Capítulo 18
Pero Zarpa Nublada se negó a despertarse. Se quedó donde estaba, en el bosque oscuro mientras su cuerpo se desvanecia poco a poco.
-¡Espera por favor!-llamó desesperada a Estrella de la Muerte.-¡Necesito saber donde se encuentra la flor!
El gato negro y naranja, que ya se disponía a marcharse, giró la cabeza y la miró.
-¿Que más información me vas a dar a cambio?
Dijo, arrastrando las palabras i entrecerrando los ojos. Zarpa Nublada entró en pánico. Que ella supiera, no tenía nada más importante que ofrecer. Ni cotilleos, ni secretos, ni más profecías extrañas. Cada vez se volvía más translúcida, y dentro de poco desaparecería del todo.
-¡Por favor!
Estrella de la Muerte soltó un suspiró resignado.
-Debes salir del territorio del Clan del Trueno y atravesar el poblado dos patas. Al salir del poblado, hay unos senderos atronadores muy largos, algunos altos y otros a nivel del suelo, y los monstruos pasan todo el rato por ellos. Cruzar no es una opción.-Le envío una mirada a Zarpa Nublada.- Si sigues el sendero atronador más grande, al final verás un bosque. Debes cruzar el bosque entero, y cuando desaparezca el último árbol, te encontrarás ante una enorme extensión de arena. Cuidado porque en ese lugar apenas hay comida, y menos agua, así que si no encuentras los gatos pronto...
Zarpa Nublada quiso preguntar de que gatos hablaba, pero en ese momento su cuerpo se desvaneció del todo.
***
La aprendiza alzó la cabeza de golpe, la fría brisa matutina removiendo su corto pelaje. Apenas era de día, y algunas estrellas aún brillaban en el firmamento. ¿¡Que acaba de pasar?! No tardó demasiado en recordar la cura, y todo lo que le había explicado Estrella de la Muerte: Una flor muy llamativa, de color rojo y amarillo, que estaba a 3 lunas de viaje, y casi letal si no la preparabas bien. Pues que bien. Se dijo Zarpa Nublada a si misma mientras se alzaba del lecho y empezaba a lamerse el pelaje. Como le hacía una ilusión tremenda ir a buscar la flor. Aunque claro, era la única cura que podía encontrar para su hermana, y para los demás gatos enfermos.
Pero era una decisión muy seria. No podía irse así tal cual, sin saber apenas cazar, y menos de pelear. Por no decir que no resaltaba precisamente en ninguno de los dos aspectos, más bien daba pena. Aunque...Estrella de la Muerte no ha dicho nada de que deba ir sola...Por un momento, Zarpa Nublada se imaginó buscando tierras desconocidas, junto con su hermana, Pequeña Rosal, a la que hacía tiempo que no veía, pero habían hecho buenas migas mientras habían estado juntas, y Zarpa Silenciosa, que era su mejor amigo. ¿Sería divertido, verdad? De pronto, el sonido de zarpas rozando la hierba llamó su atención, y inmediatamente agachó la cabeza, haciendo ver que dormía. El sonido se intensificó, hasta que escuchó las voces de Estrella de Cardo, Helecho Moteado, y Reflejo Soleado.
-...más gatos enfermos.
Dijo la curandera.
-Lo se, pero no hay ninguna cura, y la enfermedad es muy contagiosa.
Añadió la lugarteniente. Estrella de Cardo no dijo nada, simplemente se quedó en silencio.
Zarpa Nublada escuchó como el líder se sentaba en el suelo, soltando un suspiro.
-Tal vez sea hora de ir a la Piedra Lunar. Puede que Estrella Solar sepa que hacer.
Zarpa Nublada recordaba a su madre explicándole que antes de Estrella de Cardo, el líder había sido Estrella Solar, un gato justo e inteligente que siempre tenía una respuesta pacífica a todos los problemas. Se preguntó si Estrella Lunar le conocía.
Mientras tanto, los tres gatos seguían hablando.
-Debemos mantener a los gatos enfermos de los gatos sanos. Y...organizar un enterramiento para Pequeño Atigrado.
