Capítulo 16
Zarpa Nublada bostezó mientras entraba en la guarida de los aprendices, estirando sus agotadas patas. Se había pasado toda la tarde recogiendo musgo junto a Zarpa de Cristal y Zarpa Musgosa, y aunque la segunda era bastante simpática, su hermano era un gran cerebro de ratón. Insultaba y se quejaba de Zarpa Nublada, pero a la joven aprendiza ya no le afectaban sus palabras hirientes, y simplemente se había dedicado a recoger tanto musgo como había podido. Pero la tormenta había destrozado y dejado inservible mucho musgo así que recolectaron poco.
Y por eso, ahora los aprendizes dormían todos apretujados en un rincón de la guarida, para mantener el calor, ya que, con el poco musgo que les quedaba no era posible hacer si quiera un mísero lecho. Se acurrucó en su rincón, intentando no molestar a Zarpa de Pino y Zarpa Musgosa, que ya dormían, y cerró los ojos, deseando un pelaje más largo para poder protegerse de la gélida corriente de aire que venía del exterior.
Estaba ya apunto de conciliar el sueño, cuando Zarpa de Cristal entro enfurecido en la guarida, con el ceño fruncido y sus pálidos ojos verdes echando chispas. Se dirigió hacia Zarpa Nublada, y de una patada la despertó por completo. La gata atigrada soltó un bufido, abriendo los ojos.
- ¡¿Que haces Zarpa de Cristal?!
El aprendiz gris gruñó enfurecido.
-¿¡Que le has dicho a Zarpa Lunar?!¿¡Porque ahora le caes bien?!¡No he cumplido todos sus deseos para que me cambie por la mema de su hermana!
-¡Baja la voz!-Susurró Zarpa Nublada, harta de oírle.-¡Despertaras a todo el mundo!
Zarpa de Cristal se dio la vuelta con un gruñido agresivo, y salió de la guarida, murmurando por lo bajo. La aprendiza se quedó donde estaba por unos instantes, hasta que bostezó de nuevo y volvió a la posición original, durmiendose rápidamente.
****
El suelo olía a rayos, y se hundía bajo sus zarpas. Si, Zarpa Nublada sabía donde se encontraba. De nuevo en aquel horrible bosque del que venía Estrella de la Muerte.
Suspiró agotada, lo que daría por dormir un poco más, y aplazar el sueño a otro día. La verdad, es que un poder para aplazar sueños sería mucho más útil que el suyo actual, contando que oír susurros en su cabeza a todas horas y ver visiones espeluznantes en los momentos menos esperados fuese algún tipo de poder, claro.
La aprendiza se levantó resignada del suelo, sabiendo ya de antemano que ya habían gatos peleando en la clariana, sintiendo retortijones en la barriga de las ondas de dolor que le llegaban de las heridas y arañazos de estos.
¿Que se supone que debo hacer? Se preguntó la gata, sopesando sus opciones. Podía esperar donde estaba hasta que amaneciera y, como la última vez, abandonar el lugar de forma natural, o bien buscar a algunos de los escasos gatos que conocía y enterarse de que iba todo el lío.
Optó por la primera. Nunca le había gustado preguntar a la gente como hacer, o que hacer, ya que siempre quedaba como cerebro de ratón, y, francamente, le daba mucha pereza tener que entrenar. Si, quería obtener el respeto de su padre, ¿pero debía ser hoy? Ya decidida, se enroscó de nuevo, echarse una siesta en mente, cuando una zarpa le presionó ligeramente el costado.
-¿Zarpa Nublada? Debemos ir a entrenar. A Estrella de la Muerte no le gustan los gatos perezosos.
Si la aprendiza gris hubiese podido, se habría sonrojado. La gata que había hablado era Zarpa Blanca, la afable aprendiza del Clan del Viento con la que había hablado la última vez que estuvo en el bosque. La gata gris se levantó del suelo, y las dos aprendizas empezaron a caminar.
-¿Te han asignado un mentor?
Preguntó Zarpa Blanca para romper el hielo.
-¿Un mentor?
-Ya veo que no. Básicamente, es quien te entrena para ser el mejor, y quien valora cuando estas listo para ser un guerrero.
Zarpa Nublada se quedó pensativa ante las palabras de Zarpa Blanca. Ella ya tenía una mentora, Cola de Fuego. Pero su padre no parecía impresionado para nada con sus progresos. Su padre quería tener descendencia fuerte, y la aprendiza atigrada estaba segura que las enseñanzas del clan no le valían a Pelaje Gris.
-¿Qual es el tipo de pelea que enseñan aquí...?
Zarpa Blanca pareció dudar.
