No vayas al barrio francés
—¡Bienvenida al barrio francés! —gritó Itzel bajándose del auto.
—¿De verdad debes gritar así? —dijo Eleanor bajando la cabeza cuando notó que todos los que estaban a su alrededor los observaban.
—¿Quieres que lo haga más fuerte? —bromeó Tim— No la retes a hacerlo —se precipitó a decir—, una vez lo hice, y no salió bien para ninguno.
—No pensaba hacerlo —respondió Eleanor, y, al mirar al frente, observó un enorme letrero en forma de círculo que anunciaba que habían llegado al "Bayou Burger".
Ella se había imaginado que sería igual a las tabernas de Lógverting, aunque en realidad, nunca había estado en una para beber o comer algo, pero sí entró en una por descuido una vez; sin embargo, esta no se parecía en nada a la taberna, aunque debió de imaginárselo, ya que, nada en esa ciudad era igual que su antiguo mundo.
Unas puertas de color verde limón adornaban la entrada de aquel restaurante junto con un gran tapete negro, y al entrar, la belleza del lugar la dejó fascinada. Había dos barras para que la gente se sentara de forma individual, con al menos 15 taburetes cada una; más atrás, Eleanor pudo contar aproximadamente unas 17 mesas con sillas, y la pared estaba llena de unas cajas mágicas con luces, y, según recordaba, Mateus le había enseñado que se llamaban televisores, y servían para mostrar imágenes en movimiento a las personas.
—¿Dónde vamos a sentarnos? —preguntó Tim mirando todo el lugar.
—Probemos un lugar diferente —respondió Itzel— a la barra —sentenció, cosa que no le hizo mucha gracia a Eleanor, ya que estarían muy a la vista de las personas.
—¿Ustedes vienen aquí muy seguido? —preguntó después de lograr sentarse en el taburete.
—A veces —respondió su amiga encogiéndose de hombros sin darle tanta importancia a la pregunta.
—¿Tienes hambre Eli? —preguntó Tim, y por alguna razón le gustó mucho como la había llamado.
—¡Hey! —reaccionó Itzel alegremente— Me gusta —dijo asintiendo— me gusta Eli, se queda —añadió—. Eleanor suena mucho a un nombre de las amigas de mi abuela —bromeó y todos estallaron en risa.
—¿Eli? —volvió a preguntar Tim— ¿Tienes hambre?
Y la verdad era que sí, tenía mucha hambre, habían pasado horas desde el almuerzo, pero no llevaba dinero consigo, así que dudó un buen rato en admitirlo.
—No traigo dinero —respondió muy apenada.
—¿Y eso qué? —dijo Itzel viéndola como si acaba de decir algo fuera de lugar— tienes hambre ¿sí o no?
—Sí, y mucha —respondió con una sonrisa apenada mientras sentía que las mejillas se le ponían coloradas.
—Hamburguesas entonces —dijo Tim pidiéndolas.
Cuando el chico que atendía allí les trajo las hamburguesas con papas y unos jugos, Eleanor se quedó totalmente petrificada. No sabía cómo se comían, había practicado con Ilena algunas cosas, pero desde que había llegado a Nueva Orleans, no habían comido hamburguesas en casa, y no las conocía; así que esperó a ver que ellos comieran su hamburguesa primero, ya que no sabía si usar o no el cuchillo y tenedor de plástico que le habían traído.
Para su desgracia, ellos comenzaron por sus papas, así que ella los imitó. Estaba pasando una tarde muy bonita junto a sus nuevos amigos, a decir verdad, eran sus únicos amigos aparte de sus hermanos, ya que en Lógverting, no la dejaban salir mucho si no era con compañía de los guardias o de sus padres; aun así, seguía preocupándose de que Mateus e Ilena la regañaran por haberse ido con extraños y sin avisar, y, encima de todo, al barrio francés, el lugar al cual ellos le prohibieron ir.
—¿No que tenías hambre? —dijo Itzel agarrando su hamburguesa con las manos y llevándosela a la boca.
—"Así que así se comía" —pensó ella y la imitó— sí la tengo —respondió dándole un enorme bocado a su hamburguesa y mirando nuevamente a la calle.
—Eli —la llamó Tim— ¿en qué tanto piensas? —preguntó mirándola con extrañeza.
—No le avisé a mis tíos que vendría aquí, y si se enteran... —suspiró— no sé qué vayan a hacerme.
