Capítulo 42: El Halcón y Selene.



--¿Estás embarazada? —preguntó Jacques, el muchacho no lo podía creer. Jacques se sentó en la silla frente a Selene, incrédulo.

--¿Qué ocurre?, ¿No estás enojado verdad? —preguntó Selene. Selene no sabría qué hacer si resultaba que Jacques no quería tener ese hijo, Jacques después de todo venía de una familia extraña a las demás. No quería presionarlo ni nada.

--¡No, estoy henchido de alegría! —respondió el muchacho. –Siento una felicidad inmensa dentro de mí y al mismo tiempo...siento preocupación.

--¿Por qué?, este es un momento de alegría y regocijo...

--Es solo que recuerdo de dónde vengo...y tengo miedo. ¿Qué tal si se parece a mí? —preguntó Jacques. --Qué tal si él... nace loco como mi tío.

--No lo será Jacques. Este niño o niña no nacerá con nuestros problemas. —Respondió Selene.

--Estoy feliz Selene, en serio estoy muy feliz. —dijo Jacques. Selene sonrió, aún estaba aturdida por los recientes acontecimientos. Jacques se quedó al lado de Selene y tomó su mano con mucho cuidado.

--Jacques, ¿Que pasó con Al Mutah Alim? —preguntó Selene.

--Tranquila Selene, lo logramos atrapar.

--Tengo que hablar con él...--dijo Selene. —Él es el único que nos puede revelar que fue de Edric después de que conquistaron el Crac de los Caballeros.

--Tendremos todo el tiempo para preguntarle, una vez que hayas mejorado. —respondió Jacques. Selene entonces miró hacia el techo de la tienda de campaña y luego cerró los ojos y se durmió. A la mañana siguiente ya se sentía mejor.

Selene salió de la tienda, los hombres la miraron caminando con los parches con la pomada en la mejilla y los ojos llenos de venas rojas. La mujer se dirigió hacia la tienda donde tenían a Al Mutah Alim prisionero. Selene entró, el hombre yacía encadenado a una piedra en el interior de la tienda, con grilletes en las muñecas. La cabellera rizada negra caía sobre su rostro. Jacques estaba sentado en una silla junto al hombre.

--¿Hablas mi idioma? —le preguntó Selene a Al Mutah Alim. El sarraceno levantó la cabeza, un ojo verde brilló bajo los risos del hombre que le caían en el rostro.

--Sí. —respondió Al Mutah Alim.

--Perfecto, eso facilita las cosas. —respondió Selene. --¿Sabes quién soy? —El sarraceno asintió con la cabeza.

--Tú eres La Doncella de Hierro. —Respondió Al Mutah Alim. —Debo reconocer que te subestimé. Nunca pensé que Hairam Balik fuese capaz de seguir ordenes de una mujer, ninguno de nosotros en realidad lo pensó. Una mujer santa, peleando por los cristianos. Parecía tan irreal tan ilógico, tan tonto...

--¿Tu ordenaste la masacre al Crac de los Caballeros? —preguntó Selene.

--Sí fui yo...Si supieses las atrocidades que hicieron los caballeros templarios, y ese despreciable Robert de Sable, no estarías en desacuerdo con esa masacre. —respondió Al Mutah Alim.

--Eso es mentira y lo sabes. —dijo Selene.

--Porqué te mentiría.

--Porque mi hermano estaba en el Crac. —dijo Selene. —Edric Bardo...

Al Mutah Alim comenzó a carcajearse, su risa era profunda y hacía eco en todo el lugar.

--¿Edric Bardo es tu hermano?, ¿Quién eres tú?

--Yo soy Selene Bardo.

--Curioso, curioso que él mundo sea tan pequeño, tanto que me haya encontrado a la hermana de Edric Bardo. —dijo Al Mutah Alim.

--No lo es, he viajado desde muy lejos solo encontrarme con él. Vine a Tierra Santa solo por él...por la carta que me envió desde Karnak, por la promesa que le hice a mi padre de encontrarlo. Sé que tú atacaste el Crac, donde mi hermano había sido hecho miembro después que lo despojaron de las tierras que consiguió como cruzado. ¿Quiero saber que fue de mi hermano? Sé que está con vida, sé que tú lo has de tener prisionero, quiero que me digas en donde está.—Dijo Selene, Al Mutah Alim volvió a reír. --¿Qué te hace tanta gracia?

--¿Mataste a miles de hombres en el campo de batalla solo por Edric Bardo?, desestabilizaste la tierra santa que a Saladino le costó tanto reunificar ¿Solo por Edric Bardo?, por ese bastardo...

--¡No te atrevas a insultarlo! —exclamó Selene. —Mi hermano vale cien veces más hombres que tú, el hombre que invadió Tierra Santa, que masacró el ejército cruzado en Hattín...que atacó el Crac de los Caballeros. ¿Qué podrías saber tú de él?, para ti no es más que solo otro cristiano.

