~12~
—No sabía que eras policía —dijo Farah con sorpresa en su voz, y algo de admiración.
—Entonces sí que lo hiciste, Lely.
—Sí... fue difícil, pero lo logré —Alexia sonrió ampliamente.
—Fran tenía razón, maldita sea... ahora le debo veinte karmas. Hablando del tema,¿cómo está? —murmuró Maggie.
—Sí... espera, ¿apostaron sobre mí? Pero que gilipollas —se indignó—. Y está bien, se la pasa en su estudio de grabación con su guitarra y otros instrumentos. A veces sale con sus amigos o me va a visitar los fines de semana para echarnos unas partidas en mi consola.
—¿Fran? ¿Es tu hermano o algo así? —inquirió Farah inconscientemente.
—Es mi ex —reveló la más baja sin darle mucha importancia.
Farah, al escuchar aquella respuesta, se atoró con su bebida. Nunca había escuchado de unos ex's que se llevaran tan bien... era extraño.
—Vaya... ¿Por qué terminaron? —indagó Farah, superada por la curiosidad.
—Los estudios nos consumieron y descuidamos la relación... quedamos en buenos términos al romper y ya, no es nada del otro mundo. Somos mujeres que saben salir adelante.
—¡Mujeres! —exclamó la castaña de ojos miel. Ahora sí que estaba sorprendida.
—¿Algún problema? —cuestionó Alexia algo incómoda, pues pensó que el detalle de su sexualidad le había molestado.
—No, no, ninguno, tranquila. Guarda las garras, tigre.... o gatito, en este caso —se defendió.
Alexia rodó los ojos y se llevó un bocado del Gazpacho a la boca. Se entretuvo tanto hablando que apenas iba por la mitad.
—¿Al final Fran...? —empezó Maggie, siendo interrumpida a los pocos segundos.
—No, no pudo grabar el disco. Se dedicó a ser maestra de música y ya —se encogió de hombros mientras hablaba.
—Me parece sorprendente que seas policía —comentó Farah, volviendo al tema de su trabajo.
—¿Por qué?
—Es que... eres tan chiquita —contesto, sumamente enternecida—. Eres una cosita tan...
—Farah, yo te sugiero que no sigas... si quieres vivir, ni sigas —le advirtió Maggie, divertida viendo cómo el ceño de Alexia se fruncía.
—No, adelante, déjala terminar —la incitó Alexia.
—Mmm, chicas, el gazpacho está buenísimo, ¿no? —preguntó Farah, embutiéndose la boca de comida.
Alexia enarcó una ceja. Intentaba verse lo más seria posible, pero es que con Farah hablando era casi imposible. Demasiado risueña y agradable... no le disgustaba para nada.
Justo en ese preciso momento, una muchacha de cabellos castaños ingresó al restaurante con paso firme y un aura oscura.
—¿Han visto a Ruth y Aurora? —preguntó con la voz ronca apenas vio a sus amigas.
Ellas, algo incómodas por la energía que emanaba de la ya no tan simpática Luz, señalaron la cocina al mismo tiempo, en el preciso instante en el que Aurora abría ambas puertas de la cocina con una patada.
Aquello no acabaría nada bien...
Lo bueno era que varios de los clientes ya se habían ido y ni habían tanta actividad como media hora atrás.
Aurora y Luz se miraron fijamente unos segundos antes de que la castaña se dirigiera a donde su amiga y juntas se perdieran de vuelta en la cocina.
—Bueno, ¿quién colabora para comprar un ataúd? —preguntó Farah, volviendo a llevarse una cucharada de comida a la boca.
—Vamos a necesitar más de un ataúd...
—Maggie tiene razón, necesitaremos una fosa entera, no creo que nadie aquí se salve...
El teléfono de Maggie empezó a sonar, interrumpiendo la interesante charla de ataudes y se retiró para poder atender, quedándose solo Farah y Alexia.
—Tengo una duda —mencionó Farah.
—¿Qué cosa?
—¿De verdad fuiste capaz de superar todas las pruebas para policía con ese tamañito? —preguntó, esbozando una inocente sonrisa.
—Pues sí, soy alguien dura y muy ruda —declaró con mucho orgullo la de cabello corto.
—A ver, ruda, ruda... yo diría que no —se sinceró Farah.
—Es que no me has visto en acción, soy una máquina en el trabajo —de jactó, inflando el pecho y con una sonrisa socarrona.
—Permíteme dudarlo —interrumpió con cierto aire de incredibilidad.
—Duda todo lo que quieras, pero nunca me quitarás la razón.
—A ver, arréstame.
Alexia se quedó atónita ante aquellas palabras.
Hablaba en serio... ¿o le estaba jodiendo?
—Lo sabía, no puedes...
Y, para sorpresa de Farah, Alexia hizo un rápido movimiento en donde sacó de uno de sus bolsillo un par de esposas y se los puso en ambas muñecas a la castaña. Aquello había sucedido en una milésima de segundos, así que prácticamente era como no haber visto nada.
—¿Pero qué...?
—Llegué, siento haberme tardado y... —Maggie se cortó cuando se percató de la situación de ambas chicas.
Alexia, muy campante, incluso bebió un trago de su bebida con una sonrisita en sus labios.
—Okey, ¿de qué me perdí?
—Pues... acabo de ser arrestada, je, je...
Farah lo dijo con tanta simpleza que Alexia y Maggie repasaron sus palabras dos veces... antes de echarse a reír.
—¡Eh, no que esto era algo serio! —se quejó, apoyando ambas manos en la mesa.
Poco le duró ese fingido enojo, pues de todas formas terminó uniéndose a la risa grupal.
—Siempre creí que si me llegaran a esposar sería con veinte litros de alcohol en la sangre y dos kilos de dinamita de por medio —admitió Farah, conservando su sonrisa.
—Uff, Lely sabe lo que es llevar esa cantidad de alcohol en la sangre —se burló Maggie.
—Si dices una palabra de mi pasado, te reviento —amenazó la más pequeña medio en broma, medio en serio.
—Uhh, qué interesante... ¿entonces Alesia no es la niña buena que aparenta? —preguntó Farah con una sonrisa pícara.
—Tú calla, tienes derecho a guardar silencio.
—Si es que puede...
—¡Eh! —protestó— ¿Qué insinúas?
—Como sea. Venga, Alesia, quítame estas cosas que aún no termino de comer.
Farah extendio ambas manos, dejando al alcance de la pelinegra las esposas que inmovilizaban sus manos.
—Ay, qué aburrida... está bien.
La chica de cabello corto rebuscó entre los bolsillos de sus jeans con una sonrisa que, al pasar los segundos, se fue torciendo en una mueca de preocupación.
—¿Qué ocurre? —preguntaron al unísono.
—Vale, ehhh... Farah, no me mates, pero creo que he olvidado las llaves de esas cosas en mi casa.
Maggie, quien estaba bebiendo de su vaso, se atragantó, antes de echarse a reír y ahora sí que a todo volumen.
—Me debes estar jodiendo...
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