Capítulo 00 - La ceremonia de selección
El gran comedor estaba impecable, majestuoso, listo para recibir a los que dentro de poco estarían cursando su primer año como estudiantes del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Frisk se removía nerviosa entre la multitud de chicos, que eran guiados hasta lo orilla del lago.
El viaje en tren había sido relativamente tranquilo. En primera instancia había uido difícil encontrar un asiento, todo estaba lleno y no fue hasta recorrer medio tren que encontró un compartimiento en el que solo estaban dos personas, un chico y una chica.
Frisk no tuvo que preguntar si le dejaban sentarse, porque inmediatamente el chico la invitó a sentarse, presentándose como Asriel Dreemurr; no sabía de donde le sonaba el apellido, pero no lo mencionó. Asriel era muy amigable, comentaba sorbe el paisaje y de las expectativas que tenía de la escuela, con un alborotado cabello albino y un par de pispiretos ojos azules, el chico gesticulaba con entusiasmo y se le veía dispuesto a disfrutar al máximo su tiempo de estudiante.
Como ya habíamos dicho, Asriel no estaba solo en aquél compartimiento, su compañera, quien no había dicho ni pio desde que Frisk entró, fue presentada por el albino casi al instante como Chara Terc, Una chica castaña con dos zafiros por ojos que observaban atentamente todo a su alrededor. Ambos eran distintos, pero por lo que Frisk pudo entender de las pocas palabras que Chara había dicho era que ambos eran amigos desde los pañales.
A fin de cuentas, el viaje había sido mucho mejor de lo que había esperado... pero estar flotando en un bote tambaleante con un barquero que no paraba de tararear "Tra la la" era diferente y los rumores sobre el clamar gigante no ayudaban a tranquilizar a los chicos que cruzaban el rio.
-Asegúrense de no perder sus ranas – dijo el señor del bote.
Se dirigían directo al risco en donde se erguía el castillo.
- ¡Cuiden su cabeza! – exclamó de improviso el barquero mientras los primeros botes alcanzaban el peñasco.
Apenas y lograron agachar la cabeza a tiempo y Frisk notó como Chara lanzaba una risita al ver como un chico despistado que al no seguir la indicación había sido "atacado" por una cortina de hiedra que ocultaba una ancha abertura en la parte delantera del peñasco. Se adentraron en un túnel oscuro que parecía estar situado debajo del castillo, hasta que arribaron a un lugar que, por su aspecto parecía un muelle subterráneo, donde sin mucha dificultad (a excepción tal vez de Asriel) treparon por entre las rocas.
Todos iban murmurando cosas con emoción y Frisk ya empezaba a ver como los grupitos se iban formando desde ya, a la velocidad de la luz.
El señor del bote guio por un pasadizo en la roca, alumbrando con una lámpara que no llegaba a iluminar del todo su rostro cubierto por la capa. Finalmente salieron a las afueras del castillo que se veía aún más temible de cerca, como un gigante que se cierne orgulloso, Frisk se sentía cohibida, todavía no creía que estaba ahí.
- ¿Estamos todos?, ¿Ningún sapo perdido? – preguntó sin esperar respuesta – excelente, síganme.
Subieron rápidamente unos escalones de piedra y se agruparon ante la gran puerta de roble que daba entrada al castillo.
Con un crujido, la puerta se abrió. Los recibió un hombre que no aparentaba más de treinta años, con cabellos rubios atados en una pequeña coleta, les mostraba una sonrisa afable asomado entre su barba, recortada casi a rape, vestía una túnica púrpura con bordes dorados. El primer pensamiento de Frisk fue que ese mago compartía esa aura de amabilidad que hace poco había sentido junto a Asriel, parecía alguien a quien podías contarle tus problemas.
-Los de primer año, profesor Dreemurr – anunció el señor del bote.
-Gracias, River - dijo el profesor con una voz pomada que, de alguna forma, hizo que Frisk se sintiera más en confianza – yo lo guiaré de aquí en adelante.
River asintió y se retiró con una inclinación.
-Bueno chicos, síganme por favor - indicó el profesor.
