Capítulo 20

El silencio era sepulcral mientras los siete gatos se daban la vuelta para ver a la que había hablado. Se encontraron ante una gata dorada atigrada de ojos verdes claro. Apestaba al Clan del Río.
-¿¡Qué hacéis aquí!?
Repitió la gata al no recibir una respuesta inmediata. Zarpa Nublada se quedó sin habla. ¿Qué podía responder? Al final, optó por responder a la pregunta con otra pregunta.
-¿Qué haces tú aquí? Que yo sepa, este territorio es del Clan del Trueno.
Trató de aparentar calma, para no despertar sospechas.
-Si, lo es, pero no todos sois de dicho clan.
¡Miente, miente, miente! Se apremió la aprendiza.
-Después del incendio, el Clan del Viento se ofreció a acogernos es su territorio. Vamos juntos.
-¿Y el Clan de la Sombra?
Dijo la guerrera dorada, ojeando a Zarpa Rosal y a Sombra Ardiente. ¡Miente!
-Les hemos encontrado traspasando en nuestro territorio mientras íbamos a comprobar en qué estado se encuentra. Pero no creo que seas tú la que deba preguntar, ya que, si no me equivoco, estás en nuestro territorio.
Zarpa Nublada puso énfasis en la palabra "nuestro", y su frase dio el efecto deseado. La gata se encogió.
-En vuestro territorio no hay nadie, así que...
-Querías aprovechar para robar presas, verdad?
La gata se indignó.
-¡No!¡Tampoco hay nada up que sacar de vuestro asqueroso y chamuscado territorio!
-Entonces estaría bien que el Clan del Río volviese al suyo propio, ¿no?
La gata gruñó indignada, pero se dedicó a volver la cabeza y llamar.
-¡Garra de Zorro!
Ante su llamada, una guerrera algo menuda, de color naranja con manchas negras y blancas y ojos amarillo ámbar, apareció entre los arbustos.
-¿Que pasa Riachuelo de Sol?
-Acompaña estos gatos de vuelta al territorio del Clan del Viento.
La gata asintió, y la guerrera dorada se marchó, dando por hecho el trabajo. Entonces, Zarpa Rosal, ignorando totalmente a la guerrera del Clan del Río que estaba aún presente, si acercó a Zarpa Nublada.
-¡Eso ha estado genial!"Si no me equivoco, estas en nuestro territorio".-Imitó la gata anaranjada, emoción emanado de sus palabras.- ¡Parecía una guerrera!
Zarpa Nublada ronroneó, sintiéndose un pelo incómoda, ya que acababa de decir que Zarpa Rosal y Sombra Ardiente eran sus prisioneros, y tanta familiaridad de pronto podía resultar sospechosa. Tal y como había pensado, aquello no paso inadvertido. La guerrera del Clan del Río carraspeó.
-Bueno, ¿adonde vais?
-Vamos hacia el poblado de dos patas, para comprobar si el bosque también está quemado ahí.
Por suerte, Garra de Zorro se lo tragó, y asintió con la cabeza.
Los gatos volvieron a caminar, esta vez en silencio, pero no porque no quisieran alertar a los de su alrededor, si no porque tenían a la guerra del Clan del Río pisándoles los talones.
¿Como podemos deshacernos de ella? Se preguntaba Zarpa Nublada. Se les acababa el tiempo, cada vez estaban más cerca del poblado dos patas, y una vez llegasen allí, la guerrera les obligaría a dar la vuelta. Matarla no es una opción. Pero si se queda aquí, podría decirle a los líderes que nos hemos marchado. Podríamos decirle la verdad...
Finalmente, llegaron hasta el poblado dos patas. Estaba igual que siempre, no parecía que el incendio les hubiese afectado en lo más mínimo. Las calles estaba desiertas, y no habían perros cerca. Tan solo había un problema. Una verja se alzaba entre ellos y el poblado. Los ocho gatos se quedaron parados, y Garra de Zorro, ______ de la situación, decido hablar.
-Bueno, ya lo habéis visto, ¿no? Ahora debéis volver al Clan del Viento.
