Capítulo 11

Zarpa Nublada se despertó en sentir el sol en su cara. Abrió lentamente los ojos, viendo que la guarida de los aprendices estaba aún llena. Zarpa de Cristal, Zarpa Lunar y Zarpa Musgosa dormían muy juntos, y cerca de ellos estaba Oscurilla, que ronroneaba en sueños. Zarpa Nublada bostezó y se levantó del lecho. Por lo que parecía, Zarpa Silenciosa se había marchado hace ya un rato, porque la mitad del lecho en la que había dormido ya estaba fría. Probablemente a salido con la patrulla del alba. Pensó la gata atigrada. De pronto, una cara blanca de ojos ámbar asomó por la entrada.
-¿Ya estás lista Zarpa Nublada?-Era Cola de Fuego.- Porque si lo estás, despierta a los otros, que salimos ya.
Dicho esto se marchó, tarareando una canción. Cuantas ganas que tiene de entrenar. Se dijo a sí misma la gata gris. Obedeciendo las órdenes de su mentora, se acercó a Zarpa Lunar y los demás, y trató de despertarles tan gentilmente como pudo; temía que se enfadasen con ella si se pasaba. Una vez los cuatro estuvieron despiertos y más o menos aseados, salieron a buscar a sus mentores. Cola de Fuego tenía una sonrisa pegada a la cara, mientras hablaba con un macho que había a su lado. Su nombre era Manchas Naranjas, y tal como indicaba su nombre, era blanco y naranja, como su hermana, Cola de Fuego, pero con los ojos verdes. Era el mentor de Zarpa Lunar. A su lado había una gata atigrada marrón oscuro de ojos verdes, Cola Espinosa, mentora de Zarpa de Cristal, y el último era Garra de León, un guerrero dorado de ojos amarillos, y encargado de enseñar a Zarpa Musgosa. Cuando estuvieron todos reunidos, se internaron en el bosque. No era la primera vez que Zarpa Nublada lo veía, pero aun así, le pareció tan alucinante y enigmático como siempre. Aunque estaba completamente cubierto de escarcha, la vida se reflejaba en todas h cada una de las hojas de los árboles, y de la hierba bajo sus patas. Cola de Fuego se situó al lado de su aprendiza.
-Siento no poder mostrarte el territorio, pero te prometo que lo haré en el próximo día de entrenamiento. Hoy estaba planeado salir a practicar.
-No te preocupes, no pasa nada.
Dijo Zarpa Nublada.
Finalmente llegaron a la hondada arenosa. Por culpa de la reciente nevada, la arena estaba fangosa y mojada, y se pegaba a las almohadillas. Zarpa Lunar fue la primera en protestar.
-¡Esto está asqueroso!¡No podemos entrenar aquí!
Zarpa Nublada no pudo evitar poner los ojos en blanco. El mentor de su hermana, Machas Naranjas se encargó de responder a su aprendiza.
-No todo está lleno de fango, Zarpa Lunar. Podemos entrenar perfectamente en la zona seca de la hondada.
Ante la sugerencia del gato manchado, los ocho gatos se dirigieron a uno de los extremos más secos, viéndose obligados a pasar por encima de todo el fango. A Zarpa Nublada le disgustaba el sonido de succión que hacían sus patas al caminar, así que pasó lo más rápido que pudo. Los otros aprendices también pasaron si muchos problemas, aunque Zarpa Lunar no les dejó tranquilos con sus quejas. Garra de León, que era el guerrero más experimentado de todos, se agazapó en el suelo, explicando al grupo de aprendices los elementos básicos de las posiciones de acecho. Zarpa Nublada se concentró mucho en recordarlo todo, no quería hacer él ridículo en su primer día como aprendiza.
-Ahora probad vosotros.
Les ordenó Garra de León. Zarpa Nublada se agazapó inmediatamente, tratando de imitar a la perfección la postura que les había enseñado el gato dorado. Recogió sus patas bajo el cuerpo, y elevó la cola a menos de una cola de ratón por encima del suelo. Cola de Fuego se aproximó a ella para corregirla.
-Mira.-Dijo mientras ponía una zarpa encima de la espalda de su aprendiza.-Baja un poco más tu cuerpo, y separa las patas traseras, que si no no podrás moverte.
La aprendiza hizo lo que le habían dicho, y al probar la nueva postura ganó estabilidad. Cola de Fuego se alejó un momento y la observo.
-Ahora prueba de avanzar.
Zarpa Nublada lo hizo, y posicionó la primera pata delante suyo. Apretó un poco para ver si crujía mucho, y al ver que no, cambió su peso a la zarpa de delante. Volvió a repetir el proceso, y cuando hubo avanzado un poco más de una cola, miró a Cola de Fuego. Su mentora parecía complacida.
-Lo has echo muy bien para tu primera vez.
La alabó la guerrera. Zarpa Nublada se sintió orgullosa de su logro, y volvió la cabeza para ver cómo lo hacían los otros aprendices. Zarpa Lunar parecía bastante buena también, y a Zarpa de Cristal solo le faltaba acabar de acomodar las patas traseras. Zarpa Musgosa era la única que tenía problemas. Siempre había tenido un complejo de torpe, y no le iba bien del todo para el acecho. Su mentor no paraba de gruñirle y de quejarse de su poca habilidad, y Zarpa Musgosa tenía la cabeza gacha. Cola Espinosa se acercó a Garra de León, la gata parecía bastante cabreada.
-Garra de León, ¡¿no ves que si no le sale, es que no le sale!?¡No la fuerces!
Garra de León estaba a punto de responder algo irritante, cuando Cola de Fuego interrumpió su discusión.
-¿Qué os parece que los aprendices intenten cazar su primera presa?
