~07~

Y colgó.

—¿Quién era? —preguntó Luz luego de unos segundos en silencio.

—Número equivocado —contestó Ruth con simpleza.

De nuevo, el teléfono volvió a sonar. La rubia se debatió entre contestar o no, haciendo lo primero después de unos segundos.

—¡¿Hva vil du, din skitne idiot, sønn av tusen horer?! —respondió exaltada.

Incluso Luz pegó un suave brinco al escuchar su tono de voz.

—Hol... ¿Pero, qué mierda? ¡La tuya por si acaso! —dijo la voz de una mujer al otro lado de la línea.

—¿Lorena? —preguntó confundida.

—¿Ruth? ¿Eres tú? ¡Dios! ¡Por un momento pensé que Luz me había dado mal tu número!

—Ah, sí... lo siento por eso —se disculpó, encogiéndose de hombros bajo la mirada atenta de su amiga.

—No sabía que hablabas taka taka. En fin, ¿Luz te dijo que vengas mañana?

—Es noruego, y sí, ya me lo dijo... ¿pero, por qué? —inquirió con un deje de curiosidad.

—Bueno, estuve conversando con Aurora y pensamos que sería una buena forma de promocionar nuestro restaurante a través de las redes sociales, pero para eso necesitamos fotos... y ahí es donde entras tú —explicó alegremente.

—¿Quieres que vaya a tomar fotos de tu restaurante? —resumió la rubia.

—En pocas palabras, sí. Y ya el martes nos reuniríamos para decidir qué pasará después.

—Mmm, bueno. No veo el problema.

Desde el otro lado se escuchó un sonoro "¡Yepa!".

—Bien, nos vemos mañana entonces, rubia -se despidió, y antes de que Ruth pudiera hacer lo mismo, la pelirroja colgó.

Levantó la mirada, esperando encontrarse con los ojos de su amiga, pero la castaña ya se había ido, ni siquiera estaba el pequeño tazón donde estuvo comiendo.

Se estiró con mucha flojera y revisó sus mensajes. La noche que salieron a ese bar, intercambió números con Alexia y Maggie con la intención de no volver a perder contacto con ellas. Incluso crearon un grupo de whatsapp en donde agregaron también a Luz.

Alexia había nombrado dicho grupo como "perras desatadas del infierno".

<<Lely: salimos a almorzar mañana?>>

<<Mag: 👍>>

<<Luz: no puedo, tengo una reunión>>

<<Tú: y yo tengo sesión de fotos>>

<<Lely: pero no sean así!>>

<<Mag: 😠😠😠>>

<<Lely: podemos acompañarte a tu sesión, Ruth?>>

<<Luz: Si quieres hacer de esclavas, adelante>>

<<Tú: Calla, calla. Venga, no hay problema>>

<<Luz: Suerte cargando sus cosas :p>>

<<Lely: Siiii>>

<<Mag: 😁😁😁>>

<<Luz: Maggie, puedes dejar de enviar solo emojis?>>

<<Mag: 🖕>>

<<Luz: SOPA DE VENENO! >>

Ruth apagó su celular y volvió a su habitación a revisar si las fotos ya habían sido procesadas. En cuanto se cercioró de aquello, las imprimió papel especial y las guardó en un sobre.

Imprimió también unas fotos que tenía pendientes de una sesión que le hizo a una chica que apenas comenzaba en el mundo del modelaje. Había quedado con ella para entregarle dichas fotos en el parque al día siguiente, lo haría antes de reunirse con su amigas.

Dejó el celular reposando sobre la mesita de noche y tumbó sobre el colchón. Editar le cansaba mucho y terminaba con la cabeza doliéndole después de pasar tantas horas frente a la pantalla de su computadora.

Se quedó dormida apenas su cabeza tocó la almohada y no se despertó ni con los mil mensajes que hacían vibrar su celular; solo lo hizo cuando Luz estuvo a nada de tirar abajo la puerta de su habitación.

—¡Despierta, vaga, que las chicas te están esperando fuera! —le apresuró la castaña.