—Ay chica —reaccionó Itzel— lo dices como si fueran a cocerte en agua hirviendo —bromeó— no te preocupes —añadió— que, de última, si te corren o ya no quieres vivir con ellos, te vienes a mi casa y listo —comentó mordiendo nuevamente su hamburguesa.
—¿De verdad puedo hacer algo así? Quiero decir, ¿en verdad me recibirías? —preguntó sorprendida por el gesto de su amiga.
—Claro que sí —respondió ella— eres mi única amiga, así que eso te convierte en mi mejor amiga —añadió y la abrazó.
—Ojalá nuestra amistad dure muchos años —dijo Tim sonriendo.
—Lo hará —asintió Eleanor—, ya verás que nada ni nadie podrá separarnos.
Pero en ese momento, había algo que podría separarlos, algo que podría separar su abrazo, dejar una hamburguesa a medio comer, y dejar a unos amigos preocupados por una joven inadaptada que se sorprendía con ver televisores colgando de la pared; y, eso, era un tutor muy enojado.
Mateus había estado caminando preocupado por la acera frente al Bayou Burger, dirigiéndose al negocio de Sam, ya que el hombre le había dicho que tenía noticias sobre el paradero de Eleanor, pero no le hizo falta llegar allá, ya que mientras caminaba, la vio sentada con dos chicos riendo.
—¡Eleanor! —gritó, cosa que hizo que la jovencita se asustara— ¿Se puede saber qué demonios haces aquí? —preguntando totalmente enfadado.
—Yo... yo... —intentó decir Eleanor para explicarle, pero del susto no le salieron las palabras.
—Déjalo querida —dijo Itzel poniendo una mano en su hombro y bajándose del taburete— yo se lo explico —le susurró— mire señor —dijo dirigiéndose a Mateus— me llamo Itzel, y él es Tim, ambos somos compañeros de su sobrina y la invitamos a comer algo... —pero Mateus no la dejó terminar.
—Cállate —le espetó— ¡y se creen muy maduros por venir sin autorización de nadie a un sitio muy peligroso? —dijo nuevamente con más furia.
—Ay que señor tan gruñón —murmuró Itzel yendo a ponerse a lado de Tim.
—Mateus... por favor... no grites —suplicó Eleanor viendo como las demás personas los observaban y murmuraban entre ellos.
—Debiste haber pensado en todo eso antes de haberte escapado con dos mocosos irrespetuosos —dijo sin darle importancia a lo que ella había dicho.
—Mire señor, el irrespetuoso aquí es usted —se defendió Itzel, pero Mateus nuevamente no la dejo terminar.
—Te dije que te callaras —le recordó con dureza.
—Señor —dijo viniendo junto a ellos el chico que atendía en la barra— tengo que pedirles que se retiren por favor, está asustando a los clientes —añadió.
—Ya oíste Eleanor —dijo mirando a la niña— vámonos —insistió.
—Adiós chicos —se despidió ella con gran tristeza y salieron del local.
Habían caminado media cuadra hasta llegar a donde estaba estacionada la camioneta de Mateus, cuando Itzel llegó corriendo junto a ella.
—¡Eleanor! —gritó— Eleanor espera... —dijo jadeando.
—¿Tú otra vez? —dijo con enfado Mateus.
—No vine junto a usted —respondió Itzel muy enojada y mirando muy mal a Mateus— tu mochila —dijo dirigiéndose a Eleanor y entregándosela.
—Gracias —dijo Eleanor agarrando su mochila y subiéndose al auto.
Durante el camino al Bayou, ambos se miraban mientras el otro no lo hacía, e intentaban decir algo, pero a ninguno le salían las palabras; aquel viaje de 55 minutos se hizo horas en el interior de Eleanor, ahogando llantos, rabia, queriendo gritarle a Mateus un montón de cosas, pero a la vez callando por respeto.
Cuando llegaron a la casa, Eleanor se bajó de la camioneta y la cerró de un portazo, entró a la casa con rabia y mucha rapidez para no tener que hablar con Mateus, ya que seguía muy enojada con él.
—¡Eleanor espera ahí! —dijo él cruzando el umbral de la puerta— tenemos que hablar —añadió.
—Y si no quiero ¿qué? —respondió ella dándose la vuelta y encarando con gran enojo a Mateus.
—Pero ¿qué son esos gritos? —preguntó Ilena saliendo de la cocina secándose las manos con un trapo.
—Nada —respondieron ambos al unísono.
—¿Seguros? —volvió a preguntar enarcando una ceja.
—¿Por qué no se lo preguntas a Eleanor? —dijo Mateus mirando a la niña esperando una respuesta.
