008

♠️♠️♠️

Ashleby suspiró mientras el agua tibia recorría su cuerpo desnudo.

Pensó en todo lo que había sucedido ese día, en como Alisa casi los condenaba a morir en manos impuras de cazadores tan simples como los hombres de Calvina. También pensó en su hogar, en como había sido reducido a nada por la necesidad de mantenerlos a salvo. No sé arrepentía de lo que hizo, pero aún así sintió un gran pesar en su pecho.

La mansión Vamalia había sido una construcción de siglos. Por años había dado manto a los herederos Vamalia, hasta que repentinamente, la sangre se hizo tan espesa que fue casi imposible seguir con la dinastía. Poco a poco, los herederos fueron desapareciendo, hasta que solo quedaron sus hermanos y ella. Ya no quedaba más de los Vamalia.

En su mente, Ashleby se hizo la promesa de que no permitiría que el apellido Vamalia de extinguiera. No sin dar lucha primero.

Movió el agua con su pie, sacando su pierna para crear ondas en la bañera. La sangre seca se había despegado poco a poco de su piel como si fuera suba vieja amiga, y pronto el agua tomó un tono marrón. Aspiró el aroma de la sangre que cubría sus manos, repentinamente hambrienta.

No creía poder contenerse demasiado antes de tener que alimentarse nuevamente. La tentación era grande.

Al terminar, notó que Hindrik le había dejado un vestido nuevo. Éste era un tanto diferente a los que estaba acostumbrada, considerando que todas sus pertenencias se habían quemado en la mansión.

Pero, cansada y agotada, recordaba lo que Hindrik había dicho antes de salir: Sir Milton se encargará de todo lo que necesites. Tu abuela lo respalda.

Mientras seguía atrapada en sus pensamientos, su abuela Elina entró a la habitación con paso seguro y lento.

—¿Me dirás por qué Sir Milton parece estar tan fascinado con mi aparición, abuela? —le preguntó mientras se observaba en el espejo. Con el tiempo, Ashleby había aprendió a controlar su lado vampírico y humano. Ser híbrida no era tan malo como se pensaría, una de las ventajas es que podía ver su reflejo cuando lo deseara.

Cosas de sangre.

Elina hizo una mueca, un tanto cansada. Cada vez era más difícil permanecer despierta a su edad.

Algún día llegaría el momento en que no despertaría, pero Ashleby no estaba lista para ello, por lo que evitaba el tema como la peste.

—Deja de jugar con tu reflejo —la regañó sin hacer caso a su pregunta anterior—. Si alguien entrara...

—Si alguien entrara, no volvería a ver la luz de luna —la cortó mientras cepillaba su cabello rubio, que mojado parecía plateado—. No dejaré mi reflejo hasta que contestes mi pregunta.

Elina suspiró mientras se sentaba en la silla más cercana. Tenía un cojín color marrón y la madera estaba tallada con líneas asimétricas, pulcras. Era un trabajo muy elegante, por lo que supuso que todo el barco era igual que aquella habitación.

—Sir Milton es amable —le dijo con voz baja, como si temiera ser escuchada. Ashleby se inclinó hacia delante, incitándola a hablar—. Pero no te confíes. Lo más seguro es que deseé una unión entre los Vamalia y Vyrad.

—Lo cual no sucederá —dijo Ashleby, muy segura de lo que decía—. Ningún clan jamás se ha unido. Es algo imposible porque nuestra sangre es incompatible —Ash negó con la cabeza al tan solo pensar en ello—. Jamás se podría concebir un nuevo heredero. Nuestros cuerpos y poderes solo funcionan si somos del mismo clan. Es un disparate el solo considerarlo.

Su abuela le sonrió tristemente.

—Estoy de acuerdo —dijo Elina—. Nuestro parentesco es incompatible.

Ashleby se preguntó si aquella había sido la razón por la que Sir Milton y su abuela jamás confesaron sus sentimientos. No era tonta. Notaba el cariño y atención que se daban mutuamente. Era bastante obvio que el amor había florecido entre ambos... Un amor que no era posible. Un amor prohibido.

Si se hubieran casado, sus clanes se hubieran extinguido. Ashleby y sus hermanos jamás hubieran existido.

Sintió melancolía al imaginar a su abuela de joven, ocultando sus sentimientos reales y buscando consuelo en su abuelo. Lo había amado, lo sabía. Pero no creía que Elina hubiera superado del todo al hombre de traje pulcro e increíbles modales.