Llevaba su cabello atado en un moño desastroso y delineador recién puesto en los ojos.

—¿Que quiénes, qué? —habló, somnolienta.

—Maggie y Alex te esperan en la sala, ponte algo decente y sal, no las dejes plantadas.

—¿Qué hora es? —preguntó al mismo tiempo que se sentaba y frotaba los ojos.

—Ya va a ser mediodía y...

—¡Coño, mediodía ya! —exclamó Ruth, quitándosele todo el sueño instantáneamente.

—Sí —afirmó sin comprender el repentino cambio de su amiga y la observó brincar de su cama para alistarse velozmente—. No me digas que Lorena te dijo que fueras a verla a esta hora... porque si es así, te reviento.

—No, no. Quedé con una chica y...

—¿Una chica? ¿Tan temprano? Qué puerca -la interrumpió, haciendo una mueca de asco.

—No para eso, tonta. Debo entregarle unas fotos de su sesión de la semana pasada.

Luz solo abrió la boca dejando escapar un ligero "ah". Pasó a retirarse luego de que Ruth se quitara el polo ancho que tenía de pijama. No quería ver de más a pesar de ser muy buenas amigas.

Cuando estuvo lista, tomó el sobre con las fotos y una pequeña mochila que colgó a su espalda en donde estaban la cámara en su estuche, un cargador de baterías y otras cosas más.

Encontró a sus amigas sentadas en el sofá conversando animadamente. Había cierto halo de alegría que las envolvía y eso la hizo sonreír de forma inconsciente.

-Vamos, chicas. Espero que no sea molestia, pero debo reunirme con una clienta en el parque. Queda de camino a donde haré mi sesión, así que no tomará mucho tiempo -explicó, a la par que le daba dos besos a cada una.

-Sin problemas -respondieron ellas al unísono.

Entonces, sin más, las tres salieron del departamento con la voz de Luz de fondo sumergida en una charla en inglés. Por el tono de voz que usaba, parecía no estar muy contenta.


Barrió con la mirada el lugar y se mordía el labio inferior, nerviosa. Temía que la joven se hubiera ido cansada de esperar, pues llegaba quince minutos tarde y con el calor que hacía, nadie querría esperar así.

—Pensé que nunca llegaría —escuchó y giró sobre sus talones.

Una chica de cabellos rizados color chocolate se acercaba con un refresco helado en la mano. Era casi tan alta como Ruth y de bonita presencia.

—-Sí, perdona. Aquí están las fotos, el precio sería...

—¡Espera! —la interrumpió la chica, dirigiendo su mirada por sobre el hombro de Ruth— ¿Maggie?

La aludida volteó automáticamente al escuchar su nombre y entornó sus ojos en ella, tardando unos segundos en reaccionar.

—¿Farah? -inquirió no muy segura.

—Sí, soy yo —contestó con una amplia sonrisa— ¿qué haces por aquí, ratona? Creí que estarías en otro lugar, modelando para revistas importantes y todo eso.

Ruth casi se atraganta con su propia respiración al igual que Alexia. ¿Modelar, dijo?

Recién cuando la más baja empezó a toser intentando reestablecer su respiración, Farah reparó en ella, ofreciéndole de su refresco.

—Espera, espera, ¿se conocen? —preguntó Ruth. Farah abrió la boca para contestar, pero inmediatamente la cortó— ¡Espera! ¿Y modelar, dijiste? ¿O estoy sorda? —volvió a preguntar, esta vez a Alexia, quien tomaba un sorbo de la bebida y negaba con la cabeza.

Ruth miraba a Maggie como si la desconociera. Según los recuerdos que conservaba de la secundaria, Maggie era la más tranquila y reservada, junto con Luz.

Jamás se la hubiera imaginado como modelo... hasta ahora.

—¿No lo sabías, Ruth? ¿Eres fotógrafa y no lo sabías? Es que eres tonta —concluyó Alex con un suspiro y devolviéndole la bebida a Farah.

Ambas, Maggie y Farah, asintieron muy de acuerdo.

Ruth se quería pegar un tiro.

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