Los guio a través de un camino señalado en el suelo de piedra. Frisk escuchó claramente un barullo que se daba detrás de un portal situado a la derecha y supuso que el resto del colegio se encontraba ahí, sin embargo, el profesor los llevó a una pequeña habitación vacía fuera del vestíbulo. Los chicos se arremolinaron ahí mirándose mutuamente, algunos con cara de no tener idea de que hacían ahí (como Frisk). Situándose en un lugar visible el profesor llamó la atención de los chicos para empezar a hablar.
-Primero que nada, ¡Buenas, chicos! Bienvenidos a Hogwarts- exclamó con una gran sonrisa- ¿Cómo estuvo el viaje en bote? ¿Se toparon con el calamar gigante?
Algunos chicos respondieron con murmullos y asentimientos entusiastas mientras que otros sólo miraban a su alrededor asombrados de estar pisando el suelo de aquél castillo. Frisk divagaba en sus pensamientos, el barullo era, extrañamente el ambiente perfecto para hacerla pensar a gusto, la hora de la verdad se acercaba cada vez más; habían conversado de ello en el tren, la selección era EL evento, aquél que definiría su destino durante los siguientes 7 años, sonaba aterrador, pero Frisk estaba determinada a sobrevivir ese y todos los cursos que vendrían. Tan distraída había estado que no notó cuando sus compañeros de viaje se habían acercado a entablar una conversación con el profesor. El barullo no disminuía y el profesor parecía entender que todos debían calmarse un poco antes de seguir con el protocolo.
La chica se abrió paso entre la multitud de niños, hasta llegar lo suficientemente cerca de donde estaban Asriel y Chara, ambos parecían conocer al profesor y este parecía conocerlos a ellos, pues lucía una expresión alegre y de ternura mientras daba palmaditas en la cabeza de Chara quien lucía un rostro con alegría infantil que a Frisk le sorprendió, pues no encajaba con la imagen mental que se estaba creando de la castaña; Asriel también se encontraba alegre, dando saltitos que resultaban algo inútiles ante la altura del profesor.
-Yo también quiero afecto, pá... digo, eh, Profesor Dreemurr – corrigió a tiempo recibiendo un golpe amistoso de Chara en reproche.
Frisk observaba la escena con una sonrisa, siempre la hacía feliz ver que sus amigos eran felices, y, aunque tal vez era algo pronto para considerarlos como tal, había tenido un presentimiento en el tren, una especie de augurio conciliador que le decía que ese y todos los demás años no estaría sin ese par acompañándola.
El profesor debió notar la mirada atenta de la niña sobre él, y apartando a ambos niños cuidadosamente, se aclaró la garganta y comenzó a hablar:
-Dentro de poco iniciará la ceremonia de selección que se llevará a cabo en el gran comedor, cada uno de ustedes será asignado a una de las cuatro casas, son: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Mientras se encuentren en Hogwarts, su casa será como su familia y por cada logro que obtengan ganarán puntos. – el profesor parecía emocionarse, pues su mirada brilló con energía – la casa que obtenga más puntos al final del ciclo escolar, conseguirá ¡La copa de las casas!, un verdadero honor de cada ciclo. Ahora, síganme.
Regresando sobre sus pasos las voces se intensificaron y el corazón de Frisk empezó a latir rápidamente cuando el portal se abrió con un chirrido y una luz deslumbro su cara.
Aquella sala era enorme, más que cualquiera que la chica hubiera visto antes, la inmensa luz provenía de miles de velas flotantes justo encima de sus cabezas, claro, acompañadas también de antorchas que sobresalían de las paredes. Un gran espacio era ocupado por cuatro largas mesas en las que varios chicos con capas se alineaban y miraban sobre su hombro para observar a los nuevos. Cierto chico de la penúltima mesa a la derecha, parecía especialmente emocionado, pues no dejaba de agitar los brazos no de sonreír a los chicos que, algo cohibidos, entraron formando una fila de dos columnas.
Avanzaba segura, pero sintiendo escalofríos en la espina dorsal a cada paso, a su lado avanzaba Asriel quien tenía la mirada tan brillante como el brillo de las velas y voleaba a cada lado, murmurando cosas a Frisk y Chara, lo decía tan rápido que ninguna de las dos parecía entender, pero Chara solo asentía con una ligera sonrisa medio desdibujada en su rostro.
- ¡El sombrero! - empezó a decir aun susurrando, pero esta vez hablando claramente - ¡Ahí está el sombrero seleccionador!
