Capítulo 30: La Boda y Selene.


"A veces tenía ese sueño, donde yo caminaba usando un vestido blanco, todos en la aldea estaban reunidos, en la iglesia de la aldea. El sacerdote estaba en el altar y mi padre me llevaba de la mano hacia el altar. La gente de la aldea sentada en las bancas de la iglesia, mientras los juglares tocaban una melodía nupcial. Mi madre, mis hermanitos y Edric sentados en primera fila. Y un alto y apuesto hombre esperando por mí. Al principio no podía verle la cara, no sabía de quien se podía tratar, algunas veces pensaba que se trataba de su valiente hombre de cabellera rubia, pero últimamente me imaginaba a un apuesto muchacho de cabello azabache..."

--¿Qué dijo que? —le preguntó Selene al pirata, el hombre iba junto con una partida de jinetes hacia ella.

--Reinaldo de Chatillon, legitimo rey de Antioquia, está interesado en un matrimonio entre usted a la que llaman La Doncella de Hierro y su persona. Ha quedado embelesado por sus proezas en el campo de batalla y su historia desde que arribó a La Tierra Santa. —respondió el pirata.

--¿El pirata que atacó a esta gente inocente, tiene el descaro de pedirme que sea su esposa?—preguntó Selene, irritada.

--Debería considerarlo un honor mi señora, Reinaldo es un Chatillon, un apellido de gran peso en Tierra Santa. Con las fuerzas combinadas de ambos podrían cumplir la misión que se propone de Liberar la Tierra Santa de todos los usurpadores.

"Esto debe ser por obra de Ambra...por lo tanto sigue con vida al menos" se preguntó Selene.

--Sin embargo, debo señalar que usted sería relegada a ser la segunda esposa. —respondió el pirata. –Ya que, en este día, Reinaldo contraerá matrimonio con Sarah Ades, señora de Escalón y el reino de Palestina será añadido al reino de Antioquia.

--Osea, no solamente este hombre que masacra inocentes tiene el descaro de pedirme que sea, no su esposa sino su segunda esposa. —respondió Selene.

"Sarah Ades está con vida también"

--Que bufón ha de ser este Reinaldo de Chatillon para considerar tan siquiera que una mujer santa como Selene será capaz de aceptar la mano de un....—Trató de decir Jacques pero entonces Selene le interrumpió.

--Dígale a Reinaldo de Chatillon que acepto. —respondió Selene.

--¡Qué! —exclamó Jacques.

Ser Sterlink movió su montura al lado de Selene y le susurró al oído. El caballero de la orden de Santa Sofía se sentía algo sorprendido y enojado. Selene pudo ver como el hombre había fruncido el ceño, no estaba de acuerdo con su decisión.

--Selene, eres una mujer Santa, tus poderes descienden de tu doncellez, en el momento que pierdas tu virginidad perderás el favor de Dios. —dijo el caballero.

"Aja, como diga" pensó Selene.

--Además alguien como Reinaldo de Chatillon, es un mal partido. No tiene nada, usted perdería más de lo que ganaría con él. —respondió el hombre.

--Ser Sterlink, por favor. —respondió Selene. –Recuerde que al igual que usted yo también soy un caballero. Por lo tanto, tengo mi propia voz y voto. –Selene luego se dirigió hacia el pirata que estaba frente a ella. –Reinaldo de Chatillon quiere a La Doncella de Hierro, bien, tendrá a La Doncella de Hierro, pero deberé llevar mi dote con él.

--Estupendo. —respondió el pirata. - ¿Qué es lo que le ofrecerá?

--Hierro y sangre. —respondió Selene. --¡Jacques! —exclamó Selene. El muchacho desenfundó su hacha y le dio un golpe con ella en la cabeza al pirata, la cabeza del pobre hombre reventó con el impacto de la hoja del hacha. y los sesos del hombre cayeron en la arena. –Vamos. —ordenó Selene.