Manchas Naranjas asintió.
-Parece una buena idea, pero será mejor que nos separemos un poco, si no, haremos demasiado ruido y las presas huirán.
A los otros mentores también les pareció buena idea, y se pusieron de acuerdo con el lugar al que tendrían que ir a cazar cada uno. Casi inmediatamente, Cola Espinosa y Garra de León empezaron a discutir de nuevo, ya que la gata marrón pensaba que las rocas soleadas eran un mejor lugar para cazar que los cuatro árboles, y el guerrero dorado obviamente pensaba lo contrario. Zarpa Nublada se acercó a Cola de Fuego.
-¿Siempre están enfadados?
Preguntó mientras miraba como cada uno se iba por su banda, echando humo por las orejas. Cola de Fuego ronroneó divertida.
-Si, siempre están así. Pero en el fondo se quieren y respetan muchísimo.
-Cuesta de ver.
La gata manchada se rió.
-Si la verdad es que si. Pero bueno, dejémosles para más tarde y vayamos a cazar, anda, ¡que nos ha tocado el Árbol de la lechuza!
Zarpa Nublada siguió a su mentora a través del bosque, mientras se preguntaba si aquella gata se pasaba así de contenta todo el día. Llegaron hasta el árbol sin percances, y la aprendiza gris inmediatamente captó el olor de presas que había en el aire. Cola de Fuego vio que su aprendiza había encontrado un rastro, y le hizo un gesto con la cola para que fuera tras el. Zarpa Nublada se agazapó tan bien com pudo, y buscó el rastro con el hocico. El olor era muy reciente, por lo que no fue difícil de rastrear, ni siquiera para una nueva aprendiza como ella. Siguió el olor hasta unos arbustos, y observó a su presa desde allí. Era un rollizo ratón, que mordía concentradamente una semilla, ajeno a la gata que le observaba. La aprendiza se preparó para el salto, y tensó los músculos cuidadosamente. El ratón alzó la cabeza, probablemente alerta ante el olor de la gata. Zarpa Nublada sabía que si esperaba más perdería a su presa, pero aún no estaba suficientemente cerca como para asegurar un buen salto. El roedor se dio la vuelta, dispuesto a irse, y la gata gris saltó en el aire. ¡Es ahora o nunca! Se dijo. El ratón chilló horrorizado en ver a la gata aparecer encima suyo, pero ya era demasiado tarde para huir. Zarpa Nublada cayó encima del animal, tratando de matarlo con los dientes, pero para cuando sus colmillos tocaron el anima, este ya estaba muerto por culpa del impacto. Cola de Fuego apareció a su lado.
-Has esperado un poco demasiado para hacer el salto, pero lo has pillado por los pelos.-Miró el animal machacado bajo las patas de la aprendiza h sonrío.-Y tampoco es que haya sido un salto muy limpio, pero para la primera vez, no está nada mal.
Zarpa Nublada sonrío encantada, y después de enterrar su ratón siguió intentando cazar, con Cola de Fuego corrigiéndola en todo lo que podía. Por desgracia, le fue imposible cazar nada más, y las dos gatas volvieron al campamento cargando con el ratón de Zarpa Nublada y un petirrojo de Cola de Fuego. Para entonces, el sol ya se estaba poniendo, y los demás aprendices ya habían vuelto al campo. La aprendiza gris vio a Cola Espinosa y Garra de León compartiendo lenguas en un extremo del claro, y tal y como había dicho Cola de Fuego, los dos parecían muy afectuosos el uno con el otro. Cola de Fuego se despidió de su aprendiza con un movimiento de cabeza y unas breves palabras.
-Te aconsejaría que fueses a dormir tan pronto como puedas Zarpa Nublada. ¡Mañana será un día ajetreado!
Y se marchó ha hablar con su hermano, Manchas Naranjas. Por su parte, Zarpa Nublada se dirigió a la guarida de los aprendices, después de recoger su propio ratón del montón de presas, ya que era consciente de que nadie querría comerse el roedor aplastado. Antes de entrar en la guarida se encontró con Zarpa Silenciosa, que estaba comiendo un cuervo estirado al lado del tocón del árbol de delante de la guarida de los aprendices. Alzo la cabeza de su comida en ver a Zarpa Nublada aproximarse.
-¿Qué tal te ha ido el entrenamiento?
Preguntó el. Zarpa Nublada se tumbó a su lado y después de tomar el primer bocado de su presa respondió.
-¡Muy bien! Cola de Fuego me ha dicho que cazo muy bien.-Enseñó el ratón que tenía entre las zarpas.-¡Esta es mi primera presa!
Zarpa Silenciosa sonrío.
-Pues el mío no ha ido tan bien. Garra de Hielo se ha pasado todo el día mirando a Pluma Azul, que había venido con nosotros en la patrulla, y no he podido aprender el nuevo movimiento de lucha que me había prometido.
Zarpa Nublada se rió un poco. Después se acabó su ratón y se alzó.
-Bueno, yo me voy adormir ya. Cola de Fuego me ha dicho que mañana haremos algo intenso.
El aprendiz gris asintió, y después pareció acordarse de algo.
-¡Ah!¡Zarpa Nublada! Se me olvidaba decirte que mientras ni estabas te he construido un lecho para ti sola. Está cerca del mío.
La gata atigrada sintió como una corriente de gratitud la inundaba.
-Muchas gracias.
Y entonces entró en la guarida y buscó su lecho. Lo encontró sin problemas. El musgo de este estaba muy fresco, mientras que el de los otros lechos estaba tirando a grisáceo. Sintiendo la gratitud inundarla de nuevo, Zarpa Nublada se tumbó en su lecho y cerró los ojos.

