°3°
Por la puerta entra una de mis clientas favoritas. Es una mujer mayor, pero es muy ingeniosa y divertida. Tiene el pelo de un negro azabache y siempre lleva un pañuelo en el cuello, sin importar el calor que haga afuera. Estos días, el tiempo otoñal justifica ocasionalmente el uso de un pañuelo, y el de hoy es un azul marino con motas blancas.
-Geno -me saluda con una sonrisa.
-Hola, señora Death.
-¿Esta tu madre hoy, cariño?
-Esta arriba. ¿Quiere que vaya a buscarla, o puedo ayudarla yo?
-Habia hecho un pedido especial de una muñeca, y me preguntaba si ya habría llegado.
-Voy a comprobarlo. -Saco una carpeta del cajón debajo de la caja registradora, donde anotamos los pedidos. Encuentro fácilmente el nombre de la señora Death, ya que solo hay unas pocas entradas, y la mayoría son suyas-. Parece que la entrega está programada para mañana, pero voy a llamar para asegurarme, no sea que venga usted para nada.
Hago una llamada y averiguo qué la llamada llegará mañana, después del mediodía.
-Siento haberte molestado. Tu madre ya me lo dijo, pero esperaba que hubiera suerte. -sonrie-. Esta es para mi nieta, su cumpleaños es dentro de unas semanas.
-Què bien. Seguro que le encanta. ¿Cuantos años cumplirá la pequeña afortunada?
-Dieciséis
-Ah. La pequeña afortunada...es mayor.
No sé qué más decir sin parecer maleducado.
La señora Death se ríe.
-No te preocupes, Geno, tengo más regalos para ella. Este es más para complacer a su abuela. Le he comprado una muñeca todos los años desde que cumplió uno. Me resulta muy difícil romper las tradiciones, por muy viejas que sean.
-Mi madre le da las gracias por ello.
La señora Death se ríe. Siempre encuentra mis bromas; talvez porque ella también tiene un punto irónico.
-Es la única chica, así que la tengo muy mimada.
-¿Y que tradición tiene para los chicos?
-Una patada en el trasero.
-Esa es una estupenda tradición. Creo que también debería comprarle una muñeca a ellos por sus cumpleaños. Seguramente se sienten excluidos.
Se ríe.
-Tal vez debería probar. -Mira la carpeta encima del mostrador con ojos tristes, como si esperase que la fecha cambiara mágicamente y su muñeca hubiera llegado ya. Abre el bolso y comienza a escarbar en el-. ¿Como le va a Crayon?
Hecho un vistazo hacia la parte trasera, como si mi madre fuera a bajar ante la simple mensiono de su nombre.
-Esta bien.
La mujer saca un librito rojo y comienza a pasar las páginas.
-¿Mañana por la tarde, has dicho? -Asiento con la cabeza- Vaya, no puedo. Tengo hora para ir a la peluquería.
-No pasa nada. Se la guardaremos hasta que venga. Puede venir el miércoles, o cualquier día de esta semana, en realidad. Como usted prefiera.
Toma el bolígrafo negro que hay encima del mostrador y anota algo en el libro.
-A lo mejor puedo enviar a alguien para que la recoja por mi. ¿Podría hacerlo?
-Por supuesto.
-Se llama Blue Berry
Escribo el nombre de Blue Berry en la línea de recogida.
-De acuerdo.
Me toma la mano y la aprieta con las suyas.
-Eres un buen chico, Geno. Me alegra que estés aquí para tu madre.
A veces me pregunto cuánto hablaran esas personas con mi madre.¿Qué es lo que saben sobre nuestra historia?¿Saben lo de mi padre? Hijo consentido de una familia rica, salió corriendo antes de que mi madre pudiera terminar de decir: "Estoy embarazada. ¿Qué deberíamos hacer?". Mis abuelos paternos la obligaron a firmar unos papeles que ella no comprendía y en los que básicamente ponía que no podía ir tras el para pedirle la pensión alimenticia. Le dieron dinero para cerrarle la boca, dinero que acabo convirtiéndose en los fondos iniciales para abrir la tienda de muñecas. Y por eso no tengo ningún deseo en absoluto de conocer a la joya que tengo de padre. Aunque el ni siquiera lo ha intentado.
Vale. Talvez si tenga un pequeño deseo. Pero, después de lo que le hizo a mi madre, me parece mal.
Le aprieto las manos a la señora Death.
-Ah, ya sabe, estoy compitiendo por el premio del Mejor Hijo Del Universo. He oído que este año te regalan una taza.
Vuelve a sonreír.
-Creo que ya te lo has ganado.
Pongo los ojos en blanco. Ella me da una palmadita en la mano, y después se toma su tiempo al salir de la tienda, examinando las muñecas a su paso.
Me siento en mi taburete y sigo leyendo un rato. Cuando dan las siete, hecho un vistazo a la escalera por enésima vez. Mi madre no ha bajado, y eso es muy extraño. Casi nunca me hace quedarme aquí abajo solo si ella está en casa. Después de cerrar, bajar las percianas y apagar las luces, tomo el fajo de cartas y voy al piso de arriba.
La casa huele increíblemente bien, huele como a zanahorias dulces cocidas y puré de patatas con salsa.
