°24°
El lunes por la mañana, mientras me despido de mi madre y me cuelgo la mochila para ir a clase, oigo un golpe en la puerta. Miro hacia allí y veo a Reaper, con los dos vasos. El corazón me da un salto hasta la garganta. No, no, no, no, no. Esto no puede estar pasando. Tiene novio. Si yo supiera... Mi corazón dobla la velocidad cuando sonríe. Si algo más que mi corazón supiera que teníamos algo, podría abrir la puerta ahora mismo y arriesgarme a decepcionar a mi madre.
-¿Quién es?
No es un buen momento para esto. Mi madre y yo por fin estamos bien otra vez. Niego con la cabeza, pero en lugar de alejarse, Reaper levanta una bebida con una sonrisita de suficiencia, como diciendo: "No voy a marcharme, así que déjame entrar".
Entrecierro los ojos y sonrío un poco. Está bien, si quiere jugar a este juego, que así sea.
-Ah, me parece que es el nieto de la señora Death. Vino aquí el otro día para recogerle una muñeca. Voy a decirle que hoy no abrimos hasta las nueve y que vuelva más tarde.
-Oh, no, cariño, la señora Death es nuestra mejor clienta. ¿Porque no lo dejas pasar y vemos que necesita?
No ha funcionado. Mierda.
Quito el cerrojo de la puerta con lentitud.
-Hola -saludo tras abrirla. Su aroma familiar entra arrastrado por la brisa, y no ayuda a mi corazón ya frenético. Respiro hondo-. Todavía no hemos abierto. ¿Necesita algo tu abuela?
Reaper da un sorbo a uno de los vasos y después me lo tiende. Me encojo. Solo ese acto va a hacer que mi madre piense que es la persona rica más repulsiva del mundo, y qué quiere que le sujete la bebida mientras compra.
-Quiero conocer a tu madre -dice, lo suficientemente alto como para que ella lo oiga.
-Si, mi madre sabe mucho más sobre las muñecas que yo. -Me giro hacia ella-. Mamá, esto...eh...lo siento, ¿Cómo te llamabas? ¿Wellington o algo así? -Frunce el ceño, confuso, pero me doy cuenta de que al mismo tiempo le parece gracioso-. No, ese no era tu nombre. Eh...
-Reaper.
-Cierto. Ya sabía que era algo extraño de ese estilo.
-Geno -dice mi madre-. Lo siento, mi hijo es muy irónico. Sólo está bromeando.
-La última vez que entró Reaper, estaba muy interesado en las muñecas de bebés que dormían. ¿No dijiste que te alegraban el corazón sólo de mirarlas?
-Yo no recuerdo haber dicho eso, pero suena propio de mí.
Me río y después me apresuro a morderme los labios para detenerme.
-Tal vez podrías mostrarle nuestra colección, mamá.
Ella me mira inclinando la cabeza, evidentemente confundida. Va a delatarme: debe de darse cuenta de que conozco a Reaper. Tengo que salir de aquí. Agitó el vaso lleno de chocolate caliente que llevo en la mano, fingiendo que se encuentra vacío.
-La basura está fuera. Voy a tirar esto por ti. -Me vuelvo hacia mi madre-. Voy a llegar tarde. Nos vemos después de clase.
-Que tengas un día estupendo, cariño.
Me voy y le dirijo a Reaper una mirada de inocencia, con los ojos muy abiertos. Una sensación de tristeza me sigue hasta el exterior de la tienda, y no soy capaz de decidir si es porque acabo de mentirlr a mi madre otra vez o porque de verdad quiero que conozca a Reaper. No sólo que lo conozca, sino que le caiga bien.
~~ • ~~ • ~~
Estoy a diez pasos del instituto cuando un par de manos me agarran los brazos desde atrás, haciendo que me detenga en seco.
-Eres un niñato. Lo sabes ¿Verdad? -me dice Reaper al oído. A continuación me suelta y yo me giro, sonriendo.
-No, el niñato aquí eres tú. Te dije que no quería que conocieras a mi madre todavía, pero tú has querido hacerlo de todos modos.
-Pues si, así es. Quería demostrarte que les caigo bien a todas las madres. Y la tuya no es una excepción: me adora.
Mi corazón se detiene un instante.
-¿De verdad?
-No sabía que iba acostarme ciento cincuenta dólares demostrarlo, pero este encandilada.
Ah. Por supuesto que lo adora. Era un cliente.
-¿Has comprado una muñeca?
No lleva ninguna bolsa, así que le tomó las solapas de la chaqueta abierta y miro dentro.
-No la llevo encima, bae. La he dejado en el coche.
-¿Cuál has comprado?
-No puedes esperar de verdad que lo recuerde.
-Se que lo recuerdas.
-Daphne.
-¿Has comprado una de las lloronas?
-Si, me sentia un poco frustrado ahí dentro, Y esa bebé gritona representaba muy bien mi humor. Se la daré a mi abuela el año que viene por su cumpleaños. -Baja la mirada-. ¿Pensabas que me había guardado la muñeca dentro del abrigo?
Me doy cuenta que sigo sujetando la chaqueta con fuerza.
-Si tu ego cabe ahí dentro, cualquier cosa es posible.
Justo cuando estoy a punto de soltar la chaqueta, Reaper pone sus cálidas manos sobre las mías, presionandolas contra su pecho.
Ahora estoy mirando el cuello abierto de su camisa de marca, tratando de fingir que no me observa fijamente. Mis compañeros de clase pasa junto a mí, apresurándose por llegar, y notó que me miran. También escucho uno que otro gritito aguda de algunas chicas. Siento mi cara arder.
