~ 16 ~

Lentamente, y con pesadez, los ojos índigos de la pequeña detective fueron abriéndose, mientras gruñía un poco. Parpadeó un par de veces hasta que finalmente se acostumbro a la luz que había en su habitación, y soltó un gran bostezo.

La noche anterior, ella y Shinichi habían regresado muy tarde del museo Beika, pues habían participado junto a la policía, en la búsqueda del ladrón llamado Kaito Kid. Pero por más que rastrearon todos los alrededores, aquel ladrón se había esfumado en el aire sin dejar rastro.

Observando el techo, Irene volvió a revivir en su mente los acontecimientos ocurridos en la azotea del hotel Haido. Como Kid había llegado sin que ella lo percibiera, como había imitado las voces de los agentes para atraerlos a donde él se hallaba, su "mágica" desaparición... La pequeña se miró el dorso de la mano, y pasó distraídamente un dedo por el lugar donde los labios de Kid se habían posado. El rubor volvió a instalarse en sus mejillas al recordar aquel beso.

- "¡Arg, menudo presuntuoso! - pensó con furia - Querías confundirme, pero no lo conseguirás. Averiguaré como fue que escapaste, y en nuestro próximo encuentro te atraparé".

Consultó su reloj, y vio que era la 1 p.m. Casi la hora de comer, pero a pesar de lo tarde que era, no quería levantarse aún. Así pues, se acurrucó de nuevo entre las sábanas y volvió a cerrar los ojos.

No habían pasado ni 10 minutos, cuando oyó unos golpes tímidos en la puerta, y que ésta se abría despacio.

- ¿Ran? ¿Sigues durmiendo? - preguntó en un susurro Shinichi, mientras asomaba la cabeza en la habitación - ¿No te vas a levantar?

- No me apetece - suspiró la niña desde algún lugar por debajo de las sabanas - Déjame un rato más, Shinichi...

No hubo respuesta por parte de Shinichi. En su lugar, sólo se oyó la puerta volviéndose a cerrar. Irene permaneció en silencio, expectante, sin saber si Shinichi se había ido o no.

Un par de manos se colaron de repente entre la ropa, y comenzaron a hacerla cosquillas. Irene se retorcía de la risa, mientras Shinichi la torturaba sin parar.

- ¡Basta, basta! - pidió entre jadeos - ¡Shinichi para!

- Oh, entonces si que estabas despierta - se rió el chico, mientras la contemplaba incorporarse en la cama.

- Eso es juego sucio - le regañó la niña mientras se secaba las lágrimas - ¿Para qué querías que me levantara?

- Agasa nos ha invitado a comer. Al parecer encargó unos dulces muy especiales a una pasteleria de la zona sur...

- ¿Y tenemos que ir...?

- Venga, perezosa. Con lo que nos está ayudando, es lo menos que podemos hacer. Y además, no puedes quedarte todo el día en la cama. Mira que te levanto yo mismo... - amenazó Shinichi con una sonrisa peligrosa.

- ¡Ah, no! Ya me levanto - exclamó Irene, mientras saltaba de la cama. Sabía que su amigo era capaz de hacerlo, y ahora ella era demasiado pequeña para darle una patada.

En cuanto los dos estuvieron listos, cruzaron a la casa del profesor que se hallaba esperándoles. Agasa no era un notable cocinero, así pues la comida consistió en un sencillo arroz con curry y pollo especiado. De postre degustaron los pasteles que había encargado. Eran caseros y deliciosos, hasta Shinichi acompañó su café con un par de ellos.

- Bueno, me alegro que os hayan gustado tanto los dulces - les dijo entre risas, mientras los chicos le miraban con la boca llena de crema - Pero si os invite a venir, fue también para enseñaros mi último invento. Puede que tú lo encuentres muy interesante y útil, Ran, después de los últimos casos que habéis tenido...

Agasa se fue un momento al laboratorio que tenía abajo en el sotano, dejando a Shinichi y a Irene acabándose los pasteles. En eso, el móvil de Shinichi sonó con una llamada entrante.

- ¿Alo, Sonoko? - respondió el chico - ¿Qué quieres?... ¿Cómo? ¿Que Kaito Kid envió una nueva nota a tu familia?...

Al oír aquello, Irene casi se atraganta con el pastel que estaba comiendo. No esperaba volver a saber de ese ladrón tan pronto. Se puso de pie y se acercó a Shinichi, éste puso el altavoz para que la niña oyera también la conversación.

