9

Narra Raymond

Los lentes de sol oscuros bloquean aquella mirada felina, tan hipnotizante como sus caderas al moverse, se para justo frente al escritorio apoyando su peso en una sola pierna haciendo que la tela del vestido se alce un poco dejando ver aquel lunar tan poco visible.

Saca la carpeta dónde está el contrato dejándolo sobre la mesa en silencio, la ansiedad me carcome al igual que un miedo indescifrable, la observó en silencio sin quitar el porte de seriedad.

— He pensando mi respuesta — habla guardando sus gafas de sol en su bolso, aún sin verme puedo sentir un gran alivio.

— ¿Y bien? — arqueo una ceja viendo el contrato sin firmar, cuando conectamos miradas le hago saber el porqué aún no está su firma.

— Haremos lo siguiente — se para frente a mí acercándose peligrosamente — firmaré — sonrió victorioso  — a cambio de algo — borro mi sonrisa de inmediato al escuchar eso.

Me preparo mentalmente para negociar, la conozco y sé que muchas veces puede pedir cosas a cambio que ni Cristo bajando de nuevo a la tierra podría obtener tan fácilmente.

— ¿Cuánto necesitas? — pregunto sacando la chequera, es lo primero que se me viene a la mente.

— No quiero dinero — me mira ofendida.

— ¿Entonces? — pregunto curioso — ¿Qué debo hacer para que firmes? — arqueo una ceja apoyando mis codos encima del escritorio.

— Escucha muy bien — ordena rodeando el escritorio — necesito que seas parte de mi venganza — apoya su cadera en la orilla del escritorio.

Maldita sea no puedo mantener la mirada en sus ojos si tengo esta imagen tan erótica, en estos momentos lo único que quiero escuchar perfectamente son sus gemidos y su voz entrecortada pidiendo más.

— ¿Qué clase de venganza estamos hablando? — aclaro mi garganta intentando sonar lo más estresado posible.

— Quiero demostrarle que no es el único que puede conseguir una pareja tan rápido, que vea que perdió una gran mujer — sonrió arrogante al saber cuál es el punto en el que quiere llegar.

— ¿Qué quieres que haga? — pregunto apoyando mi espalda en la silla de cuero, jugueteo con los anillos entre mis dedos para evitar terminar de subir ese jodido vestido.

— Mi ex es parte del anillo de seguridad que contraste hace unos meses, lastimosamente no podemos exigir que lo cambien por qué según es buen elemento — rodea los ojos.

— De todas formas significa que somos novios — me levanto acercándome a ella — debo tratarte como mi mujer —

Maldita sea que bien se siente decir eso

— Firmaré está mierda, aceptaré casarme contigo solo si me ayudas hacer mierda al tipo que me vio la cara de estúpida — amenaza tomando el bolígrafo.

— Tú estás ayudándome, yo haré lo mismo — prometo haciéndole saber que soy sincero al cumplir mi palabra.

Suspira dándome la espalda inclinándose un poco para tomar el contrato y firmar justo donde está su nombre.

Bendito sea Dios por darme ojos y así apreciar a tremenda diosa que acaba de aceptar ser mi esposa.

— Esto queda entre tú y yo — se levanta girándose para verme, amenaza señalándome con el bolígrafo.

— Calma loca — me río — esto debe desaparecer — guardo el contrato en la caja fuerte — un día antes de la boda vamos a quemar esto — le aseguro al saber que dicho contrato ha sido firmado por ambos.

— Rafael sabe lo del matrimonio, no digas nada de la venganza — toma asiento en una de las sillas frente al escritorio.

— Solo sabrá que nos estaremos ayudando mutuamente — le resto importancia — ¿Esta todo listo para la presentación en el choli? — pregunto guardando unos documentos en los cajones del escritorio, intento disimular mi felicidad.

— Hablé con los patrocinadores, estarán presentes durante el concierto — habla mostrándome el nombre de las personas que estarán presentes.

— ¿Qué falta por hacer? — pregunto relajando mi cuerpo, necesito

— Por el momento esperar a que algunos de tus colegas confirmen su asistencia — asiento en respuesta viendo de reojo la fina cadera dorada con una víbora colgando de ella.

— Hablaré con Wisin y Yandel — enciendo mi móvil marcando el número de Wisin.

— Hablaré con el manager de Bad — comienza a llamar el número del representante del conejo.

Ambos hablamos por nuestros móviles estando en mundos completamente distintos, solo nos hacemos señas respondiendo ciertas preguntas que teníamos.

Terminamos las llamadas, respondo un par de mensajes entre ellos los de Rafael.