-Es un nivel...un poco superior al de los clanes. Te enseñan a pelear por tu vida.
Las aprendizas ya no hablaron más en lo que quedaba del recorrido, cada una perdida en sus respectivos pensamientos.
Al final, un "Ya hemos llegado" por parte de Zarpa Blanca hizo frenar a Zarpa Nublada, quien observó la clariana delante suyo. Era la misma que la última vez, toda la hierba marchita, los árboles chamuscados y retorcidos, la enorme piedra en el centro, y todo los gatos peleando. Inmediatamente se le encogió el corazón. Zarpa Blanca movió la cola a modo despedida.
-Adiós, mi mentor me llama.-Dijo la gata mirando hacia un gato atigrado cubierto de cicatrices.-Tal vez te vea luego.
Eso espero. Pensó Zarpa Nublada, sintiéndose perdida en aquel lugar.
-Tendrías que estar entrenando.
La voz hizo que todo el pelaje de la aprendiza atigrada se erizara, y que temblor recorriese su cuerpo. Estrella de la Muerte observó su reacción, y dejo escapar un bufido al no recibir una respuesta inmediata.
-¿Problemas en la lengua cachorrita?
Preguntó con sorna.
-No...no tengo mentor.
Titubeó la gata. Estrella de la Muerte tan sólo la miró fríamente.
-Vendrás conmigo entonces.
La sangre de Zarpa Nublada dejó de circular en oír esas palabras. ¿Estrella de la Muerte?¡Ni hablar!¡Aquel gato daba mucho miedo! Pero no se atrevió a responderle, y tan sólo asintió con la cabeza submisivamente.
-Bien.-Dijo el gato negro y naranja. -Sígueme.
La atigrada obedeció, y le siguió lejos del claro. Mil ideas I preguntas pasaron por la cabeza de Zarpa Nublada, pero tan sólo fue capaz de reunir el suficiente valor como para preguntar una.
-¿A que viene tu nombre...?Tus padres seguro no te llamaron así...
-Esa es la última pregunta que me esperaba cachorrita.
Sin embargo, no respondió, y siguió caminado. Zarpa Nublada decidió no preguntar nada más; si a esa simple pregunta ni había respondido, no creía que llegase a responder ninguna.
Finalmente llegaron a otro claro, mucho más pequeño, y Estrella de la Muerte se sentó en el suelo. La gata gris esperó a recibir algún tipo de invitación a sentarse, pero no la recibió así que se mantuvo de pies.
-¿Supongo que tu ya conoces a Estrella Lunar, verdad?
-Pues...si...
Los ojos del gato se volvieron más intensos en oír aquello.
-¿Y que es lo que sabes de ella?¿Sus intenciones, sus planes?
Zarpa Nublada se quedó callada varios segundo. La verdad era que no sabía nada. Pero podía imaginar.
-Saber...no se nada, pero me dio una profecía...aunque no se si me acuerdo...
-Una...¿profecía?-Pronunció la última palabra con cierto desdén.-¿Que recuerdas?
La aprendiza exprimió su cerebro.
-Algo así como...bajo la puesta de sol, la luz lunar brillará de nuevo, algo de un sacrificio y...-Su cabeza se quedó repentinamente en blanco.-No recuerdo más.
El macho negro y naranja se quedó pensativo, sus ojos fijos en Zarpa Nublada, quien agachó la cabeza un poco intimidada. Finalmente, pareció despertar de sus pensamientos, y formuló una nueva pregunta.
-¿Quien está con ella?
-Hay...otra gata...Luna Ámbar.
De nuevo asintió, y se quedó callado. De pronto, la aprendiza sintió un agudo chillido resonando en su cabeza, y agachó las orejas, un horrible dolor desgarrandole los tímpanos. Aulló de dolor, cayendo al suelo y retorciéndose, mientras Estrella de la Muerte permanecía mirándola fríamente mientras ella perdía la conciencia.
Unas voces resonaban en la lejanía. Zarpa Nublada parpadeó varias veces, mientras una brillante luz se filtraba entre sus párpados. Donde...¿donde estoy? La respuesta a su pregunta llegó muy pronto, ya que vio a Estrella Lunar sentada en frente suyo. La gata plateada la miraba amablemente, aunque con una pizca de preocupación en la cara.
-¿Te encuentras bien?
La aprendiza le costó responder, ya que la cabeza le dolía mucho por culpa del chillido de antes.
-S...si...
-Gracias al Clan Estelar...he tenido suerte de poder salvarte la vida, podrías haber muerto...
-¿¡Que?!
La aprendiza no se esperaba eso.