- Pensé que te interesaría saberlo - siguió hablando Sonoko - Al parecer, Kaito Kid no se ha rendido, y sigue interesado en la Black Star. Te envio la nota que hemos recibido.

Un mensaje entrante con un adjunto llegó al móvil. Shinichi e Irene leyeron su contenido:

"El barco Queen Elizabeth partirá del puerto de Yokohama.

Yo estaré a bordo y robaré la auténtica Black Star.

Kid el Ladrón"


- Vaya, que estirado... - murmuró con desgana Shinichi - ¿Y eso del barco?

- Mi madre ha organizado una fiesta para mañana por la noche, por el 60º aniversario de la financiera Suzuki, a bordo del Queen Elizabeth. Habrá unos 500 invitados selectos. Vendrás, ¿verdad? - le exigió Sonoko - Recuerda que cuento contigo para atraparle y desenmascararle.

- Si, tranquila - Shinichi rodó los ojos - allí estaré. Hasta mañana.

Tras cortar la llamada, ninguno de los dos chicos dijo nada. Irene permaneció seria, mirando el suelo, analizando aquella nota.

- ¿Vais a ir de nuevo tras ese ladrón? - preguntó Agasa, apareciendo por las escaleras del sótano. Había escuchado parte de la conversación telefónica.

- Si, le prometí a Sonoko que participaría en su captura. - Shinichi suspiró con pesadez. Volviendo su mirada hacia el profesor, se fijó en una caja que llevaba en sus manos. No supo si aquello debía preocuparle - ¿Qué lleva ahí, profesor?

Una sonrisa satisfecha se dibujó en el rostro de Agasa, cuando de la caja extrajo un par de zapatillas de pequeño tamaño y color rosa pastel, con lazos en vez de cordones, y se las mostró.


- Jeje, son para Ran.

- ¿Para mí? - la detective levantó los ojos y se acercó a observar las zapatillas.

- Son zapatos de fuerza a reacción. Aumentan la fuerza muscular a base de energía electromagnética. Si das una patada de kárate a algo, o a alguien, harás bastante daño. Pruébalos, mira en aquella caja de madera que hay en esa esquina. - la retó Agasa sin perder la sonrisa.

Mientras se ponía las zapatillas, Irene se fijó en un botón lateral, el cual dedujo que serviría para activarlas. Lo puso a media potencia, no se fiaba demasiado.

Podía notar la vibración de las suelas mientras se acercaba a la caja indicada por el profesor. Se colocó en posición, y lanzó una patada tal y como haría si estuviera delante de un adversario.

Decir que rompió la caja se quedaría corto. La pulverizó en varios trozos. Shinichi susurró un "wow" realmente impresionado, mientras Agasa metía las manos en sus bolsillos muy satisfecho de sí mismo.

Irene permaneció unos segundos en silencio, observando los restos de la caja. Cuando finalmente se volvió hacia sus amigos, éstos vieron como sus labios se curvaban en una sonrisa arrogante.

- Espero que Kid esté preparado, porque yo lo estoy para atraparlo.

La luna llena iluminaba el puerto de Yokohama, mientras los invitados a la fiesta de los Suzuki iban subiendo a bordo del Queen Elizabeth. Entre todos ellos se hallaban también Irene y Shinichi. El chico lucia un traje azul marino, con un lazo rojo al cuello, y la niña se había puesto un vestido rosa fresa, que hacía contraste con las zapatillas de fuerza que le había dado el profesor Agasa.

Mientras subían por la pasarela del barco, los chicos se fijaron en que también estaban allí el superintendente Chaki, y el inspector Nakamori. Éste último parecía muy furioso. Conforme pasaron a su lado, escucharon parte de la conversación que ambos hombres tenían:

- ¡Suspéndalo superintendente! - protestaba el inspector - Ya sé que ésta fiesta es muy importante... ¡Pero es de Kaito Kid de quien hablamos! Debería supervisar a los asistentes al menos, y no dejarles subir sin el pertinente control...

- Venga, relajese Nakamori - le pidió el superintendente - Éstas personas son lo más selecto de la sociedad, no se les puede tratar con descortesía. Además, eso dejaría en muy mala imagen al departamento, si demostramos que tenemos miedo por un ladrón como Kid. Por otro lado, el viaje hasta el puerto de Tokio son 3 horas, y en alta mar no tendrá donde escapar.