Era un sombrero raído y sucio, pero había algo en el que hizo que Frisk lo viera casi hipnotizada, como si ese objeto estuviera imponiendo su presencia frente a todo el comedor.
- ¿El sombrero seleccionador? – preguntó girando su vista al albino.
- ¿Eh, no sabías sobre el sistema de selección?, lo mencioné mientras íbamos en el tren.
-L-lo siento, escuché mal supongo. – dijo con una sonrisa nerviosa – no se mucho porque soy... bueno, me dijeron que mis padres eran muggles.
Hacía poco que sabía y estaba consciente de la existencia del mundo mágico, pero había entendido que había y eran palpables algunos prejuicios en contra de los nacidos en cuna muggle, por lo que había esperado hasta ese momento para decirlo. Chara y Asriel tardaron un segundo en procesar la información y Frisk pudo notar como sus expresiones se iban iluminando con ¿emoción?, no estaba muy segura y su nerviosismo se intensificó, estaba a punto de decir algo, pero sus amigos se adelantaron y en menos de lo que se dice pío, ya tenía a los dos haciéndole preguntas y comentando lo genial que era tener una amiga que conociera bien las cosas del mundo muggle.
- ¡Chara, podremos ir al cine! – susurraba entre grititos el albino, porque unos chicos de atrás les habían dicho que se callaran.
-No hagas planes tan pronto – le regañó la castaña – y guarda silencio, la selección está a punto de comenzar.
Durante unos pocos segundos se hizo un silencio completo y todos miraban el sombrero con atención, como esperando a que algo pasara, como suponía que algo increíble pasaría, Frisk también contempló el sombrero. Y entonces para su asombro, el sombrero se movió. Una rasgadura cerca del borde se abrió como una boca y el sombrero comenzó a cantar.
Oh, podrás pensar que no soy bonito,
pero no juzgues por lo que ves.
Me comería a mí mismo si puedes encontrar
un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el sombrero seleccionador de Hogwarts
"Bueno, eso ya quedó más que claro", pensó Frisk
Y puedo superar a todos
No hay nada escondido en tu cabeza
Que el sombrero seleccionador no pueda ver
Así que pruébame y te diré donde debes estar.
Curiosa, Frisk volteó a ver las mesas en las que la multitud de alumnos ataviados con distintos colores oían atentos y hasta vitoreaban la canción del sombrero, entre esas mesas, le llamó la atención una en la que los chicos vestían bufandas rojas y parecían emocionados.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
ponen aparte a los de Gryffindor.
La mesa de los de rojo parecía a punto de estallar de euforia cuando el sombrero cantaba las líneas que describían a su casa. De entre la multitud, una chica que resaltaba por su brillante cabello rojo, hacía una seña de orgullo golpeando vigorosamente su puño contra su pecho, como haciendo una seña militar, a la vez que sonreía ampliamente.
Puedes pertenecer a Hufflepuff
Donde son justos y leales
Esos perseverantes Hufflepuffs
De verdad no temen el trabajo pesado.
En la mesa contigua a la de los Gryffindor, los chicos aplaudían y un chico en específico – el que les había sonreído al entrar al gran comedor – tenía un entusiasmo contagiable al mover los larguiruchos brazos de esa manera tan enérgica y esa voz tan eufórica que parecía decir algo como "Nyeh heh heh heh"
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw
Si tienes una mente dispuesta,
Porque los de inteligencia y erudición
Siempre encontrarán ahí a sus semejantes
La mesa en que los estudiantes portaban el color azul y el plateado, no se puso tan entusiasta como las dos anteriores ante la melodía del sombrero, pero aplaudían con sonrisas y algunos se erguían orgullosos. Todos tenían apariencia de intelectuales, hasta que Frisk vislumbró a un chico que definitivamente parecía fuera de lugar, de finos y bellos rasgos, levantaba la mano de una chica rubia y con lentes que se mostraba tímida ante la acción repentina de su amigo.
- ¡Oh, yes! – proclamó el chico sonriendo como si una cámara apuntara en su dirección.
O tal vez en Slytherin
Harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
para logar sus fines
La última mesa que parecía aún menos agitada que la anterior, desprendía un aire elegante que espantaba un poco a Frisk.
