°36°


-No tengo abuelos.

Papyrus y Reaper se ríen.

-Dice las cosas con una cara tan seria... -comenta Papyrus-. ¿Cómo sabes cuando está bromeando y cuando no, Reaper?

-Siempre está bromeando.

Toriel sonríe.

-No sabía que los Crayon tenían parientes viviendo por aquí hasta que Reaper me lo dijo -explica.

Reaper asiente con la cabeza.

-Yo tampoco lo sabía, pero la abuela me lo dijo.

Nada de todo esto tiene sentido. La señora Death debía de haberse confundido. ¿Por qué pensaba que estaba emparentada con esos tales Crayon tan ricos?

Tragó saliva con fuerza y examino las mesas a mi alrededor. A continuación, echó un vistazo hacia la puerta, observando a la gente que entra. En cierto sentido, sí que había bromeado acerca de lo de no tener abuelos. Sí que los tengo, dos pares; es solo que no los conozco. Los padres de mí madre la repudiaron cuando se quedó embarazada de nosotros, y los de mi padre le pagaron para que mantuviera la boca cerrada. Tengo los abuelos más astutos del mundo. Crayon es el apellido de mi madre, pero es uno bastante común. Mi madre no puede estar emparentada con los Crayon de Farmacias SCM. Es solo una coincidencia. Miro fijamente a la dulce señora Death, al otro lado de la habitación, y ella me sonríe.

Todo el mundo en la mesa me está mirando, y me doy cuenta de que alguien debe de haberme hecho una pregunta. Una mano me aprieta la rodilla, y yo doy un respingo. Bajo la mirada y sigo el camino de la mano hacia arriba hasta llegar al hombro de Reaper, y después a sus ojos preocupados.

-¿Te encuentras bien? -pregunta.

-No...si... Necesito ir al lavabo.

-Está después de esas puertas, a la derecha. -Se pone en pie para señalar, y a continuación me da un beso en la mejilla-. No te escapes por la ventana ni nada parecido. Estamos a punto de llegar a la parte superaburrida; no vas a querer perdertela.

Intento reírme, pero no sale nada. Caminó nerviosamente a la entrada del lavabo. Pero comienzo a dudar a cual entrar. Estoy con un vestido, y si entro así al lavabo de varones seré la burla de los que estén adentro. Evitando mirar lo más que pueda entró al de mujeres. Estar allí es un gran alivio, y me encierro  en uno de los compartimentos y trato de comprender lo que acaba de suceder. Reaper piensa que soy rico. Por eso su padre no tuvo ningún problema conmigo tras descubrir mi nombre, y su hermano junto con Toriel actúan como si fuera su igual. Se me escapa un sollozo, y utilizo la mano para amortiguarlo.

-Los chicos ricos son estúpidos -digo, obligándome a enfadarme, porque no puedo permitirme sentirme herido ahora mismo. Todavía tengo que llegar a casa con dignidad.

Me dispongo a salir del lavabo, y casi me llevo un portazo en la nariz cuando la puerta se abre con tanta rapidez que apenas soy capaz de apartarme de su camino.

-Lo siento -dice la chica, pasando junto a mi con rapidez. Se dirige al lavabo y comienza a frotar una mancha en su camisa blanca de botones. Cuando me fijo en su falda negra me doy cuenta de que debe de formar parte del personal de servicio. Parece estar al borde de las lágrimas.

-¿Te encuentras bien?

-Acabo de mancharme la camisa con vino tinto, y no creo que vaya a salir. -Frota con más fuerza, y a continuación lleva las manos hasta el dispensador de jabón-. Mi jefe me obligará a irme a casa.

-Espera. No uses jabón. Tengo algo, toma. -Meto la mano en el bolso y sacó una botellita de solución de peróxido. En la tienda no se nos manchan demasiado las muñecas, pero alguna que otra vez algún niño pequeño con las manos pegajosas o alguien bebiendo café hace algún daño. Esta solución es milagrosa. Cierro un poco en su camisa, y después la frotó con una toalla de tela de la encimera-. ¿Mira, lo vez? Es como si fuera magia.

La chica la examina, y después me da un abrazo. Tras reparar en que probablemente no debería atacar a los invitados, se aparta de mi con la cara roja.

-Lo siento. Es solo que... Muchísimas gracias.

-Solo es una botella de quitamanchas.

-Bueno, pero lo aprecio mucho.

-De nada.

Baja la mirada hasta su camisa limpia una última vez.

-Sera mejor que me vaya.

-Mejor.

Se marcha, y yo me apoyo en la pared de azulejos. Su "crisis" me ha distraído durante un momento, pero no ha borrado lo que me espera al otro lado de la puerta.

Tengo que salir de aquí. No puedo mirar a Reaper cuando le diga la verdad. Salgo a la sala de baile y casi derribo a una mujer en el pasillo que lleva un sujetapapeles en las manos y unos auriculares.

