Capítulo 47: Decisión y Jacques.
Al Mutah Alim bebió presuroso de la copa de agua helada que Jacques y Ser Sterlink le habían ofrecido, el calor en el interior de la tienda resultaba ser más intenso que afuera donde la brisa que procedía del mar refrescaba la noche. Hilos de agua corrieron por la barba del sarraceno y el hombre se limpió la cara con su mano. Después se recargó contra el poste con el que estaba amarrado y dio una exhalación en señal de relajación.
—¿Quién es él? —Preguntó Al Mutah Alim a Ser Sterlink.
—Su nombre es Jacques. —Respondió Ser Sterlink. —El muchacho es amigo cercano de la Doncella de Hierro y él también está en contra de la maga. Dile lo que me dijiste.
Al Mutah Alim sonrió y luego giró la cabeza hacia Jacques.
—Tu doncella de Hierro no es una mujer santa. —Respondió Al Mutah Alim. —Todo ha sido un engaño de Ambra. —Mientras Al Mutah Alim hablaba, Jacques río.
—Claro, claro. ¿Por qué debería creerte? Podrías estar diciendo lo que fuese para crear desidia entre nosotros, entre nuestro ejército. ¿Qué pruebas tienes para tan desafortunadas declaraciones?
—Porque yo también conocí a Ambra. —Respondió Al mutah Alim en un tono sobrio. —Años atrás, cuando era un muchachillo, ella me dijo que Tierra Santa solo sería conquistada por el halcón y por eso debía convertirme en el Halcón—Respondió Al Mutah. —Para ojos ignorantes, los trucos de Ambra parecerán magia.
—Ah, ahora somos ignorantes. —Respondió Jacques. —¿Por qué somos cristianos? ¿porque somos europeos y no tenemos una educación de nobles? Crees que puedes simplemente acusarnos, después de todo fuimos nosotros quienes te capturamos. —Respondió Jacques.
—Primero que nada, no fueron ustedes los que me capturaron fue ese Hashashin y segundo, ella solo usa trucos, combinaciones y permutaciones de polvos y rocas que lo hace pasar por magia. Entiendo porque le creyeron a Ambra, yo también le creí, pero no fue sino hasta que estudié los secretos de la magia que aprendí que ella nada más usaba trucos.
—Dile del truco del agua. —Respondió Ser Sterlink.
—Un mago de la dinastía Han llegó a nosotros en un largo viaje por la ruta de la seda. —Dijo Al Mutah. —El hombre podía hacer llover con sus trucos. Él colocaba un polvo fino en una pequeña bolsa de papel con una larga mecha que encendía y luego amarraba la bolsa de papel a un globo. El globo subía al cielo y después se rompía liberando el polvo el cual creaba nubes a su alrededor, nubes llenas de agua que luego hace caer en la tierra.
—¿Ambra utiliza estos medios para generar la lluvia entonces? —Preguntó Jacques.
—Sí. —Respondió Al Mutah Alim, yoduro de plata.
Jacques lo pensó por un momento, era cierto, antes de cada milagro que Selene utilizaba La mujer lanzaba una cosa voladora al cielo que levitaba hasta perderse entre las nubes y luego comenzaba a llover.
—Es una buena teoría, pero necesitamos pruebas tangibles de lo que Al Mutah dice. —Respondió Jacques.
—Me infiltré en la tienda de Ambra y saqué esto de un cofre que tenía escondido debajo de su camastro. —Respondió Ser Sterlink en la mano tenía una botellita de vidrio con un polvo amarillo en él.
—Sí, ese es el yoduro de plata. —Respondió Al Mutah Alim.
--¿Cómo lo sabes?
—No solo soy un guerrero, durante la universidad estudié alquimia. Sé cómo se ven algunos compuestos. Y ese es uno de ellos.
—Sí se lo enseñamos a Selene, ella finalmente lo creerá. —Respondió Ser Sterlink.