--No, a cualquier cristiano que viajó a la Tierra Santa lo comprendo, entiendo que fue engañado por su Papa para luchar una guerra que no era suya. A Edric Bardo por el contrario, le odio por quien es, todo lo cruel y terrible de los hombres yace en el interior de ese bastardo. —dijo Al Mutah Alim, Selene se acercó al hombre y le dio un bofetón en la mejilla.

--¡No te atrevas a insultarlo en mi presencia! ¡Edric, él se sacrificó por nuestra familia para ir a pelear en nombre del rey en las cruzadas! ¡Mi padre no podía caminar bien! ¡Mi hermano se ofreció en su lugar para ir a pelear!

--Entonces ese Edric Bardo, hace mucho tiempo que murió. –Respondió Al Mutah Alim. --El Edric Bardo que conocí, el Edric Bardo que trabajó para mí, es uno de los hombres más horribles que he conocido.

--¿Él trabajó para ti? Acaso esperas que crea eso, Mi hermano jamás trabajaría para un hombre como tú. —dijo Selene.

--Ahora quien está diciendo mentiras. —dijo Al Mutah Alim. –Edric vino a mí, y se arrodilló ante mí para servir, yo envié a Edric al Crac de los Caballeros, para que deshabilitara las defensas de la fortaleza, Y él acató, el hombre se ganó la lealtad de todos los caballeros y los traicionó. El hombre ha matado a otros cristianos en nombre de mi rey. Solo para concederle las tierras de Karnak, tierras que usurpó de Karl Eisenbach cuando el cuerpo del hombre aún estaba tibio. Y ¿todo para qué?, para embriagarse, follar y matar todo lo que quiera y cuando quiera. Ese es el verdadero Edric Bardo ¿quieres a Edric? Bien, lo encontrarás en Karnak, tiene ordenes de levantar un segundo ejército en caso de que yo muera. Pero sabes lo que es más triste, Qué jamás mencionó ni una sola vez que tenía una familia.

--Debería matarte nada más por las blasfemias que dices sobre mi hermano. —dijo Selene. —Pero no puedo. Porque vales más vivo que muerto. Porque con tu derrota, todos aquellos que no están a favor de Saladino, vendrán en masas a apoyarnos.

--Tal vez.—dijo Al Mutah Alim.—Oh tal vez no. El ejercito cruzado de Ricardo Plantagenet y de Louis de Anjou de Francia pronto atracarán en Acre donde se sumarán al ejercito de Federico Barbarrosa del Sacro Imperio Romano quien en este momento está en Siria. ¿Por qué razón los hombres deberían seguirte a ti cuando hay tres grandes reyes dispuestos a liberar la tierra Santa?

--Porque ellos no te tienen a ti. —respondió Selene.

--Chica lista. —dijo Al Mutah Alim. —Al menos más que Edric. El muchacho me hubiese matado en el momento que hubiese tenido la ventaja. Si hubieras sido hombre, casi hubiese podido respetarte...casi. —respondió Al Mutah Alim.

Selene no pudo soportar más y salió de la tienda, Jacques le siguió por detrás, la chica estaba enojada Jacques se acercó a Selene y puso la mano en el hombro de Selene.

--¡Acaso puedes creer las mentiras que dice este sarraceno! —exclamó Selene. –Todas esas mentiras sobre mi hermano.

--Selene...no crees que tal vez...

--¡No! —Exclamó Selene. --¡Mi hermano sería incapaz de hacer cosas como esas, él es mi hermano! ¡Yo lo conozco mejor que nadie! ¡El me cuidó a mí toda mi vida! ¡Él fue mi único amigo durante mucho tiempo! ¡Edric siempre ha pensado en los demás antes que en él mismo!

--Selene, la chica pirata...ella. —trató de decir Jacques pero entonces apareció Ambra quien interrumpió al muchacho.

--Tienes toda la razón en desconfiar del sarraceno. —dijo Ambra.—Cuando estuve bajo el cautiverio de los piratas conocí a una joven mujer llamada Pia, ella sirvió junto con Edric al mismo señor de Karnak. Ella fue quien me ayudó a escapar, solo porque le dije que tenías la misión de ayudar a Edric Bardo, tu hermano. Ella consideraba a Edric Bardo una de las personas más amables que hubiese conocido en su vida, ella lo amaba Selene.

Jacques miró sorprendido a Ambra.

--¿Es cierto eso Ambra? –preguntó Selene.

--Ella me dijo que te dijera del hombre noble y honesto que es tu hermano. —Respondió Ambra. --Y que tenías que encontrarte con él. Es tu destino Selene. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top