Pero nadie se movió. La cabeza de Zarpa Nublada sorteaba mil maneras distintas de sobrepasar la verja. Aquella no era de madera, estaba construida con unos extraños hilos plateados, muy finos, y entrelazados entre sí, que brillaban bajo la luz de la luna. Treparla sería imposible, tenía por lo menos diez veces su altitud. No se veía ningún hueco por donde se pudiesen colar, y para el colmo, algunas partes de la extraña verja parecían puntiagudas, lo suficiente como para herir a un gato.
Por su parte, Garra de Zorro empezó a impacientarse en ver que los gatos no se movían de su sitio.
-¡¿Cual es vuestro problema?!
Antes de que nadie pudiese responder, se escuchó un chillido, y una extraña cosa redondeada de color rojo pasó volando por encima de la verja, aterrizando entre unos arbustos ennegrecidos. Los ocho gatos se quedaron en silencio, con el pelaje erizado del susto, esperando que aquella extraña criatura voladora saliese de entre los arbustos, cuando de pronto, un cachorro de dos patas vino corriendo hasta la verja, y la golpeó con los puños, con un semblante enfadado. Gracias al Clan Estelar. Pensó Zarpa Nublada aliviada, en ver que el cachorro de dos patas no les había visto en la oscuridad de la noche. Entonces, sucedió un milagro. El cachorro agarró una extraña porturberancia en su lado de la verja, y al tirar de ella, la verja se abrió. La aprendiza cruzó una mirada con Zarpa Silenciosa, que estaba escondido entre unos arbustos cercanos, y el asintió con la cabeza. Era ahora o nunca. En el momento en el que el cachorro empezó a buscar entre los arbustos, probablemente buscando el objeto volador, Zarpa Nublada salió corriendo de su escondite, esprintando hacia la obertura. Detrás suyo vino Zarpa Silenciosa, y tras el, los otros gatos, que también cruzaron rápidamente, entrando en el poblado de dos patas velozmente.
Pero la guerrera del Clan del Río, Garra de Zorro, se los quedó mirando patidifusa desde el bosque, y ladeó la cabeza.
-¿Que...?
-¡Cuidado!
La Interrumpió Sombra Ardiente. A Zarpa Nublada no le costó adivinar porque; el cachorro de dos patas había encontrado el objeto rojo, y con este bajo el brazo había fijado su mirada en Garra de Zorro, que estaba de espaladas a el. La guerra alzó las orejas, y volteó la cabeza, divisando al dos patas. Pero ya era demasiado tarde. El dos patas alargó sus carnosos brazos sin pelo, y estrujó a Garra de Zorro entre sus brazos. La guerra soltó un maullido aterrado, y empezó a revolverse.
-¡Ayuda!-Aulló.-¡Qué alguien me ayude!
Zarpa Nublada no sabía que hacer; si la salvaban, la guerra podía volver al Clan del Río y avisar de su partida, pero si no la salvaban, no habría ningún problema...aparte de la carga moral de haber dejado que secuestrasen un gato delante de sus narices. Por suerte Sombra Ardiente solucionó el dilema por ella. El guerreo negro saltó hacia el cachorro dos patas, y hundió sus afilados colmillos en su pierna. El cachorro soltó un quejido, y dejó caer a Garra de Zorro para deshacer-se de Sombra Ardiente, pero fue demasiado lento, y los dos guerreros corrieron apresuradamente hasta el grupo de gatos, atravesando la verja plateada. El cachorro de dos patas gritaba indignado, y oblidando completamente la esfera roja que había ido a buscar en primer lugar, corrió hacia la verja, agitando los brazos.
-¡Dispersaos!-Aulló Zarpa Silenciosa, y sin necesidad de repetirlo, todos los gatos salieron corriendo entre las pequeñas guaridas de madera. Zarpa Nublada se coló entre las dos más cercanas, sintiendo el aliento de Zarpa Silenciosa en su cola. Aceleró en oír el dos patas chillando preocupantemente cerca, y de un salto, se encaramó a la pared de la guarida más cercana. ¡Mala idea, mala idea! Se regañó a sí misma la aprendiza, en ver que la superficie era demasiado lisa y sus garras se resbalaban. Las hundió con fuerza, y finalmente, consiguió quedarse fija contra la pared, se atrevió a mirar abajo, y descubrió que Zarpa Silenciosa (gracias al Clan Estelar) no se parecía haber percatado de su triste actuación de quedarse colgada de la pared. Irguió las orejas, y al no oír los agudos chillidos de el dos patas, se decidió a bajar.