-Si.-Suspiró apenada Estrella Lunar.- Pero eso ahora no importa. Lo importante, es que he venido a advertirte. Pase lo que pase, no te acerques a Estrella de la Muerte.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de la aprendiza. Pero decidió mentir.
-Estrella de la Muerte?-Titubeó.-No he oído hablar nunca de el. ¿Quien es?
En vez de responder, la gata plateada suspiró con alivio.
-No es nadie que deba interesarte, querida. Porque ante tu mayor prioridad ha de ser la de proteger a los clanes, y no preocuparte por gatos como el. Tienes una profecía que cumplir.
-Ah...si...
-Noto cierta falta de entusiasmo en tu voz.
Constató Estrella Lunar. Zarpa Nublada se miró a las zarpas antes de responder.
-Es que...no se que debo hacer con esta profecía. Para serte sincera, ya ni me acuerdo de que iba.
Estrella Lunar ronroneó.
-Puedo repetirtela. Pero debes acordarte a partir de ahora.-Zarpa Nublada asintió.-Bajo la puesta de sol la luz lunar volverá a brillar, un sacrificio el juicio nublado disipara, y la verdadera estrella resplandecera. Te ha quedado claro?
Zarpa Nublada se repitió la profecía en su cabeza, pensando en que diantres quería decir, y después hizo que si con la cabeza. Estrella Lunar sonrió complacida.
-Solo hay un cabo suelto por atar. Tu poder.
-Que le pasa a mi poder?
-Debes aprender a controlarlo. Es indispensable para salvar a los clanes.
La aprendiza se quedó meditabunda, preguntándose que hacía su poder indispensable para los demás. ¿Tal vez podía leer corazones?¿Tal vez podía oír lo que decían los otros clanes? Fuese lo que fuese, Estrella Lunar decía que era importante.
-Es hora de despertarse.
Dijo la gata plateada, sonriendo. Te veré mañana por la noche.
Genial. Pensó Zarpa Nublada. No voy a dormir en lo que me queda de vida, fijo.
****
Zarpa Nublada se desperezó, dejando escapar un bostezo. Estaba muy cansada. Aún quedaban gatos en la guarida de los aprendices, así que la gata supuso que no era tan tarde.
Salió de la guarida con musgo aún colgando de su pelaje, y como parecía que Cola de Fuego aún dormía, decidió visitar a su hermana, Zarpa Lunar. No tenían la mejor de las relaciones, pero Zarpa Nublada esperaba que mejorase dentro de poco.
Se asomó al interior de la guarida de la gata curandera, y escuchó a dos gatas hablando.
-Noche Oscura, estas enferma. Debes quedarte en mi guarida.
Esa era Helecho Moteado.
-Estoy bien.-Respondió con voz ronca Noche Oscura.-Es solo un poco de tos.
-Acaso quieres acabar como Lirio Nevado?
La única respuesta de la gata negra fue un bufido cansado.
Zarpa Nublada se alejó de la guarida. Volveré más tarde. Pensó mientras volvía de nuevo a la guarida de los aprendices.
-Zarpa Nublada!-La aprendiza se giró, y se encontró con Garra de Hielo .-Ve a despertar a Zarpa Silenciosa, que hoy Vendrás a entrenar con nosotros.
-Vale!
Dijo la gata gris, entrando en la guarida y dirigiéndose al lecho del aprendiz de pelo largo.
-Buenos días.
Zarpa Silenciosa bostezó y arqueó su espalda, el pelo de sus omóplatos erizandose.
-Que pasa...?
-Garra de Hielo me ha pedido que te despertara, parece que hoy entrenaremos juntos.
-Bien, dame un momento.-Pasó la lengua por su despeinado pelaje.-Ya está.
Los dos aprendices caminaron hacia fuera de la guarida, donde se encontraron con Garra de Hielo.
-Porque no podía entrenarme Cola de Fuego, como siempre?
Preguntó con curiosidad Zarpa Nublada. Garra de Hielo respondió a su pregunta.
-La pobre esta hecha papilla desde lo de Lirio Nevado. La enterramos ayer por la noche, y podía oírla llorar desde la guarida de los guerreros. Me parece que sigue junto a su tumba.
Pobrecilla. Se dijo a si misma la gata atigrada. No se imaginaba como debía ser perder a un ser querido de esa manera.
****
-Eres un poco torpe con esto de la pelea, eh?
Maulló Garra de Hielo después de haber enviado a Zarpa Nublada por los aires la octava vez. La aprendiza resopló cansada, levantándose del suelo de nuevo y sacudiendo la arena de su pelaje.