Irene pensó para sí que el superintendente tenía parte de razón. Era muy dificil controlar a los 500 invitados a la fiesta, más todo el servicio de camareros y tripulación.

Al llegar a la cubierta, fueron recibidos por Sonoko que les esperaba.

- Has tardado. Un poco más y nos vamos sin ti - le dijo como bienvenida - Vamos al salón principal, mi padre va a decir unas palabras.

La sala estaba ya llena con todos los invitados, cuando los chicos entraron a ella. Habían dispuesto varias mesas en las que se podían encontrar fuentes con diversos tipos de aperitivos. Los camareros no se detenían ni un momento, yendo de un lado para otro, ofreciendo bebidas y recogiendo las copas vacias.

Había un pequeño escenario también, en el cual habían instalado un microfono y el padre de Sonoko daba las gracias a todos los presentes por haber acudido a la celebración del aniversario de la financiera Suzuki. Shinichi se hallaba aplaudiendo al finalizar el señor Suzuki su discurso, cuando la hermana de Sonoko se le acercó.

- Perdona, pero todos los presentes tienen que tener ésto - le dijo, mientras le tendía una cajita.

A su vez, la madre de Sonoko le quitó el microfono a su marido, y les rogó a todos que abrieran sus respectivas cajas.

Irene se acercó curiosa, para ver qué era lo que contenía aquella caja, y ambos se sorprendieron al ver que era la Black Star.

Todas las cajas contenían una piedra idéntica a la joya. Un "oh" general de asombro se elevó entre la multitud.

- Es mi desafio personal a ese ladrón - aclaró la señora Suzuki - Todas son una copia, excepto una, y sólo yo sé quién la tiene... Vamos amigos, prendanlas de su solapa y que sean bien visibles. Desde ahora, Kid sólo tiene 3 horas para dar con la auténtica y robarla, jajaja.

- Tu madre es muy temeraria, arriesgarse así... sobre todo si Kid ya está a bordo - comentó Shinichi mientras se ponía su broche.

- Si - Sonoko delataba orgullo en su voz - Así es ella.

Su móvil vibró en ese momento con una llamada entrante, y Sonoko contestó.

- ¿Hola? ¿Ayako? - Sonoko sorprendida empezó a mirar a su alrededor, buscando a su hermana - ¿Cómo que dónde está el coche para venir al puerto? ¿¡Qué aún estás en casa!?

Irene se tensó al escuchar aquello. Aquel maldito ladrón...

- Perdone - le preguntó a un camarero - ¿A visto a la señorita Ayako Suzuki?

- Si, ha ido al servicio.

La detective encogida salió corriendo en aquella dirección. Shinichi que la vio, fue tras ella. Ambos fueron directos a los servicios. Al llegar allí, Irene abrió la puerta de golpe, y sólo encontraron una máscara y unas ropas abandonadas.

- Así que así lo hizo... - dedujo Shinichi - Subió a bordo disfrazado de la hermana de Sonoko.

- "Gracias Kid - pensó Irene mientras sonría - Acabas de ofrecerme otro incentivo para desenmascararte"

Una estela plateada quedaba sobre la superficie del agua, conforme el Queen Elizabeth avanzaba atravesando el océano. A bordo, la fiesta estaba en su punto más animado. Pero mientras la gente bebía y charlaba sin preocupaciones, la policía se organizaba para buscar a Kaito Kid.

- ¿Qué? - exclamó Sonoko muy sorprendida - ¿Kid se hizo pasar por mi hermana para subir a bordo?

- Si - Irene había regresado al salón y les estaba contando a Sonoko y a su padre - Encontré el disfraz que usó cuando fui al baño. Ahora la policía lo está investigando.

El inspector Nakamori paseaba entre la gente, atento a cualquiera que mostrase una actitud sospechosa. Irene no creía que aquello sirviera de mucho, siendo como era aquel ladrón.

- Sonoko, ¿y ésta niña,? No creo conocerla - preguntó la señora Suzuki acercándose al grupo.

- Es familiar de Shinichi mamá. Siempre está pegada a él... por cierto, ¿y Shinichi?

- ¿No ha vuelto todavia? - se extrañó Irene, mirando a su alrededor - Fue a hablar con la policía, pero ya debería haber vuelto...

