Capítulo 12

1 mes después.


El hermoso vestido blanco con cadenas de oro, hacia resaltar su figura, sus piernas largas estaban cubiertas por una hermosas sandalias de oro, su cabello había sido recogido de forma perfecta por las ninfas, una hermosa corona de oro (también) fue puesta de forma delicada en su cabeza, las ninfas iban y venían con joyas, perfumes y aceites para ella.

Miró su reflejo en el espejo y pudo jugar que la bendición de Afrodita ese día estaba saliendo a la luz, pero su triste mirada arruinaba el paisaje, se sentía infeliz, rota, vacía. Un mes lejos de su hermano Hefesto, un mes recibiendo amenazas de Afrodita, soportando las insinuaciones de Zeus, pero se sentía protegida gracias a los gemelos, Phobos y Deimos habían comenzando a llamarla mamá, cosa que la sorprendió mucho.

mamá la cena esta lista- la voz rasposa de Deimos la sacó de su lectura.

—¿cómo dijiste? -lo vio sonrojarse.

—eso estuvo mal

—sonó muy bien -sonrió con ternura y le hizo señas para que  se acercará.

— nunca llame mamá a nadie, y creí que podía hacerlo contigo, eres muy amable y  cariñosa con nosotros,  evitas que Ares nos regañe, ¿puedo hacer lo?  -los ojos de cachorrito que le dio el dios del terror le encogió el corazón y con una enorme sonrisa asintió.

si puedes, tu y tu hermano -el sorpresivo abrazo del terror la hizo sonreír más y desde ese día los tres se habían unido más.

—¿Lista mamá? - Helena sonrió al verlos a ambos vestidos para la ocasión.

—Si mis niños -se acercó a ambos y se enrollo en sus brazos — No la verdad no, no deseo pasar toda una vida atada a su padre.

—Lo sabemos, aún podemos huir -dijo Phobos con una sonrisa.

—Sabes que no puedo, este brazalete me une a la bestia.

—Al menos nos tienes a nosotros. -Deimos beso su mejilla y los tres salieron directo al salón principal.

Hera había decorado todo lo mejor posible, todos los dioses habían asistido a tal evento, no todos los días el Príncipe heredero se casaba, Helena miró nerviosa a todos lados y fingió una sonrisa al ver la cara seria de Hera.

Su corazón se entristecio al no ver a Hefesto ahí, deseaba ver a su hermano, a lo único que le recordaba que alguna vez estuvo viva.

Al llegar al altar miró a Ares, este  sonreía tan grande que la rubia temió que su rostro se trabara.

Hera ató  un lado al rededor de ambos y comenzó a hablar en griego antiguo, el lazo se iluminó y desapareció tan rápido que sus ojos apenas lo distinguieron, sus ojos viajaron por todo el salón y pudo reconocer a su hermano Eros, a Leto,lo cual la sorprendió mucho, a Apolo y Artemisa y muchos dioses que prefiero ignorar.

Hera coloco otra corona en su cabeza, más hermosa que la anterior, y pronunció las últimas palabras que daba por hecho el matrimonio entre ambos.

—¡beso! -grito Apolo en la primera fila, Helena rodó los ojos internamente y se acercó a besar a Ares el cual la tomó de la caderas y profundizó el beso.

El banquete era enorme, Helena se sentó en un pequeño trono junto a Ares, mientras todos llegaban para comenzar la cena, ella y Ares recibían bendiciones y obsequios.

Una aura oscura se hizo  presente antes de cerrar las puertas, Helena lo vio, tan tranquilo, misterioso e imponente,  sobre todo guapo, el dios del inframundo se acercó a pasó lento hacia ellos, no lo esperaban, nunca iba a las fiestas del Olimpo, pero esa ocasión decidió ir.










—¿Seguro que quieres ir Hades? -Hécate se acercó a acomodar la túnica.

—Quiero conocer a la pobre víctima que se casará con Ares -soltó burlón.

—¿Quién en su sano juicio aceptaría casarse con el? Sin contar a Afrodita.

—Ya lo sabremos -sonrio viendo su reflejo en el espejo— ¿Vamos? -le tendió su brazo y la diosa se pegó a el para desaparecer.

—¿Y Persefone?

—Con su madre -soltó un leve bufido.

—Si ya no la amas, ¿por que sigues con ella?

—Si la amo... -soltó con duda— no hablemos de eso, déjame hacer mi gran entrada.

A pasó lento y misterioso, entró al gran salón, todos callaron al verlo, al acercarse más  la vio,  triste y asustada como aquél día, no temblaba pero podía jurar que en cualquier momento lo haría,  al verlo a el, una luz cruzó por sus azulados ojos.

—Felicidades  -pronunció con seriedad, Helena sonrió tímidamente y este tendió su mano para tomar la de ella y besarla — Helena — saboreo su nombre y se alejó a paso lento sin perder su mirada de la de ella.





—¿Por que esa cara? -susurro Hécate una vez el dios estuvo a su lado.

—La pobre parece un cachorro perdido- susurro bajo— en cualquier momento se desmaya.

—Entonces esta obligada.

—Al parecer.

—Te dejo, ahí viene tu esposa - la diosa guardiana se alejó a paso  rápido dándole pasó  a la diosa de la primavera, la cual con cada moviendo  de caderas cautivava hasta al más santo.

—Mi amor.

—Persefone- dijo sin ninguna emoción.— ¿te cansaste del mortal?

—¿Y tu de ver a la ninfa?- soltó con veneno— ahora tiene dueño.

—Tu también y andas de cama en cama -soltó poniéndose de pié y salió a paso rápido de el lugar.























¿Vieron la nueva Portada? Quedó bellísima.


¿qué creen que pase con Helena y Ares?


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