Los hombres comenzaron a marchar tras ella. Entonces vieron como un grupo grande de galeras le seguían en el mar. Jacques se puso nervioso al ver esto.

--Selene hay que tener cuidado con esos barcos. —dijo el muchacho. —Tienen escorpiones en ellos, es probable que nos ataquen. En cualquier momento. –Pero las galeras no atacaron, es más las galeras continuaron su rumbo.

--Son galeras muy pequeñas para ser barcos de guerra, serán simplemente galeras mercantes. —respondió Selene.

--¿Cómo sabes eso? —preguntó Jacques.

--Ser John, me enseñó algo sobre los diferentes tipos de barcos cuando viajábamos hacia Alejandría. —respondió Selene.

Frente a ellos apareció la ciudad de Escalón. Selene ordenó que los hombres se formaran para recuperar la ciudad. Vio una escuálida línea de piratas frente a las puertas de la ciudad. Formados y esperando para entablar combate. Selene lo consideró una burla y otra humillación por parte de Reinaldo de Chatillon. El hombre le había tendido una trampa a Selene, su plan nunca había sido saquear el pueblo pesquero de Al-Dahla sino alejar las tropas de Selene de Escalón para tomar la ciudad. Sin embargo, el hombre no era capaz de defender la ciudad ya que carecía de muros. Selene estaba confiada en que los hombres de Reinaldo no eran tampoco lo suficientemente fuertes y por esa razón esperaban que Selene parlamentara con ellos. Sin embargo ella no iba a estar dispuesto a hacerlo. Entonces en la bahía aparecieron los barcos de guerra de los piratas, en sus velas una cruz negra en un fondo rojo. Eran los barcos de la armada de Reinaldo. Los barcos dispararon las enormes flechas se clavaron a escasos metros del ejército de Selene.

Si Selene avanzaba, su ejército sería destrozado por los pirotes de las balistas y los escorpiones en las proas de los barcos enemigos. por lo que no era capaz de moverse, los piratas al otro lado hondeaban sus sables, espadas y cimitarras y lanzaban insultos hacia el ejército de Selene, tres de ellos se adelantaron y se orinaron en la arena. Selene supuso que se trataba de alguna especie de humillación, pero más bien le recordaron a Selene a los perros cuando marcaban su territorio.

Las campanas comenzaron a tocar, la boda había empezado. Cuando entonces pasó, se comenzaron a escuchar gritos y los barcos de los piratas comenzaron encenderse con fuego. Ser Sterlink sacó su catalejo que llevaba en la alforja y miró con él hacia el mar.

--Son sarracenos. —respondió el hombre quien podía ver mejor. y luego le pasó el curioso instrumento a Selene, la chica lo empleó de la misma manera que el caballero y pudo ver de cerca a los hombres luchando en el mar. Como si estuviese a escasos metros de ellos, era casi como magia. En uno de los barcos podía ver a un hombretón luchar contra otro y como los piratas eran abatidos por hombres en armaduras sarracenas. Luego Selene le devolvió el instrumento a Ser Sterlink.

--Es ahora o nunca. —respondió Selene. Y Luego desenvainó su espada, después le siguió la épica tonada de las demás espadas al ser desenvainadas. Miles tras de ella, los piratas comenzaron a ponerse nerviosos cuando entonces Selene hizo correr a su caballo.

El ejército de Selene gritó tras ella y los piratas al frente de ella rompieron su formación y comenzaron a huir, Selene los atropelló con su montura mientras ella lanzaba tajos a diestra y siniestra. Sus hombres colisionaron con la formación rota de los piratas y a matarlos, sus cuerpos caían en la arena mojando con su sangre. La gente en sus casas aclamó a Selene y a su ejército que mataban en las calles a los piratas.