- Basta ya de juegos, señora - exigió Nakamori, acercándose también - Digame quién lleva la verdadera joya para protegerla de Kid. No puedo gastar tiempo revisándolas todas.

- Si se fijase bien, vería las diferencias entre todas, aunque han sido exquisitamente reproducidas. Pero está bien, le daré una pista: he entregado ésta perla, cuyo color fascinó al abuelo Suzuki hace 60 años... a la única persona con la que hace juego. Y sólo hay una persona entre las 500 aquí reunidas que cumple ese requisito, juju.

- Arg, eso no me ayuda... - protestó el inspector mientras se retiraba.

- "¿Hacer juego? ¿Qué ha querido decir?" - Irene si se había quedado meditando en la pista de la señora Suzuki, cuando la voz de Sonoko la sacó de sus pensamientos.

- Ah, Shinichi, ya has vuelto - Irene se giró y miró en la misma dirección que Sonoko. Abriéndose paso entre la gente, Shinichi se acercó a ellas mientras sonreía.

- ¿Cómo es que has tardado tanto? - le preguntó Irene.

- Tranquila, que ya estoy aquí - le dijo el chico mientras la revolvía el pelo - Fui al baño y después el inspector Nakamori y sus hombres han ocupado el pasillo, lo que me dificultó el poder regresar... Y es una lástima no poder salir un poco a la cubierta, la noche está muy bella.

En ese momento, el superintendente Chaki subió al escenario y se dirigió a los presentes.

- ¡Atención, soy Chaki, de la comisaría central! No queremos preocuparles, pero el ladrón que perseguimos a conseguido embarcar. - un murmullo entre la gente comenzó a alzarse. Ignorándolo, el superintendente continuó - Sabemos que es un mago del disfraz. Estudia primero a la persona que va a sustituir, llegando a reproducir a la perfección su voz, sus movimientos, su carácter... Podría ser cualquiera de ustedes.

- Aah, que emocionante es esto - Sonoko daba saltitos de la emoción.

De repente, todas las luces de la sala se apagaron, quedándose a oscuras. Una risa presuntuosa se alzó desde el techo del salón, uno de los focos misteriosamente se activó para iluminar una esquina y tras una cortina de humo apareció...

- ¿¡Kid el ladrón!? - exclamó sorprendido Nakamori mientras a su lado Irene se tensaba.

- Todo lo que hagais es ya inútil. Tengo la Black Star - rió Kid mientras mostraba la joya.

Murmullos de sorpresa e incredulidad lo acompañaron. Sólo la señora Suzuki comenzó a reírse burlonamente.

- ¿T-Tomoko? - preguntó extrañado su marido.

Sin decir nada a nadie, la señora Suzuki sacó de su bolso de mano un pequeño revolver, y sin dudar y sin un sólo temblor, le disparó a Kid en el pecho repetidas veces. Varias damas gritaron de terror cuando el cuerpo de Kid cayó ensangrentado sobre las mesas de los aperitivos.

- ¡¿Ma-mamá?! - Sonoko no daba crédito a lo ocurrido. Shinichi abrió los ojos sorprendido e Irene permaneció atenta.

- ¿¡Pero qué ha hecho!? - gritó Nakamori.

- No se preocupe, inspector - la madre de Sonoko estaba demasiado tranquila para acabar de matar a alguien - Porque él sigue vivo. Mi guardia personal frenó la caída en la mesa, y la pistola tenía balas de fogueo...

Todas las miradas se giraron a Kid, y vieron con asombro que éste se levantaba y hacía una reverencia.

- Kazumi Sanada, a su servicio - se presentó aquel chico.

- He contratado al mejor mago del mundo para que nos entretenga - aclaró la señora Suzuki. Todos los presentes respiraron de alivio, y se oyeron algunas risitas nerviosas - Por favor señores, un aplauso para él por su actuación como Kaito Kid.

Después de que los ánimos se calmasen por aquel suceso, Sanada comenzó con su espectáculo de magia. Era muy hábil con las manos, y sus trucos de cartas eran acogidos con grandes aplausos.

- Y para el siguiente truco, necesito un voluntario - pidió el mago.

- ¡Aquí, él! - exclamó Sonoko mientras empujaba a Shinichi.

- ¿Eh? ¿Por qué yo?

- Porque tú siempre has sido muy escéptico con la magia... y éste es el momento para que cambies de opinión.

