11

Narra Raymond

Caminamos hasta los soldados quienes se ponen en postura al vernos llegar, Alejandro es uno de los que están al frente del escuadrón de seis soldados, suelto brevemente su cintura para acomodar mi reloj, regreso mi agarre bajando un poco más mi mano casi rosando su trasero.

Maldita sea estoy obsesionado con cada parte de ella.

— Muy bien señores, el principal objetivo es lo siguiente — habla Jade a los hombres - el señor Ayala debe ser escoltado 24/7, durante los eventos debemos triplicar la seguridad, no podemos dejar que ningún fanático llegué a colarse y pueda agredir a Raymond.

—Tenemos en claro el objetivo señorita — habla Sergio, el jefe del escuadrón — la seguridad del señor Ayala y su equipo será prioridad.

—Hablando de eso — interrumpo al ver el momento perfecto - quiero mayor seguridad en los eventos tanto para mí, como mi mujer - miro a Sergio el cual asiente al mismo tiempo que el resto de los soldados excepto de uno que mira a un lado x.

—Por supuesto señor, la señorita Gómez será nuestra prioridad cuando usted no esté presente— responde de inmediato ante mi petición.

—Mi familia siempre será prioridad, actualmente solo estamos hablando de mi mujer, puede que en unos años también estemos hablando de nuestros hijos —  disimulo el brinco de sorpresa al sentir un pequeño pellizco en la espalda.

—Entendemos señor, valdrá la pena nuestro contrato de cinco años con usted y su familia.

—¿No les notificaron? —pregunta Jade  al hombre — son diez años de contrato — muerde su labio.

—Lo siento, no nos informaron — sonrie—

- No se preocupen, amor es hora de irnos los chicos nos esperan - saco mi móvil mostrando los mensajes de Pina.

- Sigan mi auto - ordeno de inmediato, caminamos hasta el auto, me adelanto abriendo la puerta del copiloto dejando que entre al auto cierra la puerta yendo al lado del piloto.

- ¿Hijos? - dice en shock cuando enciendo el auto.

- Si _ respondo sin verla - quiero cuatro - la miro coqueto.

- Cuatro madrasos te daré - se rie al ver mi cara de horror.

- Eso déjalo para tu ex - me río conduciendo fuera del parking del choli.

— Su rostro era una mezcla de muchos sentimientos — habla abrochando el cinturón de seguridad.

— Es normal en idiotas que pierden algo valioso — miró por el retrovisor viendo a las dos camionetas seguirnos — no es normal ver a tu ex esposa con alguien más luego de firmar un divorcio — digo haciendo énfasis a la palabra "divorcio".

— ¿Crees que será incómodo trabajar estando él presente? — pregunta curiosa haciendo que pase por mi mente miles de cosas que quiero hacer con él presente, burlarme en su cara.

— Tenemos un trato — me observa conducir — hagamos que observé todo lo que perdió por imbécil, demuestra que no solo cambiaste tu manera de vestir, si no de actuar — hago pequeños ademanes viendo la por cortos tiempos.

— ¿Estás diciendo que me porte como una perra? — pregunta divertida.

— No quería que sonara vulgar — me río haciendo que ella también lo haga.

— ¿Qué engloba comportarme como una perra según tú? — hago un gesto de pensativo frenando en un coche ante la luz roja del semáforo.

— Puedes demostrarme que tan buena esposa eres, así puedo presumir tus virtudes frente a todos — miro el anillo que está en mi dedo corazón — quiero que pierdas el miedo de echar a perder esto, quiero que hagas pensar que así de fácil fue olvidarlo — trato de sonar lo más convincente.

— ¿Cómo debo olvidar tan fácil a un tipo que me engaño por años y tiene un hijo con la que fue su amante? — murmura con mal humor.

— Será fácil — doy pequeños golpes en el volante con la yema de mis dedos — buscaremos una forma.

— Espero y sea pronto — suspira viendo luz verde en el semáforo — por cierto, sabía que te estarías quejando por irnos tres meses de gira.

— Son días pesados, no me gusta irme tanto tiempo y dejar sola la disquera — rodea los ojos.