Comienzo a rodearla, pero entonces me detengo.

-¿Es usted quién ha organizado el evento?

Sonríe como si estuviera evidentemente entrenada para encargarse de los invitados, pero veo las señales obvias del estrés detrás de sus ojos. Probablemente piensa que tengo alguna queja.

-Si, ¿Puedo ayudarlo?

-Reaper Renrink ha dicho que mis abuelos estan aquí, pero no los encuentro. ¿Podría decirme a qué mesa se sientan? Crayon.

Señalo el sujetapapeles, como si ella no supiera ya dónde está la disposición de los asientos.

-Por supuesto. -Pasa las páginas, recorre una de ellas con el dedo, y a continuación dice-: Ah, aquí están. Mesa treinta. Lo conduciré hasta alli.

-Gracias.

Me siento como si estuviera caminando bajo el agua. Mis piernas se mueven a cantar lenta, y la cabeza me palpita a causa de la presión. Una vez dentro, retrocedo hacia la pared más cercana y la mujer me sigue.

-Está justo ahí. Es la que lleva la blusa color turquesa. ¿La ve?

Sigo la línea de su dedo en dirección. A la mujer de turquesa.

-Si, allí está. Gracias.

-No hay de que.

La organizadora del evento se aleja con rapidez, probablemente en respuesta a la vocecilla que he oído gritándole al oído

Los dos están dándome la espalda, pero la mujer de turquesa lleva el pelo oscuro hasta los hombros, y el del hombre que hay junto a su lado es de un plateado distinguido. Me quedo en el borde de la habitación y caminó lentamente por ahí, esperando el momento de verles las caras. Finalmente lo hago. Espero a que me golpeé un reconocimiento instantáneo, alguna sensación, pero no sucede nada. Una pequeña cantidad de peso desaparece de mis hombros.

La mujer levanta la mirada y nuestros ojos se cruzan. En su cara parece una expresión que añade el peso de antes y otras dos toneladas más: reconocimiento. Su boca forma la palabra "Crayon", y puedo verlo claramente desde el extremo de la habitación donde me encuentro. La cara me arde al ver el nombre de mi madre en sus labios.

La señora Death no estaba confundida. Estos Crayon son mis abuelos.

La mujer le agarra del antebrazo a su marido, y el la mira, confuso. No espero a ver qué pasa a continuación. Me giro sobre mis talones  para ir directamente hacia la puerta, pero entonces choco contra el pecho de Reaper.

-Aquí estás. Acaban de llegar los aperitivos a la mesa. Hay caviar y galletitas con alguna clase de ensalada griega. ¿Te gusta el caviar?

-No lo sé. Nunca lo he probado.

Entonces recuerdo lo que ha dicho antes sobre mi madre siendo extrema y el tema de vivir encima de una tienda de muñecas. Pensa que mi madre lo ha hecho a propósito; para mostrarme cómo vivea otra mitad. Y ahora me estoy dando cuenta de que en cierto modo es así. Mi madre creció siendo rica; por eso sabe mucho más de lo que debería de las cosas de la gente rica. Mi madre...

No ha mentido. Mi vida es una mentira. No: su vida es una mentira. La mía es la verdad. Estamos arruinados. Estamos sobreviviendo sin apenas aire. Un poco más de oxígeno consumido podría ser la ruina de nuestra tienda.

-¿Qué pasa? ¿Que he hecho? -pregunta Reaper.

Debo de estar lanzando rayos mortales por los ojos, por qué estoy muy enfadado.

-Solo te gustaba porque pensaba que... -Ni siquiera puedo terminar la frase. Estoy demasiado enfadado; y no sólo con el, sino con todo. Con mi madre. Con la situacion, con los abuelos que ni siquiera conozco-. Tengo que irme.

Me giro con rapidez, a tiempo de ver otra cara familiar. Una que no quiero ver. Lust. Verle la cara hace que desee haberle tirado el refresco encima la última vez.

Reaper me sujeta por el codo.

-Espera. Háblame.

-Creo que no recuerdo tu nombre -dice Lust.

-Nunca te lo he dicho -gruño.

-¿Dónde está tu novio está noche cari? Nightmare, ¿Verdad? Canta muy bien.

La mano de Reaper en mi codo se tensa.

-Lust, ahora no es un buen momento.

-Lo vi en un concierto la semana pasada. No sabía que él y Nightmare estaban juntos.

-No lo estamos -replico.

-¿Que quieres decir?

Reaper me quita la mano del brazo.

-Estaban tocándose mucho.

-Eso no es verdad. -Con el rabillo del ojo veo que mi abuela está a punto de alcanzarnos-. Tengo que irme.

-Geno.

Los ojos de Reaper parecen heridos, pero yo también me siento herido. Demasiado herido para pensar. Demasiado herido para defenderme de ese idiota que tiene por amigo. Tan sólo necesito marcharme.

Y eso es lo que hago.

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