-Pensaba que no estabas en la ciudad.
Se encoge un poco de hombros.
-Ya he vuelto.
-Pensaba qué no íbamos a vernos hasta el sábado.
Mi vos parece un susurro.
-No podía esperar.
El corazón me late con fuerza en los oídos.
-Por cierto, ¿Qué pasó la otra noche?
-¿Cuando? -pregunta con suavidad; o a lo mejor es que no puedo oírlo por lo fuerte que me late el corazón.
-La crisis de la década en el hotel. ¿Encontraste una camisa de repuesto?
-Si. Sólo tuve que viajar a Los Ángeles.
Claro. Los Ángeles, el lugar donde vio a Blard Darling. Mi buen amor desaparece con rapidez.
-¿Eso es todo?
Asiente con la cabeza, y estoy apunto de apartar mis manos cuando vuelve a hablar.
-¿Quieres venir al evento benéfico conmigo?
-¿Qué?
-Es dentro de dos semanas. Podremos bailar, codearnos con gente importante y sacarles el dinero. Es para la organización benéfica de mi madre.
-¿Otra jornada de orientación profesional?
-No.
Lo miro a los ojos. ¿Eso no es algo a lo que tendría que llevar a su novio?
-Tengo planes esa noche.
-¿Que planes?
-No ir a un evento benéfico. -Sonrío-. Será mejor que me vaya. Llegó muy tarde.
¿Por qué mis pies no se mueven?
-Adios, Geno.
Me suelta las manos. Yo bajo las mías a los costados, pero entonces me sorprendo a mí mismo al darle un abrazo. Él me lo devuelve, y permanezco haci más tiempo del que debería. ¿Porque no puedo alejarme de Reaper Renrink y ya está, sin mirar atrás? La campana de advertencia suena detrás de mí.
-Tengo que irme.
Me aparto y me giró para marcharme.
-Geno -dice, deteniéndome.
Me vuelvo hacia el.
-Dime.
-¿Recuerdas al empleado que no sabía utilizar la plancha?
-Si.
-No lo despidieron. Se que eso te molestó, así que... No lo despidieron.
¿Por qué esa noticia hace que me entren ganas de llorar?
-Bien. A lo mejor debería venir a la próxima jornada de orientación profesional que organice yo, donde aprenderemos como plancharte correctamente todas las camisetas.
-Le haré llegar la invitación.
~~ • ~~ • ~~
Por la tarde, mientras estoy sentado detrás de la caja registradora haciendo los deberes y mi madre limpia los mostradores, se ríe.
-¿Qué pasa? -pregunto.
-El nieto de la señora Death.
-¿Reaper?
-Si, Reaper. Ha sido muy gracioso esta mañana.
-¿Ah, si? -pregunto esperanzado. A lo mejor si qué le ha causado una buena impresión a mi madre. A lo mejor, después de todo, no le molesta que pasamos tiempo juntos.
-No creo que quisiera que le tiraras la basura. Y después, cuando te has marchado, me ha dicho que le gustaba mucho tu nombre, y que el año pasado fue a ver una película privada sobre un genocidio. Me ha preguntado si iba a ver muy seguido ese tipo de películas, como si todas las personas pudieran ver lo que quisieran cada vez que quisieran.
Normalmente soy yo quien se ríe de los ricos, y ella quién me dice que me contenga. Durante años eso me hacía enfadar, porque sabía que ella pensaba igual que yo. ¿Y ahora elige a Reaper para meterse con él? Noto un nudo en la garganta, y aunque no creo que pueda hablar con él, lo intento de todos modos.
-Pero parecía bueno.
Se encoge de hombros. Cada hueso defensivo de mi cuerpo está temblando.
-¿Vas a ver a Nightmare hoy? -pregunta, y su cambio abrupto de tema me deja sin habla-. Me gusta mucho el sentimiento de tatuaje. No me gustan mucho los tatuajes en general...son muy permanentes. Pero me gusta el mensaje del suyo.
-¿Bad Apple? -pregunto, esperando a que se dé cuenta de lo irónico qué es eso después de lo que acaba de decirme.
-Si, es un mensaje precioso. Estoy segura de que conoce a mucha gente que no lo acepta trás una primera impresión. Me siento muy orgullosa de ti por ser capaz de ver más allá de eso.
-¿Más allá de que, mamá? ¿De su color de piel?
-¿Que? No. Esto no tiene nada que ver con su color de piel. Vaya, Geno, ¿De qué crees que estoy hablando?
-No lo se; eso es lo que estoy tratando de averiguar.
Se de lo que está hablando: del piercing en el labio, su tatuaje... Pero me siento demasiado irritado como para ser complaciente. ¿De verdad no puede ver la hipocresía de lo que está diciendo?
-Voy a hacer los deberes arriba.
-Vale.
Cuando cruzó el umbral, lo comprendo: sospecha que hay algo entre Reaper y yo. Por eso ha dicho lo que ha dicho. Por eso estaba menospreciando a Reaper y alabando a Nightmare. Es su forma sutil de conducirme por el camino que quiere que siga. Tiene que ser eso. Quiero darme la vuelta y preguntarle si tengo razón. Pero ¿De qué serviría, si él tiene novio?
En el piso de arriba, pasó junto a la encimera de camino a mi habitación y veo otra factura dentro de un sobre rosa. La preocupación se suma de inmediato a mi irritación. No sé cuál de las dos emociones es peor.
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