La aprendiza tubo que arrancar sus garras de la pared, y perdió varias en el proceso. Cuando consiguió despegar la última uña, saltó al suelo de nuevo, y decidió buscar a sus compañeros. Tal vez han vuelto al punto de partida... Se dijo a sí misma. Pero en ese momento, se percató de un problema. Estaba perdida. Totalmente perdida. No tenía ni idea de hacia dónde ir. ¡Maldigo mil veces mi sentido de la orientación! Se quejó la aprendiza, y alzó el hocico para tratar de captar el olor de sus compañeros, pero el horrible hedor de los dos patas le impedía captar ningún otro aparte de el suyo.
-Cagarrutas de zorro...-Masculló entre dientes.- Supongo que tendré que escoger un camino al azar...
Zarpa Nublada se decantó finalmente por el de la izquierda, y mientras caminaba arrimada a la pared, empezó a percatarse de que absolutamente todos las guaridas eran parecidas o iguales. Eso no la ayudaba para nada ha encontrarse con los demás. Y después de más de diez minutos siguiendo caminos idénticos, la gata decidió que lo que necesitaba era ver el poblado desde una posición elevada. Se agazapó y saltó, aferrándose de nuevo a la lisa madera de la pared. Gracias a pequeños huecos y maderas sobresalientes consiguió llegar a la cima de la guarida, aunque sus zarpas lo pagaron caro. Se pasó la lengua varias veces por las patas, y observó el extraño techo de la guarida dos patas. Este era mayoritariamente plano, y tenía una extraña protuberancia que se erguía desde el suelo, y un hilo de oscuro humo se alzaba desde ella. El pelaje de Zarpa Nublada se erizó al recordar el incendio, pero en ver que aquello no hacía más que humo, le dio la espalda para mirar el panorama. Ante ella se extendían una aglomeración de guaridas dos patas, pero no eran tantas como a ella le habían parecido la primera vez. Localizó fácilmente la verja que habían cruzado, y descubrió que la puerta aún estaba entreabierta. En ese momento, sintió unas ganas irrefrenables de salir corriendo y volver al bosque, pero sacudió la cabeza. No puedo volver. Debo encontrar la cura...y a mis compañeros.
Así que con la verja ya situada, fue pan comido encontrar el lugar desde donde habían salido corriendo, y para la suerte de Zarpa Nublada, ella no había sido la única en volver. Zarpa Lunar te bien se encontraba allí, con todos los sentidos alerta por si el dos patas volvía. Zarpa Nublada decidió llamar para no asustarla presentándose inmediatamente delante suyo.
-¿Zarpa Lunar?
La gata plateada alzó las orejas.
-¡Zarpa Nublada! -Trotó rápidamente hacia ella, y miró a su alrededor.-¿Tu también estas sola?
-Me temo que estamos las dos solas.
Ante la frase de Zarpa Nublada, Zarpa Lunar agachó las orejas. El silencio se hizo mucho más evidente, y las dos se sintieron diminutas comparada con todo lo que las rodeaba. De pronto, una voz sonó tras suyo.
-¿Que hacen unas damas como vosotras tan solas en medio de la noche?
Preguntó una melodiosa voz masculina. En darse la vuelta, Zarpa Nublada descubrió al hablante. Era un gato sentado en una de las vayas del jardín de dos patas. Parecía bastante adulto, tal vez ya veterano, con un curioso estampado: todo su cuerpo era de color crema, y tenía las patas, cola y cara de una tonalidad marrón oscuro. Dos brillantes ojos azules las miraban calladamente, esperando una respuesta. Fue Zarpa Lunar quien habló.
-Venimos del bosque. Y nos hemos perdido de nuestros compañeros.