Ray:
Acepto, cabrón si firmó

Pina:
Hijo de puta, lo lograste

Ray:
Yo lo manifesté 🙏🏻 te dejo que tengo trabajo con la mujer mía


Ambos bloqueamos nuestros móviles para vernos en silencio, muerde su labio inferior levemente antes de romper la atmósfera de paz.

— Natasha quiere que vayamos a su estudio — se levanta tomando su bolso — necesita saber si te agrada lo que diseño para ti.

— ¿Es urgente? — pregunto levantándome de la silla guardando mi móvil en mi bolsillo delantero.

— Obviamente — responde — vamos — camino hasta ella para adelantarme abrir la puerta dejando que salga primero.

— Estaremos con Natasha en su estudió — anuncio a mi secretaria — si me necesitan me llamas — la chica asiente regresando su vista a la computadora.

— ¿Cuántos días quieres ensayar para el concierto del choli? — pregunta mientras caminamos al ascensor — la secretaria del director me está preguntado para que agenden.

— Solo necesito dos días — entramos al ascensor, presiono el botón del piso seis — estaremos ensayando desde temprano — advierto antes de tiempo para evitar reclamos.

— Hablaré con los bailarines para informarles que el miércoles iremos a ensayar.

— ¿Se vendieron todos los boletos? —me  mira ofendida.

— Claro que todos se vendieron, ¿A caso no viste toda la publicidad que hice? — gruñe molesta — me ofendes — suelto una carcajada al ver el pequeño puchero formado en sus labios.

— Creí que habían boletos para darles algunos a los chicos del club de fans — aclaro de buena manera sonriéndole.

— Todos están vendidos — voltea a verme — se agotaron en menos de dos días — suspira recargando su peso en una sola pierna.

— Eso es bueno — el ascensor se abre dando paso al piso donde se crean las locuras de Natasha.

— La señorita Natasha los espera — habla la recepcionista del piso abriendo la puerta — adelante — entramos al estudio de la morena.

— ¡Por fin llegan! — corre hasta nosotros Natasha con esos enormes tacones  — necesito que te tomen las medidas — llama a una chica — quiero las medidas de ella para su camisa — acomoda su minifalda justo cuando se para frente a ambos.

Una de las empleadas me llevan hasta otra parte de la habitación, una morena de cabello negro corto, de estatura media toma mis medidas en completo silencio y lo más rápido posible, anota en un cuaderno dejándome ir hasta donde está Natasha frente a su computadora.

— Necesito que elijas uno de estos tres diseños, estuve pensando un poco respecto a lo que les gusta en común junto a Nicki — explica haciendo ademanes los cuales me marea un poco.

— ¿Hablaste con la diseñadora y estilista de Nicki? — pregunto a la morena viéndola a los ojos — así evitamos que ellos trabajen el doble, ¿Ya hablaron de cómo van a trabajar? — arqueo una ceja.

— Tranquilo Ray, hable con el equipo de Nicki y yo me encargo de hacer los vestuarios de los primeros tres shows y el último, el resto lo hará el equipo de Nicki consultándome unas cosas respecto a ti — explica viendo a la pantalla dónde está el calendario con las fechas de cada concierto.

— Mantén informado si hay problemas, recuerda que debes notificar si se deben hacer algunas compras — asiente viéndome.

— No te preocupes, será algo muy estresante pero podremos salir de esto, ahora, necesito que elijas el diseño y color — me pide señalando tres bocetos con diseños muy distintos — en cualquier diseño que elijas, necesito que me digas el número que pondré.

— Joder, esto es algo difícil, necesito de la loca — me rasco el cuello buscándola con la mirada.

Y como si la hubiésemos invocado, se acerca a nosotros caminando tranquilamente parándose a mi lado.

— ¿Qué te parece? — pregunto mostrándole los tres diseños distintos.

— Me gusta más en color rojo, a Nicki le encantara ir vestido igual que a ti — mira la pantalla y luego a mí — por algo harán historia el viernes.

— Entonces, el rojo será — observó la camisa de baloncesto que está justo en medio.

— Haré las camisas en rojo, ¿qué número le pongo? — pregunta Tasha anotando algo en el iPad.

— A Nicki ponle el treinta y tres, a mi el veintitrés — respondo viendo los apuntes de Tasha — yo usaré la camisa blanca y Nicki la negra.

— Yo me encargo de ver las cadenas y otros accesorios que usará esa noche — Tasha asiente sin quitar su mirada del iPad.

— El día jueves debes venir junto a Nicki para medir las camisas y ver qué no estén incómodas, mientras seguiré diseñando la ropa que usarás durante la gira.