Mi madre está junto al fogón, removiendo la salsa. Justo cuando estoy a tiempo de saludarla, ella me habla:
-Lo se. Y ese es el problema.- Me doy cuenta de que está hablando por teléfono, así que me dirigí a mi habitación para quitarme los zapatos. A mitad de camino, oigo que dice-: Oh, por favor. No viven por aquí para mezclarse con la gente normal
Debe de estar hablando con su mejor amiga. Ella no sabe que he escuchado a escondidas muchas conversaciones cómo esta, pero así es. Me quitó los zapatos en mi habitación y vuelvo otra vez a la cocina.
-Huele muy bien, mamá -comento.
Ella da un salto, y entonces dice:
-Bueno, Geno acaba de llegar. Será mejor que te deje.
Se ríe por algo que dice su amiga, y su risa es como una canción melódica.
A la cocina no le gusta que haya dos personas dentro al mismo tiempo, así que continuamente nos ataca con lo bordes de la encimera y las manijas de los cajones en las caderas y la parte inferior de la espalda. Enseguida abandonó la idea de que vayamos a caber los dos, así que pasó junto a la encimera para dirigirme hacia la pequeña zona para comer.
-Siento no haber bajado contigo -dice tras colgar el teléfono-. Pensaba que sería buena idea hacer una cena caliente. Ha pasado ya algún tiempo desde la última vez.
Me siento y examinó el correo que he traído.
-¿Es que es algún día especial?
-No, no hay ninguna razón.
-Gracias, mamá. -Levanto una factura de la luz dentro de un sobre rosa. No tengo ni idea de por que eligen el rosa para los retrasos. ¿De verdad es el color que anuncia al mundo (o al menos al cartero): "esta gente son unos fracasados y unos irresponsables"? Cualquiera pensaría que un amarillo vómito serviría mejor para hacer el anuncio-. Aviso de cuarenta y ocho horas.
-Uff. ¿Es el único?
-Eso parece.
-Vale. Lo pagare después por internet. Déjalo en la encimera.
Ni siquiera tengo que ponerme de pie para alcanzarla; está a menos de un brazo de distancia de la mesa. Mi madre lleva dos platos de comida humeante y coloca uno delante de mí. Hablamos mientras comemos.
-Ah, mamá, se me olvidó contarte sobre el tipo que entró en la tienda el otro día.
-¿Ah, si?
-Me hizo señas para que me acercara.
-Seguro que solo estaba tratando de llamar tu atención.
Continuó
-Además, nadie le ha enseñado a sonreír, y en algún momento hasta frunció los labios.
-Bueno, espero que te guardarás esos pensamientos para ti.
Toma un poco de puré de patatas.
-No, le dije que impartías clases de sonreír por las tardes. Creo que vendrá mañana. -Levanto los ojos de golpe, pero debe de darse cuenta de que estoy bromeando, porque suelta un suspiro a pesar de que veo que está tratando de ocultar una sonrisa-. La señora Death ha vuelto a venir hoy.
Esta vez me dirige una sonrisa de verdad.
-También vino la semana pasada. Se emociona mucho cuando está esperando a que le llegue alguna muñeca.
-Lo se, es muy agradable.
Me aclaro la garganta y paso el tenedor por el poder de patatas formando un remolino antes de mirar a mi madre.
-Siento haberte abandonado abajo hoy. Me he quedado inmersa en el papeleo aquí arriba.
-Tranquila.
-Sabes que aprecio mucho lo que haces, ¿Verdad?
Me encojo de hombros.
-No es nada.
-Pues claro que sí. No sé qué haría sin ti.
-Creo que tendrías un montón de gatos.
-¿Encerio? ¿Crees que sería una loca de los gatos?
Asiento lentamente con la cabeza.
-Si. Eso, o muchos cascanueces.
-¿Qué? ¿Cascanueces? Si ni siquiera me gustan las nueces.
-No hace falta que te gusten las nueces para tener un montón de muñecos de madera con la boca enorme.
-Entonces, ¿Crees que sin ti yo tendría una personalidad completamente diferente y me gustarían los gatos o los cascanueces?
Sin mi y mis hermanos, tendría una vida completamente diferente. Probablemente habría ido a la universidad y se habría casado, en lugar de que sus padres la repudiaran.
-Bueno, pues claro. ¿Hola? Si no me tuvieras a mi en tu vida, no tendrías amor ni humor. Serias una mujer muy muy triste.
Vuelve a reír.
-Muy cierto. -Pone el tenedor encima del plato y se levanta-. ¿Has terminado?
-Si.
Toma mi plato y lo coloca debajo del suyo , pero no antes de que me dé cuenta de que apenas ha comido. En el fregadero, se apresura a enjuagar los platos.
-Mamá, tú has cocinado. Yo limpiaré.
-Gracias, cariño. Creo que voy a irme a la cama a leer.
Tan solo tardo unos veinte minutos en limpiarlo todo. De camino a mi cuarto, meto la cabeza en el cuarto de mi madre para darle las buenas noches, pero veo que está completamente dormida, con un libro abierto sobre el pecho. Debe de estar verdaderamente cansada hoy. A lo mejor si que se levantó temprano, como me ha dicho, para hacer ejercicio o algo así, y después se volvió a la cama. Le cierro el libro, lo dejó sobre la mesita de noche y apagó la luz.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top