El gato asintió levemente con la cabeza, y se acomodó en la valla.
-¿Y cuál es la razón por la que decidís tomar la tan noble empresa de dejar él bosque?
Las dos gatas se miraron la una a la otra.
-Veras, es que hay una enfermedad en el bosque, y necesitamos una cura, que nos está en el bosque. Y por eso dese años cruzar el poblado dos patas.
Explicó Zarpa Nublada brevemente.
-Ya veo...-Les respondió el exótico felino, mirando pensativamente al cielo.-Es una empresa peligrosa, esta que osáis emprender. El centro de la ciudad está plagado de humanos, todo tipo de transportes, y sobretodo, de gatos, que algunos hay que pueden ser peor que el demonio. Mas no debéis acobardaros por todo lo que digo, dije y diré, ya que vuestros motivos son puros, vuestras miradas luminosas, y a mera vista se podría decir que deseáis ayudar a vuestros amigos.
De nuevo, Zarpa Nublada y Zarpa Lunar intercambiaron miradas. ¡A aquel gato se le entendía peor que al Clan Estelar! Aun así, Zarpa Nublada decidió seguir preguntando.
-Ya..muchas gracias por la información y por tu charla motivadora, pero ahora nos iría bien saber si por algún caso has visto a otros gatos pasar por aquí. ¿Una gata blanca con las zarpas grises, una dorada con manchita blancas, uno de color negro, una atigrada naranja o un gato gris de pelo largo?
El gato pensó unos instantes.
-Bien, cerca de mi humilde morada pasaron la atigrada naranja y el gato negro que dices, pero ya no sé donde se encuentran, puesto que la anaranjada me debió llamar tantas groserías, ¡que acabe harto y envíe a los dos a freír espárragos!
Zarpa Nublada estaba a punto de preguntar qué era un espárrago cuando una voz conocida la sobresaltó.
-¡Zarpa Nublada!¡Zarpa Lunar!
En voltear la cabeza, vieron a Zarpa Rosal trotando hacia ellas, pero se paró en seco en ver al gato que estaba sentado en el poste.
-Veo que la pequeña peste atigrada ha regresado del exilio.-El gato crema sacudió la cola molesto.-No perfores mis viejos tímpanos con tu aguda voz, chiquilla.
Zarpa Rosal estaba a punto de soltar alguna impertinencia, pero llegó Sombra Ardiente y puso la cola por encima de su hocico.
-No molestes más el vejestorio, Zarpa Rosal.
Le susurró el guerrero negro
-¡Os estoy escuchando mequetrefes!
Gritó indignado entonces el otro gato.
Zarpa Nublada agachó las orejas; la joven no era partidaria de las peleas.
-¡No os peleéis, anda!-Dijo la aprendiza, sacudiendo la cola.-Ahora lo que debemos hacer es encontrar a los demás.
Zarpa Rosal se calló, y Zarpa Nublada prosiguió girando hacia el viejo gato.
-Lo siento mucho si le hemos ofendido, y me gustaría agradecerle por su ayuda.-Inclinó la cabeza.-Hasta pronto.
El felino sonrió.
-No es necesario partir inmediatamente petite amie. Primero debéis encontrar a vuestros camaradas, y se de un gato que será capaz de rastrearlos en lo que canta un gallo.-Se dio la vuelta, y mirando hacia la casa, llamó un nombre.-¡Oreo, ven!
Pasaron unos momentos antes de que otro gato, este mucho más joven que el ya conocido felino, saltase sobre la verja.
-¿Que pasa?
Masculló el gato de mala gana, era evidente que había estado durmiendo. Sacudió su pelaje negro y blanco, y entonces se percató de el grupo de gatos que le miraban desde abajo. Enarcó las cejas.
-¿Y estos?
-Vienen del bosque, pero ante el peligroso camino que les espera, su compañía ha quedado dividida. Les faltan algunos de sus camaradas, y estoy seguro de que ru, con tu amplia red social, serás capaz de encontrarlos.
El llamado Oreo bostezó despectivamente.
-A mí no me interesa ayudar a un grupo de perdedores que apestan a animal muerto.
