8

Narra Raymond

Agradezco a Natasha por darme actualizaciones del proceso de duelo de mi loca, el saber que es un proceso doloroso está drenando todos esos sentimientos acumulados por años.

No puedo decir que la entiendo, porque jamás he llegado a tener una relación tan extensa, tampoco compromisos así de serios, sin embargo se que el dejar ir a la persona con la que estuviste mayor tiempo de tu vida puede ser doloroso, más cuando cada día te esfuerzas en ser mejor persona, dedicarle tiempo y al final recibir todo lo contrario.

En un par de días Jade tendrá que regresar al cartel, sus vacaciones están por terminar y no tengo idea de cómo estará, si sus ánimos estarán por lo suelos o su depresión tendrá el disfraz de malhumor.

Observó detalladamente mi agenda revisando que todo esté en orden, me gusta organizar mis colaboraciones de manera personal, así mantengo presente las fechas, personas y cosas que debo hacer, la puerta de mi oficina se abre dejando ver a Rafael entrar con su iPad en la mano, lo veo mal ante el gesto que ha hecho.

— ¿A caso no sabes que debes tocar antes de entrar? — cuestionó con molestia rodando los ojos al ver que se sienta en una de las sillas frente a mi escritorio.

— Ya se que solo aceptas eso de Jade — rodea los ojos dejando el iPad sobre el escritorio — luego me reclamas, vengo a mostrarte algo.

— Rafael no estoy para chismes, rumores, mucho menos para estupideces — advierto al saber cómo es él.

— No es nada de eso — me mira indignado — estuve hablando con algunos chicos de recursos humanos y toda esa mierda — arqueo una ceja interrogante — ellos me hablaron muy preocupados — su voz suena más seria y su cuerpo se tensa.

— ¿Sucede algo? — pregunto de inmediato poniendo mis codos sobre la mesa para verlo de manera sería.

— Ellos me mostraron estás estadísticas — toma el iPad enciendo la pantalla haciendo unas cosas que no logro distinguir — hicieron un recuento de todo, la disquera está a unos hilos de tener una mala racha, está afectando muy seriamente tu vida personal, algunas empresas  están dudando en renovar los contratos de asociación, revistas y demás ya han mandado una advertencia que si no hay un orden contigo respecto a los escándalos, no podrán permitir que sigas trabajando con ellos y asistiendo a los eventos, por qué estarías dando una mala imagen — suelta un suspiro mostrándome todas las estadísticas.

— ¿Qué mierda?— cuestionó indignado viendo la pantalla del iPad — ¿A caso no recuerdan quién soy y el poder que tengo en la industria? — gruño viendo a Rafael.

— Ray estamos en serios problemas, es necesario buscar más estrategias — rasco mi cuello intentado aliviar toda la presión que cae sobre mis hombros.

— No quiero casarme Rafael, mucho menos andar con alguien que no soporte y solo me vea cómo un banco personal — masajeó mi sien soltando un suspiro.

— Necesitas hacerlo, no puedo dejar que la disquera se vaya a la mierda junto a tu carrera, miles de familias dependen de estos empleos — se sienta en una de las sillas frente al escritorio tomando entre sus manos la tablet.

— ¿Tienes alguien en mente? — pregunto no muy seguro de esto — no quiero modelos, tampoco bailarinas, estoy traumado con esas tipas.

— No quiero que tengas a una loca de esposa, pensaré muy bien quién puede ser una buena candidata — asiento sin decir nada viéndolo.

Mis pensamientos comienzan a ganarme, de inmediato la enojona de Jade se me viene a la mente, ella puede ser alguien que nos ayudaría mucho.

Por años personas del fandom han pensado que somos pareja, incluso tuvimos que salir a desmentir varios rumores, si tengo la oportunidad de tenerla oficialmente para mí, jugaré bien mis cartas.

Regreso mi atención a Rafael antes de seguir imaginando una vida con Jade, criando un perro en una casa con mucho jardín junto a un muelle que de a la playa, sosteniendo a un pequeño en brazos mientras tomamos el desayuno.

— Trata que sea rápido, el tiempo está sobre nosotros — me mira antes de hablar.

— Estaba pensando en Jade — no lo dejo terminar cuando lo interrumpo de inmediato.