— Gracias Nat — agradezco con una  sonrisa — debemos hablar con Marcus por el tema de los bailarines — asiente despidiéndose de Tasha.

Salimos de la oficina directo a la de Marcus, al llegar le explicó rápidamente lo que tengo en mente, anota todo en su iPad con rapidez recordando algunas cosas que le había dicho anteriormente, me repite lo que cambiaremos, luego de llegar al acuerdo nos vamos justo al área de marketing, todos están diseñando logos, publicidad, mercancía.

Nos vamos justo al área donde está Andrea, la jefa de todo el equipo de fotógrafos, hacemos la cita para la sesión de publicidad, al final regresamos agotados a nuestras oficinas preparando todo para el día de los ensayos.

🦋🦋🦋🦋

Termino de hacer mi rutina de ejercicios para darme una ducha, me visto por algo deportivo y cómodo, he despertado temprano para mantener mi cuerpo activo desde muy temprano, ayer me acosté a dormir un poco más temprano de lo habitual para evitar tener cansancio.

Reviso que todo esté en orden, bajo corriendo las escaleras tomando las llaves de mi Ferrari rojo, uno de mis autos favoritos. Sin darme cuenta voy tarde por quedarme viendo unos minutos el móvil dentro del auto.

Conduzco hasta el choli viendo la hora en mi reloj, Jade va a matarme por hacerla despertar tan temprano, pero, necesitamos ensayar lo suficiente para dar un buen show.

Llegó al parking estacionando el carro justo a lado de la camioneta de la loca, la observó parada con su peso apoyado en una sola pierna, sus brazos cruzados con cara de pocos amigos.

— Llegas tarde — habla acercándose a mí — ¿dónde estabas? — cuestiona cuando bajo del auto.

— El tráfico está de la mierda — me quejo — a pesar de ser temprano.

— ¿Por qué escogiste empezar a las seis? — pregunta molesta — aún es de madrugada — se queja.

— No te quejes loca, necesitamos dar el mejor show — caminamos a la entrada del choli — ¿Nicki ya vino? — pregunto cuando ambos cruzamos el umbral de la puerta principal.

— Eso creo — responde dudosa.

— ¿También llegaste tarde? — pregunto burlón abriendo la puerta para que ella  pase.

— El tráfico está horrible — se quejo por la misma razón que yo — además, ya te dije es de madrugada — nos encontramos con todo el equipo.

— ¿Dónde estaban? — pregunta Rafael viéndonos pícaros.

— El tráfico está de la mierda — vuelve a quejarse soltando un suspiro de cansancio — además, es temprano — suspiro yendo a dónde está su amiga Natasha.

— Toma, esto te lo manda Tasha — Rafael me entrega una playera de color blanco.

— Iré a cambiarme, ya vuelvo — camino en silencio hasta el baño saludando a quienes me topo en el camino.

Al entrar ingreso a un cubículo quitándome la playera color negro de cuello redondo, me pongo la que Rafael me entrego viendo la palabra "Boss", bordado con hilo dorado en letra cursiva, recojo la playera, me paro justo frente al espejo acomodando mis cadenas, salgo para ir justo con Rafael quién me extiende mi gorra que deje hace un tiempo en su auto, me la pongo para estar más cómodo viendo a Jade salir del baño de damas.

Comenzamos a caminar viendo cómo se integra rápidamente a nosotros, observó divertido su camisa, ambos tenemos la misma solo que la de ella está muy corta, llegamos donde está todo el equipo, las bailarinas platican, las camisas con el estampado del logo del evento hacen evidente todo.

Cuando nos quedamos solos giro a verla con diversión al notar el "Boss", bordado de la misma manera que el mío.

— Creo que tu amiga nos hizo una travesura — la miró burlón — somos los únicos de blanco — observó rápidamente a mi alrededor para confirmar lo que he dicho.

— Deja esto en mis manos — me mira — la castigaré muy pronto — asiento divertido.

Me alejo de ella cuando se entretiene en algo que no puedo observar, camino hasta Nicki para saludarlo con un abrazo y choque de puños.

— ¿Cómo estás papi? — pregunta mi mejor amigo mostrando su perfecta sonrisa blanca.

— Muy bien ¿Y tú? — pregunto al notar que tiene una sonrisa de coqueto.

— Tenemos nuevos amores — se encoje de hombros — seguimos siendo un alma libre Ray.

— Eso veo — nos miramos cómplices antes de reírnos a carcajadas.

— ¿Y la mexicana? — pregunta viendo por todas partes.

