, ya que Oreo, quien encabezaba la marcha en ese momento, se paró, alzando la cola para que hicieran lo mismo. El grupo se detuvó, e inmeditamente emoezaron los susurros y especulaciones. Pero Oreo se volvió, erizando el pelaje.
-¡Silencio!-Todos se callaron.-¿Veis esa casa de ahí?-Su guía señaló a una destartalada caseta, toda cubierta de enredaderas, y con hierbajos creciendo por todo el jardín.-Podemos descansar ahí. Esta claramente abandonada.
-¿Estás seguro?
Preguntó Sombra Ardiente con recelo, mirando la vivienda. Oreo erizó la cola.
-¡¿Acaso dudas de mi?!
Sombra Ardiente se encogió (Zarpa Rosal casi se cae de encima suyo) y agachó las orejas.
-No, ¡no es eso!¡Solo es que quiero estar seguro de que no hay ningún dos patas cerca!
Oreo bufó resignado.
-Vamos a dentro, anda.
Zarpa Nublada y Zarpa Lunar intercanviaron una mirada preocupada, pero al igual que los demás, no rechistaron en entrar. Saltaron por encima de la verja, y Hoja Dorada gruño dolorida cuando una astilla de las muchas que sobresalían se le clavó en la almohadilla. Pero en ver que no parecía causarle más molestia, Zarpa Nublada decidió no preguntar. Atravesaron el jardín, y la apeendiza no pudo evitar tener la sensación de que estaba siendo observada. Los susurros se intensificaron, como si los gatos de su cabeza quisieran darle la razón. Por un momento, estuvo a punto de advertir a los otros, pero cambió de parecer. Tonterías. Se dijo a si misma. Es un buen lugar para descansar, no pienso hecharlo a perder. Así que avanzó con los demás hacia la puerta, la cual estaba entreabierta. En ese momento, la casa se alzaba ante ella, y no pudo evitar sentirse amenazada. Zarpa Lunar tampoco parecía contenta.
-Esto no me gusta nada...
Dijo su hermana plateada, con el pelo del lomo ligeramente erizado.
Y por lo que parecía, no eran las únicas a las que la casa no les convencía, porqué Sombra Ardiente, quien había encabezado la marcha justo detrás de Oreo, se había quedado paralizado ante la puerta. Oreo miró al grupo de gatos, y puso los ojos en blanco.
-¿En serio os da miedo?¡Soys gatos salvajes, por dios!¡¿Os habéis enfrentado a zorros y tejones, y os da miedo una casita abandonada!?
El grupo se miró entre ellos; debían admitir que el minino casero llevaba algo de razón. Zarpa Rosal, que ya se había despertado, fue la primera en hablar.
-Perros.
-¿Perdona?-Dijo Oreo.-¿Que dices?
-Te has olvidado de los perros. Nos enfrentamos a zorros, tejones y perros. Aveces también hay serpien...
-¡¿Y qué más da?!
Maulló su guía, claramente enfadado. Zarpa Rosal parecía a punto de añadir alguna arrogancia, pero Sombra Ardiente le puso la cola sobre la boca; claramente no estaba el horno para boyos.
-Entrare yo primero, y os demostrare que no hay nada que temer.
Añadió entonces, mirandolos despectivamente. Y dicho esto, se colo por la puerta entreabierta, la oscuridad engullendole inmeditamente. Los gatos del bosque esperaron.
Y esperaron más.
Y decidieron aguardar unos instentes más, pensando que era una broma.
Finalmente, Zarpa Blanca tragó saliva y maulló.
-¿Oreo?¿E-Estás bien?
Por unos instantes no hubo respuesta. Hasta que se escuchó su voz desde la lejanía.
-¡Si, este sitio está perfect-AAAAAHHHH!
-¡Oreo!
Chilló Zarpa Blanca, al oir el grito. Unos segundos después, se escuchó el sonido de un cuerpo siendo arrastrado por el suelo; probablembte el de Oreo.
Los seis gatos se miraron entre ellos, bueno, los cinco, porque Zarpa Rosal ya se había asomado al interior de la casa, y perplejos, vieron su cola desaparcer entre las sombras.
-¡Zarpa Rosal!-Gruñó Sombra Ardiente.-¡¿En que momento hemos decidido que podías entrar?!
Y el guerrero negro la siguió al interior de la casa. Hoja Dorada y Zarpa Blanca corrieron tras suyo.
-¡Espera!¡Es peligroso que entres solo!
Maulló la guerrera con preocupación.
Zarpa Lunar se quedó tiesa.
-¡Pero no os vayáis todos!
La aprendiza plateada bufó exasperada, y miró a Zarpa Nublada. Esta se encogió de hombros.
-Tal vez deberíamos entrar.
Las dos miraron hacía la casa. Este tipo de cosas no pasaban en las historias de los veteranos...Pensó la aprendiza, y las dos juntas, se colaron al interior de la vivienda.
De lo primero que se percató Zarpa Nublada, era del mal olor que había allí dentro. Parecía que el lugar entero hubiese sido rociado con bilis de ratón. Solo de pensarlo, la joven gata arrugó el hocico. De la segunda cosa de la que se enteró, fue de la luz parpadeante que alumbraba el lugar, que claramente había visto días mejores. Y de lo tercero, del sonido distorsionado de voces de dos patas. Avanzó lentamente, espalda con espalda junto a su hermana, hasta que una voz conocida le llamó la atención.
-¿Zarpa Nublada?
Las orejas de la aprendiza se irguieron, y giró la cabeza para encontrarse cara a cara con Zarpa Silenciosa. Bueno, cara a cara no, el parecía estar atrapado en el interior de un enorme cuadrado con una agujero redondo en el centro.