— Justo estaba pensando en ella, es perfecta para ser mi esposa — respondo rápidamente sin dejar que Rafael diga alguna palabra.

— ¿He? — arquea una ceja viéndome entre confundido y divertido — ni siquiera estaba por tomarla de opción.

— Acaba de firmar su divorcio, es libre — murmuró para mí — sabes que por años nos han relacionado como pareja, eso puede ser algo que nos beneficia.

— Tomando en cuenta que está soltera, es buena candidata, habla con ella y trata de convencerla — me mira divertido — te saldrá algo caro pero no creo que se niegue.

— Luego de mucho por fin podremos darnos la oportunidad — sonrió viéndolo.

— Se que ella siempre ha sido la primera en la lista, solo estaba esperando a que dijeras su nombre — se ríe viendo la tablet — puedes hacer un contrato, coloca cláusulas justas y que  no sean abusivas.

— De eso me encargo yo, mientras mantenme al tanto de las cosas que pasen en la disquera, no quiero que al llegar Jade se encuentre con un caos — se levanta de la silla tomando la tablet.

— Tranquilo, trataré de solucionar las cosas — asiento viéndolo salir de mi oficina.

Giro mi atención a la pantalla del ordenador, comienzo a redactar el contrato viendo que todo sea justo, tengo nervios y un poco de miedo, si ella no acepta estaré hundiendo mi disquera, algo que por años he luchado.

°°°

Mi corazón se hace mierda al verla tan destruida, esas ojeras disimuladas con mucho maquillaje, sus ojos haciendo notorio el cansancio, dolor y tristeza, su cuerpo con falta de energía, aquella chica que brillaba más que el puto sol, se encuentra en completa oscuridad.

Cuando anhelo abrazarla fuertemente, pero, esconde todo eso en mal humor, evitando a toda costa a medio mundo, escucho a Rafael preguntar si se encuentra bien, lo cual ella responde con grandes mentiras.

Le he dado su espacio, a pesar que el mundo se me viene encima, no puedo presionar a firmar un contrato, luego de mucho estoy buscando el momento correcto.

Es viernes por la noche, he pensado seriamente si irme de fiesta un rato, pero, tomando en cuenta como está la situación, prefiero quedarme en casa viendo alguna serie. Me recuesto temprano luego de cenar, observó la carpeta que está en mi mesita de noche, mañana por la mañana hablaré con ella en el cartel junto a Rafael.

Posiblemente me odie por hacerla llegar temprano pero, ya no puedo esperar más tiempo, el mundo se me viene encima y estoy a nada de perder grandes contratos.

A la mañana siguiente despierto con una mente positiva, me doy una ducha para calmar mis nervios, al salir me cambio por un pantalón negro de mezclilla junto a una polera blanca, tenis del mismo color, un par de cadenas, busco algunas gafas que me agraden, guardo mis cosas en el bolsillo yendo hasta el comedor para desayunar.

Entro al cartel con la mejor se las sonrisas, no importa cuanto tenga que perder, hoy hay una gran probabilidad de cumplir mi sueño, de estar con la mujer que amo, se que es por un contrato, pero venga, me esforzaré en hacerla feliz.

Antes de subir a la oficina camino a la cafetería acercándome a una de las chicas para pedir una botella de agua, al verme una de ellas me mira coqueta, sonrió viéndola a través de los lentes de sol.

— Buen día jefe — saluda cordialmente cuando me acerco a ella — ¿Qué se le ofrece? — me da una mirada felina mordiendo su labio inferior pintando de un rojo rubí.

Ray calmate que muy pronto serás un hombre comprometido.

— Una botella de agua — aclaro mi garganta viendo a otra parte que no sea su escote.

— En un momento — se da la vuelta meneando sus caderas.

Regresa con la botella en sus manos, me doy la vuelta y salgo casi casi corriendo de ahí, entro al ascensor privado colocando el último piso, destapó la botella bebiendo un gran sorbo, siento la garganta seca.

Olvidando completamente ese incidente en la cafetería, salgo del ascensor caminando tranquilamente, hoy pinta ser un buen día, me mantengo positivo para atraer cosas buenas.

Entro tranquilamente a la oficina bebiendo un poco de agua, tomo asiento justo frente a Jade viéndola con unas gafas oscuras que disimulan la gran resaca que se carga, siento su mirada quemarme en odio puro, me quito las gafas dejándolas sobre la mesa ratona, dejo que sea Rafael quién rompa el silencio.

