Abandonando el Herbolario...

-Para desbloquear las otras puertas, vaya al Servicio de Forja.

Con mi mente recuperada, me acerco al atril de las joyas ubicada en el Nexus. Sin embargo, escucho en el piso una madera hueca. Vuelvo a golpear con mis pies hasta vislumbrar una puerta secreta. Ingeniosamente, utilizo la misma palanca que antes había colocado para hacer funcionar los portales e intento abrir la trampilla.

-No tengo mucho tiempo. Te explicaría todo pero no puedo. Solo te digo que juntes las joyas necesarias para abrir todos los portales y puedas encontrarnos.

La bola de cristal vuelve a empañarse.

-Amor, espera... ¿dónde estás?

Esta vez, la cabeza de mi amado desaparece y no vuelve a aparecer. Me siento sola pero segura ahora que recuerdo todo: estoy inmersa en contra de mi voluntad por Lilith, la Reina Hada de los Sueños, en una realidad alternativa para obtener lo que quiere. Mi esposo y mi hija están en peligro y no puedo, ni siquiera, recurrir a mis suegros.

-Primero Fidget, ahora Lyra... Lo de mi esposo lo puedo entender pero ¿Qué quiere de mi hija?

La trampilla se abre y me conduce en plena oscuridad. Las joyas brillan y, de manera astuta, las uso a mi favor en forma de linterna. Una escalera en espiral. Abajo de todo, una pequeña luz incide en esta especie de torre giratoria. Al salir, tengo el servicio de forja adelante mio pero si volteo, me doy cuenta que he salido de un árbol gigantesco cuyo Nexus no se ve debido a una inmensa niebla que lo cubre, en las alturas.

-¡Plantas! -pienso al recordar el sabio consejo de Aeval de poder comunciarme con ella pero no oigo nada-. Al menos tendré que crear mas joyas si quiero recuperar a mi familia.

Un arduo trabajo se pone en marcha.