Habían estado practicando ese movimiento todo el rato, y mientras que Zarpa Silenciosa lo había dominado con bastante facilidad, a Zarpa Nublada le resultaba imposible.
-Tienes que practicar esa flexibilidad. Con los músculos tan rígidos serás incapaz de vencer siquiera a un cachorro.
Siguió diciendo Garra de Hielo. Zarpa Nublada tan sólo escuchaba, pero no se quejaba.
-Puedo repetir...?
Preguntó la gata. El mentor blanco negó con la cabeza.
-No vale la pena. Ya lo practicaras con Cola de Fuego otro día.
La aprendiza gris bajó la mirada y se quedó en silencio.
-Volvamos al campo, anda.
Dijo el guerrero blanco, y se dio la vuelta, caminando hacia el campamento del Clan del Trueno.
Zarpa Silenciosa caminó hasta Zarpa Nublada.
-Espero que no te haya ofendido mucho. Como el cree que la pelea lo es todo en la vida del clan...
-No no pasa nada. La verdad es que si soy un poco torpe.-La gata sonrió.-Igual que para trepar arboles.
Los dos rieron en recordar la sesión nocturna trepa árboles. Después se quedaron en silencio, mientras escuchaban a los pájaros cantar.
De pronto, Garra de Hielo alzó el hocico y olió el aire.
-Huele extraño...-Se quedó pensativo unos instantes.-Como a...humo.
Zarpa Silenciosa se puso alerta, y las pupilas de Garra de Hielo se dilataron, justo antes de que saliese corriendo hacia el campo. El aprendiz de pelo largo le siguió, y Zarpa Nublada se apresuró a correr tras ellos. Garra de Hielo tenía razón, había un olor agrio en el aire, y desde hacía un rato, el aire se había vuelto más denso. La aprendiza sintió como se le contraía el pecho al sentir la desesperación del los gatos del Clan del Trueno.
Muy pronto, los gritos se hicieron audibles, y el calor de las llamas y el humo también.
La gata gris había perdido de vista a Garra de Hielo y a Zarpa Silenciosa, pero el olor del miedo de los gatos de su clan fue suficiente para guiarla. La mayoría de los gatos se encontraban en una clariana, agazapados y con el pelaje erizado de terror.
Y con razón.
El campo entero estaba en llamas, el crepitar del fuego haciendo un ruido ensordecedor en extenderse a los árboles de alrededor.
-¡¿Donde están mi cachorro?!¿¡Donde esta Pequeño Mirlo?!
Esa es Garra Parda, que gritaba desesperada a Reflejo Soleado. La lugarteniente intentaba apaciguar a la reina, pero se veía en sus ojos que estaba igual de asustada.
Diferentes conversaciones llegaban a las orejas de Zarpa Nublada, quien empezó a toser por culpa del humo.
-¡Vamos, tenemos que avanzar!
-¡¿Pequeño Atigrado!?
-Vamos, Tormenta Floral, ¡debes ser fuerte!
-Por favor, ¡mantened la calma!
-¡No encuentro a Cola de Fuego!¡Estaba aqui hace un momento!
De pronto, una gata plateada giró la cabeza y vio a Zarpa Nublada.
-¡Zarpa Nublada!-Dijo Zarpa Lunar, acercándose a su hermana cojeando.-¡Pensé que te habías perdido!
-No, yo estoy bien...
La gata atigrada fue interrumpida por la voz de Estrella de Cardo.
-¡Escuchadme todos!Se que tenéis miedo, pero debemos cruzar el bosque para buscar refugio!
-Pero el bosque esta lleno de fuego!
Un árbol cayó al suelo, haciendo que más de un guerrero soltase un respingo. Estrella de Cardo sacudió la cola, y espero a que los gatos le mirase de nuevo.
-Necesito saber quales gatos no están aquí!
Se escucharon unos murmullos agravados de la multitud, y finalmente, Garra de León informó.
-Faltan Pequeño Mirlo y Cola de Fuego.-Zarpa Nublada sintió como un frío helador se extendía en su cuerpo. ¡¿Cola de Fuego no estaba?!-Les hemos perdido en el campo.
Las toses de los gatos y el sonido del fuego carcomiendo el bosque fue lo único que se escuchó durante aquello escasos segundos. Estrella de Cardo suspiró y miró al lugar en el que había estado el campo.
-Me gustaría decir que hay esperanza...pero creo que Cola de Fuego y Pequeño Mirlo ya están cazando con el Clan Estelar. No podemos arriesgar más vidas. Les enteraremos cuando encontremos sus cuerpos.
El silencio sepulcral que vino después solo fue interrumpido por una voz que murmuró:
-Si es que queda algo de ellos...