— Bien, esto es una reunión privada — comienza hablar Rafael — ¿Recuerdas las charlas que tuvimos respecto a la imágen de Ray? — le pregunta y ella asiente.

— ¿Por fin dejara de ser un grano en el culo? — pregunta con sarcasmo ganando una mirada asesina de mi parte.

— Vete a la mierda — gruño viéndola

— Estuve hablando con Raymond, tomamos una decisión — suelta un suspiro.

— ¿Ahora a quien debo depositarle una suma de dinero para que no abra la boca? — ambos negamos de inmediato.

— No estamos hablando de eso, Rafael quiere que me case — respondo incómodo al sentir su mirada fija en mí.

— ¿Ya tienen a la presa? — pregunta divertida — ¿Ahora qué es, una bailarina, modelo, prostituta? — Rafael la codea.

— Nada de eso — responde Rafael — ellas pueden vender la noticia por unos cuantos dólares, no podemos arriesgarnos a eso — se quita las gafas de sol para ver el rostro de Rafael.

— No entiendo — responde confundida.

— Necesitamos buscar alguien de confianza — respondo  soltando un suspiro — alguien leal — intento no ser tan directo, lo menos que quiero es que salga huyendo.

— Ya sabemos que estás por divorciarte, eres el mejor partido para Raymond — arquea una ceja interrogante.

— ¿Es broma cierto? — pregunta nerviosa — no me jodan y ya digan el plan — insiste jugueteando con sus dedos.

— Ese es el plan Jade — la llamo por su nombre para hacerle saber que no es un juego  — muchas veces las personas dudaron si había algo entre nosotros — intento hacerla recordar todas esas veces que nos reímos al ver los títulos amarillistas.

— No quiero — se niega — acabo de salir de un infierno, no pienso entrar a otro — se levanta — busquen a otra pendeja — el miedo se apodera de mí haciendo que mi cuerpo se ponga tenso.

— Jade — Rafael la hace sentarse de nuevo — tú eres la única opción, se mirarían perfectos, solo imagina esto — hace ademanes — no solo serías su mánager, también su esposa.

— Créeme loca, yo tampoco estoy muy de acuerdo — miento ocultando mi emoción por que eso suceda  — pero — me quedo en silencio — corro el riesgo de perder muchos contratos por mis escándalos — murmuró bajando la mirada intentado ocultar la vergüenza

— Te lo dije — reprocha viéndome  — te advertí que está estupidez traería consecuencias — suspira viendo el contrato sobre la mesa ratona.

— ¿Qué quieres para aceptar el contrato? — pregunta Rafael — dime lo que desees y lo obtendrás, recuerda que hay personas que dependen de Raymond, tu empleo, el mío y el de tus amigas están en una línea muy delgada.

— Solo denme veinticuatro horas pasará pensarlo — Rafael mira su reloj — el día lunes a primera hora tendrán mi respuesta — ambos asentimos con la cabeza sin rechistar.

— Toma el tiempo que necesites, solo no tardes mucho — pide Rafael — no queremos ser la comidilla de la farándula.

— Tranquilos — se levanta recogiendo el contrato — nos vemos el lunes — camina a la salida.

La observó irse en silencio, mi cuerpo intenta relajarse pensando cosas buenas, suelto todo el aire retenido viendo a Rafael quién está en silencio viendo al vacío.

— No importa a que santo debas rezarle, necesitas que ella firme ese contrato o todo se irá a la mierda en poco tiempo — habla Rafael viéndome.

— Rafael, deja de ser negativo — me quejo — no importa si ella me pide lo que sea, será mi esposa si o si — me levanto con una sonrisa — pienso darle el mundo si así me lo pide

Sin esperar respuesta de mi amigo, salgo de la oficina yendo directamente al estudio para trabajar un poco en la música, necesito distraer mi mente antes de volverme loco por la ansiedad de saber su respuesta.

Luego de estar un par de horas en el estudio salgo de la disquera conduciendo a casa, de camino paso por algo de comida rápida para cenar, las calles de San Juan se encuentran demasiado transitadas, mayormente se van de fiesta, debería hacerlo, pero, estoy demasiado agotado mentalmente para ir a un lugar con más ruido.