Selene y el resto llegaron al palacio, pero no veían a nadie, mientras los hombres de armas se mataban mutuamente a su alrededor la chica intentó buscar a Sarah Ades o a Ambra. Pero no podía verlas, cuando entonces vio a Sarah , sujeta de la silla de un hombre joven de cabello pelirrojo, el hombre usaba una armadura de cuerpo completo. Selene, Jacques, Ser Sterlink y algunos de sus jinetes les persiguieron. Mientras iban en descenso por una de las calles secundarias hacia un esquife que estaba encallado en la playa. entonces una columna de piratas cerró el paso al resto de los hombres. Le habían cortado la ruta a Selene.

Reinaldo de Chatillón iba a escapar, entonces Jacques desenfundó su cuchillo de caza y lo arrojó hacia el hombre y se clavó en la pierna del caballo de Reinaldo, tanto el hombre como Sarah cayeron con fuerza al suelo.

Reinaldo se levantó de la tierra y comenzó a huir hacia la playa. abandonó a su futura esposa, Selene bajó de su caballo y con su espada cortó las ataduras de Sarah. Un hombre apareció por detrás y le dio un bofetón a Selene que la tiró al suelo. el hombre entonces levantó su espada, la iba a matar, pero antes de que pudiera hacerlo. Sarah le enterró una espada en la garganta, la sangre empapó la cara de la joven mujer. El hombre cayó muerto. Los piratas comenzaron a huir de la ciudad en dirección a sus botes y barcas.

--¡Gracias Selene, muchas gracias! —respondió Sarah Ades. Mientras abrazaba a Selene. —Ambra tenía razón si vendrías a rescatarnos.

--Por supuesto. —respondió Selene. --¿Y dónde está Ambra?

--Ella...Estaba justo detrás de nosotros. —respondió Sarah, pero la mujer no estaba.

Los piratas abandonaron la ciudad. Y la gente comenzó a vitorear, a los hombres, El Rabino Saúl se reunió con Selene, Ambra no podía ser vista, al parecer había sido capturada por los piratas. Y se habían alejado. Selene se acercó hacia la bahía donde la armada sarracena había acabado con la mayoría de las naves piratas. Selene miró hacia uno de los barcos que tenía una luna sobrepuesta sobre una cruz.

Jacques caminó hacia Selene, los cuerpos de los piratas llenaban la playa. Selene continuó mirando hacia las embarcaciones.

--El Rabino Saúl dice que esos barcos son de un mercader en Karnak.—dijo Jacques.

--¿crees que sea mi hermano? —preguntó Selene. —Sería un milagro si fuera él quien nos ayudó hoy.

--Esta es Tierra Santa, esta es la tierra de los milagros. —respondió Jacques.

--No me dijiste que es lo que esa pirata te había dicho sobre mi hermano. -preguntó Selene.

--Ella...no había dicho nada importante, solo que tenía problemas con tu hermano Edric. Pero dudo que ella hubiese dicho la verdad.

Entonces apareció Sarah, la chica caminó hacia Selene, ya se había limpiado la sangre de su cara.

--Cumpliste tu promesa Doncella de Hierro. —respondió Sarah. —Como acordamos, te ayudaré con tu campaña militar. —respondió Sarah. –De hecho...Al Rabino Saúl no le gustará ni a mi padre, pero él no estuvo aquí para defendernos de los piratas, solo tú. Palestina...nosotros, yo...quiero ayudarte Selene en tu misión. Declararemos nuestra independencia del reino de Jerusalén.

--¿Estás segura Sarah? —le preguntó Jacques.

--Sí haces eso, el reino de Palestina quedará solo, Ustedes tendrán que defenderse con sus propias manos.

--Durante los últimos 100 años permitimos que los demás nos defendieran y miren como terminó eso. Me doy cuenta que los únicos que pueden defender el reino de Palestina son los propios palestinos.

--Me parece muy bien Sarah. —respondió Selene. —Pero nunca está de más pedir ayuda. —dijo Selene.

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