Los chicos llevaban en su mayoría el uniforme impecable y las bufandas verdes bien acomodadas. Los miraba tan atentamente mientras el sombrero cantaba su estrofa que de casualidad cruzó mirada con un chico con cara aburrida y rubios cabellos que al notar su mirada formó una mueca parecida a una sonrisa, pero que le hizo sentir un escalofrío recorrerle la espalda y apartar la vista inmediatamente.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estas en buenas manos (aunque yo no las tenga)
Porque soy el sombrero pensante.
El gran comedor estalló en aplausos, unos más sinceros que otros, y el momento de la verdad se presentaba ante los estudiantes de primer año, cuando el profesor Asgore hizo aparecer un largo pergamino.
-En cuanto diga su nombre, pasarán al frente, se probarán el sombrero y sabrán cuál es su casa – indicó con voz amable.
Hubo un asentimiento general y Frisk pudo sentir como algunos de sus compañeros se tensaron.
Tras unos segundos de silencio, el profesor pronunció el primer nombre de la lista con una sonrisa gentil:
-Avery, Froggit – anunció.
Un chico se abrió paso de entre la multitud, con el andar inseguro, pasó al lado de Frisk apresuradamente y la chica creyó haber oído como susurraba: "no sé porque estoy aquí". El chico se sentó en un taburete y todas las miradas se posaron en él. Tenía el pelo de un negro profundo, pero se avistaba un tono blancuzco que partía en la raíz, que podía darte a entender que se lo había teñido de azabache.
Se acomodó en el taburete y no pasaron ni dos minutos antes de que el grito del sombrero resonara en todo el comedor.
- ¡Ravenclaw!
La mesa correspondiente estalló en aplausos y el chico se dirigió jubiloso a sentarse dando saltitos.
Luego de unos nombres más y aplausos por parte de cada casa, le tocó el turno a...
-Dreemurr, Asriel
El profesor ni siquiera había terminado de pronunciar el nombre del albino cuando este ya estaba corriendo en dirección suya con lo que parecía unas ganas inmensas de abrazar al p0rofesor Dreemurr...
"Espera" se dirigió Frisk abriendo los ojos desmesuradamente "Asriel Dreemur, Asgore Dreemurr... ¡¿cómo no lo había notado antes?!"
Era más que obvio que eran padre e hijo, la forma en que se habían tratado antes debía ser prueba suficiente, pero hasta ahora Frisk estaba siendo consiente de ese hecho. Bien, de seguro tanta emoción le estaba aturdiendo las ideas. Decidió concentrarse en la selección de su amigo, quien permanecía sentado con el sombrero sobre su cabeza y con la cara más radiante que el sol.
Pasaron unos momentos hasta que el sombrero se decidió a gritar con opulencia.
- ¡Hufflepuff!
Sonriente, Asriel fue a sentarse en la mesa siendo recibido calurosamente por sus compañeros, esa calidez y empatía debía ser parte de las características de un Hufflepuff, esa casa realmente quedaba con Asriel Dreemurr, Frisk sonrió pensó confiada en que seguro el sombrero haría una buena elección
El comedor se iba llenando de más y más voces, algunos alumnos recibían a los nuevos y estos por su parte empezaban a entablar conversación con aquellos compañeros que habían coincidido de casa, todos hablaban y empezaban a hacer amigos, Frisk cayó en la cuenta de que cada mesa tenía por lo menos a cuarenta alumnos y aunque se sentía abrumada su determinación no había flaqueado ni un poco, es más, se reafirmaba al ver que el tamaño del reto aumentaba en proporciones no contempladas.
-Hum, Frisk – su nombre por fin figuró en la lista
El primer paso se sintió pesado, pero, al siguiente ya avanzaba decidida hasta el taburete donde se sentó con tanta rigidez que parecía un árbol de roble plantándose firme ante su desino.
El sombrero le cubrió los ojos y cuando empezaba a asimilar el oscuro interior de este, escuchó una vocecita en su oreja.
-Mmh, mira que tenemos por aquí – siseó la voz – veo decisión, una enorme determinación, sí... y el valor necesario para conseguir lo que quiere, sí, entonces que seas... ¡Gryffindor!
