Capítulo 20: Libaciones y Jacques.
"La primera vez que probé el vino tendría que tener unos seis años, todavía vivía con los cazadores en el bosque cuando eso pasó, Después mi tío Alfonz me hacía tomar grandes cantidades de vino hasta que terminaba tan embriagado que ya no podía ni caminar. "Un hombre que no sabe beber, no es un hombre" había dicho él, por supuesto que no podía llevarle el ritmo, el hombre era unos 100 kilos y un metro más grande que yo. Alou me enseñó a tomar cerveza, a tomar con moderación pues él decía "El alcohol te hace perder los sentidos" "te hace cometer errores" y entonces sacó el cuchillo de su funda y lo enterró en la mesa, entre mis dedos. Yo no lo podía creer. Mi padre por otro lado no tomaba, él...tal vez de todos nosotros era el único que se preocupaba por que no hiciéramos un destrozo hacia donde fuéramos y que no fuésemos tan estúpidos como para llamar demasiado la atención de las autoridades"
Jacques se levantó de la mesa, el piso danzaba bajo sus pies. Lo único en lo que pensaba era acostarse en la cama y acurrucarse con Selene hasta quedarse dormido. Pero Selene parecía estar pensativa, tanto ella como Jacques, los dos esperaban que el fin de su viaje terminara en Karnak. Y ahora Selene se veía obligada a salvar la Tierra Santa.
--¿No vienes Selene? —le preguntó Jacques a la chica. Selene dio una leve sonrisa, Jacques supo que era falsa. —No, adelántate tú, yo me quedaré un poco más aquí, tengo unas cosas que pensar. —respondió Selene.
Jacques entonces reanudó su camino y salió del gran salón. Los hombres continuaban festejando en el patio de armas de la fortaleza. era la primera vez que Jacques veía a los árabes y a los cristianos compartiendo camaradería entre ellos. Jacques se puso contra el muro de la fortaleza y comenzó a orinar. A su lado había unos 7 u ocho que estaban orinando sobre la piedra del muro y el líquido siendo absorbido por la arena con premura. Cuando Jacques terminó se dirigió hacia uno de los torreones que conectaba por un pasillo nuevamente con la torre de homenaje del castillo.
Jacques subió las escaleras en caracol con mucha dificultad pues sentía que los peldaños serpenteaban debajo de sus pies. Cuando cruzó por la recamara de la maga fue cuando los escuchó.
--¡Que es lo que estás planeando! —exclamó Ser Sterlink.
--Yo no he planeado nada. —respondió Ambra. —Usted piensa lo peor de mí Ser.
--Selene Bardo es La Gracia de Dios, ella no debería estar conduciendo un ejército hacia el interior de la Tierra Santa, sino hablando por Dios en Roma.
--Selene tiene una misión en Tierra Santa, Ser. ¿Por qué es que no me tiene fe que yo también trabajo por los intereses de Selene?
--Porque vos es una hechicera. Una bruja.
--Ha matado a varias brujas no es así Ser Sterlink, ha de haber cazado al aquelarre de la Torre en Andaluz, y al aquelarre de La Vieja Sangre en Francia. Ha de haberlas quemado con fuego griego y extasiado en los gritos de desesperación de ellas. Pero usted me mal interpreta Ser. Yo no hice un contrato con el diablo, yo soy más vieja que su demonio. Yo vi el nacimiento de la cristiandad y el nacimiento de la fe católica, vi el nacimiento de su orden y de Sofía.
--No te atrevas a mancillar el nombre de Santa Sofía pronunciando su nombre. —exclamó Ser Sterlink. —Ella se sacrificó por todos los hombres para frenar el mal verdadero.
--El mal verdadero, el bien verdadero. Nosotros dos sabemos la verdad Ser, Mal y Bien son solo dos caras de la misma moneda. Podemos pelear contra la dualidad de nuestra naturaleza hasta el final de nuestros días. Como lo hemos hecho o puede creerme que yo estoy de vuestro lado, no todas las hechiceras son crueles muchas de ellas viven desde antes del nacimiento de cristo. No todas somos razón para ser asesinadas.
Jacques se acercó y miró a través de la puerta sin que lo notasen, Ser Sterlink se acercó a Ambra y le tomó por las mejillas.
--Para mí es suficiente razón cuando tratas de manipular a la Doncella de Hierro para que haga tu voluntad. ¿Cuál es la razón por la cual quieres que Selene libere Tierra Santa?
--Es algo muy complicado de entender, no me creería si se lo dijera. —respondió Ambra. Ser Sterlink, entonces la soltó y chasqueó la lengua.
--Sé que estás haciendo magia, un hechizo, o algo, y una vez que tenga pruebas suficientes de que le estás hechizando a Selene, yo mismo te enviaré a la hoguera. —respondió Ser Sterlink.
--Muchos lo han intentado antes que usted, muchos lo han logrado y muchos lo intentarán y lograrán después de usted, Ser, pero yo seguiré aquí. —respondió Ambra.
Ser Sterlink entonces le soltó un bofetón en la boca un hilo de sangre recorrió la mejilla de Ambra.