Zarpa Nublada cayó en la cuenta de que el gato rojizo ya debía de haber partido hacia el Clan Estelar a estas horas, y aunque nunca habían sido amigos, la aprendiza se sintió mal por el y por sus familiares.
La siguiente en hablar fue Reflejo Soleado.
-Me parece una buena idea. Informaré al clan y a Estrella Veloz, vosotros será mejor que vayáis iendo.
El líder y la curandera asintieron, y Helecho Moteado guió a Estrella de Cardo hasta su guarida provisional, donde estaban las hierbas para el viaje.
Zarpa Nublada no se movió. Lo que acababa de escuchar la había hecho decidirse aún más. Debía ir a buscar la cura, para salvar a todos los gatos que eran presas de la terrible enfermedad. Pero Estrella de Cardo se dirigía a consultar con el Clan Estelar, y tal vez, Estrella Solar le explicaba a el líder también sobre la cura. ¿No sería más útil que fuese un gato fuerte como Estrella de Cardo a buscar la cura? Después de todo, ella no era nada más que una aprendiza de apenas 7 lunas, ¿que podría hacer? Pero se veía incapaz de no hacer nada tampoco. Una idea se cruzó por su mente. Puedo preguntarle a Zarpa Silenciosa. Haber que le parece. La aprendida comprobó que la curandera, la lugarteniente y el líder se habían marchado definitivamente, y entonces se alzó de su pequeño lecho, se dio un par de lametones en la espalda y decidió buscar a su amigo gris.
Pasó por delante de varios gatos que aún dormían, pero no vio a el aprendiz. Entonces cayó en la cuenta. Zarpa Silenciosa debía de estar junto al cuerpo de Pequeño Atigrado. Después de todo, la gata estaba bastante segura de que eran familia. Cambió el rumbo, y se encaminó hacia la guarida de Helecho Moteado. La curandera se había instalado entre un par de arbustos, y allí es donde Zarpa Nublada sabía que estaban los gatos enfermos.
La aprendiza se agazapó, rodeando el arbusto, hasta encontrar un punto desde donde pudiese ver el interior. No fue muy difícil, ya que la estación sin hoja estaba al caer, y el pobre arbusto estaba bastante pelado. Sin embargo, desde el interior no la veían, a causa de la oscuridad que aún reinaba el cielo. Presionó la oreja contra las ramas del arbusto, intentando discernir si era un buen momento para hablar con Zarpa Silenciosa o no.
-¡¿Porque!?¡¿Porque tenía que ser mi hijo!?-Sollozaba Nariz de Miel. Zarpa Musgosa se restregaba contra su madre.-¡Era muy joven!
-Todos le echaremos de menos.
Murmuró Zarpa de Cristal, quien tenía las mejillas oscurecidas por el llanto.
Zarpa Silenciosa observaba la escena, pero no decía nada ni reaccionaba. Simplemente mostraba su respeto hacia el gato rojizo con una mirada entre triste y solemne.
Zarpa Lunar, que había sido trasladada a la provisional guarida de la curandera al ser diagnosticada de la enfermedad, fue la única que se percató de la presencia de su hermana. Intercambiaron una mirad rápida, y Zarpa Lunar negó con la cabeza.
Zarpa Nublada entendió que aquel no era el mejor momento para hablar con Zarpa Silenciosa, así que con un movimiento de cabeza hacia si hermana, se alejó de allí.
***
Zarpa Nublada esperaba impaciente la llegada de Pequeña Rosal. Aquella mañana, después de haber comprobado que Zarpa Silenciosa iba a pasar probablemente lo que quedaba del día con su familia, había decido buscar a la cachorra del Clan de la Sombra.
Había salido a dar un paseo cerca del territorio de dicho clan, y había tenido la suerte de ver a la gata en un patrulla. Le había guiñado el ojo desde detrás de un arbusto, y la gata anaranjada rápidamente se había desecho de los demás de la patrulla, y se había parado a hablar con su amiga. Habían intercambiado información básica, y acotadas de encontrase en el mismo lugar cuando la luna estuviese alta en el firmamento.