Aparco el auto bajando las cosas del asiento de copiloto, entro a casa encendiendo las luces, mi móvil suena con insistencia, respondo viendo en la pantalla el número de Rafael.

— Dime — hablo cuando pongo el móvil en mi oreja.

— ¿Recibiste noticias de Jade? — pregunta con curiosidad.

— No la he visto, posiblemente las reciba pronto, no quiero presionarla — dejo las cosas sobre la isla de la cocina sosteniendo mejor el móvil.

— Estaré al pendiente de cualquier cosa, si necesitas ayuda no dudes en llamarme.

— Gracias, sabes que igual estaré por si necesitas algo — nos despedimos terminando la llamada.

De la nevera saco una soda tomando la bolsa con mi orden de hamburguesas, voy directo a la sala cenando tranquilamente.

(•°•°•°•°•°•°•°•°•)

Por más que intento conciliar el sueño es imposible, la ansiedad está por matarme, necesito saber que ella aceptará, no solo mi carrera está en juego, miles de personas dependen de esa decisión, se que antes me valía lo que pasará, pero, sabiendo que muchas familias pueden terminar sin el sustento fijo, me hace sentir miserable.

Además, sería la oportunidad para permitirme demostrarle a Jade que valió la pena tomar la decisión, le dejaría en claro que no solo el contrato nos unió, luego de tan poco dejaría de ser un simple negocio, podríamos continuar con lo que dejamos hace un par de años.

Las horas pasan y logro descansar un poco, entreno un poco regresando a mi habitación para arreglarme e ir a la disquera. Un rato después me dejo caer sobre la silla giratoria, ordeno algunos documentos que están por todas partes del escritorio, la necesidad de mantener todo en orden me hace revisar que todo esté en su lugar.

Reviso mi reloj con insistencia recordando que Jade firma su divorcio, distraigo mi mente leyendo contratos y más documentos, sin darme cuenta mi asistente entra para dejarme algo de comer, se retira en silencio dejando en completo silencio mi oficina.

Termino de comer tirando todo al cesto de basura, regreso a mi labor dando un brinco ante el sonido del teléfono fijo.

— ¿Qué pasa? — cuestiono a mi secretaria del otro lado de la línea.

—Señor Ayala, su mánager  está afuera — mi corazón se acelera al escuchar eso, intento sonar lo más tranquilo.

— Déjala pasar y procura que nadie nos moleste, estaremos hablando temas serios — advierto.

— Si claro — cuelgo dejando el teléfono en su lugar regresando mi vista al documento entre mis manos.

El sonido de la puerta abrirse me hace alzar la vista, la veo entrar meneando sus caderas su cabello se mueve al mismo ritmo que ella, su mirada fija en mí;

Maldita sea y bendita sea ella que con ese vestido se mira como toda una diosa.

Sus tacones resuenan por toda la oficina, como un idiota la observo acercarse a mí caminando con una seguridad que tanto amo, bendito divorcio, aún puedo recordar lo precioso que es su cuerpo, la belleza de mujer que es ella, esa magia que erradica cada que se arregla.

Los lentes de sol oscuros bloquean aquella mirada felina, tan hipnotizante como sus caderas al moverse, se para justo frente al escritorio apoyando su peso en una sola pierna haciendo que la tela del vestido se alce un poco dejando ver aquel lunar tan poco visible.

Saca la carpeta dónde está el contrato dejándolo sobre la mesa en silencio, la ansiedad me carcome al igual que un miedo indescifrable, la observó en silencio sin quitar el porte de seriedad.

— He pensando mi respuesta — habla guardando sus gafas de sol en su bolso, aún sin verme puedo sentir un gran alivio.

— ¿Y bien? — arqueo una ceja viendo el contrato sin firmar, cuando conectamos miradas le hago saber el porqué aún no está su firma.

— Haremos lo siguiente — se para frente a mí acercándose peligrosamente — firmaré — sonrió victorioso  — a cambio de algo — borro mi sonrisa de inmediato al escuchar eso.

Me preparo mentalmente para negociar, la conozco y sé que muchas veces puede pedir cosas a cambio que ni Cristo bajando de nuevo a la tierra podría obtener tan fácilmente.

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