—¿Y por qué mejor no te lo pregunta a ti? —replicó ella cruzando sus brazos en su pecho.
—Bien —respondió Mateus alzando las manos— si eso quieres —añadió mirándola con desafío.
—¿Me lo van a decir o no? —preguntó Ilena con impaciencia sentándose en una silla del comedor.
—Eleanor fue al barrio francés —comentó él sin rodeos— y sin permiso —añadió aclarando la gravedad del asunto.
—¿Y por eso estás tan enojada Eleanor? —preguntó Ilena con paciencia y cariño— cielo, sabes que no debes ir ahí, por tu propio bien, ese lugar es muy peligroso.
—Ah claro, estás dispuesto a contarle eso, pero no lo que tú hiciste —se defendió la niña.
—Mateus... ¿Qué hiciste? —preguntó Ilena volteándose a ver a su esposo y dirigiéndole una mirada fulminante.
—Bien, si tú no se lo vas a decir —dijo Eleanor— Mateus les ha gritado e insultado a mis amigos —confesó.
—Pero amor, —dijo Ilena llevando sus manos a la cabeza— ¿Cómo pudiste hacer algo así? —preguntó queriendo no creer lo que pasaba.
—Es que no lo entiendes, esos mocosos... —comenzó a defenderse, pero Eleanor lo interrumpió.
—Esos mocosos como los llamas, son mis amigos —tajó enojada.
—Son unos irrespetuosos —le dijo a la muchacha.
—No —dijo ella volviendo a aumentar la furia en su voz— el único que nos faltó el respeto ahí fuiste tú.
—Pero esa niña me dijo "viejo gruñón" —replicó nuevamente.
—Solo después de que la obligaste a callarse porque quería darte una explicación y tú fuiste lo bastante bruto para no querer escucharla —argumentó Eleanor mientras lo miraba fijamente a los ojos.
—No tienes ningún derecho a hablarme así —le dijo Mateus.
—Como princesa de Lógverting... —comenzó a decir ella, pero él la atajó.
—No estás en Lógverting y aquí no eres princesa —le recordó con dureza.
—¡Y TÚ NO ERES MI PADRE! —le gritó ella— Así que deja de comportarte cómo si lo fueras, solo soy una misión que se te ha encargado, una labor que debes cumplir, debes cuidarme, pero nadie dijo que no puedo salir —dijo dejando salir todos sus sentimientos en un estallido.
—Cariño, cálmate —dijo Ilena acercándose a ella.
—Ustedes... —comenzó a decir nuevamente Eleanor alejándose de ellos— quieren que me adapte a este lugar, a sus costumbres y a su forma de ser, pero cuando por fin hago amigos, mis únicos amigos en toda la vida, intentan arruinarlo —añadió con lágrimas en los ojos— estoy lejos de mis hermanos, lejos de mi hogar, mis padres murieron, y tengo que estar aquí con ustedes discutiendo porque Mateus es lo bastante cobarde ¡como para dejarme salir con unos amigos a comer una hamburguesa! —añadió enojada y llorando, luego se dio media vuelta sin decir nada más y se encerró en su habitación.
Pasó esa tarde sin salir de allí, acostada boca abajo en su cama, sollozando, pensando en todo lo que estaba pensando y maldiciendo la suerte que le tocó en la vida.
—Ojalá hubiera muerto con mis padres para no seguir sufriendo así —susurró entre sollozos cuando se levantó y vio que la noche había caído con la luna asomando su brillo a la ventana de su habitación.
En ese momento, escuchó un pitido en su mochila, conocía el sonido, porque lo había escuchado en la escuela varias veces ese día, y, también, solía escuchar que sonaba en el bolsillo de Ilena algunas veces, era un teléfono celular. Pero, ¿cómo? Si ella no tenía uno, y, después de la discusión con Mateus, dudaba mucho que llegue a tener uno algún día, aun así, allí estaba, con la pantalla brillando porque había recibido un nuevo mensaje.
"Sal afuera por la ventana y sin hacer ruido, te esperamos a la orilla del pantano"
ITZEL.
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Otro capítulo sobre la princesa Eleanor, y, al parecer se nos está volviendo rebelde jajaja.
Créanme que me dio hasta nervios escribir la pelea jajajaja.
Bien... lo que más me intriga es saber que piensan ustedes sobre Itzel y Tim jaja déjenme su opinión sobre eso porfa jaja
Y no se olviden de dejarme sus bellos votos <3 así les actualizaré los capítulos más rápido jaja.
Atte: Abi.G <3
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