A veces, el amor no es suficiente para todos.

—Si no es por tu propio deseo, no te obligaré a concebir un matrimonio. Por más prometedor que parezca, ¿qué clase de Vamalia sería si lo permitiera? —Pareció bromear con el asunto. Tenía razón, los Vamalia eran conocidos por tener el poder del amor, ¿qué clase de clan serían si crearan un compromiso sin amor? No tendría sentido—. Tu madre fue la clara muestra de ello. Nunca renunció al amor por tu padre.

«Con un final trágico», se recordó a sí misma.

Su madre había corrido con la suerte de enamorarse de un humano. Un mortal que estaba condenado a morir tarde o temprano; dejándola con un corazón roto y maltrecho. Pero como era de esperar, después de tener a Ashleby y Alisa, ambos decidieron que su padre, Peter, se convirtiera en una sombra. Un Vamalia por matrimonio.

Fue así como Tammo jamás supo que Ashleby era una híbrida. Alisa ni siquiera sabía los detalles de la unión de sus progenitores. Solo sabía que su padre había muerto en la guerra, y que su madre había decidido seguirlo al otro lado del velo.

«Murió por amor», pensó con tristeza «que mejor forma de morir que por el único mal del mundo que es conocido por ser bueno y al mismo tiempo letal».

«Se condenó a sí misma por amor».

Recordó una frase que había leído en un libro de su biblioteca personal (que ya no existía, pero que se encargaría de volver a crear. Después de todo, tenía una eternidad para crearla).

»Amor. Amor es la más baja de las obsesiones. La más fuerte de las maldiciones. El único mal capaz de derrocar Reinos y unificar naciones. El elixir de la vida y la condena perpetua a la muerte.

Por amor han muerto millones, y por amor se cometen atrocidades.

»¿Cómo saber si eres un monstruo, hasta que encuentras el amor verdadero?

Suspiró, quitando esos pensamientos de su cabeza.

—Lo fue —asintió—. Madre y padre  fueron felices. Aunque un tiempo reducido entre los nuestros.

Su abuela sonrió con tristeza mientras miraba a un punto muerto. Por el rabillo del ojo, notó como sus ojos brillaban con algo que conocía muy bien.

Culpa.

—¿Quiénes eran los que estaban en el palco? —preguntó, ya sabiendo la respuesta. Quería cambiar de tema lo antes posible. No le gustaba hablar tan a profundidad con su abuela, se sentía incómoda, como si siempre le ocultara algo.

—El Conde y la Condesa —le respondió mientras tomaba el vestido lleno de sangre que Ashleby había dejado aún lado. Sus ojos estaban concentrados en la tela, clavados en cada mancha carmesí.

Ash la miró en silencio.

—No creo que necesites una advertencia sobre el asunto. Eres lo suficientemente mayor para saber el peligro al que estamos expuestos en el Elisabetha. Somos huéspedes, pero jamás debemos olvidar lo que han llegado a hacer los demás clanes para conseguir más gemas de las que les correspondían.

»Estamos en tregua. Ya no hay guerra y podemos movernos libremente por los territorios de los demás clanes, pero nunca debemos bajar la guardia. Suficiente daño ya han hecho a este mundo.

Estuvo de acuerdo.

—Lo sé —le respondió—. Se perfectamente que los demás clanes son despiadados —Sonrió a su reflejo antes de que su imagen desapareciera por completo—. ¿Pero quién dice que los Vamalia no lo son?

Su abuela sonrió, orgullosa de en quien se había convertido su nieta. Era fuerte. Sería la heredera perfecta que necesitaba. Una combinación entre el poder, la elegancia y la feminidad que los Vamalia necesitaban.

Nadie pisaría el nombre del clan de ojos rojizos. Nadie nunca más los subestimaría.

¿Quién dijo que el amor era algo inútil cómo poder? Porque cariño, el amor es un arma de doble filo, listo para encajarte sus dientes si te descuidas.

¿Lo más curioso de todo? Es que Lars de Dracas estaba apunto de averiguar de que estaban hechos los Vamalia.

♠️♠️♠️

Pregunta del día:

¿Qué creen que hará Ashleby?

Veinte votos, diez comentarios y actualizo ;)

Atte.

Nix Snow.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top