El pelaje de Zarpa Nublada se erizó, y se tubo que controlar para no soltar ninguna grosería. Claro que a su lado, Zarpa Rosal tampoco se contuvo.
-¡¿Cómo te atreves cerebro de ratón!?¡Los gatos de los clanes somos mil veces mejore que tú o ninguno de tus amigos!
-¿Cerebro de ratón?-Dijo con un claro tono de burla.- Ahora los mininos salvajes también tienen su propio arsenal de "palabrotas"!
La aprendiza anaranjada sacó las uñas, pero antes de que pudiese hacer nada, el gato viejo se encargó de castigar a Oreo: de un solo zarpazo le hizo caer de la verja, y se irguió amenazadoramente.
-¡No ofendas a nuestros invitados!¡Te he hablado muchas veces de tu falta de respeto, y en sendas ocasiones no me has escuchado!¡Haz el favor de comportarte!
Oreo gruñó enfadado, pero agachó las orejas sumisamente.
-¡De acuerdo abuelo!¿Pero después me dejaras en paz, eh?
Y con un par de saltos, el gato blanco y negro subió a la verja, y de allí al tejado de la guarida, y desapareció en la noche. Hubo silencio durante unos instantes, y entonces, el viejo gato se estiró bostezando.
-Bueno, mientras no les encuentra, ¿os apetece entrar?
Les dijo, apuntando con la cola a la guarida.
-No gracias.
Murmuró Zarpa Lunar. Zarpa Nublada decidió preguntarle entonces al gato por su nombre.
-Perdona, pero como se llama?
-¿Yo? A mí, mis nobles daños me nombraron Quijote. Don Quijote con Zarpas si me preguntas el nombre entero.
Zarpa Nublada arrugó el hocico.
-¿Que es un quijote?
Quijote ronroneó risueño.
-No "un quijote", si no "el Quijote"! Él es un caballero andante de una de las historias favoritas de mi dueña.
Zarpa Nublada no le quedo muy claro, pero sintió igualmente.
-Pues Quijote, sabes algún lugar donde podamos descansar mientras Oreo encuentra a nuestros compañeros?
Quijote se rascó detrás de la oreja.
-Pues dado que no anheláis un lecho caliente en el interior de mi morada, lo único que mi humilde ser posee y puede prestaros, es el jardín. No os preocupéis, mi dueña es ya veterana, y despierta muy tarde por las mañanas. No os encontrará.
Zarpa Nublada miró a su hermana, a Zarpa Rosal y a Sombra Ardiente.
-¿Os parece buena idea?
Sombra Ardiente se encogió de hombros.
-Quijote ha dicho que no nos encontrará, y además, ya quiero volver a tener hierba bajo mis zarpas.
-¡Pero si acabamos de salir del bosque!
Dijo Zarpa Rosal, dándole un empujoncito amistoso al guerrero.
-De todos modos yo también estoy de acuerdo.
-Y yo. Quiero descansar.
Agregó Zarpa Lunar. En ese momento, Zarpa Nublada se percató de lo cansada que parecía su hermana. No habrá dormido bien. Se dijo a sí misma, y después de cruzar miradas con los demás gatos, saltó al interior del jardín. Aterrizó encima del suave y bien cuidado césped, y su zarpas arañadas de deleitaron con el tacto de la hierba. A su lado cayeron los demás, y Zarpa Rosal inmediatamente se apoderó de un arbusto cercano a la vaya. Sombra Ardiente se empezó a hacer un lecho en una esquina sombreada, y Zarpa Lunar se fue al lado opuesto. La aprendiza atigrada se decantó por dormir entre las raíces de un pequeño árbol que crecía en el centro del jardín, y antes de acurrucarse agachó la cabeza agradecida a Quijote,ñaque después de devolverle el gesto, se coló al interior de la guarida dos patas por una extraña puertecita en la parte inferior. Pero Zarpa Nublada ya no le dio más importancia y se tumbó en su lecho, crudos ando sus patas delanteras a modo cojín. Espero que estén todos bien. Sobretodo Zarpa Silenciosa.

