°20°


Probablemente no debería haber comprado la revista: ya estoy lo bastante irritado con Reaper. Pero lo he hecho, y ahora estoy sentado en el sofá de mi salón, solo mientras espero a que regrese mi madre, leyendo el mismo artículo cutre otra vez. Lo único que dice es que la semana pasada vieron al "Príncipe de los Hoteles" en Nueva York, supervisando la reapertura de uno de los hoteles de la familia.

No es de extrañar que estuviera confuso porque yo no supiera cuál es el negocio de su familia cuando nos conocimos. Probablemente pensara que estaba fingiendo no saber quién era, pero la culpa era de no tener servicio de televisión por cable. Puede que no supiera quién era con exactitud, pero siempre supe que era alguien importante. Un artículo que me recuerde ese hecho no cambia nada. Arrugó la delgada revista y la lanzó contra el televisor encendido. Dos segundos después, mi madre entra por la puerta principal.

-Hola -dice cuando me ve en el sofá.

-Si qué ha durado la cita con el médico.

Sería demasiado obvio si fuera a recoger la revista, así que la dejó allí tirada y espero que no se fije en ella.

-Lo siento. He ido a hacer unos recados al terminar.

Señaló por encima del hombro.

-Te he hecho un sándwich. Está en el frigorífico. -La luz cambia cuando empiezan los anuncios de la televisión, y me fijo en que los ojos de mi madre están rojos. Me siento y me giro hacía ella-. ¿Te encuentras bien?

-Claro. Sólo estoy cansada.

Desaparece al entrar en la cocina, que se encuentra separada de donde estoy solo por una pared.

-¿De verdad?

-Si. Estoy bien. -Recupero la revista y me la meto en el bolsillo. Mi madre hace algo de ruido en la cocina, y después grita-: ¿Te lo has pasado bien?

Recorro los cuatro pasos y medio que me separan el televisor para apagarlo, y después espero a que mi madre se una a mi en el sofá.

-Si. Hemos ido a casa de Ink para cavar una tumba. Ha sido genial.

-Eso suena bien. Deberías haberle dicho a tu amigo que entrara. Me habría gustado conocerlo.

No, no te habría gustado. Habrías odiado conocerlo.

-Tiene fobia a las muñecas. Alguna clase de trauma de la infancia.

-¿De verdad?

-Pues claro que no, mamá.

-Eres muy gracioso, Geno.

-Se te empieza a dar bien el sarcasmo.

Ella se ríe.

-Entonces...¿Es tu amigo o tu novio?

-Solo somos amigos.

¿Y acaso seguimos siendolo ahora?

-Bueno, pues sí eso es todo lo que buscas, será mejor que tengas cuidado, porque ya sabes que hay una diferencia entre un amigo y un novio.

Pongo los ojos en blanco con una sonrisa.

-Si, si.

-Simplemente pon un poco de espacio -dice-. No vayas por ahí rompiendo corazones.

-Eres como Sócrates, mamá.

-Si, ¿Verdad? -oigo que abre un armario y después lo cierra, y me preparo para que se se siente junto a mi en el sofá, pero entonces dice-: Gracias por el sándwich, cariño. Me lo comeré mañana, ya he comido antes de venir.

-Vale.

-Siento llegar y no quedarme contigo, pero me voy ya a la cama.

-¿A las ocho?

-Ha sido un día largo, entre encargarme de la tienda y recorrer el pueblo.

Me levanto de un salto y la sigo por el pasillo.

-Espera.

Se gira para mirarme. La luz del pasillo está pagada, así que estamos en sombras.

-¿Si?

-Habla conmigo, por favor. Sé qué pasa algo.

Mi madre y yo solíamos contárnoslo todo. La distancia que siento entre nosotros es culpa mía, lo sé, por todos los secretos que estamos guardando, pero necesito que hable conmigo.

Se mira las manos, y sus hombros se levantan y vuelven a caer. No me mira a los ojos cuando contesta.

-No es nada. De verdad.

-Mamá, por favor. Se cuando no pasa nada, y ahora no es el caso.

-He tratado de obtener un préstamo hoy. Pero me lo han denegado.

No tengo que preguntar, pero lo hago de todos modos.

-¿Un préstamo para qué?

Finalmente levanta la mirada, y veo que tiene los ojos inyectados en sangre.

-Para pagar algunas facturas atrasadas. -Me toma la mano-. Pero no quiero que te preocupes por ello. Todo irá bien. Nos hemos atrasado un poco, eso es todo. Ya nos hemos atrasado antes. Esperemos que tengamos unos cuantos meses buenos...tan solo tendremos que tener más cuidado.

-¿Cuidado?

¿Como podríamos tener más cuidado? Apenas gastamos nada.

-No te preocupes, ¿Vale? Todo va bien.

Asiento con la cabeza y ella me da un abrazo, pero eso no impide que me preocupe.

Cierro la puerta de mi habitación notando una terrible presión en el pecho. La revista se me clava en el muslo, así que me la saco del bolsillo y la aliso.

-¿Vale la pena tener tantos problemas por ti, Reaper? -le digo a su cara arrugada.

~~ • ~~ • ~~


El lunes por la mañana me tomo mi tiempo para prepararme. Me he pasado todo el fin de semana tratando de pensar que decirle a Reaper. Estoy cansado de la sensación que se ha asentado en mi pecho y amenaza con quedarse.