— Lo sé — sigo conduciendo viendo de reojo como enciende su móvil  — logré reducir la gira en tan solo un mes, se qué serán días pesados — muerdo mi labio intentando no soltar una queja  — pero — se quedo en silencio unos segundos — podremos estar una semana antes de navidad.

— ¿Cuánto tardaste en hacer eso? — pregunto curioso.

— Ayer tenía insomnio, me puse a pensar que los chicos pasarían navidad en la gira y sería algo feo de nuestra parte — veo de lejos el club donde celebramos está noche, será buena idea un poco de fiesta antes de irnos a la cama.

— Gracias por eso loca — entro al parking del lugar — por cierto, está navidad no la pasaré con mi familia, mis padres se irán a un crucero, mis hermanos estarán con sus familias políticas — le hago saber para evitar que ella se preocupe por mí.

— Al parecer pasaremos navidad solos — murmura viendo de reojo mi cara

— Es una buena opción, pero no — niego apagando el auto — iremos con tu familia a México — veo su rostro entrar en pánico.

— Ni lo pienses — amenaza quitándose el cinturón de seguridad — lo menos que quiero es eso — su voz suena nerviosa y el leve temblor de sus manos me afirma eso.

— No está en discusión loca, lo mejor será conocer a tu familia lo antes posible — niega con la cabeza.

— No quiero discutir esto, hablamos este tema, ¿Qué te parece? — hace un ademán fingiendo  pensar — nunca — hace una mueca.

— Lo hablaremos mañana en la oficina — me baja del auto, le hago  una seña que no baje, camino hasta su lado abriendo la puerta ofrezco mi mano la cual responde  sujetando su bolso con la otra.

— No pienso hablar de esto mañana en la oficina — cierro la puerta tomando su mano.

— Deja el tema por la paz está noche, vamos a celebrar — asiente caminando a la entrada del club.

Narrador omnisciente

Raymond sabía que el ex de la castaña estaba a sus espaldas, a pesar de no saber completa la historia de su mánager, tenía en claro que él había sido quien fallo.

Raymond miraba de reojo el semblante serio del guardia quien caminaba unos metros atrás de ellos, todos entran al club directo al vip donde todos los esperan, las chicas están sentadas en las piernas se sus novios bebiendo y charlando, los guardias toman posición en puntos claves, para la desgracia de Alejandro, este queda justo al frente del asiento que toma yankee.

Raymond toma asiento dejando que la castaña se siente en su regazo, los meseros se acercan a la pareja para pedir sus órdenes.

Narra Raymond

— Una margarita — ordena al mesero — ¿Ray? — interrumpe la pequeña charla con Nicky.

— Un whisky doble — pido al mesero que de inmediato regresa.

— Que bien guardado se lo tenían — habla Nicki viéndonos.

— Era un secreto — responde al colombiano sentado alado de mí.

— Ya sabía que había algo que te impedía salir conmigo — la mira fingiendo misterio.

— En otra vida será calvito — sonríe besando su mejilla, colocó mi brazo alrededor de su cintura tirando un poco más a mí su cuerpo.

Odio que tenga tanto contacto físico con el calvo.

— Es posesivo el nene — se burla Nicki al ver mi mano en su muslo apretando un poco su piel tan suave.

— Como no te imaginas — confiesa divertida — nunca llegue a verlo en ese modo — escucho atentamente mientras finjo prestar atención a lo que me dice Austin.

— Jamás fue así con sus gatas — habla Nicki bebiendo de su trago — eres la primera, aunque no lo niego yo también sería así contigo —

— Calma calvito, solo para no verme tan cruel por dejarte solito — mira la mesa donde están las bailarinas — te puedo presentar a una amiga.

— Muéstrame — pide curioso Nicky— quiero ver a tu amiga.

— ¿Cuando te vas de gira? — pregunta Austin viéndome antes de beber un poco de su trago.

— Estamos a nada de irnos, eran tres meses de gira pero Jade logro mover todas las fechas para un mes, estaremos antes de navidad — suelto un suspiro de cansancio.

