°32°
Reaper maldice entre dientes.
-Dios, Geno, lo siento. -Eso es todo lo que dice durante un buen rato. Sus dedos crean un camino en mi espalda: hacia un lado, hacia otro, arriba, abajo. Repiten el mismo patrón una y otra vez-. ¿Cuando te has enterado?
-Está noche. -Suelo un suspiro-. Aunque tal vez no lo esté. Y espero de verdad que no lo esté. Pero, si no es así, eso significa que le pasa algo malo, y que soy un hijo horrible por pensar siquiera durante una fracción de segundo que preferiría cualquier cosa salvo que estuviera embarazada.
Me aparta por los hombros, y yo se lo permito.
-¿Qué puedo hacer? -pregunta cuándo nos miramos a los ojos.
-Convierte todo esto en un sueño del que pueda despertar mañana.
Se muerde el labio inferior.
-Ahora me siento como si me hubiera aprovechado de ti. Lo siento. Si lo hubiera sabido, jamás habría...
-Para -lo interrupo-. No digas eso. Llevo semanas queriendo besarte. Mucho antes de que descubriera lo de mi madre, desde que me acompañabas al instituto.
Su mirada se dirige rápidamente a mis labios, y después vuelven a mis ojos.
-¿Querías besarme?
-La palabra correcta es "quiero". Quiero besarte.
Me inclino hacia adelante y le rozó los labios con los míos, pero el se aparta un poco.
-Ahora si que sería un imbécil si nos besaramos. Venga, vamos a hablar.
Me conduce de la mano por el pasillo hasta una gran sala de cine, con varios sillones reclinables dispuestos a distintos niveles de cara a una gran pantalla blanca.
-Vaya -digo, girando en círculo-. Aquí es donde tendríamos que ver El Resplandor.
Una de la comisuras de su boca se eleva en una media sonrisa, y después va hacia una estantería llena de DVD y toma una con Jack Nicholson sacando la cara repulsiva por un agujero en una puerta.
-¿La has comprado?
-Pues si. Dijiste que teníamos que verla, así que la compré.
Me siento en un sillón.
-Vale, pues entonces ponla.
El niega con la cabeza.
-Está noche no. Esta noche tenemos que hablar.
Deja la película su sitio y se sienta en el sillón que se encuentra junto al mío.
-¿Qué estabas haciendo antes de que llegara?
-Deja que me corrija: esta noche tenemos que hablar de ti.
-¿No podemos ir conduciendo la conversación poco a poco? No se me dan bien estas cosas.
-Vale, ¿Antes de que llegarás? Veamos... Estaba haciendo un trabajo de historia.
-¿Vas a la academia Death o a Oceanside?
Ambos son institutos privados, así que estoy seguro de que ira a uno o al otro.
-A Death.
-Death... Ese es el apellido de tu abuela. -Antes de terminar la frase si quiera, me siento estúpido por decirla-. Claro. No es una coincidencia.
Se ríe.
-Gracias, por cierto.
-¿Por qué?
-Por recordarme lo que es que te traten como a una persona normal. Ha pasado mucho tiempo desde que estuve con alguien que no sabía quién era.
Inclina la cabeza hacia un lado.
-Espera, ¿Quién eres? -El me tira del pelo con una sonrisa burlona-. Tus padres son muy simpáticos.
-Cuando consiguen lo que quieren, si, lo son.
-Entonces, ¿Has estado trabajando en la página web para tu padre?
Suelta un suspiro.
-Esa es la cosa: sí que lo he hecho. Lo sé, lo sé, no debería.
Levantó las manos
-Yo no he dicho nada.
-Pues resulta que tenía un montón de ideas para la página, para que fuera fresca y emocionante, y mi padre las descarto todas por completo. Dijo que mejor algo limpio y clásico.
-Para su clientela, probablemente sea lo mejor.
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir que los adolescentes no van a reservar habitaciones en sus hoteles. Serán hombres de negocios y gente con dinero quienes lo hagan. Para ellos, algo limpio y clásico está bien.
Cierra los ojos durante un segundo antes de hablar.
-Tienes razón. Pero ¿Porque no me lo dijo y ya está?
-A lo mejor intento decírtelo. No escuchas demasiado a tu padre.
-Porque quiere convertirme en una versión perfecta de sí mismo, y me siento asfixiado. Yo no soy como el.
-¿No es gracioso que tú no quieras parecerte en nada a tu padre, y que yo desee saber si me parezco si quiera un poco al mío?