Garra Parda estalló en llanto, gimiendo y gritando, como si alguien estuviese destrozando su corazón desde dentro. Solo entonces, Zarpa Nublada se enteró de que tenía las mejillas cubiertas de lágrimas.
Todo el clan se había quedado en silencio ante las palabras de su líder, y lágrimas caían de los ojos de varios de ellos. Les hizo reaccionar el sonido de un árbol estrellándose contra el suelo, que tembló por el impacto.
-Debemos marchar.-Dijo Estrella de Cardo.-Ya no estamos a salvo aquí.
Zarpa Nublada se dejó empujar por el grupo de gatos, sintiendo una mezcla de todos los fuertes sentimientos a su alrededor. ¿Era posible que su amigable mentora estuviese muerta?¿Que estuviese cazando con el Clan Estelar? De pronto, la aprendiza tropezó en recibir un empujón muy fuerte en el costado, y rodó por el suelo, tosiendo y escupiendo humo. Alzó la vista para ver a Zarpa de Cristal saltando por encima de unos escombros. Aún así, Zarpa Nublada no sintió ningún tipo de rabia hacia al aprendiz, y simplemente se levantó de suelo para seguir caminando. Entonces, un enorme árbol en llamas cayó delante de la aprendiza, cubriendo su vía de escape. La gata bufó asustada y retrocedió, mirando alrededor. Se había quedado rodeada. Una onda de pesimismo la alcanzó. Esto es muy típico. Pensó, y justo cuando iba a prepararse para intentar saltar el tronco en llamas, unas imágenes borrosas invadieron su mente.
El fuego se expandía a mucha velocidad, árboles chamuscados y carcomidos por las llamas rodeaban la escena. Una gata estaba tumbada en el suelo, debajo de un árbol. Su cara estaba torcida de dolor, y la sangre la cubría entera. Tosió y llamó desesperada para que alguien la ayudase. Un gato entró en la clariana. Su mirada era fría mientras observaba a la gata retorciéndose de dolor. Ella abrió mucho los ojos, y un par de lágrimas se deslizarse por sus mejillas cuando el gato sacó sus uñas. Entonces, el fuego rodeó la escena.
Zarpa Nublada volvió en sí, tambaleándose. El crepitar de las llamas se había hecho mucho más fuerte, y a su alrededor lo único que se veía era el humo. ¿Moriré aquí? Se preguntó la gata.
Pero sus pensamientos no se hicieron realidad, ya que unos fuertes colmillos se hundieron en su pescuezo, sacándola de su trance. En ese instante, un enorme árbol cayó justo donde la aprendiza había estado segundos antes. Zarpa Nublada jadeó, y en mirar hacia arriba, vio a su salvadora.
-¿¡Manto Manchado?!
Pero su madre no respondió y la agarró de nuevo.
-¡Vamos!-Exclamó mientras arrastraba a su hija.-¡Debemos salir de aquí!
Zarpa Nublada se soltó de las fauces de su madre, y empezó a correr a su lado. La gata moteada jadeaba por culpa del humo, y tenía los ojos llorosos.
Poco a poco, el fuego empezaba a disminuir, y Zarpa Nublada sintió la esperanza aletear en su corazón. Su madre también parecía notarlo, y empezó a caminar con más brío.
El agudo sonido de ramas quiebrandose distrajo a las dos gatas, y en un instante, Manto Manchado empujó a su hija, separandola de ella y desapareciendo bajo el árbol.
-¡Manto Manchado!
Gritó la gata, alarmada. Pero no hubo respuesta.
-¡¡¡Manto Manchado!!!
Gritó de nuevo, pero esta vez con más desesperación. Caminó a lo largo del árbol, buscando el pelaje moteado de la guerrera.
-¡Mamá!
Las lágrimas inundaron sus ojos en comprender lo que había pasado. Y aunque Manto Manchado nunca había sido la mejor madre, Zarpa Nublada lloró, porque, después de todo, había sido la única madre que había tenido. No paró de llorar hasta que llegó Reflejo Soleado a por ella, y la arrastró por el pescuezo para separarla del árbol caído, llevándola con el resto del Clan del Trueno.
(La gata de la foto es Manto Manchado)
***
Lo prometido es deuda! Tenía una cosa a pediros, todos los que leéis la Epidemia, podéis dejar un comentario en mi perfil donde ponga, "Desayuno aguacates con mayonesa." Podéis añadir también lo que pensáis de la Epidemia, me hace ilusión. :)
Y ahora, felicitamos a @LittleFox_16 que es su cumple! Bueno, el día 24/03/2016, por si no lees esto inmediatamente.
Adiós, y hasta la próxima!
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