Un gesto de disgusto cruzó el rostro de Shinichi durante un segundo, antes de acercarse al escenario.

- Adelante chico - le animó Sanada - Coge una carta.

- La de la derecha, Shinichi - le dijo Sonoko, apoyándose en su hombro - Coge la de la derecha.

Shinichi hizo lo que Sonoko le decía y cogió una de las cartas del mazo que le tendía el mago. La giró y la sorpresa casi provoca que se le cayera al suelo.

La carta tenía un dibujo.

- ¿¡Es... Es de Kaito Kid!? - exclamaron Shinichi y Sonoko a la vez.

La gente se puso muy nerviosa. Eso significaba que el ladrón estaba entre el público y que de alguna forma había conseguido introducir una nota con su firma en el mazo de cartas. Como un fantasma misterioso. El superintendente Chaki intentaba que mantuvieran la calma.

Los hombres de Nakamori entraron corriendo en la sala.

- ¡Inspector! El barco entrará en el puerto de Tokio en menos de 10 minutos.

- ¡Bien, que nadie salga de ésta sala! ¡Sellen las entradas y salidas!

Irene observaba lo que sucedía a distancia.

- "Es el momento de que aparezcas Kid" - pensaba la pequeña detective - "Si pretendes montar tu numerito cuando los invitados se inquieten, éste es el mejor momento"

Shinichi notaba que estaba sudando por la tensión del momento, así que sacó el pañuelo de su bolsillo superior para secarse el sudor, con tan mala suerte que la perla que llevaba en la solapa se cayó al suelo.

Uno de los invitados quiso ayudarlo y cogerle la perla, pero cuando la tocó, ésta explotó como si de una bomba se tratara liberando humo.

- ¿Qué sucede, qué es ese ruido? - preguntó una señora asustada.

- Son las perlas... ¡Las perlas explotan! - alertó el hombre que había tocado la de Shinichi.

Varias perlas se desprendieron de los hojales de los invitados y, tras rebotar unos momentos por el suelo, explotando y creando grandes nubes de humo.

El caos se desató en un instante. La gente huía hacia las salidas atemorizada. Por más que la policía intentaba controlar la situación, no les era posible.

Alguien empujó con rudeza a la señora Suzuki, tirándola al suelo. Shinichi corrió a ayudarla antes de que en medio de aquel jaleo, saliera herida de alguna forma.

- ¿Se encuentra bien? - preguntó preocupado.

- Si, gracias. Eres muy amable Shinichi.

Sonoko consiguió acercarse también a su madre, y la ayudó a levantarse del suelo. En eso, algo llamó su atención.

- Vaya mamá, ¿tú también perdiste tu perla?

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en los labios de Irene.

La señora Suzuki se miró y perdió totalmente el color de su rostro. Un grito de terror salió de sus labios, alertando al inspector Nakamori.

- ¡KID! - comenzó a gritar como una poseída - ¡KID HA ROBADO LA BLACK STAR!

- A-así que ella llevaba la verdadera joya... - murmuró el inspector para sí mismo.

Su alerta de policía se activo, y se apresuró a organizar a sus hombres para evitar la huida de Kid con la perla. Por otro lado, los policías encargados de mantener a los invitados dentro de la sala, no podían contenerlos por más tiempo, de tal forma que se vieron arrollados por la multitud que querían alejarse y ponerse a salvo.

Irene tomó de la mano a Shinichi y le condujo corriendo a una de las puertas.

- ¡Vamos, Shinichi!

- Espera... ¿A dónde me llevas?

- Nosotros vamos a atrapar a Kaito Kid... Porque yo sé quién es en realidad. - aseguró la niña, con una expresión de seguridad, que dejó sin palabras al chico.

Había pasado un buen rato desde que se había organizado todo el jaleo del salón principal. Se había llamado a los helicópteros para que controlas en desde el aire si alguien intentaba abandonar el barco. Los hombres de Nakamori habían estado investigando a los pasajeros que habían salido de la sala en busca de Kaito Kid, pues el inspector estaba convencido de que el ladrón había aprovechado el tumulto para escaparse disfrazado. Pero aún no habían podido dar ni con el mago, ni con la perla.

Mientras, Shinichi seguía a Irene por los pasillos del barco, hasta llegar a la sala de máquinas.

- Espera... Esto es la sala de máquinas... - dudo el chico - ¿De verdad Kid está aquí?