-Lo siento. Estoy siendo insensible.
Le toco el hombro.
-No, no lo eres. Entiendo lo que dices. No quieres que te definan por tu padre, sobretodo cuando físicamente te pareces tanto a él. Pero tú no eres el. Tú siempre serás diferente.
"Siempre serás increíble" ¿Por qué me cuesta tanto decirlo en voz alta?
Reaper me toma la mano y me recorre el dorso con el pulgar.
-Tu padre estaría muy orgulloso de ti. De quien eres.
Se me cierra la garganta con el comentario, y los ojos se me llenan de lágrimas. Logró mantenerlas a raya, pero me siento sorprendido por la fuerte reacción. Por cuánto necesitaba que alguien dijera eso.
-Vive en Nueva York. Es un abogado importante allí.
-¿Lo has buscado?
-Tenía que hacerlo. Tal vez necesite un riñón algún día. -Reaper se rie-. Cuando tenía doce años leí un artículo sobre un tipo que llevaba años sin ver a su padre, y acabó teniendo cáncer. La médula de su padre era compatible, así que le salvó la vida.
Reaper me mira fijamente durante tanto tiempo que comienzo a sentirme incómodo.
-No hace falta que estés en tu lecho de muerte para hablar con tu padre, ¿Sabes?
Me froto el antebrazo.
-Abandonó a mi madre.
El asiente con la cabeza lentamente.
-¿Tienes la sensación de que traicionarías a tu madre si quisieras verlo?
Levanto la mirada hacia la luz, pero otra lágrima se me escapa de todos modos.
-La abandono.
-La relación de tu madre con él no tiene que definir la tuya.
-Pero a mí y a mis hermanos también nos dejó.
-Lo siento. -Reacorre mi mejilla con los nudillos-. ¿Y que hay de tu madre? ¿Por qué es tan horrible la posibilidad de un embarazo?
-¿Crees que estoy exagerando?
-Yo no he dicho eso, en absoluto. Sé que yo también me enfadaría si fuera mi madre, pero no quiero proyectar mis razones en ti. Cuéntame lo que se te pasa por la cabeza.
-Estoy enfadado, y dolido, y avergonzado, todo junto en una gran bola emocional. Es que no puedo creer que haya vuelto a hacerlo. -Subo las rodillas al asiento y me giró hacia un lado para mirarlo-. Me siento culpable y egoísta por desear que una persona no exista, pero no quiero que las cosas cambien así.
-Ya resolverás esos sentimientos. Te derretirás cuando tengas al bebé en tus brazos.
-No, no es cierto. La verdad es que me gustan los niños. Pero yo no les gustó a ellos y eso me obliga a odiarlos. Llegamos a ese consenso general hace mucho tiempo.
Sonríe.
-Bueno, al menos tienes mucho tiempo para acostumbrarte a la idea.
-Si es que es cierto.
Suelto un suspiro y cierro los ojos con fuerza. Reaper traza unos círculos pequeños en el dorso de mi mano con el pulgar.
-Me gusta mucho tenerte aquí. En mi casa. Deberías venir todos los días.
Me río.
-Es mejor tenerme en dosis pequeñas. Y hablando de eso, probablemente debería marcharme. Hay que ir a clase mañana.
-Ni de broma. Tienes que quedarte al menos otra hora. -Me atrae al sillón, junto a él-. Gracias por hablar conmigo. Sé que es difícil para ti.
Apoyó la frente con la suya.
-Gracias por escucharme.
-¿Sigue en pie lo de mañana por la tarde?
¿Lo de mañana por la tarde? ¡Ah! La jornada de orientación profesional. Se supone que mi madre va a ir a la reunión de la asociación de dueños de negocios. Ni de broma voy a perdermela ahora.
-Sigue en pie.
-¿Y que hay de esta noche? -pregunta, rodeandome con fuerza con la brazos.
Mi estómago parece hechar a volar sin mi.
-¿Que hay de esta noche?
-¿Que podríamos hacer durante la próxima hora?
Finjo plantearmelo.
-¿Trabajar en tu página web?
-Ja, ja.
Adopto un gesto serio, lo cual es difícil teniendo en cuenta la sonrisa que quiere establecer residencia permanente allí.
-No, de verdad, deberías hacerla.
Inclina la cabeza y me examina la cara.
-¿Lo dices en serio?
-No -respondo contra sus labios.
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