***

Sus zarpas se hundieron en una superficie blanda y pestilente, y la gata abrió los ojos asustada. Se encontraba en el mismo bosque al que había ido en sueños aquel día en la maternidad. Lo recordaba todo a la perfección: los arbustos sin hojas, los altos y retorcidos árboles que te impedían ver la luz lunar, la hierba marchita que recubría todo el suelo, y la misteriosa neblina grisácea que se extendía por todo el lugar. Zarpa Nublada empezó a caminar por aquel paisaje muerto del color de las cenizas, y de pronto el sonido de unas hojas moviéndose alertó a la gata, que se dio la vuelta, y se encontró cara a cara con un enorme gato negro y naranja. Se quedó paralizada del terror mientras los observaba. Una mitad del gato era negra, y la otra naranja atigrada. Su cara también estaba partida en dos mitades, el ojo de su parte negra siendo verde, y el de su parte anaranjada azul. Incluso su nariz era de colores distintos.
-¿Quién eres?
Consiguió maullar Zarpa Nublada. El gato la miró durante un momento, sus ojos distintos atravesándola como dagas. Finalmente, unas palabras salieron de su boca, aunque no eran lo que Zarpa Nublada esperaba oír.
-Tú conoces a Estrella Lunar, ¿verdad?
La aprendiza no sabía a qué venía aquella pregunta, ni si era sabio responder, pero la mirada de aquel gato incitando,e a que hablara la estaba torturando, y no tuvo más opción que responder.
-Si...
El gato asintió lentamente, muy meditabundo.
-Lo está haciendo otra vez...
Oyó que decía. Zarpa Nublada se quedó parada mientras veía como este se daba la vuelta, empezando a desvanecerse entre la niebla. La aprendiza se alzó.
-¡Espera!¡De que hablas!¡Porque me preguntas esto!¡Y quien se supone que eres!
-Mi nombre es Estrella de la Muerte.
Y dicho esto se desvaneció por completo. La gata gris se quedó sola en medio del bosque, y en un abrir y cerrar de ojos, el horrendo paisaje desapareció, y en su lugar, había un pradera blanca, rodeada de altos árboles. El cielo era negro, y estaba salpicado de millones de estrellas. Una gata avanzó hasta ella.
-Zarpa Nublada.
La llamada giró la cabeza y vio a Estrella Lunar. La gata la miró con aquellos profundos ojos azules, capaces de llegar al corazón de cualquiera, y le habló dulcemente a la gata.
-Zarpa Nublada, no debes acercarte a...
Su voz se cortó, y así lo hizo el sueño. El sueño desapareció de la mente de Zarpa Nublada sin dejar rastro, y la gata durmió pacíficamente en lo que quedaba de noche.

(Estrella de la Muerte en la multimedia)

***
¡He actualizado dos días seguidos!¡Yuhuuu! No sé si mañana también podré actualizar, pero lo intentare.
La verdad es que este capítulo es más entrenamiento que nada, así que no mola mucho, pero es bastante más largo que los otros, así que espero que lo hayáis disfrutado. ^^

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