— Estás cansado Ray, debes darte unas buenas vacaciones luego de esto — sonrió un poco, el cansancio puede más conmigo.

— Tengo planes para navidad, uno de ellos es conocer la familia de mi mujer — me mira con sorpresa formando una sonrisa pícara.

— ¿Tan pronto quieres dar el anillo?, La nena no tiene mucho que se divorció — arquea una ceja interrogante.

— Esto es algo formal Austin, se que ella no tiene la mejor relación con su familia pero quiero hacer las cosas bien — me encojo de hombros viendo a Nicki reír.

— Me alegra saber que cada vez maduras más y tienes en claro lo que quieres, solo ten cuidado — advierte viendo a Jade — no caigas en tentaciones, tienes todo lo que buscas en una sola mujer, no busques calor en cama de otra, la chica es hermosa, inteligente y todos quieren como manager a la chica que sabe domar los tiburones en la industria.

— Se lo que tengo Austin, tranquilo que tengo en claro que ella no perdona, mucho menos da segundas oportunidades — bebo un poco antes de verla de reojo.

— Ese es el Raymond que quería ver, no el chico inmaduro que estaba buscando su propio entierro — palmea mi hombro — ya vengo — se levanta yendo a las escaleras.

— ¿Qué le dijiste para que se fuera así de rápido? — pregunto al ver cómo Nicky se levanta y va casi corriendo a la mesa donde están las amigas de ella.

— Le dije que tengo una amiga soltera — se sienta  alado mío mucho más cerca de lo que pensé  — también dije que era guapa y muy sexi — rodea mi cuello con un brazo.

— Ya veo — miro divertido a Nicki — está en modo galán — me burlo viendo cómo poco a poco sus manos acarician mi cuello.

— Déjalo — mira a Nicki — aún no encuentra la sal de su tequila — sonríe antes de verme

— Puede ser — la miro — aunque tú eres un limón — suelto una carcajada al ver su cara de ofensa

— Tú eres el limón, eres amargado, ácido — se defiende, la interrumpo antes que siga insultando me.

— Pero, soy también delicioso, adictivo y necesario — le guiño el ojo recibiendo el trago que el mesero trajo.

— Gracias — mira brevemente al mesero tomando su margarita — aún no puedo confirmar nada — bebe un sorbo del trago.

— Puede que muy pronto lo hagas — dejamos los tragos en la mesa que está al frente — ¿Bailamos? — pregunto al escuchar uno de mis temas sonar.

— Solo si es un perreo sucio — bromea levantándose para ir a la pista.

— Será demasiado sucio — respondo tomando su mano para ir a la pista.

— ¿Oye cabron? —Austin pregunta curioso viendo a Ray — ¿Desde cuándo bailas? — alza ambas cejas.

— Desde que una castaña prometió perrearme muy sucio — finaliza la conversación llevándome a la pista.

El vaivén de sus manos moviendo su cabello al mismo ritmo que sus caderas me traen hipnotizado, su cuerpo rozando el mío dejando que mis manos recorren cada milímetro de su piel haciendo que la pista sea solo nuestra.

Nuestros cuerpos sudados sintiendo ese calor de ambos envolviendo ese ambiente, haciéndolo nuestro, dejando que el tiempo pase de manera tan lenta. Cuando ese momento termina, regresamos a nuestros lugares viendo como todos nos miran con asombro y picardía, sintiendo mis mejillas rojas.

— Eso estuvo muy sucio — bromeo muy cerca su  oreja — nunca imaginé que bailabas así.

— El no saber perrear sabiendo que trabajo con el rey del reggaeton sería una falta de respeto — responde dejando la copa vacía sobre la mesa ratona de centro.

— Lo haces espectacular — halago pidiendo una nueva ronda de tragos.

— Lo sé — me mira arrogante haciendo que  niegue divertido — solo quería sorprender a mi acompañante de está noche.

— Tú novio dirás — corrijo viéndolo retador

— Puedo quedar viuda muy pronto — se sienta mejor para verme — si no llegamos a un acuerdo muy pronto — murmura cerca de mi rostro.