- Oye Shinichi... ¿Conoces la simbología de las joyas?

- ¿Eh? ¿A qué viene esa pregunta?

- Las perlas simbolizan la luna y la mujer... De toda la gente que hay en el barco, la única cuyo nombre en japonés contiene el símbolo de la luna es la señora Suzuki. Así que ella es la única con la que la perla hace juego.

- Oh, vaya... Y ¿cómo has averiguado quién era Kid?

- Eso fue fácil. ¿Cómo pudo aparecer una carta con la firma de Kid en el mazo del mago Sanada? Bien, porque sólo una persona pudo ponerla ahí, y fue porque llevaba la carta escondida en la palma de la mano y fingió sacarla del mazo. Si Sonoko no te hubiera empujado a ser voluntario, estoy segura de que te habrías ofrecido igualmente, ¿no es así, Shinichi?... O mejor, Kaito Kid.

Un profundo silencio se hizo entre los dos muchachos, solo roto por el ruido de los motores del barco.

- V-venga ya Irene, no bromees, ¿cómo voy a ser Kid?

- Te cambiaste con él cuando fue a buscar a la policía después de que descubrimos el disfraz de chica en el baño. Muy listo... Disfrazado de Shinichi pudiste sacar tu firma para crear el pánico y después dejaste caer la bomba de humo en forma de perla. Entonces aprovechaste la confusión para robar la Black Star mientras fingias ayudar a la señora Suzuki. ¿Sabías lo de las perlas que se iban a repartir? Claro que sí, y las cambiaste por las bombas aprovechando que te hacías pasar por la hermana de Sonoko.

- "Además - añadió en su mente - Él no usaría expresiones como que la noche es muy bella, y me has estado tratando como a una niña pequeña, incluso ahora que estamos sólos... Y Shinichi sabe mi verdad"

- Déjalo ya. Yo no sabía cuál era la verdadera perla... Y no escuché la pista...

- No lo necesitabas. Las perlas no deben tocarse con las manos directamente porque sino la grasa de la piel las puede oxidar. Con el tiempo también pierden su belleza. La Black Star tiene 60 años, así que su falta de brillo y el cuidado con que la señora Suzuki se puso la suya en el hojal te dio la pista.

- P-pero en el museo...

- Si, en el museo brillaba mucho. Por eso no la robaste, te diste cuenta de que era falsa y por eso en tu segundo aviso, dijiste que robarías "la verdadera".

Kid observaba a la niña que tenía delante con los ojos muy abiertos. Lentamente retrocedió unos pasos, acercándose a un poste donde había un teléfono interno del barco.

- Bueno, si estás tan segura, avisemos al puente de mando y que envíen aquí a la policía...

Kid no llego a coger el teléfono para hacer lo que había dicho, pues Irene lanzó una patada de kárate contra el poste con sus zapatillas de fuerza, partiendo éste por la mitad.

El color huyó del rostro de Kid.

- Je... No te dejaré hacer lo mismo que en la azotea del hotel. Fingiste que habías huido en el ala delta, cuando en realidad usaste a todos los policías que habías reunido allí para camuflarte disfrazado entre ellos. Ésta vez sólo seremos tú y yo. Éste será nuestro duelo personal. Realmente eres un artista del crimen, y te respeto. La mayoría de artistas se hacen famosos después de muertos, y yo... yo voy a convertirte en leyenda enviándote a una tumba llamada prisión.

Por unos segundos, Kid permaneció pensativo y poco a poco, una sonrisa se dibujó en sus labios.

- Fuh... Vale, me rindo, te entrego la perla - la dijo mientas le lanzaba la Black Star - Dile a la señora Suzuki que lamento haberle estropeado la fiesta.

Irene atrapó la joya, muy satisfecha de su éxito. Pero Kid no perdió la sonrisa a pesar de admitirse perdedor.

- Seguro que me delató el que éste traje me queda mejor que a ese chico - comentó como quien no quiere, mientras hacía una pose de modelo provocativa - Fue muy amable prestandomelo, pero igual se está quedando un poco frío esperando en el bote salvavidas en que le dejé...

- ¿P-prestandotelo?

Aprovechando ese descuido por parte de Irene, Kid arrojó al suelo una bomba de luz que la cegó temporalmente. Cuando el brillo fue disminuyendo, la detective vio que se había escapado.

