Capítulo 1: La misión

La mesa estaba rebosante del banquete que Scaramouche consideraba digno del prestigio que tenía un grupo como ellos. Los heraldos Fatui eran excéntricos y entretenidos.

Por ahí llegaba Childe. Desde que lo nombraron heraldo, sentía que algo del prestigio que tenían la organización se había ido al garete ¿Cómo podía ser que un HUMANO coma en su misma mesa? No parece heraldo en ningún sentido, no actúa como tal.

Ah, y por ahí venía Signora. Rápidamente Scaramouche apartó la mirada fingiendo no verla. A sus ojos solo era una vieja hambrienta de atención y con una personalidad horrible.

Pronto llegaron los demás heraldos y se sentaron en la mesa.

—Hay una misión a Liyue que requiere la atención de los heraldos. —habló Capitano.

Varios se tensaron.

No sabían de que se trataba pero solo sabían que no querían ir.

—Yo no puedo, estoy ocupada con mis investigaciones —habló Sandrome inmediatamente.

—Bueno, al menos está vez nos honraste con tu presencia —habló  Childe, recibiendo una y tensa y fulminante mirada por parte de la chica —Solo bromeaba, por la Zarina, relájate...

—Razón no le falta —se burló Dotorre.

—Y tú, por mucho que puedas estar en varios lugares, no creo que honres a nadie con tu presencia. —respondió Sandrome a Dotorre mordazmente. Scaramouche soltó una carcajada.

Sin duda le encantaba el banquete.

—Así puedo emplear menos tiempo en más experimentos —respondió Dottore apenas son inmutarse —. Una pena que tú -

—En realidad ya pensé en quienes irán. —Interrumpió Capittano ante lo que claramente iba a ser un insulto.

Todos ya estaban preparando una excusa para no ir en la punta de la lengua.

—Iran Scaramouche, Signora y Tartaglia.

...

—Estoy ocupado/a —dijeron Signora y Scaramouche a la vez.

—¿Habrá confrontación cuerpo a cuerpo? —preguntó Childe.

—En principio no debería —respondió Capitano.

—Entonces creo que no soy el indicado para esta misión... —suspiró Childe —trabajar para la Zarina siempre es un honor pero... —tomó aire —prontó será el cumpleaños de mi hermana pequeña y no querría dejarla sola.

—No te preocupes Tartaglia, yo cuidaré de tu familia

—¿Pero no es pedir demasiado? Siento que abuso de tu confianza.

—Tranquilo no es nada, quiero a tu familia como si fuera la mía propia.

—Bueno...

—Tartaglia va ¿Cuál es vuestra excusa? —se dirigió a Signora y a Scaramouche que hacían lo posible por no hacer una mala cara.

—Estoy ocupado... —comenzó diciendo Scaramouche mientras se cruzaba de brazos —ocupado manteniendo mi dignidad lejos de esos dos. Obviamente Tartaglia tiene razón, no es el indicado para esta misión, solo complica las cosas, en cuanto a Signora....me pasaría todo el día hablando de sus defectos... —se miraron fijamente. Scaramouche sonrió ante su evidente molestia, solo haciendo enfadar más a Signora.

—Palabras audaces para el miembro más odiado de la organización —respondió Signora.

—Eso que dices no tiene sentido, como la mayoría de las cosas que salen de tu bocaza.

—No es secreto para nadie lo difícil que es trabajar contigo.

—¿Sabes qué? No te voy a responder más, no me voy a rebajar a tú nivel. —apartó la mirada haciéndose el desentendido.

—Claro, porque tú eres superior a todos ¿Verdad? —se burló Signora —Hasta me da lástima tu obvio complejo de inferioridad. —el de cabello gira la cabeza abruptamente para mirar a Signora.

Las ganas de darle una lección le cosquilleaban en los dedos, pero no podía hacer nada, no en el banquete. Así que en vez de eso, una vez más, respondió.

—En tu caso eso no es un complejo, "Damita". Solo te advertiré una vez, cuida como te dirijes a mí —frunció el ceño.

—Bueno es evidente que solo ponéis excusas y simplemente no queréis porque no os lleváis bien —habló Pierrot —pero la misión es prioritaria. Dejad de lado vuestras indiferencias.