Jacques hizo una mueca, sintió una terrible sensación en el estómago, sentía miedo, enojo, humillación y tristeza. Todas esas emociones lo hacían sentir exhausto. El muchacho bajó la mirada y comenzó a pensar, ahora estaba en un juego peligroso, si exponía a Ambra, ganaría que Selene no estuviera siendo manipulada por ella, pero al mismo tiempo toda la esperanza que giraba en torno a Selene se desmoronaría. Selene era la figura que mantenía a un ejército de cristianos, musulmanes y judíos unidos y evitaba que se estuvieran matando entre ellos, todo por una supuesta divinidad presentada en la chica. Si Jacques hacía un movimiento estúpido, toda la gran misión de Selene se desmoronaría.
—¿Qué ocurre Jacques? —Le preguntó Ser Sterlink.
—¿Qué tal si...esto perjudica más a Selene de lo que la puede beneficiar? —Preguntó Jacques. —Todo este ejército, todos estos hombres siguen a Selene porque creen en ella, si la verdad sale a la luz, dividirá a este ejército. —Respondió Jacques. —El sueño de Selene de reunirse con su hermano no se cumplirá.
—Este ejército nunca debió existir para empezar. —Respondió Ser Sterlink. —Solo se fundó bajo la idea de que Selene de alguna manera era una mujer santa. Y no lo es.
—He pensado en la situación y creo tener una respuesta para todos nuestros problemas. —Dijo Al Mutah Alim.
—No te vamos a liberar. —Respondió Jacques. —Tú eres la razón por la que vamos ganando esta guerra, sabemos que Saladino no tratará de atacarnos mientras te tengamos en nuestro poder.
—No pedía mi liberación. —Respondió Al Mutah Alim. —Pero la verdad es esta, ustedes ya perdieron está guerra, la perdieron en el momento que entraron. 25,000 hombres y dos batallas no ganan una guerra. —Respondió el sarraceno. —Saladino tiene doscientos mil hombres, incluso con el nuevo ejército cruzado que ha desembarcado en Acre, no será suficientes para retomar la tierra Santa. Sin embargo, yo puedo facilitar la reunión entre Edric y Selene.
—¿Qué quieres decir? —Preguntó Jacques.
—No hay otro hombre con más poder en tierra Santa después de Saladino que no sea yo. Si ustedes me liberan enviaré a Edric con Selene, mantendré intacto todos los títulos y tierras de Karnak. No tomaré venganza ni retribución contra ustedes bajo ninguna circunstancia. —Respondió Al Mutah Alim.
—¿Qué hay de Sarah, del sultán y los demás? —preguntó Jacques.
—Sarah Ades será perdonada, y le daremos un salvoconducto hacia Alejandría a los cruzados italianos. Pero Hairam Balik, el hombre se enfrentó a Saladino, no puedo hablar por él o lo que le vayan a hacer.
—¿Por qué debería creerte que cumplirás con alguna de estas condiciones? —Preguntó Jacques. —He visto a varios hombres mentir antes y traicionarse, que te hace diferente al resto.
—Yo no soy cristiano, yo soy Al Mutah Alim, Al Mutah Alim. Mi palabra vale mucho. Además, sino regreso a Karnak, Edric es el siguiente en la cadena de mando, tiene instrucciones de en caso de mi muerte, levantar un segundo ejército y marchar hacia aquí. Miles de hombres morirán y la primera vez que estos dos hermanos se encuentren será en lados opuestos del campo de batalla.
Ser Sterlink se acercó a Jacques y puso su mano sobre el hombro del muchacho.
—Es lo mejor Jacques, esto se terminó. Ve con Selene cumplan su misión, porque esto, prácticamente ya llegó a su fin. —Respondió el caballero. —Sin embargo...hay un problema restante.
—Ambra...—Respondió Jacques casi al instante.
—Una vez que ella sepa que he estado entre sus cosas, descubrirá lo que estoy... estamos planeando. —Respondió Ser Sterlink. —Esta no es una reunión para desenmascarar a Ambra.
"Por supuesto que no" pensó Jacques.
--¿Quién la matará entonces? —preguntó Jacques.
--No me vean a mí, yo solo soy un prisionero. —respondió Al Mutah.