Estaba presta a ir tras él, cuando se fijo en que había dejado las ropas de su disfraz de Shinichi en el suelo.

- N-no fue capaz, ¿verdad? N-no le quitó la ropa de verdad... Me estaba mintiendo... - La imagen de Shinichi desnudo acudió a su mente, elevando el color de sus mejillas.

La duda la carcomia. ¿Y si realmente era como Kid había dicho?

- Arg, maldito. - maldijo la pequeña mientras tomaba la ropa y corría en dirección al puente donde estaban los botes salvavidas.

Varias personas se encontraban allí. Invitados a la fiesta que aún se hallaban confundidos y policías patrullando. Uno de ellos se fijo en la figura que se encontraba en uno de los botes, y alertó a los demás.

- Oye, aquí hay un chico inconsciente. Ayudarme a subirle a cubierta.

Irene acababa de llegar cuando subieron a Shinichi. Se detuvo sin aliento y poco a poco fue acercándose al grupo que se había reunido en torno a su amigo para observar la escena. El chico tenía las manos y los tobillos atados, y una mordaza sellaba su boca. Lentamente iba abriendo los ojos de nuevo.

- ¡Shinichi! - exclamó Irene preocupada, pero al mirarle de arriba abajo, un "¡uah!" salió de sus labios a la vez que se daba la vuelta.

- Tranquila. Está bien. Sólo se halla aturdido - le dijo uno de los policías para tranquilizarla.

- S-si... si no es eso... - murmuró la niña mientras su cara se ponía roja.

Y es que Shinichi solo llevaba su bóxer puesto. Realmente Kid le había quitado el traje para disfrazarse de él. Aunque no había dejado ninguna máscara atrás.

Irene se obligó a apartar el pequeño (minúsculo) pensamiento lujurioso que luchaba por abrirse hueco en su mente, y a preguntarse por qué Kid no había usado una máscara.

Más tarde, descubrieron un ala delta escondida en la bodega. La policía supuso que Kid la iba a usar para huir. Pero él ya había desaparecido del barco sin dejar rastro.

A la mañana siguiente, junto a Shinichi e Irene, se había unido Sonoko en su camino a clase. Ésta iba leyendo el periódico muy emocionada, pues traía un artículo hablando de lo sucedido en el Queen Elizabeth.

- ¡Ala! ¡Mira Irene, viene una fotografía tuya! Dicen que hiciste huir a Kid... ¡Eres una heroína! - comentaba muy emocionada.

- N-no es para tanto... Sólo fue suerte.

- Pero estuviste a solas con él... Que envidia... ¿Y tú, Shinichi? ¿Le llegaste a ver la cara?

- ¡No! El muy cobarde me atacó por la espalda y me durmió de inmediato - respondió de forma brusca, mientras una venilla latía en su sien. El chico se encontraba malhumorado, ya que se sentía usado y a la vez avergonzado por el modo en que había sido hallado, y lo último que quería era hablar de ello. Sobre todo lo que más le humillada era el hecho de que Ran le había visto así.

- Yo si le vi un momento - comentó Irene.

- Aaaah, ¿y cómo era? - Sonoko quería saberlo todo sobre él.

- Pues joven... yo diría de unos 20 años...

Estaban tan absortos en la conversación que no se fijaron en la pareja de adolescentes que pasaron a su lado. Eran una chica de pelo castaño y revuelto y un chico de pelo revuelto también. El chico iba estornudando y la chica a su lado le regañaba.

- Mira que caerte al agua cuando te invitan a viajar en barco... Se necesita ser tonto - decía ella.

- "La culpa es de esa cría, que tuve que huir a nado..." - pensó el chico, mientras volvía un momento la cabeza para mirar a Irene y a Shinichi - "Una pareja bien curiosa, espero no encontrarme con ellos de nuevo"


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Hola a todos

Quería haber hecho este capítulo algo más corto pero al final fueron 4600 palabras 😅

Ya lo siento si se os hizo pesado. Espero que os haya gustado mi adaptación del primer encuentro con Kid.

Para compensar os dejo este edit
No pude resistirme el hacerlo 😁 (crédito al autor y/o autores de los dibujos)

Intentaré actualizar estos días un capítulo del libro de La Leyenda del Monte del Guerrero antes de continuar con las aventuras de Shinichi e Irene

See you
Next illusion 🌸

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