No era una petición, era una orden.

Signora decidió que ya no iba a rechistar más, pero Scaramouche no sabía cuando callarse así que habló una vez más.

—Bueno, si la misión sale mal, será porque me han puesto con incompetentes.

—Pues entonces haz lo posible para que no salga mal. Eres el sexto por algo al fin y al cabo.

Scaramouche solo frunció el ceño mirando a otro lado.

—Ya que estamos poniendo quejas sobre la mesa, a mí también me gustaría decir algo —habló Arlecchino. Dirigió su mirada hacia Pulcinella —Una vez más han echo recortes para la casa de la hoguera.

—Lo lamento mucho Arlechino —dijo con falso arrepentimiento Pulcinella —pero como comprenderás, como presidente tengo que invertir en otras cosas más importantes.

—Más importantes...claro...

—Igualmente yo estoy dispuesto a ayudarte con eso, siempre y cuando lleguemos a un trato justo —sonrió Dottore. Ya le había propuesto a Arlechino que le enviara a los niños descartados de la casa hoguera y a cambio compartiría sus descubrimientos.

Arlechino ignoró lo que dijo.

Los Fatui no se llevaban nada bien en general.

—Tiene pinta de que no va a ser una misión corta así que llevemonos bien, tratémonos como camaradas —habló Childe una vez subieron al barco que los aproximaría a Liyue.

Después del banquete les dieron más detalles sobre la misión en cuestión. El trio de heraldos se sentó en una mesa redonda que se encontraba en el área común del barco. En algún lugar del barco también se encontraban los subordinados de cada heraldo. La conversación que iban a tener no les concernía.

También fue solo después cuando le explicaron a cada heraldo porque habían sido elegidos.

—Sí, sería lo idóneo para esta misión —habló Scaramouche apoyando los codos en la mesa. En el centro de la mesa habían unos documentos —Igualmente no creo que vayamos a estar juntos mucho tiempo. Ya me informaron que vine a esta misión porque tengo que investigar. No entiendo muy bien que pintáis ahí. Por lo que sé, no es vuestro fuerte ni mucho menos —sonrió.

—Bueno, como tú tienes una personalidad tan horrible yo soy quien tiene que hacer la diplomacia —habló Signora —supongo que no tendrás queja.

—No, para nada, mientras trate con menos humanos y dioses o lo que sea, mejor —se encogió de hombros. Ambos miraron a Childe.

—Yo estoy aquí para pelear —Childe se echó en la silla despreocupado —Ya saben, si surge algo yo me haré cargo. Supongo que es porque tenemos que pasar lo más desapercibido posible del arconte de Liyue, porque la Zarina sigue en buenos términos con él. Sería algo así como el chivo expiatorio.

—No te ves nada molesto...

—Ya sabes, me gusta pelear.

Tras esa pequeña charla comenzaron a hablar de la misión.

Tenían que encontrar a cierta persona en Liyue. No les habían dicho porque, solo les habían dado un nombre; Alexander.

Alexander tenía en su posesión un artefacto que le interesaba a los Fatui.

La misión era encontrar a Alexander y hacer que los llevara hasta el artefacto. Lo único que sabían es que no era un humano corriente y que era extremadamente reservado. No había ninguna foto del sujeto, solo una vaga descripción.

Habían sugerido usar la violencia para que Alexander los llevara hasta el artefacto pero dijeron que eso quedaba fuera de cuestión.

Encontrar a un sujeto sin rostro, ganarse su confianza para que los llevara a un sitio y luego llevarlo a Shenznaya.

Desde luego no iba a ser una misión corta...

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Me he divertido bastante escribiendo el beef que se tiene los personajes JAJAJAJA

Honestamente creo que todos se llevan mal entre si, y me dan vives de Akatsuki.

Me lancé a esta historia sin saber muy bien que misión podría ponerles que necesitara a esos tres trabajando juntos y por eso tardé pero bueno.

Basicamente he arrasado con Wattpad y AO3 y ya no encuentro más historias de mi interés, y estoy esperando actualización.

Ha echo falta eso para que me pusiera a escribir, planear hacer una animación de una historia que tengo abandonada desde hace años y volver a practicar piano. Estoy obsesionada con los fanfics 😭

Hasta la próxima ✌️

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