--Y ella no confiaría en mí, no hoy no nunca. —respondió Ser Sterlink.—Debes ser tú Jacques.
--Selene me odiará por esto. —respondió Jacques.
--No lo hará. Una vez que sepa que fue lo mejor. —respondió Ser Sterlink.
--¿Cuándo? —preguntó Jacques.
--Está noche. —dijo Ser Sterlink y luego le pasó una daga al muchacho.—Esta daga tiene un veneno impregnado en la hoja que bloquea cualquier circuito mágico. Si Ambra es una bruja, ninguna magia que posea la protegerá de la herida.
Jacques sabía lo que tenía que hacer, no era la primera vez que mataba a una persona, había matado gente desde los 12 años, pero una cosa era matar a un hombre con una espada desenfundada, o a un comerciante, o a un pobre diablo y otra cosa era matar a una mujer de espaldas. Tanto su padre como Alou e incluso Alfonz, siempre atacaban de frente nunca por la espalda. Sentía un golpe a su orgullo al pedirle que matara a Ambra.
Esa noche Jacques llamó a Ambra bajo a la excusa de pedirle un favor, se reunieron a fuera del campamento, Jacques recordó lo mal que era para las mentiras, Alou siempre le había dicho que era un mal mentiroso y no se equivocaba, Las mentiras nunca habían sido lo de Jacques, por lo que todas sus mentiras eran sencillas, sin profundidad y fáciles de creer. Buscó el momento en el que estuviese rodeado de los demás soldados para no tener que justificarse frente a ellos.
--¿Jacques? —preguntó Ambra. --¿Con que necesitas mi ayuda?, ¿es con la agnosia?
--Como lo supiste. —mintió Jacques. —He estado viendo fantasmas, sombras de gente que no están a mi alrededor. No le he dicho a Selene porque no quiero preocuparla.
"Bravo Jacques, esa mentira salió bien"
--La Agnosia, despierta la memoria sensorial heredada por tu padre y su padre y así sucesivamente. Es normal que veas esos fantasmas, la memoria sensorial también aplica a los ojos. Tu mente trata de hacer una separación entre lo que fue un recuerdo y lo que es real. —respondió Ambra. Luego la chica caminó hacia un lado de Jacques, estaban sobre la duna cuando miraron la gran luna brillaba en un color amarillo.
--Cuando viajé por primera con mi padre Septimus a África, hacía muchos años, había una luna como estas. —dijo Ambra. –La noche en que mi padre me abandonó fue una noche como estas, y la última noche que vi a Carter, también había una luna brillante como esta.
--No sé qué estás tratando de decir. —respondió Jacques.
--Sí lo sabes. —respondió Ambra. --¿puedo preguntar por qué Jacques?
--Tú...sé que le has estado mintiendo a Selene, sé que usas un truco con un polvo amarillento para crear lluvia. Sé que nos has hecho creer a todos que Selene es una mujer santa para que siga tus planes. --Ambra giró la cabeza y miró a Jacques.
--¿Quién te dijo eso? ... ¿Ser Sterlink?, debió ser él, él y Al Mutah Alim. Por supuesto. Revisaron entre mis cosas.
--Sabes que no te puedo dejar vivir. —dijo Jacques. —Sino hago esto, Selene, ella... debo asegurarme de que ella viva.
--Jacques...--Ambra dio media vuelta y se acercó al muchacho, él desenvainó el cuchillo. —Entonces has tomado tu decisión...--Ambra tomó la mano de Jacques y guio está a su propia garganta. La punta del cuchillo abrió un hijo de sangre escarlata en el cuello de Ambra.
--Tiempo de crecer Jacques--dijo Ambra.
Jacques entonces dio un movimiento rápido y enterró el filo del cuchillo en la garganta de la chica, la sangre salpicó a Jacques en la cara, parte del líquido rojo cayó en su boca. La luz escapó de los ojos de Ambra, Jacques entonces desenterró el cuchillo del cuello de la mujer y empujó el cuerpo por la duna, el cuerpo de Ambra rodó y cayó en una zanja. El muchacho tomó su mano enguantada y se trató de quitar las salpicaduras de sangre de su cara.