— ¡Eppa chicos! — Rauw nos interrumpe — no se coman tan descarados — nos reímos.

— El disimulo no es parte de nuestra relación — bajo mano se posa en su muslo apretando levemente la piel.

— Ya lo notamos — responde Bad — oye Boss, deja algo para el resto de la noche.

— Energías le harán falta — responde a Benito — si llegamos tarde mañana al estudio sabrán la razón.

— Todos llegaremos tarde — habla Austin — más Ray — nos mira pícaros.

— Ya lo veremos — respondo viéndola coqueto.

Narrador omnisciente

La tensión sexual entre ambos se volvía cada vez más tensa, los coqueteos y las caricias volvían cada vez un hilo más delgado.

Toda remix, suena en la disco haciendo que Raymond tomara control de la situación, dispuesto hacer que el ex de la castaña muriera de cólera comenzó a cantar en el cuello de la chica dejando besos húmedos en la calida y suave piel.

Jade no se quedó atrás, acariciando el pecho de Raymond seguía la letra sin quitar la vista de la suya, la mirada del guardia miraba con cólera a la castaña sentada en el regazo del que hace unos meses solo era su jefe, dicho tipo que la chica se quejaba por ser un idiota.

Todos miraban a la nueva pareja, celebraban que por fin Raymond sentaba cabeza con una chica de buenos principios, que por mucho tiempo buscaba el bienestar de él sin importar que debía sacrificar sus horas de sueño, almuerzos o salidas con sus amigos.

La castaña conocía perfectamente la canción que su ahora novio de mentira cantaba, sus húmedos labios con sabor a whisky cantaban en voz baja.

— Además del sexo, mami, quiero amarte toda
Conmigo vas al cielo, tú te vienes toda
Quédate conmigo y le picheo a todas
Me dices, bebesita, que nos vamos a todas, contigo voy a todas, yeh — canta Raymond dejando un beso en el hombro desnudo de la chica.

— Como quieras, papi, rápido o lento
Soy adicta a tu movimiento
Y aunque hay veces que yo te miento
En las noches se me nota lo que siento por ti — continúa la castaña acariciando el pecho del boricua, cantando de manera sensual sigue la letra de la Argentina.

La canción termina con ambos chicos viéndose de manera coqueta, Alex aprieta los puños hasta dejar sus nudillos blancos, Raymond se encontró con la mirada furiosa del chico, una sonrisa burlona se dibujo en sus labios y para hacerlo enojar más tomo de la barbilla a la chica llevando su rostro más cerca del suyo para besarla, sus manos bajaron hasta su trasero.

El pelinegro traga saliva de golpe apretando más sus puños intentado calmar sus impulsos, por más que intentaba desviar su mirada terminaba siendo traicionado por sus mismos ojos siendo tan masoquistas al ver a su ex esposa siendo besada por alguien más.

Aquellos labios que besaba rara vez desde hace tiempo, ahora eran tocados por alguien ajeno a él, su cuerpo ya tenia la esencia de alguien más, ahora esos ojos que antes lo miraban con el amor más puro miraban alguien más, su sonrisa ya le pertenece a otro.

Con rabia recuerda las veces que ella intento revivir la pasión, todas esas súplicas pidiendo que fueran a terapia de parejas para saber en qué estaban fallando, él se negaba por se sabía la fuga en ese matrimonio.

Maldice en silencio al saber que fue él quien le había quitado el color a esa chica, cuando la vio aquella noche tan destruida, débil y vulnerable no supo medir sus palabras, aún buscaba las respuestas ante su traición, Jade buscaba siempre salir de la rutina invitando al chico a citas, salidas o viajes.

No podía culpar el trabajo de la chica, no importaba si ella llegara agotada al trabajo siempre tendría tiempo y energías para él, estaba dispuesta a complacerlo a cambio de sus muestras de cariño.

Por otra parte, la pareja tenía unas cuantas copas encima sin llegar a estar ebrios, cantaban abrazados mientras reían de las ocurrencias de los chicos, ambos estaban acostumbrados a estos ambientes al convivir por mucho tiempo.

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