Cuando el sombrero seleccionador hubo gritado la última palabra, Frisk quedó algo aturdida antes de que el profesor Dreemurr le quitara el sombrero. Se sintió ligeramente decepcionada de no quedar en la misma casa que Asriel, pero eso no significaba que se rindiera con su recién obtenida amistad, ¡al contrario! Algo le decía que el año sería mucho más interesante, era emocionante.
La mesa de Gryffindor estaba abarrotada, pero algunos chicos de grados mayores le hicieron espacio para sentarse, frente a ella unos platos todavía limpios le recordaron lo hambrienta que estaba después de tantos nervios. La selección continuaba y faltaba un buen tramo antes de que se llegara a la "T" del apellido de Chara, por lo que Frisk decidió distraerse jugando con algún cubierto o algo, pero antes de que pudiera tocar el tenedor, la chica pelirroja que durante la canción del sombrero se había mostrado tan orgullosa le tocó el hombro haciéndola sobresaltarse.
-Hey, punk – le dijo dirigiéndole una sonrisa – ¡Bienvenida a Gryffindor! Sigue las reglas y no tendrás problemas con la prefecta.
La postura de la chica era altiva y orgullosa, tenía los brazos cruzados, pero al mismo tiempo se apuntaba a si misma con el pulgar, eso y la brillante insignia con la letra "P" que llevaba en el pecho, no le dejaba dudas a Frisk de que esa chica era la prefecta, no sabía qué diablos era eso, pero parecía algún puesto de autoridad.
Le daba la impresión de que no era la primera a la que Undyne (que ahora sabía era el nombre de la chica) le iba a dar esa advertencia de bienvenida, pues nos minutos después, la vio dirigirse a otro chico de primer año que apenas había tenido tiempo de sentarse.
Murmullos, risas, Frisk se dio cuenta de que la mesa de los leones era bastante ruidosa aun cuando solo murmuraban para no interrumpir la ceremonia de selección, el ambiente era cálido y Frisk sentía que, de alguna manera extraña, pertenecía ahí, un sentimiento que se hizo aún más presente cuando notó que, desde la mesa de Hufflepuff, Asriel la saludaba o al menos trataba de atrapar su atención, pues señalaba a la tarima.
Frisk aguzó el oído justo a tiempo para escuchar como el profesor Dreemurr anunciaba con orgullo.
-Terc, Chara
La chica se apresuró a sentarse en el banco, su aura parecía calmada y hasta alegre, pues al momento de sentarse le dirigió una sonrisa muy poco disimulada al profesor como quien le sonríe a su padre al mostrarle un dibujo que lo enorgullece. El gran comedor no estaba tan callado como lo parecía desde donde se encontraba Chara, pero varios alumnos restaban plena atención y esperaban el dictamen del sombrero seleccionador. Chara había permanecido sentada por casi medio minuto hasta que la voz del sombrero volvió a resonar en el comedor.
- ¡Slytherin!
La mesa de Slytherin aplaudió por su parte y Frisk se dio cuenta de que algunos chicos aplaudían con lo que se puede decir, más delicadeza que la mayoría y aunque le pareció extraño, no se veían tan aterradores como el chico de la sonrisa rara. Al estar algunas mesas alejadas a Frisk le costó un poco ver cómo es que la chica se acomodaba entre sus demás compañeros, pero pudo ver con claridad cómo es que un chico de aspecto rudo le estrechaba la mano cordialmente.
No recordaba claramente lo que pasó después de eso, pero de un omento a otro, la ceremonia de selección había terminado y la directora Toriel Dreemurr ya les estaba dando la bienvenida. Frisk conocía ya a la directora, pues ella había llegado al orfanato un día cualquiera y le había dado la carta de aceptación a Hogwarts llegando casi como un ángel de la guarda a revelarle la existencia de la mágica. Las palabras de la señora eran dulces y llenas de una calidez maternal que dirigía a todos sus estudiantes.
-... Y bien, mis niños, sólo me queda desearles un excelente año escolar, ¡Disfruten del banquete!
Toriel aplaudió y en un parpadeo las mesas estaban rebosantes de comida, Frisk estaba hambrienta y ni lenta ni perezosa, pero si algo asombrada, comenzó a servirse de todos los tipos de pies que habían. Entre todas esas risas y ese ambiente de familiaridad que flotaba en el aire, Frisk ya no se sentía completamente perdida como cuando entró al tren; al contrario, rodeada por los altos muros de Hogwarts se sentía en casa.
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