Por eso, ahora Zarpa Nublada esperaba a su compañera, ahora con el nombre de Zarpa Rosal. Un par de arbustos se movieron cerca de ella, y la gata atigrada surgió de entre ellos sacudiendo las hojas de su espalda.
-Bueno, ¿que me cuentas?
Dijo jovialmente. Zarpa Nublada siseó, obligándola a callar. La gata agachó las orejas, y la aprendiza gris se apresuró a disculparse.
-Lo siento, esque nunca he roto el código guerrero y...bueno no quiero que nos descubran.
-Te entiendo.-Susurró esta vez Zarpa Rosal.- Pero si no quieres que nos descubran, explica rápido, que hay poco tiempo.
Zarpa Nublada dejó ir un suspiro. Zarpa Rosal no sabía nada a cerca de sus supuestos poderes, ni sobre Estrella Lunar, ni Estrella de la Muerte, así que la historia debería ser muy resumida.
La explico tan bien como pudo, excluyendo a Estrella de la Muerte del relato, y diciendo que la que le había explicado sobre la cura había sido Estrella Lunar.
Zarpa Rosal se mantuvo en silencio todo el rato, esperando a que la gata atigrada acabase su relato, evaluando las palabras que su amiga maullaba. Al final, ninguna de las dos dijo nada.
-¿Seguro que no necesitas ir al gato curan...?
-¡No!¡Cada palabra que he dicho es verdad, y si lo único un vas a hacer es tomarme por loca, mejor que no vengas!
-¿Estas de broma?, ¡no me lo perdería por nada!
Verdadera alegría y emoción brillaban en los ojos de la aprendiza anaranjada, y Zarpa Nublada se encontró a si misma sonriendo.
-Entonces, mañana al amanecer, nos encontraremos en el lugar de la asamblea.
Zarpa Rosal asintió ilusionada, y si más dilación, se despidieron, y cada una volvió por donde había venido.
Tengo que hablar con Zarpa Silenciosa y explicarle, o voy apañada. Se dijo a si misma la gata atigrada. Tan solo esperaba que al gato gris le pareciese bien. Aunque no estaba segura de que al aprendiz le pareciese tan bien abandonar el clan en esas circunstancias.
Pero al llegar al pequeño campamento que tenían en el territorio del Clan del Viento, recibió la noticia de que Zarpa Silenciosa había marchado a tomar aire, y aunquea gata gris hubiese querido ir a buscarlo, pero ya no podía con su alma, así que se prometió que le buscaría al amanecer siguiente, y se tumbó en su lecho, durmiendose lentamente.
***
-Estrella Lunar?
Exclamó la aprendiza en ver a la líder plateada mirándola seriamente. Su usual sonrisa reconfortante había desaparecido, y sus ojos azules parecían atravesarla cual dagas de hielo.
-No debes de estar pensando en marcharte, ¿verdad, Zarpa Nublada?
La gata se sintió incapaz de responder. Las piernas le temblaban, y se le había erizado el pelaje del cuello.
Estrella Lunar negó con la cabeza, su mirada volviéndose aún más amenazante.
-No debes hacer caso de lo que te diga ese gato cerebro de ratón.
Zarpa Nublada tragó saliva y retrocedió.
-Recuerda mis palabras, Zarpa Nublada. Te he advertido.
Y dicho eso, el sueño se esfumó tan rápido como había aparecido.
***
Zarpa Nublada se despertó con un sobresalto de nuevo en su lecho en Clan del Viento. Un sudor frío le recorría la espalda, y aún desprendiendo olor a miedo por culpa dea agresividad de Estrella Lunar, miró hacia el cielo,vque estaba cubierto de estrellas.
Ayúdame Clan Estelar. Tan solo espero estar haciendo lo correcto.
(Nariz de Miel en multimedia)
***
Es un capítulo bastante corto, pero es un capítulo después de todo. Para los lectores de la Epidemia, podéis hacer preguntas en mi otro libro, el Random de los Gatos Guerreros, a los personajes de la Epidemia. Solo por si os interesa. Bueno, espero no tardar tanto a subir el siguiente capítulo, ¡y recordad qué os amo a todos y todas!
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