— Estaba por ahí, ya sabes — acomodó mi gorra — es pequeña y la pierdo fácilmente.

— Está por allá — señala justo a mi loca parada viendo con atención una hoja que tiene entre sus manos — vamos — tira de mí llevándome hasta ella.

El equipo de Nicki llega justo cuando estamos a lado de Jade, saludan a todos dejando a Rafael, mi loca y yo al último, compartimos unas cuantas palabras dejando que ellos se vayan dejando a Nicki, Jade y yo solos.

— ¿Por qué no sabía que ustedes habían grabado el remix? — pregunta curiosa a ambos

— Lo grabamos cuando estabas de vacaciones — le guiña el ojo coqueto — ya sabes mami, con yankee hacemos sorpresas — sonríe el colombiano, quiero decirle que ella muy pronto será mi esposa para borrarle la estúpida sonrisita de coqueto.

— Ya quiero escucharla — se queja viéndonos  — vayan a cantarla — hace un puchero viendo a Nicki abrazarla de inmediato.

— Solo por qué eres mi mexicana favorita — besa su frente — si Raymond no sabe apreciar tu trabajo, yo lo haré con gusto — Gruño molesto mordiéndome la lengua para responderle algo.

— Si aprecio su trabajo — respondo entre dientes — que tú estés coleccionando anillos de bodas no es mi problema — me adelanto molesto al escenario, pero lo suficiente cerca para escuchar lo que dicen.

— Déjalo está de mal humor — le resta  importancia — ¿Me dirás quién es tu nueva novia? — pregunta curiosa.

— Estoy soltero muñeca — le guiña el ojo haciendo que apriete la mandíbula — por si aún quieres aceptar la cita.

— El viernes te lo diré — sonríe viéndolo a los ojos — cuando estemos en la fiesta de celebración.

— Muy bien, me enteré del divorcio ¿Estás bien? — asiente — eres fuerte muñeca — besa su mejilla.

Ya fue suficiente colombiano calvo, deja a mi futura esposa.

— ¡NICKI CABRON VEN A ENSAYAR! — grito molesto intentado disimular mis celos aunque creo que no lo hice tan bien.

— Me necesitan, ya vuelvo — sale corriendo hasta el escenario agarrando el micrófono que su asistente le extiende.

— Oye idiota, tenemos un show que dar y ni podemos perder el tiempo — le reclamo viéndolo mal recibiendo el micrófono.

— ¿Celoso? — pregunta divertido con una ceja arqueada.

Es mía idiota, muy pronto la boda a la que asistirás será a la mía.

— ¿Por qué debería estarlo? — pregunto con una ceja arqueada — ella pasa casi todo el día y todo el año junto a mí — le guiño el ojo sonriendo victorioso al ver que solo se ríe.

— ¿Aún te gusta? — murmura caminando junto a mí hasta el escenario.

— Desde que la vi cruzar el umbral de mi oficina — Nicki sonríe antes de voltear a ver a Rafael.

— Rafael te termino entregando tu perdición — ubico rápidamente a mi loca hablar con una de las fotógrafas.

— Por fin hizo algo bueno ese cabrón — reímos antes de escuchar la señal — ahora sí, tenemos que darlo todo — asiente empezando a cantar.

°•°•°•°•°•°•

Luego de un rato de ensayar doy el último trago de agua a mi botella dejándola completamente vacía, voy en busca de más y veo que se han acabado.

Camino justo al frente buscando a mi Mexicana, ella siempre tiene soluciones a todo, al ubicarla llamo su atención para hablarle.

— ¿Tienes agua? — pregunto desde la tarima — mi botella está vacía y ya no hay más — le muestro la botella.

— Espera — la observó desaparecer entre las personas hasta subir a la tarima  — toma, es mi agua — reclama dándome la botella — tiene labial, así que no te quejes — amenaza cuando recibo la botella color morado.

— No lo estoy haciendo — me río — ¿Ya pediste más agua? — pregunto antes de  beber agua.

Agua de coco, joder, que delicioso. Lo lamento tanto mi amor, pero, necesito beber todo.

— Ya lo hice — me fulmina con la mirada cuando le entrego la botella vacía — hijo de puta — gruñe — te acabaste mi agua — chilla agitando la botella y ver que ya no hay líquido.

— Era de coco, me gustó — le guiña el ojo  para hacerla enojar más — quiero más — pido con cara de niño bueno.

— Un madrazo te daré — gruñe sentándose en una esquina viéndome mal.

— Eso no quita que me bebí toda su agua de coco — me digo a mí mismo.

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