Capítulo 7.
Los azulados ojos de Helena se abrieron poco a poco, su cabeza dolía tanto que le costó enfocar su vista para ver dónde estaba.
Su corazón comenzó a latir con fuerza al no identificar el lugar en el que se encontraba, miró sus ropas y agradeció tener aún el vestido puesto, se levanto despacio y camino hacia la puerta para abrirla.
Un cuerpo alto y fuerte se encontraba del otro lado, la tomo de la muñeca y la arrastro hasta un enorme salón, Zeus estaba del otro lado y aterrada comenzó a temblar.
—Al fin despierta querida- Helena sintió asco al verlo, giró a ver al hombre que la llevaba arrastras, Ares iba serio y con la mirada fija en su padre.
—¿Qué me hará?-soltó con la voz
entre cortada
—Agradeceme querida, te he dado como regalo a Ares- Helena palidecio ante aquello y sus lágrimas no tardaron en llegar.-de ahora en adelanté eres de el, obedeceras a el y pensarás por el y para el.
—¡No puede hacer eso!- gritó aterrada.
—Ya lo hice, te dije que hicieras caso y no quisiste, ahora sufriras por ello- su sonrisa helo su sangre-Ares no tendrá piedad contigo, Ares te hará todo lo que el desee y para que veas que no miento comenzará ahora.-se acercó a tomar su rostro y depósito un beso en sus labios - puedes comenzar hijo- Ares tomo de nuevo su muñeca y la arrastro hasta otra habitación decorada toda de negro, Zeus entró con ellos y observo como Ares la tiró a la cama.
Helena comenzó a sollozar con fuerza al ver como Ares le arrancaba el vestido de un tirón, el dios de la guerra se colocó entre sus piernas y entró en ella sin ninguna delicadeza.
Helena soltó un grito desgarrador y cerró sus ojos con fuerza, Ares se movió con rapidez dentro de ella y lo único que se escuchaba en aquella habitación eran los gritos de súplica de Helena y los gemidos de Ares.
Zeus observo con una risa como la joven se retorcia y gritaba, estaba disfrutando de el dolor ajeno y eso le gustaba.
—Te lo advertí Helena -dijo una vez Ares termino con ella, se acercó y la tomo del cabello- te lo dije, era mejor que me hicieras caso, todo hubiera sido diferente, pero no quisiste, así que ha comenzado tu infierno- la soltó y se giro a su hijo- sabes que hacer, nadie tiene que saber que la estúpida Ninfa esta aquí de lo contrario ambos serán castigados- finalizó y luego salió de la habitación.
Helena quedó tendida en la enorme cama, sus sollozos poco a poco comenzaron a parar y cuando menos lo vio cayo en los brazos de Morfeo.
Tal vez sólo así su corazón aguanta el dolor que acaba de vivir.
—Hefesto, ¿Dónde está Helena? Llevó horas esperandola- el herrero se giro a observar a su esposa y negó.
—No la he visto desde ayer en la noche- Afrodita suspiró.
—Esa ninfa - soltó un murmuró- busquen la, ¡la quiero en mis aposentos ahora mismo! -le grito a todos.
—¿Crees que el se la haya llevado?
—Esperó que no-soltó la diosa y se fue hacia sus aposentos.
Helena despertó por unas leves caricias en su rostro, su entre pierna dolia tanto que al sentarse le ardió y soltó un pequeño gemido, observo el lugar y pudo ver un montón de regalos, los recordaba, eran los mismos que Zeus le había dado.
—Zeus te tenía en un pedestal antes de esto- la voz rasposa de Ares llegó hasta ella, se giró a el y lo encontró en un diván observandola.- si no te hubieras negado lo de ayer no hubiese pasado.
—El hubiese no existe ya-susurró con lágrimas en los ojos.
—Te haré esto fácil, no me puedo negar a sus órdenes, lo dejo claro antes de irse- soltó un suspiró - ahora eres mi mujer, pero lo de anoche lo deteste, no soy así, no por órdenes de Zeus- Helena sollozo- así que tu vas a cooperar por que el quiere que me tengas un hijo, y yo no te haré daño.
—Ya me hiciste daño-susurró.
—Y puede ser peor, sólo finje ser la mujer soñada y te daré tu espacio, te dejaré ir al jardín, dar órdenes y más cosas- se levanto y se acercó a ella, Helena retrocedio con miedo.- solo no diras nada de lo que hice anoche, no diras nada del porque estas aquí, les dirás a todos que estas aquí por que quieres, ¿Entendido?
—Quiero regresar con mis señores-susurró viendo como la mano de Ares la tomaba del rostro.
—Empezamos mal Helena, no me obligues a que te golpee, o a que te amarre, aún que eso sería demasiado excitante- ella cerró sus ojos y los labios de Ares la besaron con fiereza- es tu decisión, sumisa y obediente, o torturada, ¿quedó Claro?
—S-si -susurró y el la solto.
—Baja a desayunar, no estamos sólos, así que no grites, no llores y no demuestres que estas secuestrada.
—Mi ropa esta rota- sollozo viendo la sangre en sus piernas.
—Tienes todo aquí, date un baño y no tardes- dicho eso salió y la dejo sola.
Helena se arrastro hasta el baño, sus piernas dolían, sus caderas tenían marcas y su rostro estaba pálido y con ojeras.
¿Qué pasaría de ahora en adelante?-se preguntó una vez se hundió en el agua -Seguro Hefesto la buscaría, Afrodita la odiaria por estar con su amante, Seguro todos hablarían de ella, la verían como la aprovechada.
Ella era inocente de todo, su único pecado fue no acostarse con Zeus.
Nadie la salvaría ahora.
No se que hice pero ahí tienen xd
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