--¿Y después de matarme que es lo que supone que ibas a hacer? —preguntó Ambra, la mujer se levantó de la tierra como si nada, la carne sangrante de su cortada comenzaba a moverse, a cerrarse con gran rapidez hasta que se cerró por completo.
--¡Que mierda eres tú!—exclamó Jacques. El muchacho dio un paso hacia atrás y levantó el cuchillo nuevamente, la hoja temblaba en la mano de Jacques. El muchacho mismo temblaba, un miedo atroz se apoderó de él.
--Tranquilízate Jacques, no has sido el primero que ha tratado de matarme y como dije, no serás el último. A lo largo de los últimos 2000 años he sido cortada, quemada, destripada, degollada, desollada, ahogada, quemada con aceite y ahorcada. -respondió Ambra.
--¡No es normal, no eres humana! —exclamó Jacques.
--Mi padre Septimus Maximus, fue un hombre y mi madre Zandahja de Arcadia fue una mujer, por lo tanto, soy humana, pero una humana diferente al resto.
--¿Eres una bruja?, ¿hiciste un pacto con el diablo para vivir eternamente? —preguntó Jacques.
--No, el Diablo fue creado, cientos de años después de mi nacimiento. —respondió Ambra. —No hice un pacto con el diablo, sino con entidades mucho más antiguas y primigenias. Así que escúchame Jacques porque no lo diré una segunda vez, Si tu alguna vez vuelves a tratar de tramar en mi contra, me encargaré de hacer el resto de tu vida miserable. Y te atacaré donde más te duela.
--Selene puede defenderse por sí misma. —respondió Jacques. –Así que no me asustas.
--No hablo de Selene, sino del niño que crece en su vientre. —Respondió Ambra. --Si dices algo o haces algo o le dices a alguien alguna vez sobre esto, te prometo Jacques que ese niño no verá nunca la luz. Porque lo mataré en el vientre de Selene. Ya he dado la orden de que se vierta Mala Madre en el agua de Selene. A partir de ahora en cualquier lugar y en cualquier momento sabrás que yo soy y siempre he sido la que gana Jacques.
--¿Serías capaz de matar a un niño en el vientre de su madre? —preguntó Jacques.
--Yo fui la que envió a Atila y a Aeseo a teñir el rio de rojo durante la batalla de los campos Cataláunicos, yo fui la que le susurró a Justino masacrar a todos en Constantinopla, fui yo quien le informó a Marco Augusto asesinar a los hijos de Cleopatra y Julio Cesar. ¿Crees Jacques, que me tentaría el corazón por ti y por Selene? Yo soy quien convenció a Al Mutah Alim de iniciar la conquista de la Tierra Santa. Yo soy aquella que convenció a Selene de liberar Tierra Santa. No tengo interés en dañar a Selene siempre y cuando hayas aprendido la lección.
--No te juraré lealtad. —respondió Jacques.
--No quiero que me jures lealtad, Quiero que jures lealtad a la misión sagrada de Selene. Su destino de reunirse con su hermano yace en peligro, porque podrás verte como un hombre, pero sigues tiendo la voluntad de un crío. Sin mí, Selene no vale más que cualquier hombre en esta cruzada. Sin mí, Selene fracasará en su misión. —Los ojos de Ambra se llenaron de una chispa muy distinta a la que Jacques había visto jamás, los ojos de la mujer, que parecían tener el control de todo, ahora se abrían mostrando la profundidad de un mar de furia en ellos, quemando con tan solo verlos. —Esto es lo que haremos Jacques. Yo le diré a Selene que Ser Sterlink me atacó con esta daga. Influenciado por Al Mutah Alim. Y tu aceptarás mi versión de lo contrario...
--Lo sé, lo sé...--respondió Jacques.
--No me da gracia hacer cosas como estas Jacques. Pero debo darte crédito, pocos hombres han sido capaz de engañarme, tienes cierta habilidad para las mentiras muchacho. —respondió Ambra.
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