***
Zarpa Nublada pestañeó varias veces cuando un torrente de luz la iluminó. Ante ella se alzaba, esplendorosa como siempre, Estrella Lunar. Su cara no era tan alegre como siempre, aún así, le sonrió ligeramente.
-Así que al final has decidido no hacerme caso.
La aprendiza agachó las orejas, esperando una reprimenda. Estrella Lunar suspiró.
-Da igual, puedo entrenarte de todas maneras. Levántate.
La aprendiza atigrada se levantó del suelo, ya que su estaba acurrucada en la posición en la que se había dormido. Una vez desperezada, prestó máxima atención a Estrella Lunar. La gata plateada se percató y ronroneó satisfecha.
-Primero, debes aprender cómo liberarlo. Hace tanto tiempo que lo rechazas que ha acabado por callarse, pero la intención es que esté ahí, y que puedas vivir con harmonía junto a él.
-Y eso cómo se hace.
-Ya lo has hecho más de una vez. Tan solo debes vaciar la mente de cualquier tipo de pensamientos. Imaginarte que tú eres el bosque que te rodea, y ser capaz de escucharlo todo.
-¿Todo?
Preguntó Zarpa Nublada, con los ojos ya cerrados.
-Si, todo.
Respondió Estrella Lunar.
Zarpa Nublada trató de hacer lo que la líder le había encomendado, sentirse como si fuese parte de todo lo que la rodeaba, per era simplemente imposible. No podía.
-Tranquila.-Murmuró Estrella Lunar cerca de su oreja.-Tienes todo él tiempo del mundo.
Zarpa Nublada se quedó allí parada un rato más, pero le era imposible despejar la mente. Porque su mente siempre le estaba diciendo: despeja la mente, despeja la mente. Era imposible. Estrella Lunar volvió s hablar.
-¿Que tal si te concentras en algo entonces? En un recuerdo que haya sucedido hace poco, en un recuerdo potente.
-¿Un recuerdo potente?
Preguntó la atigrada.
-Si, algo que no vayas a olvidar nunca.
Yo me sé un recuerdo potente. Murmuró una vocecita en su cabeza. Uno que no has olvidado y que nunca olvidaras. E inmediatamente, imágenes del abrasador fuego que había invadido el territorio del Clan del Trueno llenaron su mente. En ese momento, sintió como si se elevara sobre el suelo, y una sensación de vértigo se instaló en su estómago. Estaba allí. Pero no era sólo ella. No era sólo una aprendiza asustada en medio del fuego. De pronto era mucho más poderosa. Ella era las llamas, que devoraban ávidamente todo lo que encontraban a su paso, y también era los árboles, chirriando de dolor mientras se calcinaban. También corría entre los árboles, con forma de conejo, escapando de las llamas, y también era su madre, retorciéndose mientras el fuego le quemaba la espalda y acaba con su vida, pero a la vez, el amor y la satisfacción llenaban su corazón. Por fin he podido ayudar a mi hija. Esto es lo que me merezco, por haberle dado la espalda. Pensaba Manto Manchado, y después sonreía una última vez, antes de que el fuego la tragase para siempre.
Zarpa Nublada abrió los ojos con un jadeo, encontrándose de nuevo en la pradera blanca de Estrella Lunar. La aprendiza se levantó lentamente, y solo entonces se dio cuenta de que tenía las mejillas bañadas en lágrimas. Estrella Lunar la miraba comprensiva.
-Ya ha sido suficiente por hoy.
Y le dio un lametón an la cabeza a la joven gata quien en ese momento cayó desplomada.

(Quijote en multimedia)
***
¡AVISO IMPORTANTE! ¡LEER POR FAVOR!
Como ahora se van a encontrar a muchos mininos caseros y solitarios, me gustarías que vosotros me dieras ideas. Sé que no es como añadir vuestro propio personaje al libro, pero al menos se perece. Deberá tener nombre, descripción física, y el carácter. Si no rellenáis alguno de estos campos de información, seré yo la que me lo invente. Espero recibir alguno de vuestros personajes!
Y hasta aquí llega el aviso! Para los que no se lean mi libro donde público mis dibujos, podéis ver que he puesto una nueva portada al libro!

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