-¡Zarpa Silen...!
-¡Shhhh!
El gato gris señaló con su zarpa hacia delante, y al girarse, Zarpa Nublada vio una silueta gatuna sentada delante de de un extraño cuadro brillante. Las voces de los dos patas venían de allí. Un escalofrío recorrió a la aprendiza. ¿¡Aquel gato había sido capaz de encerrar a los dos patas en aquel recuadro?!
-La resta del grupo estan encerrados allí.-Susurró el aprendiz, y señaló hacia un cuadrado metálico parecido al suyo que se encontraba al fondo de la sala. No tenía agujeros ni entradas. Como si le hubiese leido el penamiento a su amiga, añadió.-Hay un botón en la parte de arriba. Es lo que el a usado para abrirlo al encerrarlos.
Zarpa Lunar, quien también se acercó a ellos, miró la "prision" de sus amigos, y entornó los ojos.
-¿Pero que se supone que es eso?
Zarpa Silenciosa se encogió de hombros.
-Creo que ha dicho algo parecido a lavajilla, o lavavajillas.
De pronto, el felino que les había apresado irguió las orejas, y bufó enfadado.
-¿¡Quien anda ahí?!-Zarpa Silenciosa les hizo una gesto rápido a las dos aprendizas para que corriesen y se escondiesen.-¡¿Hay mas sin techo en mi casa?!
Se dio la vuelta, escudriñando la habitación con brillantes ojos azulados, pero no vio a Zarpa Nublada ni a su hermana, ya que ambas se habían escondido tras otro de los varios artefactos sueltos por la sala. El gato, que aparentaba ser un macho de largo pelaje blanco, suspiró y volvió su cabeza de nuevo hacia la carcel de los dos patas, acomodándose y dejando vía libre a las dos aprendizas para que corriesen hasta el lugar en el que sus amigos estaban encerrados. Las dos se agazaparon y se deslizaron silenciosamente pegadas a la pared. Zarpa Nublada arqueó la espalda en ver como su anfitrión blanco bostezaba, rascándose detrás de la oreja con su pata trasera.
Zarpa Lunar le envió una mirada de advertencia, y saltó arriba de el cuadrado plateado; sus zarpas acolchadas apenas sonaron con el impacto. Pero Zarpa Nublada decidió no tentar la suerte, ya que con lo torpe que era se veía rebalando al aterrizar, así que prefirió trepar hasta la superficie usando una extraña protuberancia de madera que salía de la pared.
Una vez estuvieron las dos arriba, Zarpa Nublada tanteó la superficie con su pata para encontrar el botón que les habia indicado Zarpa Silenciosa. Pero un rápido parpadeo de luz, le indicó que había más de un botón. Tragó saliva.
-¿¡Cual debe ser?!
Susurró la gata gris a su hermana. Zarpa Lunar respondió igual de bajito.
-No se, ¡apreta el que quieras!
Zarpa Nublada estaba a punto de preguntar porque no lo apretaba ella, pero al ver como el gato blanco se desperezaba, y se ponía en pie, dejó de lado todas sus preguntas y apretó al botón mas cercano.
Error.
El cachivache entero empezó a sacudirse y temblar, los gatos que había dentro maullaron asustados, y a esto se le unió el grito furibundo del anfitrión al que habían intentado burlar.
-¡Vosotras!
Aulló en la dirección de las aprendizas.
Todo fue muy rápido.
El saltó hacia ellas, y en un acto reflejo, Zarpa Nublada se tiró de encima del lavavajillas (así era como Zarpa Silenciosa lo había llamado, ¿verdada?) pero Zarpa Lunar no tuvo tanta suerte, y el extraño felino la agarró por el pescuezo, abrió el lavavajillas y encerró a la aprendiza en el. Y se giró hacia Zarpa Nublada. Esta no dudo en empezar a correr a toda velocidad en dirección a la puerta, pero no fue suficientemente rápida, y de la misma manera que había cogido a Zarpa Lunar, la cogió a ella. La gata se retorció, tratando de arañarle, pero el permaneció impasible, arrastrándola hasta el lugar en el que estaba encerrado Zarpa Silenciosa. Abrió la extraña caja de un golpe y la lanzó al interior, riéndose como un loco.
-¡A dar vueltas mininos!
Y dicho esto, presionó un boton, y la máquina empezó a sacudirse, el cubículo en el que estaban ambos el que más. Pegó un par más de sacudidas, y entonces, enepezó a dar vueltas lentamente.
-¿¡Que está pasando?!
Chilló Zarpa Nublada, tratando de correr para así no caer dé narices contra el suelo.
-¡No lo se!
Le respondió el aprendiz de pelo largo, quien habia empezado a hacer lo que ella. Pero entonces agua empezó a salir por todos lados, y los dos resbalaron, e incapaces de ponerse en pie con el constante movieniento, rebotaban de un lado al otro de la maquina, chocandose entre ellas, cubriendose de arañazos. Y entonces, una voz desconocida entró en escena.
-¿¡Que se supone que estás haciendo Samuel?!
Y de pronto todo paró de dar vueltas. Cuando por fin Zarpa Nublada fue capaz de mirar hacia el exterior, vio dos gatos, ambos blancos, el de ojos azules, y uno nuevo de ojos amarillos mirándose con enfado.
(Gato blanco de ojos azules en multimedia [Tambien conocido como Samuel] )
***
Lo se, este capítulo esta muy cacoso, pero es difícil describir los electrodomésticos desde el punto de vista de un gato. Para que lo sepáis, lo que Samuel mira, es una televisión, donde están encerrados Zarpa Silenciosa y Zarpa Nublada es una lavadora, y el lugar en el que estan Zarpa Lunar y los demás un lavavajillas.
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