--Qué más puedo esperar de una hechicera que fue la puta de un califa? Sino todo lo que dices son calumnias y mentiras, desidia y manipulación, las armas de una mujer débil, las armas de una bruja y de una prostituta. —Ser Sterlink salió de la cámara de Ambra. Jacques se puso contra la puerta para que no lo notase, el caballero siguió por el corredor y subió la escalera de caracol al siguiente piso.
--Jacques, ¿Ya estás mejor? —preguntó Ambra.
El muchacho tragó saliva, y luego salió de su escondite.
--¿Cómo supiste que estaba aquí? —preguntó el muchacho.
--Cómo no podría saberlo. —respondió Ambra.
--Sabes pensarás que tus oraciones cripticas te hacen ver más misteriosa y atractiva, pero la verdad es que solo te hacen más molesta. Y sinceramente con ganas de soltarte un golpe en la cara—respondió el muchacho.
--Bueno, en ese caso, mi belleza ha de ser muy grande para que los hombres no se hayan atrevido a hacerlo hasta ahora. —dijo Ambra sonriendo. Y luego estiró la mano. Jacques le ayudó a levantarse del suelo.
--Que amable de su parte Ser...--respondió Ambra.
--No soy ningún Ser, yo no soy un caballero. —respondió Jacques.
--Tal vez no de título, pero tienes una nobleza mucho más grande que varios de ellos como podrás ver. —respondió Ambra.
--No me tientes a probarte lo contrario —respondió Jacques. Ambra soltó una risita. —¿Es verdad lo que dice Ser Sterlink, en realidad estás manipulando a Selene?
--¿Por qué yo haría tal cosa? ¿Qué no confías en mi Jacques?
--Yo jamás confíe en ti. Sé que eres una pérfida mujer, maga y cortesana del califa del Cairo quien torturaba niños. Sé que sabes cómo mentir a los hombres y como seducirlos probablemente te hayas acostado con Hairam Balik para que este perdonara la vida. —respondió Jacques.
--¿Y por qué crees que es eso?
--Porque eres la única mujer que viste como prostituta en este ejército. —respondió Jacques.
--Aún después de darte cuenta que existe más que la imagen de una persona, me juzgas como si supieses quien soy. —dijo Ambra. —Te diré algo Jacques, yo jamás he estado con un hombre antes. —Jaques comenzó a reír, de todas las bromas que habían contado esa noche, aquella era la broma más graciosa que había oído.
--Gracias...—respondió entre risas Jacques. —Lo necesitaba.
--Ríete si quieres, pero es verdad, soy una maga, pero mi magia se desvanecerá en el momento que pierda mi virginidad. —respondió Ambra. —Solo las brujas obtienen poder de su sexualidad y yo no soy una de ellas.
--Tengo suficientes razones para sospechar que me estás mintiendo.
--Tienes razón en algo, si utilizó mi belleza para manipular a varios hombres, porque estando cerca de ellos puedo estar cerca del poder, y acercarme a cumplir mis objetivos. Así que sí Jacques, soy una pérfida mujer. Una maga que manipula a los hombres y que tiene hambre de poder. Pero lo hago por una buena razón, la única razón.
--¿Cuál razón?
Ambra río.
--La única razón que podría tener una mujer pérfida para actuar, amor. —respondió Ambra.
--¿Amor? ¿Amas a Selene?
--No Jacques. Yo no amo a Selene, pero para poder ver a ese hombre que amo, debo ayudar a Selene a cumplir con su destino. —respondió Ambra. –Y si para eso debo vagar Setecientos años más por el desierto lo haré.
--Vez, es exactamente eso, lo que ninguno de nosotros soporta... ¡Qué no hablas claro! —exclamó Jacques. Jacques entonces se dirigió hacia la puerta y al marco de la puerta se detuvo...--Ese sujeto ha de ser un gran hombre si estás dispuesta a esperarlo setecientos años más.
Jacques continuó caminando hacia el cuarto que compartía con Selene, Y entró en la gran habitación. la cama estaba vacía, Selene debía continuar celebrando en el gran salón. Jaques se quitó las botas apenas pudiendo verlas y se acostó escuchó un pitido en sus oídos. Y cerró los ojos, el muchacho se quedó dormido.
Entonces lo vio, un hombre joven, no podría ser mayor que Jacques, de cabello rebelde rubio como el oro, de finas facciones y de ojos azules, el hombre le recordaba mucho a Ser William. El hombre estaba sentado con la espalda contra un árbol, y las piernas estiradas, se hallaba en la cima de un risco, viendo un gigantesco monte con la punta plana en medio de la sabana durante el crepúsculo. Vio ciervos saltar y caballos rayados en blanco y negro galopar por la pradera. El hombre vestía con un fino abrigo escarlata con botones de oro finamente tallados, con pantalones negros limpios de tela que Jacques no había visto antes y botas finas de montar ovaladas con tacón. El hombre tenía entre sus manos un pedazo de tela de seda escarlata brillante parecida a la del mismo vestido que usaba Ambra. Tenía tres heridas que sangraban en su torso, y los ojos sin vida. El hombre yacía muerto. Pero en su rostro una ligera sonrisa.
Jacques despertó,
"Nunca más beberé vino" pensó Jacques por el mal sueño que había tenido
Selene estaba durmiendo junto a él. Jacques se acurrucó con Selene y hundió su cara en la cabellera de la chica. El muchacho volvió a quedarse dormido feliz.
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