Cuando voy al piso de abajo, mi madre está cerrando la bolsa verde del depósito para el banco y metiéndola en el bolso.

-Pensaba que te habías llevado el dinero el sábado por la noche.

Se sobresalta.

-Me has asustado. -Me mira de arriba a abajo-. Vaya, que guapo estás hoy. Hacia una eternidad que no te ponías ese Jersey...hace que te resalten los ojos. ¿Es por ese chico especial del instituto?

Si no quisiera tanto a mí madre, la extrangularía.

-No, mamá, ya te he dicho que solo somos amigos. -Y ni siquiera va a mi instituto. Y... Espera, ¿Está tratando de cambiar de tema? Casi a funcionado-. Entonces, ¿Qué ha pasado con el dinero?

-No me lo llevé el sábado.

¿Qué no se llevó en dinero? Mi madre es un coñazo con lo de meter dinero al banco. ¿Y no dijo la otra noche que íbamos atrasados con los pagos?

Debe de notar mi mirada, porque dice:

-No pasa nada. Lo ingresaré justo cuando abran.

-Vale.

Tomo mi mochila, me aliso el jersey y me dirijo hacia la puerta. Mi corazón de un pequeño aleteo inesperado, el primero desde la pelea con Reaper. Sonrió y salgo al aire frío del exterior.

Reaper no está.

El camino hacia el instituto parece el doble de largo de lo normal. Tal vez sea porque no dejo de mirar por encima del hombro, o quizá porque voy muy despacio para darle tiempo a llegar. Pero no lo hace.

~~ • ~~ • ~~

Después de clase, mientras mi madre está en el piso de arriba introduciendo pedidos en el ordenador, tomo la cámara de Reaper que ha dejado guardada en el almacén y saco más fotos a las muñecas. Nunca me había sentido tan motivado para crear la página web y ponerla en marcha, pues es evidente que nos vendría bien un aumento de clientela. Mientras miro fijamente los ojos sin vida de Aislyn a través del objetivo, un recuerdo regresa a mi: mi madre de pie tras la caja registradora esta mañana, con la bolsa del depósito bancario en la mano y tratando de evitar mis preguntas al respecto.

Me cuelgo la cámara al cuello y me cuelo en su despacho. Lo primero que busco es el libro de cuentas. El número rojo es aún mayor, por encima de los tres mil dólares. No me sorprende; prácticamente me lo ha dicho, pero hace que me preocupe todavía más. Abro el cajón donde guarda la bolsa del banco y la saco. Esta cerrada, así que la miró fijamente durante un momento, sintiendo su peso en mis manos, sin querer abrirla para descubrir que el dinero sigue dentro. No tengo ni idea de lo que significaria si estuviera todavía dentro. ¿Que sigue escondiéndome cosas? Es mejor que sea rápido e indoloro, así que la abro y miro su interior. Se encuentra vacía. Pero, aunque el dinero no está, lo cual demuestra que ha hecho el ingreso, me siento intranquilo.

Suena la campanilla de la tienda, así que vuelvo a meter la bolsa en el cajón y me apresuro a salir.

Hay un hombre alto de pelo y barba oscuros justo delante de la puerta. Tardo un segundo en situarlo, pero entonces recuerdo que estuvo en la tienda hace unas pocas semanas, hablando con mi madre.

-¿Esta Crayon? -pregunta, y sus ojos se fijan en la cámara que llevo en el cuello.

-No, no está.

Podría decirle que está en el piso de arriba, pero la sensación de intranquilidad qué he sentido en el despacho de mi madre ha crecido.

-¿Podrías decirle que Royal ha venido?

-¿Puedo ayudarlo en algo?

Sus ojos centellean, y su boca se curva en una sonrisa.

-No.

Y tras eso, sale por la puerta. Camina frente al escaparate, y espero unos pocos segundos antes de salir con rapidez, permaneciendo cerca del edificio para que no me vea. Entra en un todoterreno azul marino aparcado a unas pocas tiendas de distancia. Saco con rápidez unas cuantas fotos, haciendo zoom en la matrícula, y después en su cara. El corazón casi se me detiene cuando sus ojos se dirigen hacia la lente de la cámara. La manecilla de metal de la puerta se me clava en la espalda al retroceder con rapidez. Probablemente no me habrá visto; había hecho bastante zoom.

Una vez dentro, voy hacia el teléfono. Me detengo justo cuando estoy apunto de presionar el botón de intercomunicador. No quiero contarle a mi madre lo dé Royal por teléfono. En realidad, no quiero contarle nada sobre Royal. No es como si mi madre nunca hubiera salido con nadie. Lo ha hecho...alguna vez. Pero siempre me lo cuenta. así que tengo que asumir que quienquiera que sea Royal, no está saliendo con él. Y si no está saliendo con él, ¿Quién es?

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WoW, ya llegamos a la mitad del libro.

No puedo creer todo el apoyo que ha recibido está pequeña historia.

No me canso de decirlo y nunca me cansaré.

En serio. Muchas gracias.

Los votos.

Los comentarios.

Y las personas que comenzaron a seguirme.

Todos esos pequeños detalles hacen saltar a mi corazón de la alegría.

Todos ustedes tienen una pequeña parte de mi corazón y todo mi amor.

Los quiero mucho -lanza besitos-

Se cuidan.

Kazumi_Kyoko ❤️❤️

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